Renacimiento
La vi cruzar el patio, peligrosamente armada con sus tijeritas escolares. Se detuvo frente a la ropa tendida y comenzó a recortar, con saña, su baby rosa: después se cercenó las trenzas y, con un gesto de triunfo, las lanzó al pozo. Esa tarde se convirtió en mi heroína.
Jeroglífico
Tras subir la persiana y vomitar por tercera vez, volvió a mirar su teléfono móvil: seguía sin entender el mensaje que le había escrito a su exnovia la noche anterior.
Somos mentira.
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