Poesía victoriana
Comentario sobre esta recopilación realizada por Paul Driver y que incluye poemas de Elizabeth Barrett Browning, Robert Browning, Emily Jane Brontë, Thomas Lovell Beddoes, Thomas Hood, Alfred Lord Tennyson, William Barnes, William Allingham, Christina Rossetti, Robert Bridges, Algernon Charles Swinburne, Robert Louis Stevenson, Arthur Hugh Clough, Matthew Arnold, Coventry Patmore, Walter Savage Landor, George Meredith, Gerard Manley Hopkins, Lewis Carroll, Edward Lear y Edmund Clerihew Bentley.
Hay libros que te los encuentras en una librería, en un momento inesperado, y no puedes resistir el impulso de adquirirlos. Con “Victorian Poetry” fue precisamente lo que me ocurrió. Llevaba unos días dando vueltas a una novela para la que quería una ambientación victoriana. Al mismo tiempo me preguntaba de qué autores podían hablar mis personajes. Siguiendo esa línea de pensamiento, me planteé cómo pensarían, cómo les afectarían sus lecturas. Y ahí, como respuesta a mis cabalas, apareció este modesto libro de bolsillo de Penguin Books a un precio demasiado razonable.
Mis conocimientos de poesía son más bien limitados, por lo que me sentí algo extraño eligiendo un libro tan claramente dirigido a especialistas en la materia. Como no soy filólogo inglés ni historiador, me dije, el efecto que causarán los versos será más auténtico. Obviamente, este particular no puedo juzgarlo; lo que sí que puedo decir es que fue una lectura sorprendente y muy enriquecedora.
El volumen empieza con poemas románticos y melancólicos que encajaban perfectamente en mis previsiones. El amor, un cierto fatalismo, ese anhelo por la magia que parecía iba a ser destruida por el progreso, se mezclaban con sentimientos puramente británicos de esta época: el honor, la trascendencia, el arrojo.
Sí, dentro de la poesía victoriana no se encontraban tan sólo poemas de amor para jóvenes lánguidas ni siniestras alegorías de escritores atormentados, que las hay en buen número. También hay cabida para los poemas épicos, tanto de corte clásico, con la corte del mítico rey Arturo al centro, como de corte moderno para la época, como el genial tributo a la carga de la Brigada de Caballería Ligera llevada a cabo por el comandante James Thomas Brudenell, conde de Cardigan, en la Guerra de Crimea.
La metafísica, la reflexión existencial, no tiene únicamente género propio, sino que, en cierto modo, destila en casi todas las obras. Por supuesto, en una sociedad tan rígida y sometida a las tensiones de tantos cambios, a las influencias de tantas culturas, también tenían que aparecer las válvulas de escape: los geniales poemas de Lewis Carroll, el autor de “Alicia en el país de las maravillas”, fue un condimento genial para terminar el libro. Un gran acierto, sin duda, por parte del selector.
No obstante, no fueron los únicos poemas que aligeraron la lectura de este volumen que, en ocasiones, resultaba algo solemne. Hacia la mitad del libro me sorprendió hasta la carcajada un genial poema de Edmund Clerihew Bentley que a continuación transcribo. Creo que puede servir de muestra del sentido del humor de la época y el entorno.
Lord Clive
What I like about Clive
Is that he is no longer alive.
There is a great deal to be said
For being dead.
Autor
Varios autores. La selección ha sido realizada por Paul Driver, escritor, crítico literario y periodista inglés que colabora frecuentemente con Penguin Books.
Sinopsis
Poemas variados que componen el cuadro de la sociedad victoriana y de sus inquietudes, tanto mundanas como, principalmente, trascendentales.
Edición
Victorian Poetry
Varios autores
Selección de Paul Driver
Penguin Group, 1996
Penguin Popular Poetry
Conclusión
“Victorian Poetry” es una lectura para quien esté realmente interesado en algo del género. Desde la época victoriana, la mentalidad de la gente ha cambiado mucho, por lo que a veces es difícil encontrar el interés de algunos poemas o de su ejecución.
No obstante, hay que reconocer que hay una enorme belleza estética en las poesías aquí recopiladas, que en muchas ocasiones se conjura con reflexiones muy agudas que no han perdido ninguna vigencia. En ocasiones los poemas te provocan auténticos escalofríos por los hechos siniestros que relatan o por las angustias que plasman. Otras te hacen reír por su mordacidad elegante. En muchas ocasiones, simplemente, te hacen soñar.
También se puede encontrar este volumen interesante a causa de la aparición de algunos autores a los que conocemos por otro tipo de trabajos, como Robert Louis Stevenson o Lewis Carroll. En cualquier caso, su lectura en inglés exige un nivel considerable en esta lengua o una gran paciencia, aunque tiene sus recompensas. Puede que para la mayoría nos resulte más razonable buscar una buena traducción, pero a veces es difícil resistirse al influjo de un libro perdido en una librería de viejo…
Nota: 68
Lo mejor: La combinación de poemas formando un cuadro de la época
Lo peor: En ocasiones algunos poemas resultan excesivamente áridos
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