Off
Se pisotean unos a otros para intentar llegar más alto. Dicen que en la cima se está mejor. Que allí el calor perdura. Ellos y sus tontos pronósticos.
Lo cierto es que no tienen posibilidad alguna de sobrevivir desde que, harto de sus humanas necedades, he apagado el sol.
LAGARTOS
Llevo cinco horas al sol. Sin protección, claro. Noto cómo mi piel se quema, mis ojos arden, tengo la boca seca. Y aún así me gusta. Vaya, mira otro sol en el cielo, pero este se mueve, está cayendo, que calor hace de repente, está muy cerca…
Broma macabra
–¿Aquí?
–Frío, frío.
–¿Y aquí?
–Templado.
–¿Y ahora?
–Se calienta.
–¿Voy bien?
–Lo tienes casi al lado.
–¿Ya?
–Te quemas.
De pronto, un alarido. El niño había encontrado la plancha encendida.
Sin remedio
La mujer echaba humo. Pensaba en que aquella noche más de uno iba a dormir caliente; y es que cada vez estaba más quemada del trabajo. Llegó la hora: el club encendió las luces de neón y abrió sus puertas.
Juguetón
Cada día había más guerras, asesinatos, odio y crimen; los diablos campaban por el mundo a sus anchas. Desde que había descubierto que a Cerbero le encantaba ir a buscar la pelota las puertas el inferno estaban muy poco vigiladas.
La nueva era
Los tiempos han cambiado. Los monstruos ya no están en nuestros armarios, ni debajo de nuestras camas; nosotros mismos nos hemos convertido en lo que más tememos.
Inicio sesión, escribo un artículo. 5 horas después la inquisición llama a mi puerta.
La llamada
El hedor a podredumbre escondía el de la madera húmeda. Las bisagras oxidadas gimieron cuando la policía empujó la puerta. En el interior, cervezas vacías y jeringuillas usadas rodeaban el cuerpo descompuesto por los gusanos.
A CÁMARA LENTA
Llevaba días enterrado. Los gusanos, confiados, salían y entraban por orificios viejos y nuevos. Pero no conseguía morirse.
A CÁMARA LENTA
Llevaba días enterrado. Los gusanos, confiados, salían y entraban por orificios viejos y nuevos. Pero no conseguía morirse.
La palabra es morirse
A CÁMARA LENTA
Llevaba días enterrado. Los gusanos, confiados, salían y entraban por orificios viejos y nuevos. Pero no conseguía morirse.
La palabra es morirse
Últimas voluntades
Cuando la muerte se sentó a su mesa no le cogió desprevenido. La esperaba. Sí le sorprendió su aspecto juvenil, su serena belleza, su atrevido atuendo. Pidió, como si fuera un condenado, una última voluntad. Ella sonrió y se fueron del brazo hacia el hotel más próximo.
Dos trigésimo novenos
—Hay que reconocer que las vicisitudes vitales nos traen y nos llevan caprichosamente, sin que hasta ahora haya podido expresarte mi amor. Pero hoy, al fin juntos, me declaro —le dijo el tres de copas a la sota de oros antes de que los volviesen a barajar.
A CÁMARA LENTA
Llevaba días enterrado. Los gusanos, confiados, salían y entraban por orificios viejos y nuevos. Pero no conseguía morirse.
La palabra es morirse
Algo macabro su gusto (como el mío) 
. A usted, dado su estado tremens, se le puede perdonar; a mí… no sé… Gracias.
La palabra es barajar.
Arcano mayor
La anciana barajaba las cartas con sus manos nudosas llenas de sortijas. Concentrada, inclinaba la cabeza ofreciéndole la visión de sus rizos color de plata.
—Corta —dijo.
Él mostró la carta “El enamorado” mientras esbozaba una arrugada sonrisa. Ella, como siempre, no lo vio y falló su predicción.
Augurios funestos
Los nativos miraban, incrédulos, al foráneo que señalaba el circulo ensombrecido del sol. ¿De verdad pensaba embaucarlos con la predicción de un eclipse? Y, mientras los demás marcianos despojaban al astronauta del casco y traje espacial para el sacrificio, el sacerdote recitaba el calendario de eclipses de Marte.
COSAS DE CRÍOS
Zeus volvió de una de sus escapaditas y se quedó de una pieza.
El mundo se convulsionaba, el Imperio se hundía y unos greñudos rubios destruían sus templos vociferando alabanzas a Wotan.
Con gesto acusador miró a Marte.
-¡Has sido Venus! – dijo este, refugiándose tras Mercurio.
ASILO
Bañar a ese anciano era una tortura. Nunca dejaba de quejarse: “era un dios, mensajero de dioses, muéstrame respeto”. Y Laura suspiraba mientras le pasaba la esponja por el cuerpo ajado y cansado. Aún le quedaban docenas de dioses por limpiar. Iba a ser un día muy largo.
Mayo
Los oficinistas toman las calles. Los conductores abandonan sus autobuses, los niños sus mochilas y los jubilados la bolsa del pan. El hombrecito del semáforo, titilante, se desabriga.
El largo invierno parece haber terminado, repite el hombre del tiempo. Pero mañana regresará, agrega. Ya nadie le está escuchando.
Herencia genética
–Abuelo, me voy a la ducha.
–No me apetece trucha.
–No, que digo que voy a bañarme.
–No quiero un higo y tampoco carne.
–¡Mamá, el abuelo no oye nada!
–No, hijo, no quiero empanada; pregúntale al abuelo.
Augurios funestos
Los nativos miraban, incrédulos, al foráneo que señalaba el circulo ensombrecido del sol. ¿De verdad pensaba embaucarlos con la predicción de un eclipse? Y, mientras los demás marcianos despojaban al astronauta del casco y traje espacial para el sacrificio, el sacerdote recitaba el calendario de eclipses de Marte.
Me recordó «El eclipse» del nunca suficiente ponderado Monterroso.
La palabra es abuelo.
El abuelo que estuvo en todas las guerras
—...las balas silbaban muy cerca y una de ellas me perforó la gorra...
Idos los chicos, el anciano revisa su cartera: faltan dos, tres billetes pequeños. Sonríe. Luego va a la estantería y saca un grueso volumen. Mañana les hablará del Somme.
Gusano
Miles de cadáveres se apilaban en fosas, entre el barro y aun en las trincheras. El hedor a muerte se mezclaba con el sutil aroma del miedo y la peste a pólvora. Aquel infierno era el paraíso, nunca Jacques y sus hermanos habían estado tan regordetes y saludables.
Cánones de belleza
Desde que encontró la estatuilla de aquella hermosa mujer, no paró hasta localizar a la modelo. Era grande, de pechos colgantes y caderas mantecosas. Una hembra fértil y saludable, apropiada para darle buenos hijos al hombre de las cavernas.
Infierno
Sé que estás en la caverna contigua. Te escucho respirar cuando duermes y te envidio. Entiendo que no respondas a mis palabras, eso podría significarte el castigo. Y el castigo es no dormir. Permanecer escuchando noche y día los gritos desgarrados de los eternamente despiertos. Y esperar sin sentido.
Cielo
—¿Solo una pregunta?
—Sí
—Mmm... ¿Cuál es el sentido de la vida, entonces?
—Eso es un pedazo de tópico, además ya te he respondido a la primera pregunta.
—Esa era una pregunta sin importancia.
—Entonces tú mismo has respondido.
PREGUNTA
¿Existe Dios?, preguntaron sus discípulos. El Mahdi se sentó en una roca y permaneció en silencio cuarenta años. Cuando murió, unos dijeron que, en su último aliento, había respondido sí, otros que no. Y así empezó la guerra y durará hasta el final del tiempo y todas las cosas.
DESPERTAR
Era algo que desafiaba a las leyes naturales y divinas. A falta de un nombre mejor, aquellos que le conocieron le llamaron “Cosa”.
Tras un sueño milenario despertó y diseccionó el mundo con su miríada de ojos. Vio lo que la humanidad había hecho.
Y le entró sueño nuevamente.
Infidelidad
Ahí estaba otra vez ese picor en la frente. Me rascaba y parecía calmarse, pero al rato aparecía de nuevo.
–¿Seguro que no hay otra mujer? –le pregunto a mi marido.
Me responde que “No, tesoro. Tú eres la única”. Y sin embargo, a mí me sigue picando.
La merienda
Llevo horas acechando a mi presa. Espero a que se duerma para acercarme con todo el sigilo del que soy capaz y espero a que mi compañero de caza se coloque en su lugar. Una enorme mano lo aplasta.
Son malos tiempos para ser un mosquito.
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LA CARGA
Él era Atlas. Esforzado y tenaz, capaz de llevar el peso del mundo a sus espaldas. Duro, tenaz, correoso, poco dado al halago o la lisonja pero generoso y noble.
Cuando el tiempo y la enfermedad doblegaron al titán, sus hijos, a duras penas, alzamos el orbe inmisericorde.
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