Emocionario
Doña Clotilde descubrió la cortina, dejando ver aquellos estantes que me fascinaban. Tarros de cristal de los más diversos tamaños y formas dejaban ver sus preciadas golosinas, únicas en el mundo. Mágicas. Leí las etiquetas: suspiro, gozo, nostalgia… aquel día le pedí júbilo. Al saborearla, emití un grito risueño.
Un buen trabajo
Yo quería a la negra -huesos grandes, dientes de caballo. Me tocó la china, cara de luna. En fin, lo mismo daba. El caso es que me lucí. Mi colega me felicitó por la precisión de los cortes; con las tiras, dijo, se podría hacer una cortina.