Este me lo enseñó en un Liter un colega escritor y me pareció que funcionaba bien, pero no sabía que tuviera tanto éxito. Creo que aúna bien lo que son las ventajas del cine (que marca el ritmo de avance de la historia) con el cómic, pero tampoco me resultó tan puntero. Eso sí, si el chaval es tan joven tiene mérito.
El contagio de la innovación
Formatos y vanguardias en Chris Ware y Seth
1. Que en Jóvenes Vengadores los personajes rompan los límites de las viñetas para saltar de una a otra o que en Ojo de Halcón David Aja emplee las mismas técnicas que Zer en La Soga, quizás la mejor obra española del año pasado, son noticias estupendas para el medio, pero también los últimos efectos colaterales detectados de una importante conmoción vivida en el corazón del cómic occidental de autor.
La culpa, claro, es del genio, de Chris Ware. A mundos de distancia de los demás, con un dominio absoluto sobre la forma y el fondo, Ware y su obra son el faro que muestra a los demás autores de cómic el lugar que deben ocupar ahora y hacia dónde deberían encaminar sus pasos mañana. Su receta: todo (emisor, receptor, soporte, código, medio...) es el mensaje, mantener una inquietud constante y conocer y aprehender los orígenes del medio.
Es fácil rastrear la influencia de Ware, por ejemplo, en un autor de la talla de Daniel Clowes. A pesar de ser un superventas dentro del sector del cómic indie, a Clowes no le dolieron prendas a la hora de evolucionar su obra hacia sendas más propias de Ware a partir de Ice Haven: preocupación por el formato, una historia dividida en historietas de una sola página, con cambios en el tipo de dibujo que aportan capas de significado al resultado global…
2. Mucho más minoritario era el éxito de Seth, pero la influencia de Ware en él fue incluso más importante que en el caso de Clowes. Representante destacado del slice of life, cayó bajo el influjo de Ware porque los intereses comunes eran muchos. Ya en It's a good life if you don't weaken, Seth mostraba su querencia casi enfermiza por la historia antigua del cómic. Botón de muestra: su colega Joe Matt retrataba en Peepshow las largas conversaciones que mantenía con él sobre Peanuts [inciso: mientras Ware se ha dedicado a diseñar la reedición de Gasoline Alley o Krazy Ignatz, Seth ha hecho lo propio con la mítica tira de Charles Schultz].
Ware experimenta con las posibilidades del cómic y concluye que es como un cerdo, que hay que aprovechar todo de él: las solapas, el lomo, el aviso legal, las onomatopeyas, las viñetas como diagramas de flujo... La reflexión de Seth es más introspectiva. Echa un vistazo a Palookaville, la cabecera en la que publica toda su obra, y, como tantos otros (Clowes y Eightball, los Hernández y Love & Rockets), se da cuenta de que ha caducado su continente (el tebeo de grapa) y su contenido (solo Clyde Fans, el serial que lleva dibujando ¡desde 1998!, seguirá publicándose como si existiera en un limbo ajeno a estos cambios). Esta reflexión le lleva a apoyar aún más su obra en su obsesión por los orígenes del cómic y a reinventar Palookaville.
El primer punto se traduce en obras como Wimbledon Green o La hermandad de historietistas del Gran Norte, que surgen como bromas privadas e improvisadas que Seth registra en su cuaderno de bocetos y que terminan siendo algo más. La hermandad... es un ejercicio similar al desarrollado por Paul Auster en El libro de las ilusiones: una descripción pormenorizada de obras ficticias que conforman una realidad quimérica para Seth, en la que en torno al cómic se ha creado una mística añeja, a medio camino entre lo camp y lo melancólico, en la que el narrador miente desde el principio y miente en sus propias mentiras. Y sin embargo, a pesar de tal fabulación, estas obras acaban diciendo tanto o más de su autor que otras en apariencia más veraces.
3. Por otro lado, Seth reflexiona sobre Palookaville. En su número 20, en el que cambia todo, escribe: "To be fair though, I’d not exactly been using the comic book format to its greatest advantage [...]. There was an era when the comics reader was more willing to go along with this approach -slowly following your interminably long comic story until it was finished. The they’d buy the book collection as well [...]. I guess that day is done [...]. A hardcover periodical would be ideal format to showcase a variety of my artistic activities. I could publish from my sketchbooks, write articles, show objects I’d made, even interview someone if I wished. I could continue to serialize longer stories while at the same time offering my audience self-contained works that might make the whole venture more palatable to the casual reader". A partir de un riesgo (la falta de ventas) se crea algo mejor; el cómic de grapa deja paso al volumen heterogéneo en contenidos. Se continúa, como decíamos, Clyde Fans (cada vez más influida en lo gráfico, eso sí, por el estilo desarrollado en George Sprott, Wimbledon Green o La hermandad de historietistas del Gran Norte), se incluye una estupenda historia autobiográfica, diversos fragmentos de sus cuadernos de bocetos y, por último, Seth añade un amplio texto sobre la maqueta que ha construido de Dominion, la ciudad ficticia en la que transcurren sus últimas obras.
Esta estructura se repite en el siguiente número, aparecido recientemente. Se mantiene Clyde Fans y se suple la historia autobiográfica por otra, también sensacional. El único cambio es la sustitución del texto sobre la maqueta de Dominion por la reproducción de unas historietas autobiográficas realizadas a partir de una colección de sellos estampados en los que Seth ha plasmado un puñado de viñetas genéricas que apenas modifica para otorgar mayor coherencia al resultado final. Además de una experimentación reflexiva más, descendiente de esas viñetas sin apenas cambios de Harvey Kurtzman y complementaria con las desarrolladas por Ware, estas historias realizadas a base de sellos suponen una declaración de humildad para un género demasiado pagado de sí mismo. En el fondo, nuestros días son casi iguales, solo hay que sustituir alguna estampa por otra, añadir un detalle a alguna viñeta.
4. Pensar sobre el medio para reinventarlo y reinventarse no implica obligatoriamente ser un vanguardista disfrazado de garabato punki como Johnny Ryan. Ahí está Seth para demostrarlo, con sus tomitos bellamente encuadernados, su irremediable querencia por lo pasado y su meticulosa artesanía.
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Renovarse o morir, está claro. Los autores a los que el sistema editorial se lo permite tienen que aprovechar todas las ventajas que les ofrece el soporte físico y hacer atractiva su compra. En el caso de Clowes, creo que los contenidos de sus últimos cómics no están a la altura del fantástico diseño. Charles Burns, sin embargo, creo que con sus álbumes a lo Tintín de Tóxico ha logrado que, por contraste, lo que cuenta en ellos sea aún más estremecedor. Lo último de Seth no lo he leído, pero el último suyo que me gustó lo suficiente fue George Sprott.
Con esta clase de obras, se corre el riesgo de caer en el esteticimismo y alejarse de su razón de ser, que es transmitir una historia y unas emociones. En eso, con Jimmy Córrigan, el señor Ware lo clavó. Por algo es un maestro: todo el esfuerzo de diseño repercute en el contenido. Como explicas, en ese caso no es superfluo sino parte del mensaje.
Mientras, en Internet aparececen nuevos autores que, sin esos medios materiales a su alcance, demuestran tener algo que contar. El Ombligo sin fondo de Dash Shaw era impresionante para un chaval de ventipocos años y, después de eso, ya publica directamente en la Red. Creo que es una opción equivalente en la actualidad a los fanzines fotocopiados y los minicómics que dieron lugar al movimiento underground y abrieron nuevos contenidos, al que precisamente deben mucho estos autores ya consagrados que vuelven a los orígenes y hacen libros atractivos como objeto. Gracias a eso, aparecen o se generalizan nuevas tendencias, como eso del manhwa, que hasta hace nada yo no sabía ni qué era y lo he decubierto con Romance Killer de Doha Kang.
Mientras los ya aficionados disfrutamos con esos libros tan elaborados de autores ya establecidos, resulta que un cómic coreano de terror llama la atención de medio mundo y los críos descubren nuevas formas de enfocar el medio. Por cierto, que a mí no me pareció gran cosa (¿me haré viejo y acomodaticio?), pero lo está petando en YouTube:
http://www.youtube.com/watch?v=cMwX406Pi-A
Excelente artículo, enhorabuena.
Ferrum ferro acuitur