¡Ataquemos! ¡¡Ataquemos!! ¡¡¡ATAQUEMOS!!!
La paz que durante cuatro siglos había perdurado en Europa vio desmoronarse cual castillo de naipes por la ascensión simultánea al poder de cuatro reyes: Guillermo V, El Impaciente; Miklós Kárpati, El Ansioso; Enrique II de Francia, El Impulsivo; y Roberto X, El Impetuoso.
Qué raros son los griegos
Aunque empujaba con gran ímpetu no conseguía mover el mundo ni un solo milímetro. Tras pensarlo un rato, Arquímedes decidió que necesitaba una palanca y un punto de apoyo.
Incondicional
“Mi carrera es muy importante”, dijiste. Yo, dejé la mía.”Siempre me ha faltado cariño”, dijiste. Yo, por quererte, olvidé quererme a mí. “Nadie me comprende”, dijiste. Yo aprobé cada uno de tus absurdos argumentos. “Tu apoyo me aburre”, dijiste. Y yo, consecuente, solté tu mano y te dejé caer.
En el pozo
Cuando tocó fondo, se sintió feliz al fin por no tener que seguir cayendo. Se equivocaba: el infierno todavía estaba más abajo.
Posturas
Imaginaba besos y caricias; soñaba con el tacto desnudo de otra piel, con palabras susurradas al oído, con aromas a tomillo, a sal de río, a hierba fresca. Pero soportaba el hedor a vino rancio, el tacto acre de prendas sudadas, las embestidas bajo el peso de su esposo.
Espejismo
“Esto no ha pasado”, se dijeron con la mirada mientras ella entraba al vagón. El beso, aún en sus labios. Los anillos, aún en sus dedos.
Inocente
Durante el juicio al denominado "Sweeney Todd de Móstoles", la defensa se mantuvo firme en su alegato en todo momento; y es que fue el propio cliente el que le instó a cortarle dos dedos en la peluquería.
Ligue.
La fiesta estaba en su punto álgido. La música suave, el espectáculo de baile, copas que se vaciaban... todo hacia inevitable buscar pareja.
- ¿Nadie te ha dicho que eres preciosa?
Ella fingió rubor.
-¿Como te llamas? -inquirió.
-Dalila -dijo. Y añadió- Deberías hacer algo con tu pelo. Soy estilista.
Volver a empezar
Al nuevo capo no le había gustado nada la imagen diseñada para su estreno como condottiore, por el equipo de estilistas que había contratado. Ordeno a sus esbirros que se hicieran con los servicios de otra empresa y que se deshicieran de estos.
—Que parezca un accidente
SOCIOS
- Que terrible accidente -dijo Watson- Pobre Marie.
Holmes observó al doctor recién enviudado. Ambos sabían la verdad. Ambos la ocultaban.
- En todo caso, amigo-dijo Holmes - siempre tendrá una habitación en nuestra casa.
Watson asintió sin atreverse a confesar que ya estaba conociendo a otra atractiva dama.
El drama de la dama que no me ama, aunque yo, memo, a esta emo le digo que por su amor me quemo
—Te amo.
—¡Déjame en paz, idiota!
Lo dicho.
El drama de la dama que no me ama, aunque yo, memo, a esta emo le digo que por su amor me quemo
—Te amo.
—¡Déjame en paz, idiota!
Lo dicho.
Jajajajaa, pero qué bueno, don torpeyvago.
La palabra es... dicho.
Traición
Me miró a los ojos con los suyos enrojecidos, pero no dijo nada. Ya estaba todo dicho. Cogí mis cosas y salí de aquella casa para siempre.
Sobre la cama de matrimonio, ropa interior femenina que no era suya. No hacían falta más pruebas.
Resolutiva
Después de ser observada por todos los doctores del hospital y de haber sufrido pacientemente las pruebas más sofisticadas sin que pudieran encontrar el mal del que se quejaba, hizo una llamada telefónica y pidió el alta voluntaria. ¡Por fin los albañiles habían acabado la reforma de su piso!
Mudanza
El piso que mamá había alquilado estaba en una cuarta planta sin ascensor. Era oscuro y las paredes estaban verdes de moho. En la cocina, habitaba una familia de cucarachas y el baño olía a pis. Pero era precioso. Mamá nos había jurado que papá nunca sabría dónde quedaba.
Mi otro yo
Siempre nos vemos en el mismo sitio y a la misma hora. Mi otro yo, el que me da sudores y estropea todo lo que toco, también me acompaña. Hoy hay caras nuevas. Alguien se levanta y saluda.
- Hola, me llamo Miguel y soy alcoholico.
Memoría
La botella fue mi medicina durante años: bebía hasta que los dolores desaparecían. ¿Disgustos o problemas? Todos los ahogaba en vino. Tras el enésimo ultimátum de mi familia, y varios intentos, conseguí dejarlo. Pero un día el médico me dio la mala noticia: "El cuerpo tiene memoria". Me moría.
Inocencia perdida
La bala se extravió en su ruta y buscó una nueva víctima. Atravesó la pared del cuarto y perforó los sueños del niño que se hundió, para siempre, en una pesadilla de muerte y sangre.
Juegos
-¡Mamá, me he hecho sangre en el dedo!
-¿Qué estabas haciendo? -pregunta, paciente, su madre desde la cocina.
-Jugaba con una lagartija.
-Anda, ven que te cure.
Alex entra en la casa. Cuando sale, mercromina mediante, busca al reptil.
-Mamá dice que no juegue contigo.
El velociraptor huye avergonzado.
Madrugada
- ¿Tú poniendo la lavadora?
- Como dices que soy casi un hombre y debo ayudar…
Ella mira con ojos suspicaces las sábanas girando, el pijama, el rostro rojo de su hijo y lo comprende todo.
- Muy bien, mi niño – le dice como si tuviera aún cinco años.
Alzheimer
–Pide un deseo –le dice al plantar la tarta delante de él
El anciano contempla las llamitas, que cimbrean sus cuerpos como pequeñas bailarinas de fuego, y sopla sin entusiasmo.
Aplausos.
–¿Qué has pedido, papá?
Confusión en la mirada.
–¿Quién eres tú?
Te toca ser egoísta
—No hagas caso. Si ella no te quiere, ella se lo pierde. Le das demasiada consideración a la opinión ajena. Siempre te ha pasado en todos los ámbitos, pero ahora piensa más en ti: tú eres lo más importante.
Pero el espejo no me respondió.
La llamada
Había pasado las últimas semanas llamando con la esperanza de que saltara su contestador. Era todo lo que le quedaba de ella, unas pocas palabras en tono de broma al otro lado de la línea. Al tercer tono una voz al otro lado de la línea:
- ¿Sí?
LA ERA DEL NO
Interroganterhon fue el último señor feudal del Ducado Dubitativo que accedió, tras pensárselo concienzudamente, unir sus fuerzas con el vasto ejército de las Tierras Condicionales.
Había llegado la hora de sublevarse contra el Reino Afirmativo de Categórikus, el tirano que nunca aceptaba un no por respuesta.
¡NO!
Ella estaba harta de que le pidiera perdón. Él pretendía borrar con palabras el maltrato tatuado. ¡Iluso! Ignoraba que las marcas en la dignidad son indelebles; que a fuerza de insistir, hinchan hasta reventar. Y llegó el día en que le explotaron en la cara:
—¡Ya no soy tuya!
El microrrelato del hombre que iba a regalar la más bella historia de amor pero que olvidó por completo mientras escribía el título
Reina
Consorte de España, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, duquesa consorte de Milán, duquesa titular consorte de Borgoña, soberana consorte de los Países Bajos y regente del Reino cerró los ojos por última vez. Y en aquel instante antes de dejarse ir, ya solo fue Mariana, tan cansada, tan enferma. Tan muerta.
Pérdida
Esa maldita enfermedad se llevó mucho más que mis ahorros. Mi pequeña. Mi princesa. Mi vida. No puedo seguir, ni siquiera sé por qué estoy escribiendo esta puta carta. Que le jodan a todo y a todos. Adiós.
El riesgo de decir adiós
De aquel embarazo, nunca surguiría un bebé. Pero la madre necesitada un cuerpo para despedirse. Esperó que se formaran sus muñones, su cabecita deforme, su tórax abierto en dos. Esperó hasta que el pequeño amorfo decidió llevársela a la tumba junto a él.
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Lo más lejos posible
Dijiste que querías estar lejos de mí. Cuando descubriste que en la Tierra sólo podían ser veinte mil quilómetros, lo intentaste en el espacio. Allí te veo cada día cuando pasas por encima de mi cabeza a tan solo quinientos quilómetros. Jódete por ansia.
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En un lugar de La Mancha de cuyo nombre me acuerdo perfectamente...
https://historiasmalditas.wordpress.com/