Por el bien del trabajador
Cuando se sustituyeron a los becarios por robots, se comercializó una variedad de café lubricante para compensar a los monopolios de máquinas expendedoras.
Por el bien del trabajador
Cuando se sustituyeron a los becarios por robots, se comercializó una variedad de café lubricante para compensar a los monopolios de máquinas expendedoras.
Bienvenidos al Circo Dragosi
La nueva era
Después de meses vagando por la A-2, con el único consuelo de estar vivo, sus huesos se condujeron a una estación de servicio desolada como las otras. Allí, por un tropiezo accidental con una máquina expendedora, volvió a escuchar una voz humana. «¡A por él!»
Yo, yo, yo... lo sé. ¿Es el huevo, Doña Margarita?
COMITÉ DE RECEPCIÓN
“¡A por él!”, exclamaron al unísono blandiendo sus armas, antes de abalanzarse sobre el explorador. Éste avanzaba sonriente hacia ellos, sin sospechar que al primer forastero que llegaba al poblado tras la primera luna del año, tenían por costumbre cocinarlo a fuego lento.
Pasito a pasito
Para decir lo que tenía que decir, se tomó su tiempo. Pidió un café largo y lo bebió con lentos sorbos; agarró su mano y la recorrió con lentas caricias; abrió la boca y la mandó a la mierda con lenta maldad.
Día raro
El sol brillaba. Los vecinos sonreían. En el trabajo todo fueron palmaditas en la espalda. Nadie hablaba de crisis, hambre o guerras. Regresé a casa aterrorizado y encendí el televisor: una bomba en la capital; cientos de muertos. La maldad seguía ahí, entre nosotros.
«Menos mal», suspiré aliviado.
Siempre es agradable conocer caras nuevas
Barritas de fibra
Aquel día el jefe llegó a la oficina con una sonrisa resplandeciente. Había probado su producto rey y, por una vez, las propiedades que le ensalzaban no eran fruto de una campaña agresiva de marketing. Todos se sentían aliviados. Todos.
He inventado algo sobre mí mismo que va más allá de mí mismo. Moebius no está detrás, sigue una existencia paralela a la mía.
Cococoordinación
Vamos siempre juntos, como si fuésemos un solo ser. Todos nos movemos en absoluta coordinación y nos giramos a la vez cuando nos llaman. Respondemos al unísono, como una única voz, hasta que alguien empieza a tartamudear y la cacacagamos.
Por si acaso, no te cruces conmigo.
Cacacagamus Rex
—El Cacacagamos es un dinosaurio que habitó en el período Jurásico. Su descubrimiento se debe a un gato negro que cavaba en la arena después de hacer sus necesidades. ¿Preguntas?
—Yo, señorita. Entonces, ¿quién le puso el nombre?
—El dueño del gato, un tartaja gracioso.
Es probable emitió su esperma de una forma muy descuidada.
Un tipo gracioso
Era un hombre normal, de buen talante y muy divertido. Poseía además una amena conversación y una extensa cultura debida a su pasión por los libros. Por ello no acababa de entender la aversión hacia él por parte de la gente, a pesar del uniforme de enterrador.
Quiero ser canalla y vividor. Aún más.
Por el bien del trabajador
Cuando se sustituyeron a los becarios por robots, se comercializó una variedad de café lubricante para compensar a los monopolios de máquinas expendedoras.
La palabra es enterrador
Esto no es Vietnam, en los bolos hay reglas.
...
Yo te consigo un dedo antes de las tres. Con esmalte de uñas. Ja. Putos aficionados… nos mandan un dedo y por eso nos tenemos que cagar de miedo. Dios Santo.
Vidas
Mike echó otra palada de tierra sobre el cadáver, que volvió a desenterrarse.
—Odio enterrar zombis.
Joe miró a ambos lados y reventó la cabeza del muerto con la pala.
—¿Qué haces?
—Yo no he votado a esos putos ecologistas… —Escupió sobre el cuerpo y sentenció—: Que se jodan.
Esto no es Vietnam, en los bolos hay reglas.
...
Yo te consigo un dedo antes de las tres. Con esmalte de uñas. Ja. Putos aficionados… nos mandan un dedo y por eso nos tenemos que cagar de miedo. Dios Santo.
Desaprender
A Jane gustar mucho Tarzán. No necesitar palabras para comunicar en selva. Mañana Jane olvidar nueva palabra. Si no hablar tanto, Tarzán pasar más tiempo dando placer a Jane sobre rama de árbol, bajo sombra de baobab, en borde de acantilado...
El Ángel Caído
Subió a la torre más alta. Desde el borde de la almena la vista era sensacional, la caída impresionante. La situación del castillo era perfecta, justo al borde de un profundo acantilado. Cerró los ojos para dejarse caer. No sintió miedo. No en vano era un ángel.
A fuerza de pintar con los dedos su sangre se tornó acuarelas y un manto de grafito envolvió su corazón multicolor.
la palabra es ÁNGEL.
Familiares
Mi ángel de la guarda no viene del Cielo. Su piel es roja; sus alas, de murciélago. Su sonrisa no tranquiliza. Sus ojos brillan con llamas. No, no viene del Cielo. Pero le gusta mucho su trabajo y me defiende de todo mal. Sabe muy bien cómo hacerlo.
Bienvenidos al Circo Dragosi
la palabra es ÁNGEL.
A fuerza de pintar con los dedos su sangre se tornó acuarelas y un manto de grafito envolvió su corazón multicolor.
Desfloración
¿Sí? No. ¿Sí? No. ¿Sí? No. Sííííííí. Al final consiguió desflorar a Margarita.
Por si acaso, no te cruces conmigo.
Me quieres
Te arranco el brazo derecho.
—No me quieres.
Amputo una pierna.
—Me quieres.
Ahora la otra.
—No me quieres.
Secciono tu brazo izquierdo.
—¡Me quieres!
Abrazo tu cabecita y planto un beso en la frente sudorosa. Te tambaleas sobre la silla como un gracioso tentetieso.
—Lo sabía. —Sonrío.
Siempre es agradable conocer caras nuevas
EN ALERTA
Don Anselmo, el maestro del pueblo, se mostraba siempre muy serio. De ahí que las pocas veces que penetraba en el aula sonriendo de oreja a oreja, sus alumnos se echaran de repente a temblar.
PRESCRIPCIÓN FACULTATIVA
A las doce la enfermera avisa a D. Evaristo de que tiene una urgencia, aunque interrumpa la consulta si es preciso. Él entonces se mete en el baño y saca del armario una petaca plateada, justo a tiempo de que aún no le tiemble la mano.
Idiosincrasia rural
Don Matías, el profesor del pueblo, era justo en sus resoluciones, así actuó con el zagal que cortejaba a su hija. «Con el linaje y la educación demostrada, sólo te puedo conceder la mano de mi hija. El resto del cuerpo en sucesivos exámenes».
Yo, yo, yo... lo sé. ¿Es el huevo, Doña Margarita?
Mal estudiante
Doña Engracia tenía unas gafas de culo de vaso y estaba a punto de jubilarse. Nada como unas chuletas bien camufladas para aprobar los exámenes sin esfuerzo.
La cosa se complicó al llegar al instituto. Un cargamento de calabazas me obligó a hacerme vegetariano.
Mi cuerpo pide carne
Tanto espárrago y lechuga … ¡Me sale brócoli por las orejas y mi cerebro parece una coliflor! ¿Pero qué ser resentido inventó el tofú?
Menos mal que los domingos mi suegra, a escondidas, me mete trocitos de chuletón en la boca mientras me pellizca el trasero…
Turista vocacional
Me encanta el buen tiempo, el calor, el sol cegador. Salir a las calles abarrotadas de gente. El ánimo en verano es otro, todo es más vivo, más intenso. Me encanta ponerme las gafas de sol y mirar escotes y traseros sin que nadie me diga nada.
Quiero ser canalla y vividor. Aún más.
La vida en prosa
Al principio compartieron mil palabras de amor. Después, llegó una guerra dialéctica disfrazada de rutina. Finalmente vino la traición. Ella enmudeció y él usó frases hechas. No hubo nada más que decir.
Sin palabras
Decir, lo que viene siendo decir, nunca dijo mucho. En el pueblo creían que le faltaba un hervor. Pero tras la publicación póstuma de los papeles que encontraron en su baúl, arreglaron la escuela y el tejado de la iglesia. Y Genaro, su sobrino, salió de la pobreza.
Superhéroe
Ni cuando tuvo que conformarse con empapar pan duro en los charcos que parían sus lágrimas dejó de ser feliz.
Ella tiene un novio guapo, alto y médico. Trabajo seguro y bien pagado. Casa, padres, hermana y tetas nuevas. Su prima le limpia en casa: es madre soltera y vive con sus padres, lleva siempre una sudadera desgastada y esa sonrisa gilipollas que no sabe a santo de qué viene.
Ya están aquí
La invasión extraterrestre era inminente. Habíamos llegado a algo parecido a un acuerdo sobre qué hacer al respecto tras meses de discusiones. La espera, una mezcla de temor y expectación, fue larga y tensa a partes iguales.
Nos costó mucho asimilar que pasaran de largo.
Esto no es Vietnam, en los bolos hay reglas.
...
Yo te consigo un dedo antes de las tres. Con esmalte de uñas. Ja. Putos aficionados… nos mandan un dedo y por eso nos tenemos que cagar de miedo. Dios Santo.
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JEFE VERDE
Como te estaba contando, a los quince me mandaron a Inglaterra y no sólo aprendí inglés: se llamaba Mónica, era mayor y sueca. Me dejó marcas en la espalda que luego vio mi padre. Ah sí, la reunión, ahora voy, espera que acabe de contarte esto. Trae café.