Llegaréis
La profecía hablaba del destino, de cañadas oscuras, compañeros y sendas ocultas. No mencionaba el dolor, ni la desesperación, ni el hambre, ni el sufrimiento. Ni una palabra sobre cómo llegarían, si mutilados en carne y espíritu, si vivos o muertos.
LA CRISIS
Todos los días a la hora del crepúsculo, millares de personas de todas las edades se lanzaban a las calles de la ciudad, como si fueran muertos vivientes, a por los restos de comida depositados en los contenedores.
ESTIBA Y DESESTIBA
Se acumulaban uno sobre otro. De lejos parecían juguetes de madera, colocados por un niño gigante. Todas las mañanas las grúas los movían. A veces un barco atracaba y se los llevaba, otras, depositaba más. Esa vez pasó eso: por eso Hasim y Amir no pudieron salir.
Libro trampa
Sin duda, la novela me atrapó desde la primera página. Estaba tan metido en la trama que no me sorprendió que a mitad del libro el protagonista quedase conmigo a tomar un café. Cuando intenté salir de la historia, era demasiado tarde. Ahora soy un personaje más.
Tormento
Cuando aprendió a sumar ya era tarde y más era solo una cruz: sus padres ya habían convertido toda su vida en una resta.
Divorcio
Si sumo los años felices que compartimos y resto las heridas que me dejó en el corazón, creo que es de ley que le espere a la salida del juzgado para desearle con sorna un buen matrimonio.
Libro trampa
Sin duda, la novela me atrapó desde la primera página. Estaba tan metido en la trama que no me sorprendió que a mitad del libro el protagonista quedase conmigo a tomar un café. Cuando intenté salir de la historia, era demasiado tarde. Ahora soy un personaje más.
palabra: matrimonio
Bagdad
Con aceites perfumados bañaban su cuerpo, y adornaban su pelo de púrpura y zafiros. Una diosa, vestida de seda, escondía su tímida mirada al mundo. Pero la joven doncella no se reconocía frente al espejo. Sólo veía una asustada paloma a punto de entrar en su jaula.
El preso
Llevaba siete años como alcaide, por lo que descubrir aquella celda excluida de todos los registros lo perturbó sobremanera. Al aproximarse no fue el inquilino delgado y canoso quien lo desconcertó. Lo que lo dejo sin habla fue que únicamente pudiese abrirse desde dentro.
Bautismo
No tenía opción, era una orden. Todos los hombres de la familia a su edad debían hacerlo para ostentar con orgullo su apellido y ser dignos de la herencia. Su padre había gritado:
-¡Lo llevas dentro, en la sangre!.
Así que cerrando los ojos, apretó el gatillo.
Después vomitó.
Volver a verte
Hoy te echo de menos, así que me introduzco dos dedos en la boca y los deslizo hacia dentro hasta tocar la glotis. Hurgo. Vomito.
Ha habido suerte, entre mis jugos gástricos aún puedo distinguir uno de tus mechones rubios y un par de falanges.
Cena de gala
Este dedito compró un huevo… Este le echó la sal… Este dedito lo frió…
Y el último dedito cayó al aceite salpicando el delantal de la diligente cocinera.
El destino de los prisioneros
Cuando aquellas bestias antropomorfas los atraparon en la jungla y les adjudicaron distintos oficios, no pudo imaginar que el de cocinera fuera a ser tan duro.
Ni tampoco, por supuesto, en qué consistía el menú.
Menú para dos
Sobre una base de cebolla y patatas ponernos la carne y la cocemos al horno hasta que se dore. Después echamos vino y mi ingrediente secreto: sangre. ¡Pruébalo!... Disculpa, permíteme que te ayude, con un solo brazo no puedes cortar.
Deberíamos haber empezado por comernos una pierna.
ASIMETRÍA
Como consecuencia de un accidente de tráfico le había amputado una pierna y, una vez más, sintió rabia por tener que tirar el zapato derecho del par de mocasines de gamuza italiana que acababa de comprar.
La compra necesaria
Me la compré en rebajas. Sé que no es de mi talla y que no está a la moda, pero el párroco dice que abolirán pronto la esclavitud y no quiero pasar frío ahora que llega lo peor de invierno.
El balance
La libreta de apuntar logros estaba apenas mediada; la de fracasos también. Repasó las cuentas cuidadosamente, año a año y suspiró. Mediocridad crónica era el único diagnóstico válido para sentenciar su vida, ahora que el invierno había llegado a sus sienes.
El niño del ático cordobés
-Wenseslao, hijo, te he dicho sienes y sienes de veses que no tires las masetas por el balcón. Cualquier día tenemos un disgusto.
CUQUI
Lloraba y gemía. Pronunciaba palabras ininteligibles, hasta que finalmente le dieron un tranquilizante potente. Le iba a costar superarlo. Aún así, en un momento repleto de emotividad, alcanzó a tener las fuerzas suficientes para depositar su correa y su muñeco de goma favorito sobre el féretro.
Acabáramos
La única forma que encontramos para deshacernos de las plañideras de mi pueblo fue importar un féretro de Rumania y organizar un velatorio en el ayuntamiento. Una vez acudieron allí, las encerramos y el resto de la historia ya es de miedo o de humor según quien lo cuente.
Ajuste de cuentas
Con el primer Ave María el rosario cobró vida entre sus manos. Con el segundo, trepó por su cuerpo y se le enroscó alrededor del cuello. El tercero, pintó la tez de granate. Durante el cuarto, el hijo de puta cayó muerto en mitad de la sacristía.
Felicidades, Ninive.
¡Tabernero! ¡La tarta!
Te va a encantar, Ninive. La adorné yo.
Las bolitas que te miran desde detrás de los montoncitos de nata también se comen. 
Por cierto, juster@s, pedazo de micros que estoy leyendo en la Sortija.
Superstar
Tener una labia embriagadora era importante en su trabajo, pero además la naturaleza le había bendecido con el don de la belleza. El problema retornaba cuando terminaba la misa y tenía que atrincherarse en la sacristía de las fans que lo acosaban. Si al menos fuesen jóvenes...
Un sueño roto
Estábamos los amigos de siempre celebrando mis primeros ochenta años. Y entre copas, música y puros, César soltó la bomba: se moría.
No nos hizo falta decir nada para saber que, en ese momento, se había acabado nuestra juventud.
JUVENTUD DIVINO TESORO
En la cena éramos siete. Era la única que tenía hijos, el resto hablaban de los gramos que habían engordado esta semana y de su último collar. Sólo callaban para sonreír a todo aquel que se acercara. Me sentí vieja y feliz.
EL GENIO
En su infancia un día su padre le dijo, con gesto grave: “Salvador, tu madre y yo hemos estado hablando de algo que nos tiene preocupados: aunque a ti se te ve tan feliz, pensamos que es una pena que malgastes tu tiempo y tu talento pintando mamarrachos”.
Mente bruta
Llego a casa el grandullón, y antes de esconder la esvástica y el puño americano a los ojos de su madre, buscó en el diccionario la palabra “mamarracho” con la que les había arengado el líder. Tras leerlo cien veces, dedujo: «Qué sabio es el káiser».
Nunca más
Temblaba: hasta yo podía oler su miedo.
La navaja había caído de su mano, la sorpresa había derretido su chulería, los gruñidos lo habían paralizado.
Me miró con odio, como siempre, y reculó despacio hasta meterse en el coche y huir.
-¡Káiser! ¡Aquí! Buen perro…
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Palabra: llegaréis.
A Pavi le congratula que su micro te haya gustado, Arturo. Muchas gracias.
Siempre es agradable conocer caras nuevas