En 1929 Walt Disney inauguraba las Silly Simphonies con un corto bien fosco
La idea de mezclar lo macabro y lo festivo no es nueva, ni siquiera en nuestra cultura. Hay una belleza estética en esa mezcla de memento mori y fiesta dionisíaca que se puede montar en cualquier cementerio (con un poco de magia) que ha seducido a miles a lo largo del tiempo. ¿Qué mejor para disfrutar de las cosas de la vida que el escalofrío de la muerte? Reírse de lo terriblemente inevitable...