El problema final
Reseña del relato de Arthur Conan Doyle protagonizado por Sherlock Holmes
El problema final es uno de los relatos más controvertidos y conocidos de las aventuras de Sherlock Holmes por motivos evidentes: recoge el final del personaje, algo que no evitó a Arthur Conan Doyle seguir trabajando en el mismo a pesar de no sentirse particularmente motivado a ello. Es también el relato donde aparece por primera vez el profesor Moriarty, un personaje que se ha convertido todo un icono inseparable del detective pero con el que, en realidad, en la obra original, se mezcla más bien poco.
De hecho, esta es una de las aristas más grandes de la historia: después de haber protagonizado más de una veintena de relatos y dos novelas, y sin ninguna referencia a esta, Sherlock Holmes nos presenta a su némesis y, para más inri, en el que será su último caso oficial. Este, además, tampoco resulta particularmente ingenioso. Da la impresión de que pillan a Watson con la guardia baja y que Holmes está deseando llegar a la confrontación final. Quizás, simplemente, era el reflejo que lo que deseaba Arthur Conan Doyle.
Sea como fuere, El problema final sí presenta indudablemente algunas de las virtudes propias de las historias del autor. Los escenarios son muy sugerentes, hay un buen ritmo, se trasluce ingenio en las situaciones y, sobre todo, Doyle se muestra capaz de excitar la imaginación del lector. Es cierto que la idea del Napoleón del crimen no es una invención propiamente suya (puede estar inspirada en un “Napoleón del crimen” histórico, Adam Worth), pero el planteamiento que hace Sherlock Holmes del mismo es tan sugerente que cala en el imaginario popular.
Esto presenta también una cierta incongruencia argumental en toda la serie que puede denotar también el cansancio de Doyle: si Moriarty es tan relevante en el mundo del crimen y la vida de Sherlock Holmes y Watson escribe buena parte de las historias a posteriori, ¿cómo es que no nos encontramos aunque sea una nimia referencia al mismo? Da más bien la impresión de que el autor, sencillamente, buscaba un final apoteósico, digno del más grande detective de todos los tiempos, de tal manera que sus lectores quedaran satisfechos. Y, todo hay que decirlo, también lo suficientemente abierto por si no era el caso. El propio título parece un guiño en ese sentido.
Con todos estos elementos, El problema final es de lectura obligada para todo aquel interesado en el personaje. Sin ser de los mejores en cuanto a trama o desarrollo, sí que resulta, además, muy sugerente y ameno.
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