Responsabilidad
Un día, debido a los conjuros que farfullaba mientras leía aquel libro arcano, se abrió un agujero en el suelo y de dentro empezaron a surgir bestias ignominiosas.
Lo más difícil es inventarles nombres según salen, aparte de conseguir recién nacidos para alimentarlas, claro.
Pero ya no estoy solo.
El luchador
El directo le partió la nariz igual que se partió su corazón cuando su mujer le abandonó llevándose a sus hijos. El suelo le recibió una vez más; hoy una lona, ayer la despiadada desesperación.
Con sus guantes anegados en lágrimas, suspiró y se levantó, una vez más.
Y cuando Alejandro vio la extensión de sus dominios, lloró porque no había más mundos que conquistar.