PARTE I
1.- La Despedida
-En algún mundo lejano, ciudad central-
Apenas hubo terminado la batalla y el cristal de nuevo sellado, su guardiana una chica de cabello celeste como el cielo y unos ojos carmesí que resaltaban en su rostro blanco casi pálido como la nieve, decidió que volver a dividirlo en 7 gemas sería peligroso, no permitiría que volviera a suceder una tragedia como esa y la anterior a esa, esta vez, se aseguraría de que el caos nunca más la encontraría.
Una mujer de cabello oscuro se acercó a la guardiana, puso la mano sobre su hombro para que supiera que ella estaba de acuerdo, el viento resoplaba y la luz de la luna reflejaba en su cabello tonalidades violetas casi del mismo tono de sus ojos, estaba al lado de la guardiana, de su Reyna, de su amiga.
-Gab, creo que ha llegado el momento de despedirnos.. –comenzó a hablar la guardiana, en su voz se notaba el cansancio de la última batalla pero se escuchaba muy decidida a renunciar a todo lo que tenía en ese mundo con tal de resguardar el cristal de Enixia.
-Tienes razón Blad, es momento de la despedida.. –dijo Gabrielle muy a su pesar pues sabía que esa separación podría ser eterna, sabiendo lo irónico que sería para ella esa frase, pero lo que más le dolía era lo mucho que iba a extrañar a su amiga. En su rostro se reflejaba una gran tristeza, no pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas, al verla Bladdy la abrazó como se abraza a una hermana.
-Lo sé.. yo también te extrañaré.. pero sabes que es lo que debo hacer..-
-Si lo sé, pero también sé que te falta mucho por vivir, así que....
-Gab.. qué estas haciendo?!! –Bladdy comenzó a sentir cómo cada parte de su cuerpo se iba adormeciendo, Gabrielle comenzó a conjurar un hechizo el cual hacía que las personas se inmovilizaran por un determinado tiempo.
-No.. Gabrielle tu sabes que yo debo resguardar el..
-Tu apenas estás comenzando a vivir, -la interrumpió sin voltear a verla, concentrándose en lo que estaba haciendo- ...yo solo vine a traerte problemas a este mundo, por favor compréndeme y perdóname... –su voz se entrecortaba- por favor vive una vida normal, como cualquier chica de tu edad.. –tomó el cristal de Enixia, alzó una mano hacia el rostro de Bladdy y la acarició como una madre lo hace con su hija, después de esto se alejo un poco y comenzó a conjurar el hechizo.
-P.. pero.. nooo!!.. Gabrieeelle!!.. -Bladdy sentía un gran pesar, sus ojos estaban llenos de lágrimas de tristeza, frustración y desesperación al no poderse mover y al ver cómo Gabrielle se estaba sacrificando por ella...
-No es justo Gabrielle... ese... ese es mi lugar no lo hagas por favor... te necesito conmigo... Gabrieeeelle!!... –gritaba desesperada mientras Gabrielle seguía conjurando el hechizo, una luz intensa comenzaba a emanar del cristal envolviéndola y cegando casi por completo a Bladdy quien seguía gritando tratando de detener a su amiga.
-Por favor Bladd vive una vida normal como debiste haber hecho desde un principio, solo así sabré que me has perdonado... –las últimas palabras de Gabrielle se desvanecieron con el viento dentro de una nube de humo, cuando por fin hubo claridad y una vez que Bladdy se pudo mover se levanto, pero ya no había rastro ni del cristal, ni de su amiga estaba desconsolada, enojada, frustrada, un montón de sentimientos encontrados por lo que acababa de suceder, Gabrielle se había ido, se sacrificó por ella y tomó el destino que había sido fijado para ella, después de un momento de reflexión pudo comprender lo que Gabrielle quería, después de un rato de darle vueltas en la cabeza a lo que hizo, lo único que podía hacer era cumplir la voluntad de Gabrielle, viviría una vida normal tal como una chica de su edad, sería su penitencia y todas las noches rezaría una oración para que su amiga pudiera encontrar paz en cualquier lugar en que se encontrara.
Bladdy regresó a su departamento, aun con la pequeña y vaga esperanza de que algún día, tal vez no muy lejano el destino le diera la oportunidad de volver a encontrarse con su amiga Gabrielle, Gabrielle Von Holmwood.
2.- La Fiesta del Senescal
-Época Actual, Palacio Real de la ciudad de Drakonia-
El salón de fiestas del Palacio Real de Drakonia estaba adornado con ornamentas doradas que decoraban los pilares y parte del techo de la gran estancia, en sus paredes colgaban pequeños ramilletes de flores blancas recién cortadas esa misma mañana del jardín real, los invitados todos con sus trajes de gala blancos, ya que en sus invitaciones se les había especificado que todos fueran vestidos de blanco, esperaban ansiosos el discurso del Senescal, era una celebración especial en donde varios reinos, ciudades y poblados que cubrían desde las afueras de Zerán hasta los límites al noroeste de Drakonia celebrarían el tratado de paz que se había iniciado desde hacía más de 15 años.
Grandes figuras se veían presentes ante tal evento, sin duda los gobernantes de todas las ciudades mostraban sus lustrosos trajes blancos engalanando la noche como era de esperarse; se podía ver al Gobernante de Amestris llevaba un vistoso turbante blanco, el cual hacía juego con el fino lino de su traje decorado por unos finísimos hilos dorados de los que solamente se podían distinguir estando muy de cerca del joven gobernante; quien lo conocía sabían que aún en su corta edad y sabiendo que acababa de heredar el puesto de su padre apenas cumpliendo la edad suficiente para el cargo, sería un hombre que seguiría con los principios inculcados por su familia, lo cual por supuesto era digno de admiración. Por otro lado estaba el gobernante de Ishval, a quién si bien no le gustaban este tipo de eventos, por compromiso tendría que asistir según le habían comunicado sus consejeros, a no ser que tal acto de desprecio hiciera que rompiera la paz con las ciudades circundantes y con el mismo Senescal, se le veía un poco fastidiado por el ruido de las copas, y las charlas de los invitados. Los invitados seguían llegando, y cada vez que alguien cruzaba la puerta era anunciado por el anunciador de la puerta.
De pronto anunció con gran voz la llegada de la Gobernadora de Pacholandia, algunos de los presentes se quedaron callados, otros continuaban con sus charlas sin darle tanta importancia.
- Xía Lee McRyan, Gobernadora y Soberana de la Ciudad de Pacholandia..
Fue el nombre que anunció. Los que se silenciaron al escuchar el nombramiento fueron sin duda el gobernador de Amestris y el Gobernante de Zerán, sin duda dos jóvenes que anhelaban acercarse a ella, ante sus ojos, apareció una joven princesa, su cabello agarrado con dos ligeras cuerdas blancas que atrapaban dos mechones de su largo cabello celeste, tan claro como el azul del cielo, sus ojos color verde esmeralda hacían perfecto juego con su nariz respingada y sus labios tan exquisitos que cualquier hombre se derretiría por siquiera tocarlos, su vestido era deslumbrante, un cuello blanco con encaje en tonos dorados alrededor, el cual iba pegado a los tirantes del vestido por la parte de los hombros, el cual enmarcaba su figura y un lindo collar que llevaba puesto, al parecer un recuerdo de su madre, era una rosa blanca de diamantes que colgaba en su pecho descubierto hasta donde se veía de nuevo el encaje dorado en el top del vestido el cual era ajustado por un corsé tan fino como el resto del mismo, sin duda le hacían resaltar sus mejores atributos, aunque no era necesario puesto que la mayoría de los jóvenes príncipes y gobernantes se quedaban siempre con la boca abierta al ver semejante belleza, la blancura del vestido hacía notar más sus encantos, le llegaba casi a los pies, llevaba unos guantes blancos largos que le llegaban arriba de los codos, los cuales delineaban sus hermosos brazos delgados sobre el guante de la mano derecha llevaba una pulsera con diamantes e incrustaciones doradas que resaltaba en su muñeca, cuando la princesa caminaba se podían ver las sandalias que portaba eran unas zapatillas blancas con unas incrustaciones de cristales las cuales brillaban con las luces al avanzar.
Llegó acompañada de dos personas más al parecer eran parte de su corte, puesto que llevaban vestidos elegantes, pero no tanto como el de ella. Uno de ellos le susurró algo al oído y ella solo sonrió ante ese comentario, su sonrisa era tan hermosa, le hacían aparecer en sus mejillas unos hoyuelos que la hacían ver singularmente hermosa. Llego a saludar a algunos gobernantes que se encontraban a su paso.
Justo en esos momentos, las luces comenzaban a atenuarse, y solo unas cuantas luces apuntaban hacia el lado este de la estancia, en donde el anunciador ahora tomaba su lugar y anunciaba con gran respeto al Senescal.
- El real Soberano, Gobernador y Gran Senescal de Drakonia, su majestad Laurent McGregory Thear.
Todos aplaudieron al unísono cuando apareció el Senescal desde una puerta blanca que se abrió al instante, él era un hombre maduro, al parecer no pasaba de los 45 años, a pesar de su edad podría pasar por un joven de 25 o 30 años. Su porte era sin duda el de un caballero, su traje parecía una armadura blanca, tan blanca que relucía y hacía resaltar su abundante cabellera rojiza, muy bien peinada por cierto, sus ojos eran de un color miel claro, en los cuales se reflejaba toda la experiencia de su edad, caminó hacia el estrado en donde se podía ver que estaba situada una silla adornada con las mismas flores y ornamentas que el salón, sin duda era el trono de su majestad, delante de éste había un púlpito igualmente engalanado con un forro blanco en donde se situó el Senescal, una vez que se detuvo frente al púlpito toda la audiencia enmudeció, esperando el discurso del Gran Senescal.
- Lady’s, Caballeros. Gobernantes de todas las ciudades de este continente. Agradezco de antemano su asistencia a esta celebración, como bien saben la paz que se ha restaurado en nuestro mundo desde hace más de 15 años por medio de un tratado que han realizado nuestros...
Mientras seguía el discurso del Senescal, Xía quien estaba poniendo suma atención a las palabras del Senescal fue interrumpida de su concentración por uno de sus acompañantes..
-Princesa... – Le susurró, intentando alzar la voz lo suficiente para que Xía la escuchara, ésta volteó a ver a su amiga y ésta de inmediato le indicó que volteara en una dirección, el joven príncipe de Amestris trataba de llamar su atención- .. mira el príncipe no te quita la vista de encima.. – dijo divertida y con algo de picardía en la frase que hizo sonrojar a Xía, lo que la hacía ver aún más hermosa.
-Shh.. –Xía le mandó una mirada al príncipe, inclinó un poco la cabeza y una leve sonrisa con gesto de saludo y luego volvió la mirada de nuevo al Senescal y agregó con el mismo tono que su amiga- Ange.. (diminutivo de Angelique) pon atención a lo que dice el Senescal, deja de estarte distrayendo... –le dio un pequeño codazo para que le hiciera caso, mientras el Senescal continuaba con su discurso.
- ... por eso la paz ha prevalecido en nuestras tierras y siguiendo el mandato de este tratado estamos aquí de nuevo todos los gobernantes de las ciudades involucradas para renovar el legado que nos han dejado nuestros anteriores gobernantes, y que los gobernantes de las ciudades que no estaban incluidas en el mismo, ahora puedan por medio de esta renovación unirse a este nuevo tratado de paz que hará que nuestros pueblos y ciudades sigan viviendo en esta tranquilidad que ha reinado hasta ahora..
Se dejaron escuchar aplausos y gritos de aprobación por parte de la audiencia, todo lo que decía el Senescal era cierto, desde que se firmó ese tratado el cual estaba firmado por los padres de Xía todas las ciudades vivían en completa paz, las guerras habían desaparecido, los ejércitos estaban dispuestos pero tenían mucho tiempo sin entrar en combate al menos en ese continente, frecuentemente los ejércitos de nuestras ciudades eran solicitados de otros continentes para fortalecer a los propios.
Cuando el Senescal volvió a hablar de nuevo todos callaron, entonces el Senescal dio la orden de que todos aquellos que debían firmar el tratado debían hacerlo en el transcurso de la noche, cuando terminó de hablar invitó a los asistentes a iniciar el baile mientras que los gobernantes hacían lo suyo, la música comenzó a tocar, se escuchaba un suave vals que inundaba toda la estancia del lugar, poco apoco los dirigentes pasaban ordenados al púlpito mostrando sus respetos al Senescal y colocando su firma en el documento.
Xía adelantó su pasó hacia el estrado, ordenando a sus acompañantes que la esperaran o que se divirtieran mientras ella cumplía con su parte, al acercarse al estrado hizo una reverencia frente al Senescal quién le devolvió el gesto inclinando con respeto la cabeza, luego pasó a dejar su firma impresa como Gobernadora de Pacholandia, al momento en que dejaba la pluma en el púlpito una mano rozó la de ella, ésta se estremeció y vio al príncipe de Amestris a su lado.
-buenas noches princesa..- tomó la mano de Xía y con un gesto de respeto se llevó la mano a su boca y le dio un beso sobre el guante que cubría el dorso de su pequeña mano. A lo que ella respondió con una leve reverencia.
-buenas noches príncipe.. –dijo esta sonrojándose un poco sin querer,
-me concedería esta pieza?.. –dijo el apuesto príncipe mientras la llevaba al centro de la pista de baile, a lo cual Xía no pudo rechazar, asintió tímidamente- que descortés no me he presentado... –dijo al tiempo que tomaba a la princesa por la cintura y su mano derecha para comenzar a bailar, Xía ponía atención a sus palabras-... me llamo Nicolaís, Nicolaís Lafountain de Gale, soy gobernador de Amestris
-Mucho gusto príncipe Nicolaís...-dijo en tono amable- ... supongo que usted sabe quién soy yo... -dijo con una leve sonrisa, recordando el momento de su llegada y que Ange le había comentado que él y otro príncipe más la observaban.
-Por supuesto, Gobernadora de Pacholandia, Miss Xía Lee McRyan... –dijo éste con aire triunfal, ambos rieron y siguieron bailando y charlando de vez en cuando, la música resonaba en todo el palacio, incluso desde afuera se podía escuchar el ritmo del vals. La noche transcurría como debía de ser una fiesta real.
3.- El atentado contra el Senescal.
Aún se escuchaba la música en los jardines del palacio, pasaba de la una de la mañana y algunos de los gobernantes, los que vivían más alejados de Drakonia habían emprendido la vuelta de regreso a su ciudad, sin embargo aún quedaban muchos invitados, el Senescal aún seguía en su trono atendiendo a distintos gobernantes que aún pasaban a saludarlo y presentarle sus respetos, todo transcurría normal, incluso los soldados que estaban en las afueras del palacio se habían retirado, al menos la mayoría y solo quedaban unos cuantos a seguir la guardia.
No muy lejos de ahí algo se movía entre las sombras, sigilosamente sin que nadie pudiera detectarlo, incluso habían burlado a los pocos soldados que aún andaban por los jardines del palacio, las sombras esperaron pacientemente hasta que pudieron encontrar la manera de colarse al palacio, en la parte de adentro del palacio las mismas sombras se veían pasar rápida y sigilosamente hasta llegar a la estancia donde se desarrollaba la gran fiesta.
En la estancia Xía seguía charlando con el príncipe Nicolaís, pero ya no bailaban, Xía estaba demasiado cansada y le había pedido al joven Nicolaís que se sentaran un momento, éste caballerosamente había accedido.
-Entonces fue así como llegué a suceder a mi padre apenas hace medio año..- Nicolaís le contaba a Xía su historia de cómo debido a la enfermedad de su padre, él había tenido que hacerse cargo de su ciudad, sin duda era un hombre que había cautivado a Xía, ya que sus historias aunque no iguales, se parecían en el hecho de que ella también había tomado posesión del puesto de Gobernadora hacía un poco más de medio año, pero según ella por complacer a sus padres. De pronto el ambiente cambió de una manera estrepitosa, se escuchó el sonido de un arma que se disparaba, todo el mundo se alertó y algunos gobernantes gritaron alarmados.
-Le han disparado al Senescal!!... Le han disparado al Senescal!!... – los gritos se hicieron más fuertes, de pronto sin saber cómo todo el lugar comenzó a arder en llamas, los invitados corrían de un lugar a otro sin saber qué hacer, inmediatamente unos soldados cargaron en hombros al Senescal y lo sacaron de la estancia, mientras Nicolaís tomó a Xía por la muñeca, la asía hacia él para protegerla y la guiaba hasta una de las salidas que daban a los grandes jardines del palacio, todos corrían y se apretujaban por las puertas queriendo escapar de las llamas, Nicolaís protegía con su cuerpo a Xía y al fin pudieron salir de ese infierno, Xía buscaba angustiada con los ojos llorosos a sus amigos con los que había llegado, los cuales al verla salir de aquella estancia en llamas corrieron a su encuentro.
Los soldados habían regresado, ahora andaban por todos lados del palacio, buscando al agresor, buscando pistas, lo que fuera, tenían que encontrar al responsable cuanto antes, pero su búsqueda fue inútil, al parecer el agresor había escapado.
Nicolaís había llamado ya a su cochero, ordenó que llevaran a Xía y sus acompañantes a un lugar seguro, él se quedaría para averiguar sobre la salud del Senescal, lo que había pasado esa noche era muy grave, el tratado podría estar en peligro de romperse, todo había cambiado. Solo podían esperar a que el Senescal no muriera, de otra manera todo acabaría siendo un verdadero caos.
Poco a poco los soldados y sirvientes del palacio lograron apagar el fuego que ahora había teñido de negro las blancas paredes de la estancia, las flores achicharradas por el calor abrazador de las llamas, las ornamentas tiznadas por el humo negro que había emanado hacía unos minutos, Nicolaís pasó de largo por la estancia dirigiéndose hacia las escaleras que daban a los dormitorios del palacio, sin duda un gran alboroto entre la servidumbre y los pocos gobernantes y príncipes que se habían quedado a ayudar, Nicolaís subió las escaleras, siguió por el amplio pasillo en donde las puertas de un lado y del otro permanecían abiertas, casi al final del pasillo dio vuelta a la derecha en donde pudo ver la puerta de la alcoba del Senescal, había dos soldados que impedían el paso, pero Nicolaís se las ingenió para que lo dejaran pasar, adentro estaba el doctor de la familia real, Nicolaís se dio cuenta de lo grave del asunto, el Senescal tenía una herida de bala muy cerca del corazón, el médico intentaba con sumo cuidado sacarle la bala del orificio, rezaba para que la bala no hubiera dañado órganos vitales, la esposa del Senescal estaba a un lado de éste, echada a un lado de él en la cama, tomándolo de la mano con los ojos llenos de lágrimas y suplicando al médico que lo salvara.
Era una escena espantosa, pensó Nicolaís al ver cómo el médico luchaba por salvarle la vida al Senescal, al fin pudo sacar la bala, pero el Senescal había perdido demasiada sangre, el Senescal se debatía entre la vida y la muerte y ahora su destino estaba en las manos del gran Kami.
PARTE II
4.- Una llegada inesperada.
- Casa de campo del príncipe Nicolaís, en los límites de Drakonia-
Xía había pasado una noche terrible, sin querer se había quedado dormida, pero a menudo se despertaba con pesadillas, las imágenes del Senescal herido, las llamas en la estancia, había sido algo traumatizante para ella, afortunadamente Angelique y Sebastian estaban con ella, ellos eran amigos de Xía desde que ella tenía memoria, siempre habían estado a su servicio, pero más que eso, siempre habían sido sus amigos, ella nunca los veía como sus sirvientes, algo que su madre Inufan le había inculcado era que todos los seres humanos éramos iguales, aunque unos fueran más privilegiados que otros, la humildad para con los demás era siempre una característica primordial en toda princesa, reina o gobernante, y eso lo había aprendido muy bien.
El carruaje los había llevado a la casa de campo del príncipe Nicolaís que tenía cerca del palacio real de Drakonia, Xía estaba muy agradecida con él por haberla sacado de aquel infierno, y esperaba que regresara del palacio con buenas noticias, Ange y Sebastian estaban a su lado, ésta le dijo algo a Sebastian y este se levantó de inmediato y salió de la habitación, Xía se quedó a solas con Ange, ésta se acercó a la cama y puso su mano sobre la frente de Xía estaba temblando pero no tenía fiebre, se sentó a su lado.
-Tranquila Xía... todo saldrá bien ya lo verás.. –intentaba calmarla con esa voz tranquilizadora que siempre utilizaba en momentos como este-.. vas ver que pronto regresará el príncipe Nicolaís con buenas noticias.. – Xía lloriqueaba pero de alguna manera la voz y las palabras de Ange la tranquilizaban, al fin entro de nuevo Sebastian y traía consigo una taza de té que le ofreció amablemente a Xía.
-Toma esto Xía... te hará bien- le dijo éste con voz de preocupación, le tendió la taza y Xía obedeció y se lo tomó poco a poco, se fue tranquilizando, el príncipe tardaba en llegar y era algo que inquietaba a Xía, sentía que ya no podía más, si se quedaba un momento más en esa alcoba se volvería loca, por lo que decidió levantarse, Ange y Sebastian se levantaron al mismo tiempo, le indicó a Sebastian que preparara el coche ya que regresarían a Pacholandia de inmediato, sin importar que el príncipe Nicolaís no hubiera llegado, Sebastian siguió sus órdenes y fue de inmediato a hacer lo que le ordenaron, Ange se quedó con Xía para tratar de calmarla diciéndole que era conveniente esperar al príncipe. Hasta que al final la convenció y decidió que se quedarían solo hasta que llegara Nicolaís y después emprenderían el viaje de regreso a casa.
No tardo mucho en llegar el príncipe Nicolaís, sin duda las noticias no eran muy alentadoras, el Senescal estaba gravemente herido y lo habían trasladado al hospital central de Drakonia, tendrían que soportar largas transfusiones de sangre, para ver si podría sobrevivir, esas eran malas noticias, porque de morir el Senescal la paz que había reinado durante muchos años estaba en peligro de desaparecer.
-Ha sido muy lamentable y de verdad agradezco su atención príncipe pero tengo que retirarme, mi coche está afuera preparado para partir tengo que avisar a mis padres de este terrible acontecimiento
-De verdad se tiene que ir?... si gusta puedo hacer que los acompañen hasta las afueras de Pacholandia para que viajen seguros
-Muchas gracias por su ofrecimiento *dibujo una leve sonrisa en su rostro* pero con mis acompañantes estoy segura, además ya ha sido bastante amable al traerme a su casa después del caos en la fiesta. *se despidió con una leve reverencia a lo que el príncipe le respondió de la misma manera Xía salió de la casa de Nicolaís y subió al coche junto con Ange y Sebastian emprendió el viaje hacia Pacholandia*
-zona boscosa, camino a Pacholandia-
Todo estaba en perfecta calma, los aboles se mecían al compás del viento, los rayitos de sol se colaban por entre las ramas de los árboles frondosos, nada parecía interrumpir el canto de la naturaleza, de pronto un rayo de electricidad salió de repente de la nada, otro rayo más aparecía cerca de ahí, era una especie de campo magnético que se concentraba en el lugar, los rayos eran cada vez más visibles y más frecuentes, el aire comenzaba a soplar fuerte, una extraña luz comenzó a emerger del centro de este campo magnético, de pronto todo el lugar se iluminó y tras una pequeña explosión todo acabó. Los rayos se fueron desvaneciendo, y el viento se calmó, la tierra que había estado revoloteando por efecto del viento por fin volvió de nuevo al suelo.
La princesa Xía regresaba junto con sus acompañantes de la trágica reunión en donde habían herido de gravedad al Senescal, venían muy consternadas por la noticia. Kilómetros más adelante, se perdía de vista el camino, aun les faltaba mucho por recorrer hasta llegar a Pacholandia. El día era hermoso, soleado, pero con un aire de misterio inexplicable.
En un lado del bosque en medio de la nada apareció una luz, que aunque había carruajes pasando cerca, nadie se dio cuenta debido a la luz del mismo sol. Cuando la luz desapareció una joven yacía en el piso. Su cabello era hermoso, largo si estuviera en pie seguramente le llegaba un poco más abajo de la cintura, negro y cuando los rayos del sol la tocaban, se reflejaban unas tonalidades moradas, estaba tendida boca abajo, traía un vestido verde oscuro largo, le cubría desde el cuello hasta los tobillos, su piel era blanca, más blanca de lo que cualquier ciudadano de este mundo hubiera podido imaginar, sus labios carmesí estaban bien delineados, sus ojos iluminados por unas sombras oscuras las cuales de haber tenido los ojos abiertos hubieran resaltado sus ojos violetas. Estaba inconsciente, su brazo derecho estaba soportando su cabeza y su brazo izquierdo estaba extendido en el suelo, estaba muy débil cuando sintió lo cálido del sol en su mano abrió los ojos, sin fuerzas para moverse solo contemplaba cómo los rayos del sol iluminaban su pálida mano se asombró al descubrir que no le hacía daño.
- ~~estoy bajo el sol!!... pero… porqué no me está pasando nada… estaré muriendo?~~ pensaba la chica sin poderse mover… se le vino a la mente su ultimo recuerdo su amiga, un cristal, pero no lograba comprender, las imágenes en su cabeza daban vueltas, hasta que por fin perdió el conocimiento.
El carruaje de la princesa Xía se acercaba cada vez más a su destino, ella estaba tan nerviosa, no olvidaba lo que había pasado en la fiesta del Senescal, que tragedia… qué diría su Madre al enterarse?...
- Madre.. creo que la paz que había perdurado por todo este tiempo, ha comenzado a desaparecer..
La princesa Xía hablaba en voz alta mirando por la ventanilla del carruaje observando la tranquilidad del bosque, mientras Ange dormía cansada del viaje, hasta que Xía observó que había algo cerca de ahí, parecía una persona.
- detente Sebastian!!... *grito al cochero* detente por favor!!... hay alguien ahí!!..
Sebastian detuvo el carruaje, Xía no se espero a que le ayudara a bajar, salió corriendo en busca de la persona que estaba en el suelo.
- Espere Señorita..!! Espere!!.. *Sebstian bajo y fue detrás de la princesa, ambos llegaron a donde estaba la joven*
- Se.. Señorita!!... *llamó Xía sin respuesta, se sentó al lado de ella* es.. estará muerta?.. *preguntó en voz baja sabiendo que Sebastian estaba detrás de ella*
- no lo sé… permítame un momento… *Sebastian se acercó a la joven, retiró su cabellera del rostro de ella y acercó la mano a su cara, al momento de tocarla sintió su piel helada, pero ésta movió un poco la boca sin articular palabra, aunque no sabía si respiraba* está... parece que solo está inconsciente…
- bien llevémosla con nosotros... *Xía se alegró un poco al saber que la chica aún estaba con vida, aunque Sebastian tardo en reaccionar*… anda ayúdame a llevarla al carruaje, no tenemos mucho tiempo…!!!
- ehh… si señorita… *con mucho cuidado tomó a la joven en brazos, no pesaba tanto, pero todo su cuerpo parecía estar helado, su piel había llamado la atención debido a su blancura, pero no hizo preguntas y se dedico a seguir las ordenes de la princesa*
El carruaje siguió su curso, en Pacholandia en las afueras del nuevo Palacio esperaban los padres de Xía, les habían llegado ya las malas noticias por lo que esperaban ansiosos su regreso. Sebastian detuvo el carruaje, bajó para abrirle la puerta a la princesa, y ésta tardó un poco en bajar del coche.
- Hija!!... *Inufan fue corriendo a abrazarla*... estaba muy preocupada por ti... nos llegaron noticias de lo que ocurrió en Drakonia…!! *Syaoran ya estaba con ellas cuando Xía comenzó a hablar*
- fue horrible madre… padre… *dijo dirigiéndose a ambos* todo estaba muy bien y de repente fue un caos, gracias a Dios el príncipe Nicolaís gobernante de Amestris me sacó del salón y me puso a salvo.
Syaoran abrazo a Inufan y a Xía
- quién pudo haber hecho semejante atrocidad… *Syaoran no se explicaba lo que había pasado*
- lo importante es que ya estás en casa hija… vamos adentro para que descanses del viaje. *Inufan la estaba dirigiendo a la entrada*
- este… *Xía se detuvo en seco* es que… en el camino… *se quedó callada y se giró hacia el carruaje*
- que?? *contestaron ambos al unísono*
- te paso algo?.. *Inufan preguntó algo alarmada*
- No, no… es que veníamos en el camino y cuando mire hacia el bosque entre los arboles vi a una joven tirada en el piso, nos detuvimos y la hemos traído con nosotros… está en el carruaje…
- o.o!!... y porqué no nos dijiste antes?... *voltearon a verse el uno al otro, y luego voltearon de nuevo con Xía*
- es que no me dieron tiempo… pero hay que llevarla a una habitación según Sebastian solo esta desmayada.
*mientras decía esto Inufan y Syaoran ya habían mandado a dos sirvientes para que llevaran a la chica adentro del palacio, Inufan se quedó con Xía, mientras que Syaoran seguía a los sirvientes que llevaban a la chica, Ange apenas acababa de despertar y no se dio cuenta de que habían llevado a la chica*
- Madre… esa chica… me parece muy familiar… se parece a alguien… pero no recuerdo… *Xía se llevo las manos a la cabeza intentando recordar*
- Xía, no te preocupes me preocupa más que descanses, vienes de un largo viaje y además de una experiencia no grata, déjame entrar a revisarla y cuando estés más tranquila iré a verte a tu habitación... anda
- está bien Madre, por favor, si la chica despierta podrías mandar a informarme?
- por supuesto Xía.. *le dio un beso en la frente y subieron a las habitaciones, dejó a Xía en la puerta de su habitación, y se dirigió a donde habían puesto a la joven.*
Syaoran estaba en la puerta de la habitación de la joven, cuando llego Inufan observó que él estaba extraño, pensativo y algo preocupado.
- que pasa Syaoran?
El volteó y tomó a Inufan por los hombros
- Inufan, te parecerá algo extraño, pero quiero que te tranquilices…
- que pasa?... me estas asustando más!!... le paso algo malo a la joven?..
- No, no... Ella al parecer está bien, pero… bueno temo que te lleves una impresión fuerte..
- ohh... Syaoran,* en tono de despreocupación* ya sabes que no me impresiono cuando veo a alguien herido, sabes por las batallas que hemos pasado y no puede impresionarme nada mas…
- bien… *dio un ligero suspiro* estás avisada, entremos…
Entraron en la habitación, era realmente grande, había un gran espacio entre la puerta y el borde de la cama la cual contaba con un gran dosel muy al estilo colonial del cual se desprendía un cortinaje transparente de color plateado, en el centro de la habitación había una mesa redonda adornada con un centro de mesa con flores que parecían recién cortadas y había 3 sillas dispuestas alrededor, del lado derecho de la cama había una cómoda con una lámpara y varios adornos pachones, del lado izquierdo había un juguetero también adornado con figuras pachonas y algunas fotografías de los gobernantes y de Xía, en el ala derecha de la habitación se veía una gran puerta la cual daba a un extenso guardarropa que en ese momento se encontraba vacío, en el ala izquierda había un ventanal con un balcón que daba a los jardines del palacio. Inufan y Syaoran se acercaron a la cama, Syaoran se puso justo detrás de Inufan previniendo cualquier reacción de ésta.
- ella… ella es… *Inufan sintió que las piernas le temblaban, si no hubiera sido por Syaoran se hubiera caído al piso* … no puede ser… es Gabrielle!!.. *sintió que le faltaba un poco el aire, y Syaoran le paso los brazos por la cintura para detenerla* … o al menos… es idéntica a ella…
- en efecto, por eso temía tu reacción, yo también me di cuenta de su gran parecido, pero ten en cuenta que Gabrielle ya no está con nosotros, y que esta chica aunque se parezca tanto es una persona diferente. *llevó a Inufan a una de las sillas que estaban en la mesa de centro* Siéntate mi amor… y cálmate, sé que fue un gran impacto pero debes tranquilizarte o Xía se preocupará…
*Inufan respirando profundamente tratando de calmarse* - sí tienes razón… es que ha sido impresionante ver el parecido con mi prima… ahora entiendo porqué me dijo Xía que le parecía familiar…
********************************************************
Gabrielle despertó de su inconsciencia, pero no quiso moverse ni abrir los ojos, porque se dio cuenta que en la habitación habían dos personas, por lo que podía escuchar era un hombre y una mujer, la voz de la mujer le pareció algo familiar aunque más madura y la voz del hombre no la reconoció, aguzo el oído para escuchar lo que estaban hablando las dos personas.
Gabrielle: ~~ su voz creo que la he escuchado antes… ~~ * escuchó que se acercaron a la cama, y la sorpresa de la mujer cuando estuvo más cerca, luego escuchó decir su nombre se sorprendió pero no quiso inmutarse* ~~como saben?.. acaso me cono...~~ se interrumpió a sí misma de sus pensamientos, pues escuchó la voz del hombre ~~si eso debe ser, le recuerdo algún familiar… aunque nunca me habían encontrado parecido con alguien que raro.. al parecer se llamaba como yo…~~ escuchó que se alejaron un poco, pero seguía al pendiente de la conversación… ~~vaya le recuerdo a su prima.. hmm.. Xía?.. quién será Xía….~~
********************************************************
- Al parecer solo está desmayada, ha estado así desde que Xía la encontró cerca del camino por el bosque, no sabemos lo que ésta joven ha pasado para que haya terminado de esta manera y en ese lugar… así que no tenemos más que esperar a que despierte para poder saber de donde es y como se llama…
- si... *Inufan se quedo un momento pensativa* Syaoran no puedo creer el parecido *se levanta de la silla y se dirige de nuevo a la cama para observarla* es que, bueno es cierto si fuera mi prima no estaría así de joven, ella era mayor que yo, por lo que definitivamente ella no puede ser mi prima Gabrielle… pero era igual a cuando… *se detuvo no quería mencionar la palabra muerte*
- vamos amor, tu también necesitas descansar… *se acerco para tomar a Inufan por los brazos y guiarla a la puerta* … la impresión seguramente te puso los nervios a flor de piel… *la llevó hasta la puerta la abrió y antes de cerrarla tras de sí alcanzo a decir* vamos mi querida Inufan…
********************************************************
Gabrielle: ~~Vaya.. así que esa Xía me encontró en el bosque.. si recuerdo estar expuesta a la luz del sol, pero cosa extraña no me hacía ningún efecto, creo que estaba en eso cuando me desmayé… quienes serán ellos?...~~ *siguió escuchando, la voz de la mujer ahora sonaba más tranquila, pero algo la seguía inquietando* ~~Syaoran?, así se llama él.. pero cómo se llamará ella?...~~ *escuchó cuando Syaoran se acercó a la mujer y la manera en que le hablaba* ~~por la manera en que le habla… la debe amar mucho…~~ *sintió una gran tristeza pero estaba atenta a lo que sucedía en la habitación, cuando escuchó que por fin salían del cuarto se sintió más aliviada, hasta que escuchó el nombre que dijo Syaoran al salir* ~~Inufan!!!..? ~~ *abrió los ojos justo cuando se cerró la puerta, sus hermosos ojos violetas brillaban con el reflejo de la luz tenue de la lámpara de mesa, se quedó acostada esperando que los pasos de ambos se hubieron alejado, hasta entonces se incorporó hasta quedar sentada*
- No puede ser..!!! no..
*Gabrielle reaccionó agitada, volteó a ver las cosas que había en la habitación, reconoció algunas de las cosas que se encontraban ahí… los objetos pachones… giró la cabeza y vio en el juguetero que había unas fotografías, se acercó con un poco de miedo al pensar que hubiera podido regresar a este lugar, tomó las fotografías sin verlas… regreso a la cama, y estando de pie frente a ésta, tomó algo de valor y entonces*
- Noo!!... como puede ser…?? *en la fotografía estaba Inufan, con un Hombre y una pequeña niña, en el borde de la fotografía se podía leer, “Gobernadores de Pacholandia”, soltó las fotografías pero no cayeron al piso, sino en la cama* QUE?? cómo es que he regresado aquí?... *cayó de rodillas al borde de la cama, su rostro apoyado en sus manos sobre la misma* no puede ser… no es posible, yo no debo estar aquí… Daniel condenó mi alma a vivir eternamente y a vagar por diferentes mundos y dimensiones, y ahora que he… no es posible que haya regresado… *interrumpiéndose ella misma no pudo evitar soltar unas lágrimas, con lo que recordó* No.. no debo llorar.. mis lagrimas s.. *al momento de limpiarse la cara vio que la manga estaba normal, sin una gota de sangre* que?... *parecía confundida* … en este mundo las personas como yo al parecer nos comportamos de otra manera… el sol no me afecta de día y mis lágrimas son comunes… *se quedó pensativa* es cierto… ahora recuerdo aquí suele ser así… pero… *las lágrimas volvieron a brotar, y esta vez no se preocupó por detenerlas* … No.. no puede ser… tengo que hacer algo… primero debo averiguar por qué he regresado??… tantas transiciones, tantos mundos en los que he estado… y regresar a éste??… porqué precisamente a éste??… pero ellos no deben saber que soy yo… no deben… *se quedo un rato pensando y planeando en lo que les diría a los gobernantes cuando regresaran*
5.- Coincidencia?..
Inufan y Syaoran despertaron, ambos sabían que tenían que averiguar algo más sobre la chica que tenían como huésped, Inufan estaba emocionada por saber el nombre de ella, de la chica que se parecía tanto a su prima… decidieron ir a primera hora para saber si había reaccionado, al llegar a la habitación se dieron cuenta que Xía ya estaba ahí, al lado de la cama observando a la chica que aún “dormía”.
- hola padre, madre *dijo acercándose a ellos y dándoles un beso de bienvenida a ambos*
- no ha despertado? *preguntó un poco ansiosa Inufan*
- aún no.. pero no quiero separarme mucho, espero que reaccione pronto
- es extraño, ya debería haber despertado *añadió Syaoran*
Gabrielle: ~~quiero saber… esperare a que todos estén aquí para poder “despertar”~~ pensaba mientras escuchaba la conversación de los que estaban en la puerta, ~~esperare a que se acerquen y actuaré como si no los conociera, al fin de cuentas he aprendido a hacer este tipo de cosas~~
Dicho y hecho en cuanto los tres se acercaron a la cama, Gabrielle fingió despertar algo desorientada y fingiendo haber perdido la memoria
- eh.. en donde estoy? *dijo volteando a ver a las personas que estaban de pie a su lado*
- despertaste!!.. que bueno ^^ hola soy Xía estas en mi casa, en Pacholandia ^^
Inufan observaba, pero cada vez se le hacía más parecida a su prima, hasta que se atrevió a hablar
- hola, Bienvenida, yo soy Inufan y el es Syaoran mi esposo y padre de Xía, *como veía que la joven los miraba con cara de confusión, se atrevió a preguntar* sabes cómo te llamas?, sabes de dónde vienes?
- yo… soy… *actuaba tan naturalmente que nadie sospechaba que mentía* soy… soy.. *dijo tocándose la cabeza fingiendo acordarse* Grettel… si Grettel Van Harriett..
- O.O!! ~~incluso las mismas iniciales pensó Inufan~~
*Gabrielle sabía que su tatuaje del hombro derecho la delataría si lo vieran por lo que inventó un nombre con las mismas iniciales*
Gabrielle/Grettel: pero…. No se… de donde vengo… *se llevó una mano a la cabeza fingiendo un dolor*
- no recuerdas nada más?
Gabrielle/Grettel: *volteó a ver a Syaoran para ver al que había hablado* no.. no puedo… *se llevo la otra mano a la cabeza tocándose las sienes, actuando tan natural*
- bueno no te preocupes, no te esfuerces, ya recordarás, debe haber sido por algún golpe, por mientras si gustas puedes quedarte aquí hasta que te sientas mejor y recuerdes de dónde vienes *agregó Syaoran tratando de ser cortés con la chica*
- si!!... y yo puedo hacerte compañía ^^!! , y así platicamos y…
- Xía. Déjala descansar... si se siente bien mas tarde tal vez podrías mostrarle el castillo, si es que ella desea salir... *Inufan intervino y voltea a ver a Grettel*
Gabrielle (Grettel): muchas gracias, Sra. Inufan, Sr. Syaoran, Señorita Xía… *se recuesta de nuevo en la cama*
- ohh deja los formalismos por favor, bueno te dejamos descansar además Syaoran y yo tenemos cosas que hacer... ^^
- *Syaoran entendió el mensaje entre lineas de su mujer* con permiso, Xía no vayas a molestar a nuestra invitada..
- no... Padre... descuida
Gabrielle/Grettel: gracias... *Inufan y Syaoran se van, y Gabrielle queda sola con Xía* y dime Xía, cómo es Pacholandia?
- pues es muy tranquilo, la gente es amable, me gustaría enseñártela cuando te sientas mejor, si es que gustas acompañarme
*Gabrielle no sabía que decir, y si al salir la reconocía alguien más?, aunque si ya había pasado tiempo probablemente los que pudieran haberla reconocido probablemente ya no estarían aquí, además seguiría con la mentira de ser Grettel… eso la ayudaría y le daría tiempo para averiguar qué fue lo que paso y porqué había regresado a Pacholandia*
-afuera del castillo de los gobernadores-
- te diste cuenta..!!
- o.O? de qué?
- como de que?.. de su nombre..!!
- hm.. Grettel..?.. que tiene de extraño?..
- ash.. Syaoran...*perdiendo un poco la paciencia pero moderando la voz* pues ella dice que se llama Grettel Van Harriet, te das cuenta?
- hmmm… *un poco pensativo repitiendo el nombre completo dos o tres veces* ohh!! Ya veo… puede ser una coincidencia
- coincidencia?.. se parece a mi prima Gabrielle y su nombre empieza con las mismas iniciales… realmente crees que sea coincidencia?..
- entonces que más puede ser… *observa a Inufan y se acerca a ella se pone enfrente impidiéndole avanzar más, la toma de los hombros y la mira fijamente a la cara* escúchame Inufan no quiero que te hagas falsas ilusiones, Gabrielle era como tú y como yo, no tenía ninguna especie de poder más que los conferidos por el Cid en su batalla, pero nada más... recuerda que ella murió y que la enterraron en el panteón pachón junto con sus padres. Lo recuerdas verdad?
- si.. pero.. *se quedó pensando un rato, Syaoran tenía razón, además como iba a ser posible que ella regresara así como era antes… no eso era improbable* tienes razón Syaoran, no debo empezar a imaginar cosas que no son… bueno vamos que la junta con los generales está por comenzar…
- bien dicho mi princesa..!! *Los dos siguieron su camino rumbo a la torre de Pacholandia en donde los esperaban los generales para su reunión*
Sean FELICES Y PACHONES ^^!!!
Cuando una puerta se cierra... prende la luz.. xD!!