Protector
El portentoso Fénix que coronaba la montaña había alejado durante siglos a los humanos de los tesoros que las leyendas situaban en sus cuevas.
Mientras, en los recovecos del monte, cientos de urracas retozaban entre joyas mientras observaban divertidas aquel muñeco que protegía sus cosechas.
Derecho de pernada
Todo era suyo. Todo. Menos mi mente. Allí se convertía, cuando trataba de poseerme,en lo que nadie osaba insinuar que era: un ridículo espantajo.
Una cama caliente y tarta de zanahoria con frosting de queso