No voy por el lado agorero de preguntarse cuánto tiempo nos queda de cine tal y como lo entendemos hoy día, sino de plantear cuál será la duración de las películas del circuito "estándar" dentro de unos años.
El sensual y aterrador triángulo de amor vampírico de Whitley Strieber cobra vida en esta novela clásica que ha saciado a millones de personas durante años.
Breve comentario sobre la nueva película de Terry Gilliam, en la que nos encontramos con un extraño reparto de papel protagonista: Johnny Depp, Jude Law, Colin Farrell y Heath Ledger metiéndose en el mismo pellejo
Max y los maximonstruos me gustaba más como título, pero no creo que este detalle afecte en absoluto a una película que me emocionó y me llenó (a pesar de lo vacía que estaba la sala).
Un ser alienígena enterrado en la Antártida ha sido devuelto accidentalmente a la vida por una expedición noruega. Su habilidad para cambiar de forma le convierte en la mayor amenaza imaginable. De unos pocos hombres depende devolverle a su tumba de hielo… o que infecte todo el planeta.
Nos preguntamos acerca de si a las estrellas de cine les va a seguir compensando gastarse los cuartos en operaciones estéticas porque hasta para esto la era digital parece tener ya solución.
Hay quien cree que las casas, al igual que las personas, guardan recuerdos de los hechos que acontecieron en ellas. Unos creen poder explicarlo mediante la Ciencia mientras que otros creen que los objetivos de estas fuerzas incluyen la destrucción de aquellos incautos que se ponen a su alcance.
Yo lo único que sé es que veía a Collin Farrell llorando una y otra vez, haciendo de Alejandro Magno una caricatura infame, y pronto sentí las lágrimas a punto de salirme de los ojos... pero de la rabia y de las ganas de ensartarle con un peplum por el cuello al susodicho actor y al director que había detrás de semejante despropósito cinematográfico e histórico.