Creo que te ha engañado el término (aunque seguro que es una errata y no es desconocimiento) en la frase "ganas de ensartarle con un peplum por el cuello". Como ahora habrás caído en la cuenta, peplum, a parte de denominarse así al género cinematográfico de "pelis de romanos, griegos, egipcios, etc." es la túnica griega; seguramente tú querías usar gladium (la espada de doble filo hispana que usaba la legión romana), quedando la frase como "ganas de ensartarle con un gladium por el cuello".
Alejandro Magno (o la locaza que conquistó Persia)
Yo lo único que sé es que veía a Collin Farrell llorando una y otra vez, haciendo de Alejandro Magno una caricatura infame, y pronto sentí las lágrimas a punto de salirme de los ojos... pero de la rabia y de las ganas de ensartarle con un peplum por el cuello al susodicho actor y al director que había detrás de semejante despropósito cinematográfico e histórico.
Aclararé que vi esta película con muy pocas expectativas, creyéndome suficientemente advertido. Ingenuamente pensaba que la vida del rey macedonio es tan interesante de por sí que, a poco que se hubiera esforzado Stone, me serviría para pasar una tarde en casa con el DVD.
Qué equivocado estaba. Un director más anodino quizás se hubiera limitado a hacer una película comercial para pasar el rato, comer palomitas y digerirlas luego mejor con coca-cola. Hubiera sido mejor que la original -y nefasta- originalidad de Stone, por no hablar de cómo ha sido degradado el propio Alejandro hasta convertirse en una caricatura...
En opinión de algunos podrían rescatarse las batallas como lo único aprovechable de la película. Pse. La batalla de Gaugamela no es más que un caos de primeros planos desenfocados de gemidos y espadazos, todos como filmados al galope. Seré benévolo y supondré que Stone trataba de que fuera trepidante y no marear al espectador, provocándole nauseas. Claro que peor es la colorida fantasía que se vive en la batalla más allá del Indo. Mientras temía quedarme daltónico, tan sólo eché en falta la voz de Louis Armstrong cantando "La vie en rose" para rematar tanta "creatividad".
Porque Stone ha sido creativo en todo momento. Centrar el argumento alrededor de las batallas y aventuras de Alejandro Magno hubiera sido demasiado convencional. En vez de eso, Stone prefirió hacer un buen psicoanálisis, centrándose en la juventud del macedonio. ¿Quién sabe si Sigmund Freud no le hubiera encontrado el interés que los que intentamos encontrar algo de Historia o de acción no pudimos?
Además tenía así una buena excusa para dar protagonismo a Angelina Jolie. Parece ser que es la mujer más sexy del planeta (se entiende que los Estados Unidos son el planeta) y, claro, que una megadiva-sexual se adecue al personaje es lo de menos. Eso sí, unas escenas de sexo (cuantas más, mejor) hubieran mejorado una película tan aburrida.
Y es que, según Stone, Alejandro tuvo una madre muy dominante y un padre impresentable... Vale, Filipo sometió a todas las ciudades griegas y preparó el camino a su hijo, pero es que a Stone no le interesa esto como no le interesa en general la Historia. Lo realmente importante no es que Alejandro Magno construyera un imperio sino por qué no pudo superar bien su complejo de Edipo y se convirtió en un nenaza débil, completamente estúpido y con más pluma que los Morancos en el especial de Omaita.
No pretendo que el Alejandro Magno real fuera perfecto. Pero por todo lo contrario a lo que pretende Stone: demasiado decidido, demasiado tenaz, demasiado fuerte de carácter. En cuanto a su bisexualidad, no sabemos si se trata de la ignorancia de Stone o de clara homofobia, pero que Alejandro Magno fuera bisexual (algo bastante aceptado entonces) no significa que fuera afeminado y mucho menos una locaza.
Pero me temo que el espectador que conozca poco del verdadero Alejandro se preguntará cómo un personaje tan débil de carácter e inteligencia pudo construir un imperio.
Yo no sé si fue la ignorancia de Stone, si odiaba al propio Alejandro Magno o si se sentía tan ansioso de hacer algo original que cogió un trozo de Historia e hizo con ella lo que se le antojó para jugar al psicoanálisis. Yo lo único que sé es que veía a Collin Farrell llorando una y otra vez, haciendo de Alejandro Magno una caricatura infame, y que pronto sentí que yo también tenía las lágrimas a punto de salirme de los ojos... pero de la rabia y de las ganas de ensartarle con un peplum por el cuello al susodicho actor y al director que había detrás de semejante despropósito cinematográfico e histórico.
Alejandro Magno merecía algo mejor.
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Una pena de peli...prometia y se queda muy por debajo de lo esperado.
Por cierto, para continuar con el debate de Felix ¿No os estareís refiriendo al Pilum (la lanza-jabalina romana)?
Ops, pues sí tuve un lapsus. Quería decir un pilum y no un peplum
Oye, pues muchas gracias por rescatar esta reseña porque la había perdido al formatear el ordenador. Tendré cuidado de conservarla bien para que no me vuelva a suceder.
Por cierto, ahora entiendes el título. Parece increíble que Stone le caracterizara así por ser bisexual.
La verdad es que coincido plenamente con tu opinión sobre la película. Yo tuve la -triste- suerte de ir a verla al cine y me sentí estafado. Sobre todo porque con anterioridad había leído a Stone (ni una más, Oliver, que eres un jeta del tres, no me pillas ni en una más) hablar de cuánto significaba esta película para él, de cuántos años había tenido que emplear para realizarla tal y como quería, bla, bla, bla.
Es una vergüenza de película en todo. El Alejandro timorato, rubio-ochentero y blandito que interpreta Farrell ya es para indignarse, pero ese guión plúmbeo y tontaina, ese rollo trascendente-memo que barniza todo el metraje, esas batallas rodadas de forma lastimosa y esa banda sonora de Vangelis que parece rescatada de un publirreportaje de Nueva Rumasa... Pero qué horror, madre mía, qué horror...
Coincido bastante, aunque mi juicio no es tan duro, posiblemente porque ya la estoy olvidando...
Stone ya hace tiempo que se ha rendido. Da la impresión que lo único que le importa es la comodidad de los últimos años de su vida.
Me ha gustado mucho el tono mordaz de la crítica, lejos de lo políticamente correcto. ¡Sigue con ese tono!
Pillé el otro día esta película por casualidad en la televisión y me quedé, literalmente, perplejo. El contoneo de Alejandro, sin duda, resultaba cómico, aunque no tanto como sus expresiones. Me fue imposible verlo sin pensar en los montajes que han debido hacer a lo largo y ancho de la red... También me fue imposible terminar la película, y eso que los decorados llamaban bastante la atención.
Demonios, perplejo.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.