Hoy cedo esta columna a mi buen compañero Pedro Escudero, que tenía ganas de hablaros de Calabazas en el Trastero y las indispensables suscripciones.
Después de más de dos años desde que iniciáramos el proyecto de Calabazas en el Trastero, es un buen momento para sentarse y reflexionar sobre lo que se pretendía, lo que ha sido, lo que es y lo que será. O, dicho de otro modo, veamos de dónde venimos, dónde estamos y a dónde vamos.
La idea surgió unos meses antes de la celebración de la Hispacón de Almería, en 2008. En ese momento no existía ninguna revista periódica en papel de género fantástico en España. Miasma acaba de cerrar sus puertas, Historias Asombrosas daba sus últimos coletazos y no había expectativas de nuevos proyectos en el futuro inmediato. Por otro lado, nos resultaba innegable que había escritores con la calidad suficiente como para ofrecer relatos de interés con los que conseguir una buena selección. Además, la importancia de una publicación de este tipo resultaba -y resulta- innegable.
Si nos remitimos al entorno estadounidense, prácticamente todos los autores relevantes de género fantástico comenzaron publicando relatos en revistas especializadas. Sin ese ámbito en el que curtirse y ver valorados sus escritos, no hubiesen podido desarrollar sus carreras de igual modo, o al menos hubieran tenido un recorrido distinto (en este sentido me vienen a la cabeza los grandes nombres de la literatura de ciencia-ficción de la Edad Dorada). Asimismo estábamos convencidos de que existía un público lector que no encontraba lo que buscaba entre las ofertas editoriales en ese momento (la publicación de cuentos podía considerarse, en el mejor de los casos, como escasa) y que acogería de buen grado nuestra iniciativa. Por otro lado, siempre he sido de la idea de que si incluso a la mente más crítica le ofreces una única alternativa, no le quedará más remedio que aceptarla. Algo así sucede en nuestro país con la dicotomía cuento-novela.
Una vez decididos a emprender la aventura, teníamos que delimitar una serie de detalles, el principal de los cuales era qué tipo de textos íbamos a admitir. Nos decantamos por el género fosco porque era el favorito de todo el equipo y del que, por lo tanto, más conocimiento teníamos. Cómo no, esta decisión tiene la ventaja adicional de conseguir una especialización en los contenidos que permite a los potenciales lectores saber de antemano qué se van a encontrar.
En muchas ocasiones me han preguntado por qué optamos por publicar trece relatos y no fijamos el tamaño de cada convocatoria en, por ejemplo, la extensión de los relatos en palabras (aunque hayamos establecido una extensión orientativa de 5000 palabras como máximo por texto) o por número de páginas. La principal razón -al menos en mi caso- era establecer un número fijo de escritores que participaran en la antología. Y, claro, también fue porque el número trece nos gusta.
Uno de los hechos diferenciales de Calabazas en el trastero es que se establece un tema marco distinto en cada convocatoria. La idea nos encantó desde el primer momento. Así, los autores debían esforzarse por mostrar su visión particular de la temática de turno. De este modo se fueron sucediendo las convocatorias: Entierros, Arañas, Especial Poe, Tijeras, Terror Oriental, Bosques, Zaragoza Negra, Peste...
En general la acogida de cada convocatoria ha sido buena, con numerosas referencias en webs (y no sólo en las especializadas en género fantástico), abundante recepción de originales (con varias convocatorias entorno a los 200 relatos recibidos, todo un logro si se tiene en cuenta que en la mayor parte de las ocasiones son escritos ex profeso para la ocasión), el hecho de que autores consagrados hayan decidido “entrar en el juego” y participar en igualdad de condiciones con el resto de participantes... El colofón a estos logros llegó en la pasada Hispacón de 2010, celebrada en Burjassot, en la que se nos concedió el Premio Ignotus a la mejor revista de género fantástico. Una alegría y un revulsivo que nos ha empujado a trabajar con mayor ahínco.
Pero no todo son alegrías. Pese a la buena acogida por parte de los lectores, no todos los números han logrado cubrir gastos. Aunque con el transcurso de los números el esfuerzo ha recaído en Saco de Huesos (un proyecto editorial al que buena parte de los integrantes de la Biblioteca Fosca nos hayamos vinculados), su carácter militante, esa apuesta por el cuento y por los autores que lo desarrollan en castellano, continúa vigente, hasta el punto que el precio de venta al público no ha variado en estos dos años. Con Calabazas en el Trastero no se está buscando un mero beneficio económico, sino dar un marco y potenciar el relato fosco en castellano. Esta idea es la que marcará el futuro de la revista, continuar con la labor que nos hemos fijado. No hay mayor alegría para mí que ver a un autor que comenzó publicando sus primeros relatos con nosotros dando pasos mayores.
Pero para conseguir esto es necesario estabilizar las ventas. Entendemos que determinadas temáticas pueden ser más atrayentes para los lectores (intentamos que todas lo sean, pero siempre podemos llevarnos sorpresas, para bien o para mal) o que en ciertos números la selección de autores contiene a varios nombres más conocidos y que esto facilita su distribución: Sin embargo, unas ventas erráticas son el mayor problema para la continuidad de la publicación. Por ello desde el primer número creamos la figura del suscriptor, que por sólo 18 euros (con un descuento de 1 euro por ejemplar) recibe puntualmente en su casa los siguientes tres números (pudiendo adquirir asimismo números atrasados con el mismo descuento). La suscripción supone en la práctica tener vendidos varios números de la revista antes de su publicación, lo que redunda en su estabilidad. En este sentido irán encaminados nuestros esfuerzos en un futuro inmediato, algo que no podremos conseguir sin la implicación de vosotros, lectores, siempre tan fundamentales.
Un tema vital, sin duda, y una reflexión interesante, compañero. Siempre viene bien pararse a mirar estas cosas.
A día de hoy no se ve el panorama ya tan negro: Sable está retornando a una mayor frecuencia de publicación y están saliendo revistas electrónicas muy interesantes. Aun así, creo que merece la pena mantener esta dando guerra.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.