La aventura de los godos
Reseña de la obra de divulgación de Juan Antonio Cebrián publicada por La Esfera de los Libros
La aventura de los godos, que yo he podido leer un par de veces en su cuarta edición (lleva bastantes más), es un libro de divulgación pensado para el gran público y con un enganche claramente nostálgico, dirigido a la generación de mis padres, aquellos sufridos niños que aprendieron la lista de los reyes godos de memoria y sin demasiado contexto. En cierta manera, parece pensado para saldar una vieja cuenta pendiente con esa maldición educativa que a los que nacimos en los '70 ya solo nos llegó a través de ecos en cómics o comentarios familiares.
Con estos mimbres, se trata de una obra de lectura rápida y sencilla, expuesta con un lenguaje cercano y que pone más el acento en las anécdotas y los hechos fáciles de recordar que propiamente una obra de historia formal. Es decir, no hay un análisis científico o una aproximación erudita, sino que Juan Antonio Cebrián intenta dar cuerpo, una realidad humana, a lo que en el imaginario colectivo de su generación (más allá de un par de excepciones) no eran más que meros nombres.
Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Por un lado, es francamente eficaz en su búsqueda de llamar la atención del lector e invitarlo a descubrir más sobre una época oscura. Su organización cronológica, la facilidad de palabra del autor y los mapas de apoyo permiten hacerse un cuadro general de la época incluso sin demasiados conocimientos previos. La lectura es ágil e interesante, tanto por los propios episodios como por el modo de plantearlos, cercano, muy radiofónico. Como panorámica, cumple bien.
Por el contrario, no ahonda gran cosa en las auténticas causas y consecuencias de los hechos históricos, tiene esa tendencia, heredada precisamente de cómo hemos aprendido la historia durante generaciones, a personalizar los eventos hasta el punto de que se entreven juicios de valor evidentes. El fantasma de la predestinación es patente incluso en la propia perspectiva: hablamos de los reyes godos porque son el mito fundacional de España frente a “invasores” como los suevos, los vándalos, los bizantinos o los árabes.
Era algo inevitable, cabe imaginar, desde el punto de partida. Por eso, tampoco creo que sea adecuado juzgar La aventura de los godos como un libro de historia propiamente dicho. Es más una obra para picar la curiosidad que ha optado por un enfoque cuasi romanesco de la realidad histórica y que ha abrazado los sesgos con los que tradicionalmente han sido presentados estos reyes con el objeto de, al menos, darles algo de sustancia, de cuerpo.
Así, se trata de una lectura ligera y curiosa, un buen punto de partida que tocará personalmente más a ciertos lectores, pero que se quedará corto e inexacto para los que tengan mayores conocimientos de historia.
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