Había sido estrictamente necesario aquel cierre. Algunos de nuestros compañeros habían desaparecido sin más; otros simplemente no habían podido con lo que se nos avecinaba, y yo por mi parte me había encontrado demasiado cansada como para volver a llevar el extravagante local.
Sin embargo, ahora me sentía mucho mejor. En unos días estuve limpiando la taberna, y arreglando algún estropicio pasado; y hoy por fin, se abrían sus puertas para no volver a cerrarse en mucho tiempo.
Dos horas llevaba ya esperando en la barra, nerviosa y expectante. ¿Quién sería el primero en entrar?
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Welcome back! Lo prometido es deuda Fer.
Me ha parecido interesante volver a empezar de cero, porque Coon ha desaparecido, y alguno más; y para que todo el que quiera pueda volver a embarcarse en esta aventura improvisada.
Pasen y pidan, como siempre la primera ronda invita la casa.
Jane respiró hondo antes de cruzar aquella puerta. Demasiado tiempo... demasiadas pérdidas. Ya ni siquiera poseía un reino sobre el que ejercer de princesa, ya no quedaban súbditos ni tierras que proteger.
Ya no quedaba nada. Sólo aquella puerta que se materializaba frente a ella como un nuevo punto de inicio. Un comienzo para una nueva vida intentando dejar atrás lo perdido y con ansias de crearse nuevos sueños por los que luchar.
Pilpintu seguía tal y como la recordaba, como si el tiempo hubiera pasado por su lado sin atreverse a tocarla, pero Jane ya no se asustaba de aquellas cosas.
Ambas se fundieron en un abrazo y con aquel gesto quedaron al descubierto todas las dudas sobre el futuro, toda la ausencia de noticias sobre sus compañeros, todas las esperanzas puestas en ellas mismas.
_ No te preocupes, buscarán la nueva ubicación de la taberna.
_ ¿De verdad piensas que regresarán?_ Y Pilpintu le devolvió a Jane una mirada como las que ella recordaba, llena de confianza y de seguridades que los demás no alcanzaban a ver.
_ La taberna es la casa de vuestras almas.