Taberna de las ExtRañEzaS EscRItAs: Volvemos a abrir

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Coon
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Subí el último de todos. Por algún motivo, había perdido peligrosamente el control. Me había dejado atrapar por las artes oscuras de Ham. Un fallo que no volvería a cometer. Cuando entré en la estancia pude oler la muerte. El cuerpo de Pil yacía inerte sobre la cama. Durante unos instantes, me conmoví. Las lágrimas corrían por el rostro de Jane y el Viejo es esforzaba por ocultar su pesar. Respiré hondo y me dí cuenta. Pil estaba allí, podía oler su magía. Su espíritu, su forma astral mejor dicho, seguí entre nosotros, en esa habitación. Aún no estaba todo perdido. Sin embargo no podía permitir en mi conciencia que Ham siguiera en la Taberna. No me creía ni una sola de las palabras que salían de su boca, por muy antiguo que fuera su poder y existencia. Aunque fuera uno de los primeros vampiros, incluso el primero, su naturaleza le exigía ciertas restricciones. Una de ellas, solventaría el problema sin enfrentamientos. No era el momento para luchar con nadie.

- Coon - dijo Jane - Pil ha...Pil ha...- el llanto entrecortaba su voz.

- Pil ha muerto - lo dije lentamente, con calma y solemnidad en la voz. 

- Ham - dije - Pil fue como una madre...No, Pil fue mi madre desde que tengo recuerdos. Y esta mi casa. Ella ha muerto y por lo tanto esta morada me pertenece a mi ahora.

- No lo hagas - dijo Ham adivinando mis intenciones.

- Oh, sí - dije - si lo hago - hice una pausa - Ham, la Taberna ha cerrado, este es un domicilio particular y tu no eres bien recibido. Considera retirada tu invitación.

El cuerpo de Ham comenzó a echar humo y a retorcerse. Entre gritos y sollozos se lanzó hacia la puerta y al atravesar el umbral se escuchó un fuerte ruido. Ham chocó contra el suelo. Se había debilitado hasta el punto de mostrar su forma original. Un viejo saco de piel y huesos de más de diez mil años. Se rehizo un poco, volviendo a cambiar de forma, aunque ahora su aspecto no era tan juvenil y medía varios centímetros menos. Intentó volver a entrar pero un destello y el mismo sonido de antes le empujaron de espaldas contra el suelo de nuevo. Yo le miraba desde el umbral. No me divertía, ni enfurecia ni tan siquiera me daba pena. No sentía nada mirando a aquel ser. 

- No se te ocurra volver - dije.

Ham se deshizo en una nube negra y se internó en la espesura del bosque, justo al tiempo que el sol comenzaba anunciar el alba. 

Cuando estube seguro de que Ham no estaba cerca, me dirigí a Roxane.

- Bien Roxane - dije - se que puedes verla ¿dónde está?

- Detrás de la barra, como siempre - respondió Roxane.

- Hola Pil - dije - espero que tengas algún plan porque no me agradaría nada que tu muerte fuera definitiva.

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Hambleto
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"La Taberna...La Taberna" dijo Lahire.

Recordó el primer momento, La Taberna le había cambiado de forma...a la de un viejo. ¿Porqué había hecho eso La Taberna? Era claro, a La Taberna no le gustaba su presencia, no había que pensarlo demasiado. Pero era claro que Pil, le había llamado.

Mientras veía a Pilpintu fallecer, recordó a la madre de ella. Bella como siempre.

Coon pronunció algo...

- Esta taberna es mía. Lo mío no es tuyo. Lo tuyo a la tuyo- Dijo cabizbajo, entre llanto y rencor.

Ham comprendió que Coon estaba completamente desquiciado por la muerte de Pilpin. Decidió salir por unos instantes...pero la Taberna le volvió a atacar, reduciendo su forma, golpéandole, e incluso cambiándole de forma de nuevo.

Entonces finalmente supo, que no era La Taberna sino Coon a través de La Taberna. Y algunos instantes antes, Jane.

"Esta Taberna se alimenta de sus almas, de sus emociones, de su poder"...pensó Ham. Me intentaba consumir entonces.

Finalmente afuera...espero en el Bosque Oscuro. Hasta recuperarse un poco del ataque de La Taberna.

Coon, salió entonces. Miró fijamente hacia donde se encontraba Ham. Los demás esperaron, salvo el Viejo.

- Aquí está, junto a mí, Pilpin-Dijo Coon

- ¿Qué deseas Coon?-

- Pilpin desea saber qué ocultas bajo tus ropas.-

El rostro de Ham, se veía entre sombras.

- Esta es tu verdadera forma- Inquirió Coon

- Así es. No tengo cuerpo. Esa fue mi maldición -dijo Ham

Una mano salió de entre las sombras. Entregando un sobre, Ham dijo...La primera hoja estaba destinada a mí, pero las 2 últimas son para Pilpintu.

Ham, habló sobre el poder de La Taberna. Sobre lo que él creía como actuaba y sobre el destino de su propietario.

- Eso ya lo sabía. Deberías viajar en el pasado y ver lo que te falta por saber- Dijo, Coon.

- .... No me hace falta Coon, yo también estuve en tu pasado...bajo distintas formas. Te he observado. Y justo como antes, has intentado echar una de mis formas...En aquél entonces, me disfracé de Mago, de Ladrón, de Bardo. Recuerdo una pelea. De pronto me lanzaste un hechizo y me convertiste en polvo - 

- Tal como ahora, no has cambiado nada-  Eres un chiquillo consentido.

- Mi poder, no va ligado a mi edad. Ya deberías saber que no soy rival para Richard. No me place enfrentarlo, a decir verdad. Pero amaba a la madre de esta mujer (Pilpin) y estoy dispuesto a enfrentarme a quien sea ¡INCLUSIVE A TI COON! con tal que ella y su taberna gozen de la Felicidad que siempre quise tener-

Pilpin, permaneció pensando en porque La Taberna haría eso...

- Es mi taberna, mis reglas..Mi taberna, mis reglas- Repitió Coon. - MI Taberna, mis reglas -

_Lo siento Coon, pero tuve que hacer esto. Para permitirme la entrada en La Taberna. Me he metido en tu mente. Mientras esté afuera de La Taberna podré tomar un aspecto más o menos normal. Pero mientras permanezca dentro de ti, no podrás hacer nada. Hacerlo te costaría la vida.- Sentenció Ham

Unas sombras oscuras se metieron dentro de la boca de Coon, mientras este continuaba diciento..."Mi taberna..."

Cuando éste despertó se dio cuenta de lo sucedido.

- ¡¡NO!!!, gritó- ¡Esto no puede ser!, ahora tengo a este malnacido dentro de mí.

Intentó con todas sus fuerzas, evadirlo...pero fue en vano. Comenzaba a sangrar de todas partes, de la nariz, de los ojos, de los oídos. Un fuerte dolor de cabeza, le invadía si deseaba expulsarlo...hasta querer darse de golpes en la pared e incluso, no pudo evitar soltar una lágrima de tan terrible dolor.

Cuando entraron. Todos esperaban expectantes.

Coon, sólo dijo:

- Continuemos. El Vampiro viene conmigo-

---

El viejo, guardo el sobre que le entregara Ham. Para abrirlo en ese momento o talvez nunca.

Los demás se alistaron a la empresa encomendada por Devan.

"El mundo se ha desquiciado, ¡vaya faena, haber nacido yo para remediarlo!"

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_Pilpintu_
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-En cierto modo aquella pelea me divertía, pero también era consciente de lo peligroso de la empresa- mientras Coon explicaba lo sucedido a los demás yo no dejaba de darle vueltas y vueltas a mi plan; mi hermana me miraba extrañada, le hice un gesto con la cabeza y nos colocamos en un ricón de la Taberna para hablar.

-Creo que puedo sacar a Ham del cuerpo de Coon,- ella asintió más comprensiva de lo esperado- cuando lo haga seguramente el vampiro intentará volver a poseer a Coon, quiero que le detengas, yo no voy a hacerlo para que nadie más me descubra, Coon volverá a intentar echarlo él ya sabe que estoy aquí así que espero que le convenzas para que no lo haga, pero sé disimulada...- ella se encogió de hombros resignada.

-¿Acaso me queda opción?- susurró, luego me miró y vi la duda apoderarse de su mirada, finalmente continuó hablando- hermana, sé que planeas algo más, algo que no me has contado; esto va a sonar raro pero no te emociones, la verdad es que siempre he codiciado poseer aquello que tú más querías, y eso no va a cambiar, no puedo cambiar quién soy y te voy a seguir odiando pase el tiempo que pase...- yo enarqué una ceja,- pero quiero que sepas, que aunque te odie... también te entiendo, contradictoriamente después de ver morir a mi hijo, de ver en la persona que llegó a convertirse...desearía que tú hubieses sido su madre; creo que eso ha ocurrido porque después de todo, más que a tí, me odio a mí misma; es lo que tiene elegir el lado oscuro.-

Antes de que pudiese contestarle, me dio la espalda y se puso al lado de Coon. Ahora me llegaba el turno a mí. Me acerqué,Coon me daba la espalda apoyado en la barra; besé mi anillo, y sin pensarlo demasiado atravesé su cuerpo con esa misma mano. Un fuerte latigazo casi me hizo retroceder, pero aguanté un poco más. Plapé primero una energía muy poderosa, que reconocía perfectamente, y entonces encontré a Ham. Al principio no sabía cómo iba a hacerlo, después de todo, cómo se agarra una energía... pero poco a poco fui notando que aquella energía parecía al tacto una serie de hilos que se iban hilvanando al rededor de la energía del propio Coon.  Tardé un momento en separar todos aquellos "hilos", los ojos rojos de Coon estaban desorbitados y parecía que le faltase la respiración así que me dí prisa; agarré fuertemente a Ham y "tiré" literalmente por él.

-Noooo- el grito del vampiro me dejó un poco sorda un momento. Coon miró rápidamente a Roxan, esta ya estaba cubriéndole para que Ham no volviese a meterse en su cuerpo. Entonces Coon se concentró para volver a echarlo pero Roxane le miró asesina.

-No lo hagas,- Coon parecía ignorarla,- a Pil no le habría gustado nada que lo hicieras.- Entonces él se paró en seco, sabiendo de mi presencia.

-¿Pero por qué? No es de fiar, es un...- Roxane gesticuló negativamente con la cabeza.

-A mí esto me está costando más que a tí pequeño demonio; así que dejemos de jugar. Estamos juntos en esto y Pil no querría que el grupo se disolviese; al menos no de momento...- miró entonces a Ham- y tú, siéntete con suerte porque estoy de buen humor, y porque Coon no es un loco... si te pasas un pelo no volverás a entrar ni a poseer a nadie; te puedo decir que este demonio de aquí se muere de ganas por darte tu merecido y yo con gusto le dejaré hacer una vez termine todo esto.-  Ham, que ahora tan sólo era una especie de nube de humo, se alejó de ambos.

Roxane me miró orgullosa, le encantaba sobre actuar y poner a cada uno en su sitio. Yo me sonreí. Eleazar estaba bebiendo acompañado de Julián y de Jane en la barra. El Purulento estaba ahora detrás de la misma e iba sirviendo a cada uno una copa, excepto a Guillaume que prácticaba a un lado con la espada.

Volví a Roxane. -Quiero que traigas a Eleazar- ella me miró confundida,- ¡hazlo!- insistí. Ella volvió a encogerse de hombros, se acercó a él, le susurró algo y se lo llevó a parte.

Me acerqué a ellos.

-Despídete- Roxane abrió mucho los ojos.

-¿De qué hablas?- dijo entonces asombrada.

-He dicho que te despidas de Eleazar, y no te lo voy a repetir, te estoy dando una oportunidad, cógelo como una forma de redención divina, pero hazlo pronto...- insté.

-Eleazar... yo... bueno, conozco tus sentimientos hacia mi hermana pero, ¿y qué sientes por mí?- él se sorprendió mucho, casi tanto como yo.

-Mis sentimientos hacia tí son sinceros, siempre lo fueron; te quiero, siempre te quise y así será, no va a cambiar nada de lo que siento- sentí que mi corazón se partía, pero por otro lado, después de lo que me había dicho Devan, no podía sino perdonar al Viejo.  Mi hermana asintió y volvió a recuperar la compostura.

-Pues espero que sepas, que yo sólo lo hice por vengarme de Pil- Eleazar sonrió, hacía tiempo que no le veía sonreír y respondió,- No esperaba menos de tí Roxane...- se fue. 

Mi hermana me miró, y supe que ella ya sabía lo que iba a suceder.

-Antes no podía ni haberlo imaginado, pero ahora que nos entendemos más, creo que no será tan peligroso, -ella asintió- yo tampoco volveré a ser la misma, supongo, esto es cosa de ambas; pero no estuvo mal tener una hermana gemela oscura...- ella se apoyó en la pared con cara de aburrimiento.

-Hazlo antes de que salga corriendo y no vuelva,- yo asentí con lo que habrían sido lágrimas en los ojos.

Cerré los ojos, ella también lo hizo. No podía saber en qué estaría pensando mi hermana en ese momento, yo pensaba en todos mis compañeros, los que estaban y los que habían estado. El Cazador del que me enamoré en su momento, el poeta melancólico llamado Darthz, el caballero reluciente llamado Dan, su preciosa mujer Mala, el terrible demonio que era Coon, la princesa Jane mi mejor amiga, el templario Guillaume, Julián buen sheriff y mejor persona, el sabio Purulento, el vampiro misterioso Hamtula... Eleazar mi verdadero amor, por el que tanto había sufrido y tanto había ganado... Mi hermana, mi terrible y poderosa hermana, pero a la que ahora que podía comprender también podía llegar a querer... porque las dos éramos una aún mejor.  Aunque teníamos los ojos cerrados nos dimos las manos, nos apretamos fuerte, a pesar de nuestras diferencias temíamos a lo mismo, el fin de nuestra existencia.

Toda mi luz estalló en un millón de estrellas, su oscuridad se convirtió en una espesa nube negra; y de aquella combinación, un fogonazo intermitente, rojo y cegador, se adueñó de toda la Taberna.

*****

Cuando abrí los ojos me sentía muy aturdida. Diferentes sombras me rodeaban, no identificaba los rostros. Hasta miles de flashes, como recuerdos, se apoderaron de mi mente. Rostros, historias que no alcanzaba a recordar... uno tras otro sin pausa.  Noté unas manos que me zarandeaban, me cogían por los hombros, me dolía todo el cuerpo.

-¡Habla maldita!¡ ¿Qué has echo con Pilpintu?!- yo sacudí la cabeza y me deshice como pude de él.

-¿Cómo me has llamado?- entonces, se acercó a mí un rostro más conocido. Era un hombre, extrañamente atractivo a mi parecer, sus ojos intensos me miraban con atención.

-No eres Roxane,- yo negué confundida,- ¿Pilpine?- preguntó. Y entonces supe quién era, y me lancé sin pensarlo a sus brazos.

-¿¡Qué ha pasado Eleazar?! ¿Qué ocurre?- y sollocé, como si acabase de despertar de pues de siglos de sueño.

 

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Coon
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 Vi la mujer que había nacido de nuevo de la unión de Roxane y Pilpintu. Pilpine, idéntica a la descripción que Eleazar hiciera de ella. Su luz era tan intensa que podía olerla en cada respiración. Aún estaba algo mareado. Sin cuerpo, Ham podía saltarse las leyes que servían para los demás vampiros. De nuevo había bajado la guardia. No podía permitir este tipo de situaciones. Hasta ahora la mínima expresión que me había permitido utilizar del poder de mi raza, los descencientes de Arkan, conocidos por todos como Arcanos y que era mi herencia por parte paterna, me había servido bien. Pequeños trucos mentales que aprendí del Viejo en la infancia y la destreza y fuerza física habían sido suficiente. Siempre temí explorar ese lado de mi ser. La maldición que persiguió a esta raza ahora prácticamente extinta era muy clara: su propio poder los corrompía, perdían cualquier rasgo racional y se mataban entre ellos. Aunque también cuentan las viejas historias que durante algún tiempo, unos pocos consiguieron dominar ese poder. Historias para niños, según la mayoría. Siempre había sentido el poder latente, la parte más mágica de mi ser. Siempre la había reprimido, sabía que si le daba rienda suelta podría matarlos a todos por accidente. Pero la cosa se estaba poniendo muy fea. Pilpine apenas parecía recordar nada y aunque su Luz fuese evidentemente poderosa, se la veía cansada. El Viejo estaba medio ausente. Purulento, convertido en Nigromante, sería capaz de ser un aliado poderoso, pero el poder de la muerte es un arma de doble filo y cuando se usa en beneficio, siempre redunda en malas conclusiones. De Ham no podía fiarme, ni tampoco quería. Era poderoso, aunque controlarle no fuera un problema para Pilpine e incluso para El Viejo. Sin embargo, temía que Richard fuera más poderoso de lo que esperaba. El poder que pude sentir en Devan la noche que combatimos era algo abrumador. Resignado, me sentí completamente inútil. Salí fuera, necesitaba respirar.

Me encaminé al cobertizo y me senté contra una de las vigas de madera que sujetaban el techo. Miraba al suelo  con la mirada en otra parte, jugueteando con una paja entre los dedos. Alguien se sentó a mi lado. No la había visto, pero el olor de su pelo era inconfundible.

- ¿No creeras nada de lo que ha dicho ese vampiro? - pregunté.

- No - respondió Jane -  no lo creo. Es más, estoy segura de que miente. Por dos razones: la primera es que Cane es un nombre horroroso. Nunca, escuchame, nunca bajo ningún concepto llamaría así a un hijo mío. 

- Jajajaja - aunque mi risa era sincera, sonó sin fuerzas.

- La segunda razón - continuó levantando mi cara con la palma de su mano para mirarme a los ojos - es que si ese chico fuera hijo nuestro, nunca se prestaría al lado oscuro. Detrás de esa fachada, de ese aire de suficiencia que adoptas para tranquilizar a los demás, yo he visto un corazón que se preocupa, el corazón más humano que he conocido, el más noble en sus intenciones.- hizo una pausa - No, nunca habría apoyado el mal camino. 

- Jane, me voy - dije.

- ¿Cómo que te vas?

- Me voy, necesito encontrar a cierta persona...

- No puedes irte, todos te necesitamos aquí.

- No es cierto - dije - Guillaume, Julián, Purulento, El viejo y ahora Pilpine se bastan para mantener esto vivo, aunque me temo que no sea suficiente contra Richard. El tiempo le ha hecho demasiado poderoso, pude sentirlo cuando luche contra Devan, ahora comprendo que era Richard quien controlaba su espada. De todas formas, aquí no sería de ayuda. No ahora. No así. Me voy.

- ¡No! - dijo Jane - No puedes irte, no dejaré que lo hagas.

- ¿Por qué no? Es lo mejor princesa - esta la palabra fue simplemente una palabra, sin segundos sentidos, sin rintintin alguno. 

- Porque no quiero que te vayas - lo dijo bajando cada vez más el tono de su voz hasta convertirla en un susurro. Un susurro que terminó con  un tímido roce de nuestros labios. Aquello fue suficiente para desatar lo inevitable. El roce se convirtió en un beso rebosante de pasión, algo por lo que ambos habían esperado en lo más profundo demasiado tiempo. En aquel cobertizo, con la luz del sol creando sombras al entrar entrecortada por las pequeñas ventanas, los deseos más ocultos de ambos se consumaron al fín.

Al anochecer, Jane abrió los ojos, somñolienta y sonriente, pero no había nadie a su lado. Estaba tendida sobre una cama de heno y tapada con la gabardina de Coon, sus ropas desperdigadas por todo el cobertizo. A su lado solo había un sobre con una frase escrita, una letra que reconoció al instante a pesar de no haberla visto nunca.

"Lo siento, pero no puedo quedarme. Ahora mismo no puedo seros de ayuda, ni siqueira confío en mí mismo. Me siento desorientado. No he sabido controlarme en ningún momento, he bajado la gaurdia demasiadas veces, permitiendo incluso que Ham poseyera mi cuerpo. Sabes que eso nunca habría sucedido antes. No me siento yo mismo. Cada día me cuesta más reprimir mi naturaleza, en cierto modo deseo dejarla correr, abrazarla al fín después de tanto tiempo...Quizás esté perdiendo la cabeza. Por eso me voy. Karim me habló una vez de un hombre anciano que conocía más sobre nuestra raza de lo que debiera saber cualquier humano. Me dió un nombre y durante nuestra estancia en el palacio de Fenno, pude consultar su biblioteca. Si es quien creo, quizás pueda ayudarme. Lo siento, pero lo necesito, no puedo seguir así. Si el poder de los Arcanos que late en mi interior se liberara, solo Pilpine podría hacer algo y solo estando en buena forma, lo que no parece ser el caso. No tengo tiempo para extenderme más, quiero partir antes de que salga la Luna. Diles a los demás que me he ido, pero no les cuentes nada más. Finge que no sabes nada. Nunca pensé que diría esto, pero confía solo en El Viejo. A él si puedes contárselo todo y quizás pueda darte más detalles sobre quien soy y qué soy. Pídele que te cuente la historia de Nefresto. Lo siento princesa, me voy.

P.S.: Mira en el sobre, es para ti."

Jane miró dentro del sobre y vió un pequeño anillo plateado, con una pequeñísima piedra blanca y negra como único adorno.

Casi en los lindes opuestos del bosque, Coon cabalgaba sobre Hilal al galope más rápido. La determinación brillaba en sus ojos rojos como el fuego y aunque sabía que no tenía más opciones, no pudo evitar derramar algunas silenciosas lágrimas.

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jane eyre
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Jane guardó el papel en el sobre y se cubrió con la gabardina. Estaba impregnada de su olor y era lo único a lo que en aquellos momentos quería aferrarse. Con la mirada perdida en un punto inexistente en alguna parte de aquel bosque que veía desde el cobertizo, su mente se recreaba en lo último que habian compartido, quería grabar todo aquello en su mente, las caricias, las palabras entrecortadas, el placer que habían alcanzado juntos ... y ahora no podía más que arrepentirse por el momento escogido. Todo lo que habían deseado, todas las veces que se habían reprimido, todos los momentos que podían haber convertido en únicos y habían escogido justo el momento en que todo aquello quedó convertido en despedida.

Jane volvió  a sentir su olor y a imaginar su roce... no. Aquello no sería una despedida, no definitiva... Coon no huía de los problemas, los enfrentaba... se lo había demostrado mil veces.

Volvería, estaba segura. Sólo era cuestión de tiempo y Jane tenía toda una eternidad. Cubrió su desnudez con sus ropas y guardó bajo su corpiño el sobre con la carta y el anillo... la gabardina, en la mano... la función empezaba.

Entró en la taberna justo cuando todos empezaban a cenar.

Se dirigió a la barra y con tono totalmente tranquilo dijo:

_ ¿Habeis visto a Coon? He encontrado su gabardina en la cuadra pero no están ni él ni Hilal... creo que se ha marchado.

Pilpine habló enseguida, a Jane le costaba ver a Pil con la apariencia de Roxane, pero solo había que mirarla a los ojos para ver que su amiga estaba allí.

_ Jane es Coon, él no abandonaría a sus amigos. Habrá salido a vigilar los alrededores, quédate tranquila.

El Viejo bastardo seguía comiendo de su escudilla, sin mover la vista de los ojos de la princesa, sospechando que su querida esposa se equivocaba.

Cuando después de cenar, todos subieron a intentar descansar en sus habitaciones, Jane salió a contemplar la noche. Viejo Bastaro ya estaba allí, esperádola.

_ Se ha marchado ¿verdad?, tú lo sabes.

Los ojos de la princesa hablaron por ella.

_ Siempre tuvo miedo de su propia naturaleza _ se secó las lágrimas _ Tú lo conoces mejor que yo, Viejo, sabes que nunca se hubiera perdonado el que la parte de sí mismo que no controlaba  hubiera hecho daño a alguno de nosotros... ha ido a buscar a alguien de quien Karim le habló... la pelea con Ham ha hecho salir a una parte de él que quería mantener al margen y ha tomado la decisión de ir en buca de su verdadera naturaleza Arcana _ las lágrimas volvieron a entorpecer sus palabras_ Te juro que nunca perdonaré a Ham... Viejo, los demás no peden saberlo, pero yo necesito saber ¿comprendes?

Viejo Bastardo escuchab atentamente, dejaba que las palabras obraran su efecto de desahogo sobre Jane, era lo único que podía hacer, después de todo, él sabía muy bien lo que significaba tener que separarse deser querido.

_ Coon dijo que me explicarias. Necesito saber, Viejo. Quiero saber. ¿Quién es la persona de la que me he enamorado?... ¿o qué es?... Si no obtengo respuestas voy a volverme loca ¿Quién es Nefresto?

La expresión del Viejo cambió instantáneamente y buscó algo en las manos de la princesa. Allí estaba. El anillo que Jane se había puesto antes de salir de la Taberna, captó toda su atención.

 

 

 

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Julián Castro
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Todos estaban muy contentos con el retorno de Pilpintu, aunque fuera bajo la forma de Pilpine. Todos menos Julián. No sabía si era porque le apenaba un poco, aunque sólo fuera un poco, que Roxane se hubiera "ido" de alguna manera. Él por lo menos había descubierta en esa mujer en la que todos veían una zorra sin escrúpulos una persona que lo que quería era que alguien la tomara en serio. De algún modo, se había hecho amigo suyo. No sabía si era porque había visto a Jane y a Coon marcharseal exterior de la Taberna hacía rato y no había vuelto. O simplemente porque la aparición de Pilpine no era una buena señal para él.

Discretamente desde su mesa apartada del resto, sacó del bolsillo el regalo del Emperador Devan. Ambos regalos: el pergamino en blanco y la bala con runas inscritas en su superficie.

Una sola bala alojada en la cabeza de Pilpine, en el momento justo, será suficiente.

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Julián se acercó despacio, dubitativo, a donde estaba Devan. Estar en presencia de aquel hombre que destilaba un poder inmenso por todos sus poros le intimadaba bastante.

-Acércate, sheriff. No tengas miedo.- le dijo el emperador.

Julián dio unos pasos más, y se volvió rápidamente a mirar al resto del grupo, que le esperaba en el centro de la  sala. Sus ojos encontraron automáticamente a Jane. Que estaba sentada al lado de Pilpintu.

-Sabes que no puede ser tuya, Julián.-le dijo paternalmente Devan.-Es de otro.

-Aún puedo hacerle cambiar de opinión.

-No, no puedes. Ni siquiera quieres hacerlo. Se parece a ella, ¿verdad? Por eso crees que estás enamorado. Pero no es ella, y lo sabes.

Julián le miró boquiabierto.

-¿Cómo sabes...?

-Toma.-le dijo sin responder Devan, ofreciéndole un pergamino doblado.-Este es tu regalo.

Julián lo desenrrolló, pero estaba totalmente en blanco.

-¿Qué significa esto?

-Es un mapa.-le contestó sonriendo el emperador.- Ya sabes hasta quién te llevará. Es lo quieres, ¿no? Pero sólo se revelará su contenido con una cosa.

-¿Qué?-dijo Julián. Sin querer, tenía lágrimas en los ojos.

-Sangre. La sangre de Pilpine. Sólo si derramas un poco de la sangre de esa mujer sobre este pergamino, podrás recuperarla.

Julián estaba tan perplejo que no podía hablar. ¿Estaba hablando en serio ese hombre?

-Julián, deberás sentirte honrado. Eres el único al que le entregaré dos objetos. Aquí tienes.-continuó Devan, y le entregó una bala dorada con unas runas extrañísimas inscritas en su superficie.-Cuando volváis a vuestra época, no pasará mucho tiempo antes de que Roxane y Pilpintu se unan para convertirse en lo que de verdad son. Pero llegará un momento, Julián, y reconocerás al instante cuándo llegará, en que deberás dispararle esta bala a esa mujer, justo en la cabeza. Enontones podrás recuperar lo que llevas años intentando recuperar, Julián. Nos salvarás a todos, y recuperarás tu vida. Recuerda: una sola bala alojada en el cráneo de Pilpine, en el momento justo, será suficiente.

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

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Coon
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 Devan cruzó la sala de ceremonias, abrió la enorme puerta de madera blanca con adornos de oro y caminó hasta el enorme sillón dónde estaba sentado su abuelo. Richard Ojosgrises tenía el pelo corto y plateado, en sintonía perfecta con esos ojos helados que dejaban adivinar un poder funesto. 

- Ya está hecho abuelo - dijo Devan - tal y como lo habías planeado. Fue sencillo ejercer control mental sobre Lucía. Tiene mucho poder, pero se limita al control del plano temporal. Solo tuve que esperar a que se quedara sola...Lo cierto es que ha sido de gran ayuda. Viajar en el tiempo por nuestra cuenta es arriesagado y consume mucho poder. 

- Es cierto. Lo has hecho bien Devan. Puedo leer en tu mente todo lo que ha ocurrido. Hacerles creer que regías un imperio de paz y bondades fue un gran acierto - la voz de Ojosgrises sonaba reflexiva y aunque no lo pretendiera, autoritaria - Si todo sale según lo planeado, pronto se destruirán ellos mismos. Confundir al vampiro no fue fácil, es poderos. Pero sigue sin ser rival suficiente para mí. Me preocupa mi hija. Por separado Pilpintu y Roxane no podían morir. Pero juntas, aunque Pilpine sea mucho más poderosa, hay una posibilidad. Espero que ese sheriff termine siguiendo sus instintos.

- De todas formas, si Coon hace su parte y me clava esa daga, no tendremos problemas. Activará las runas con su sangre y cuando esta se mezcle con la mía directamente en mi corazón, el poder de los Arcanos se unirá con el que me pertenece por nacimiento. Entonces podré cumplir tus deseos Abuelo, el mundo estará a tus pies. 

- No me gustaría correr ningún riesgo, de todas formas - dijo Richard - No podemos estar seguros de que la triquiñuela que preparamos con Ham evitara la unión. Ya hemos cambiado el presente forzando la unión de Roxane y Pilpintu, así que no todo tendría que salir como antes. Pero aunque así fuera y los derrotáramos, no podemos permitir que ninguno escape, como la otra vez. En especial no podemos permitir que escape la Princesa. SI la unión se ha producido, ya sabes lo que ocurrirá. Si el nace...ni con todo mi poder podría vencerle. Si no hubieramos tenido a su hermana bajo nuestro control, jamás habría bajado tanto la guardia como para que pudiera encerrarle en un plano astral paralelo. Y aún así, fue dificil, demasiado...

- Acabaré con la princesa Jane lo antes posible. Aunque la unión se haya consumado, no nos supondrá un problema.

- No... - dijo Richard - tengo mejores planes. Búscala y cerciórate. Si él ya crece en su interior, traela aquí. La encerraremos y cuando el nazca, al fín tendré el heredero que merezco. Lo criaré como si fuera mi hijo y mi imperio será más fuerte. Pero sí quiero que me traigas la cabeza de El Viejo. Siempre fue un estorbo demasiado persistente. Ve.

- Si, emperador. 

Devan se dió la vuelta y salió de aquella sala y de aquel palacio, montó su caballo y se dirigió a las cuevas de Quiterial. Un cuartel perfecto para su tropas. Tenía órdenes muy concretas, pero había una que pensaba saltarse. Mataría a la princesa, embarazada o no. No pensaba dejar que su abuelo tomara a Ariel por heredero en lugar de elegirle a él. 

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ViejoBastardo
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-Nefresto... -El Viejo Bastardo masticaba las sílabas de ese nombre, como si le costara esfuerzo pronunciarlas-. ¿Coon te ha hablado de él?

Jane asintió. Dijo que tú me contarías su historia, que eso me ayudaía a comprender mejor quién es Coon y por qué ha tenido que irse. Te ruego que lo hagas, Viejo, pues de otro modo no creo que pueda soportarlo.

El Viejo asintió, dubitativo, e hizo una larga pausa antes de comenzar su historia.

-Ni siquiera sé cómo Coon recuerda ese nombre. Siempre le dije conté que lo había encontrado en un bosque cuando era pequeño. Supongo que en su interior habrá despertado algún tipo de memoria racial. No sé cuanto abarcará, pero ha sido lo suficiente para recordar el nombre del maldito Nefresto.

-¿Maldito?

-Maldito con toda su negra alma. O con casi todas. Nefresto fue un tirano, un demonio, y también un héroe. Y, sin duda, fue el mejor de mis amigos. Nefresto fue, sin duda, el más poderoso de los arcanos. Decía que su estirpe procedía directamente del Dios-Bestia Kane-hir.

Al oir el nombre, Jane dio un respingo que el Viejo no alcanzó a interpretar.

-Nunca supe si era verdad o no -continuó el Viejo-, pero el poder y la furia de Nefresto hubieran estado, sin duda, a la altura de semejante legado. En sus tiempos dirigió ejércitos de arcanos, hombres y bestias. No ansiaba poder o tierras, tan solo el fragor de la batalla. El sabor de la sangre. Retó a cielos e infiernos y salió victorioso cada una de las veces. Sólo perdió una batalla en su vida, y curiosamente esa derrota es la ue le dio lo mejor que nunca tuvo. Al menos por un tiempo.

-¿Qué batalla? -Preguntó Jane.

-La única a la que vale la pena rendirse, querida princesa: la batalla del corazón. Verás, Nefresto se enamoró de una humana, algo muy mal visto entre los arcanos. Su propio pueblo le giró las espaldas, lo obligaron a escoger. Y él la escogió a ella. Perdió sus ejércitos y su influencia, y se le impuso el exilio bajo pena de muerte. Aunque Nefresto fuera el más poderoso de ellos, y lo era, jamás hubiera podido con todos los arcanos a la vez, así que aceptó su destino y huyó con su mujer.

-¿Renunció a toda su vida por amor? Eso es... muy bopnito. Y triste.

-Sí, bueno, ella lo valía, aunque tal vez yo no sea muy objetivo, al fin y al cabo ¿quién no siente debilidad por su querida hermana pequeña?

-¡¿Tu hermana?!

El Viejo asintió.

-Mi hermana Laurha. Nefresto y ella se casaron, Pilpine y yo fuimos testigos- el Viejo cogió la mano de la princesa y señaló el anillo negro y blanco que le había dado Coon-. Este es el anillo con el que la convirtió en su esposa.

Jane miró el anillo.

-Entonces, ¿cómo es que Coon...?

El Viejo asintió.

-Una herencia familiar. Nefresto me lo entregó cuando partió hacia su última batalla, dejándome a cargo de su único hijo.

Jane apenas pudo susurrar su nombre: Coon...

-Así es. Lo he criado como si fuera mi propio hijo, por la promesa que le hice a su padre ante la tumba de mi hermana, y también por la sangre que me une a mi único sobrino.

Jane comenzó a preguntar qué había pasado. Cómo murió Nefresto. Por qué se extinguieron los arcanos, pero el Viejo le pidió silencio con la mano.

-Sé que todavía te debo una explicación, princesa, pero te ruego que esperes. Ahora mismo no me siento con corazón de rememorar la muerte de mi amigo. Ni mucho menos la de mi hermana.   

 

El Viejo bajó a la barra a servirse un trago. Los recuerdos despertados siempre habían acentuado su necesidad de alcohol.  Su pulgar se quebró al coger la botella. Cada vez estaba más débil. Se estaba pudriendo. No importaba que no pudiera morir, de algún modo acabaría por ser completamente inútil. Un monstruo, como esa versión marchita y esperpéntica de si mismo que habían visto en el futuro. Esa que todavía estaba, de algún modo, dentro de él. Cuando trató de recoger la botella, esta escapó de sus manos y se dirigió a la puerta. dos copas la siguieron. El Viejo sonrió y fue detrás de ellas, al exterior de la taberna y hasta la cima de un pequeño montículo cercano. Pilpine estaba ahí, tumbada sobre una manta, sonriéndole.

El Viejo Bastardo se tumbó a su lado, rellenó las copas y brindaron por el amor reencontrado. 

-Así que -comenzó Pilpine- he estado dividida en dos personas durante todos estos años.

El Viejo Asintió.

-¿Qué recuerdas?

-Todo. Nada. Es tremendamente extraño. Recuerdo haber vivido dos vidas separadas, pero es como si se fueran fundiendo en una sola es mis recuerdos. Algunos se solapan y borran los otros, y algunos, simplemente, coexisten. Tengo un buen lío aquí arriba.

El Viejo sonrió, apuró su copa y volvió a llenarla.

-Bienvenida a mi mundo, cielo. Amar a dos mujeres, sabiendo que en realidad es una sola pero sin poder decírselo a nadie. Tampoco ha sido fácil, y menos cuando las dos se peleaban por mí.

Pilpine sonrió.

-No puedo creer que siguieras conmigo todo este tiempo. Una parte de mí, la que llamabais Pilpintu, llegó a odiarte con mucha intensidad, ¿sabes? Te amaba, pero te odiaba por haberte ido con Roxane. Y Roxane, también te quería, aunque quería creer que sólo eras un instrumento para vengarse de su "hermana". No todos mis recuerdos están claros, pero eso lo sé. Igual que sé que seguiste conmigo siempre, incluso en mi... condición.

-¿Qué quieres que te diga, amor? En la salud y en la enfermedad, ¿no?

El Viejo sonrió, y Pilpine soltó una pequeña carcajada.

-Claro, y lo de acostarte con las dos también era necesario, ¿no?

-Je. Bueno, cariño, ya sabes que la carne es débil. Y, ya que tú eras las dos, no creo que pueda considerarse un engaño.

Pilpine acarició el cabello de su marido, ahora blanco.

-Bueno, ahora ya puedes hacerlo con tu mujer de verdad. Completa. ¿Qué me dices, mi querido Eleazar?

-No creo que sea buena idea. Ya sólo soy un cascarón marchito, un viejo muerto a medio pudrir. Sería algo asqueroso para ti.

Pilpine besó a su marido y éste notó una luz creciendo en su interior. Cuando apartó los labios se sintió extraño y mejor. de lo que se había sentido en siglos. Miró sus manos. Su pulgar ya no estaba roto, y su pel había recobrado su color. Ya ni siquiera tenía apenas arrugas. Y su corazón... su corazón latía de nuevo.

Pilpine apartó de la cara de su marido un mechón de pelo, ahora más negro que gris, y miró sus ojos y su cara. Volvía a ser joven y estaba vivo. Le sonrió.

-Yo no veo ningún viejo por aquí.

Volvió a besar a su marido e hicieron el amor bajo las estrellas. Estaban juntos otra vez y ahora, se juró el viejo mientras acariciaba el pelo de ella, no iba a dejar que nada ni nadie los volviera a separar.

 

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

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 El tabernero, un hombre que ocupaba el espacio de tres, limpiaba una jarra con un trapo sucio detrás de la barra. En una mesa junto a la única ventana de la planta una familia estaba almorzando. El hombre tendría unos treinta años, el pelo ni muy largo ni muy corto y un bigotillo de aire burgués. Su mujer aparentaba más o menos la misma edad y les acompañaba una jovencita pelirroja de unos quince años. Viendo las sugerentes formas que comenzaba a adivinar el cuerpo de la muchacha, no costaba imaginar que su padre pretendería casarla con algún ricucho de la zona a no mucho tardar. Fuera el sol del mediodía apretaba demasiado sobre aquel desierto como para cabalgar distancias largas. El resto de la taberna estaba sapilcada por hombres de todo tipo, algunos llevaban espadas, otros dagas mla disimuladas y un par llevaban unos martillos en el cinturón. Todos bebían, los más jóvenes rondaban los veinte y despachaban buenas jarras de cerveza mientras que los más maduros, entre los treinta y cinco y los cincuenta daban buena cuenta de un par de botellas de whisky. Los casos de un caballo se escucharon acercándose al establecimiento y deteniéndose en la entrada. Unos segundos más tarde otros dos caballos se detuvieron también a la entrada del bar. Los tres jinetes entraron, se acercaron a la barra y pidieron una botella de un licor de aquella zona, Tequila lo llamaron. La botella les ocupó tres vasos por cabeza, una labor que les ocupó menos de cinco minutos. Uno de ellos, que parecía tener cierta autoridad sobre los otros, se quedó mirando fijamente a la muchachita peliroja. La piel curtida y las cicatrices le hacian parecer mayor de lo que era, en mi opinión no debía superar la treintena. El padre de la joven se percató del descaro, le dijo algo a su mujer en un susurro y los tres miembros de la familia se pusieron en pie. El hombre se acercó a la barra para pagar al tabernero.

- Tienes una hija preciosa - dijo el jinete - la metería con gusto en mi lecho.

- Pero como se atreve a... - el jinete interrumpió la indignada respuesta

- Me atrevo porque me da la gana - dijo - además seguro que a ella también le gustaría. Ya tiene edad para probar a un hombre.

El tipo se echó hacia atrás su media melena castaña y se acercó a la muchacha. La sujetó por un brazo y por la cara.

- ¿A que sí guapita? - dijo y acto seguido le lamió la mejilla a la joven.

La madre se metió entre medias y le dió una sonora bofetada a aquel tipejo. El hombre guiñó un ojo y con una violenta sacudida del brazo tiró a la mujer al suelo, sangrando por el labio. El marido se acercó rápidamente insultando al tipo, pero cuando este sacó una daga larga el padre de la muchacha se aminaló. Con el brazo libre, volvió a sujetar a la jovencita, que intentaba ayudar a su madre.

- No te muevas o te rebano el cuello - el tono amenazante fue sustituido por uno socarrón para continuar la frase - Tranquilo amigo - dijo el asaltante - mis amigos y yo te la devolveremos dentro de un día o dos. 

Entre gritos, súplicas y sollozos por parte de la madre y la joven, los tres tipos salieron de la taberna con la muchacha a cuestas, montaron en sus caballos y se fueron. La madre lloraba desconsoladamente pidiendo ayuda. Se acercó a su marido y agarrándole por la chaquetilla le zarandeba pidiéndole que fuera a buscar a su hija.

- Ve a por ella John - gritaba la mujer entre lágrimas - ve a salvarla.

El hombre estaba paralizado por el miedo.

- Yo...yo...¡no quiero morir! Ese era Trevor Rasgatripas, no ¡no quiero morir! - cuando terminó de decir esto a gritos se echó a llorar como un niño.

- Ayudadme - seguía gritando la madre - que alguno haga algo por favor, os daré lo que me pidais ¡por favor traedme a mi hija!.

Una sombra se levantó al fondo de la taberna. Era un hombre alto, aunque no demasiado y bajo la capa que le ocultaba se adivinaba una complexión fuerte. Se acercó hasta el hombre, que seguía sentado en el suelo y se quedó parado delante de el, mirándole bajo la capucha. La escena duró unos instantes. El hombre de la capa llevaba un vaso de whisky en la mano, se retiró la capucha, lo apuró hasta el final y volvió a mirar al hombre, que continuaba sollozando, ahora con la cara desnuda. Un destello rojo en la mirada del extraño hizo temblar al padre de la muchacha peliroja, justo un segundo antes de que el misterioso hombre le escupiera en la cara.

- Me das asco - dije - si estuviera en tu lugar me cortaría el cuello ahora mismo por cobarde.

Me encaminé a la salida de la taberna. Silvé y me giré para dirigirme a la madre de la joven:

- Tendrá a su hija de vuelta esta noche - dije. Hacía un rato que me había fijado en el colgante que llevaba la mujer, encajaba perfectamente con la descripción que había leído en casa de Fenno - después hablaremos sobre ese colgante.

Hilal llegó hasta la puerta del local, mónte y fuí al galope tras aquellos tipos. Podría olerlos a kilómetros. Cuando llegué serían más o menos las cinco de la tarde. Era una pequeña congregación de tiendas, un campamento en el que habría unos treinta o cuarenta hombres, todos ellos ladrones, asesinos y violadores. Solo necesitaba olerles para saberlo. Desmonté y me interné en el campamento a pie. Apenas había pasado tres tienas cuando vi a los tres tipos de la taberna intentando desnudar a la muchacha, que pataleaba con fuerza. Uno de los tipos, el cabecilla del grupo, me vió, soltó a la muchacha y se acercó a mi.

- ¿Que coño quieres? 

- Vengo a por la muchacha - dije. Por momentos podía sentir una ira irreprimible que crecía dentro de mí. Pude sentir el poder mi raza en mi sangre - Iba a decirte que dejaras que se fuera y conservarías la vida, pero no - continué, mi voz comenzaba a tomar aquel tono cavernoso y que se parecía más al rugido de un animal que a una voz humana - voy a matarte de todas formas.

- Jajajajaja - rió el tipejo - ¡Escuchad muchachos, este tipo dice que quiere matarme¡

Todos los habitantes de aquel campamento, unos cuarenta hombres adultos y armados con espadas, espadas cortas y dagas se arremolinaron a mi alrededor. 

- Muy bien - dijo el tal Trevor desenvainando una espada corta - empieza. Vamos saca esa espada que llevas a la espalda si tienes cojones.

- No me hace falta - dije.

- ¿No? Pues muy bien, muere entonces.

El tipo se avalanzó sobre mí, dispuesto a ensartarme en su arma. Mis ojos brillaron encendidos en un rojo más violento que nunca. No tenía ganas de reprimirme. Por una vez en todo lo que recordaba de vida me dejé llevar. El rojo de mis ojos cambió a una espiral multicolor: rojo, verde, amarillo, negro y azul bailaban en un brillo espectral. Detuve el ataque de Trevor con la mano izquierda, sujetando su muñeca con toda la fuerza de la que fui capaz. Pude sentir como se rompían los huesos bajo mi mano y el grito de dolor de mi oponente me hizo sonreir. Con la mano derecha lancé un golpe que perforó su pecho. Cuando saque el brazo, su corazón aún palpitaba en mi mano.

Algunos de sus compañeros gritaron y echaron a correr. Daba igual, no tenía intención de dejarles marchar. Dejé que toda la furia y la energía reprimidas a lo largo de mi vida estallasen, sentí como mi cuerpo cambiaba a medida que daba caza a aquellos bandidos. En algún momento perdí la noción del tiempo y de mi mismo, solo me guiaba una sed de sangre irreprimible. 

Cuando desperté ya era de noche. Estaba en mitad del campamento, tumbado en el suelo. A mi lado tenía la funda de mi espada y unos jirones de tela que habían sido mi camiseta, fabricada más de quinientos años después del momento que estaba viviendo. Me incorporé y miré a mi alrededor. Todo el campamento estaba cupierto por cuerpos desmembrados y sangre. Durante un momento temí haber matado también a la muchacha, ya empezaba a culparme por ello cuando esuché un típido sollozo en una tienda detrás de mí. Me asomé y vi a la joven, acurrucada en una esquina.

- Vamos - dije - te llevaré con tus padres. 

La chica no habló, solo se levantó, se sujetó fuertemente de mi brazo y me siguió mirando al suelo. Silvé y a los pocos instantes Hilal apareció, igual de fiel que siempre. Aupé a la chica a su lomo y yo me senté detrás, sosteniéndola. Volvimos al pueblo a paso ligero, durante el trayecto ninguno de los dos dijo nada. Solo cuando nos detuvimos unos metros antes de su casa la chica me miró a los ojos. Los dos volvían a ser negros y mi piel completamente normal. De mi supuesta muerte ya solo me queaba el recuerdo de la cicatriz en la mejilla, oculta ya por la barba de algunos días. 

- Eres un ángel ¿verdad? - preguntó la muchacha

- ¿Un ángel? - repetí atónito - No...no lo creo. Más bien diría que soy un demonio.

- No - dijo la chica - Eres bueno, me ayudaste. Además he visto tus alas.

¿Alas? ¿A que se refería la chiquilla? Seguramente estaba traumatizada por la experiencia. Llamé a la puerta de la morada y su madre abrió la puerta rápidamente. Nada más verse madre e hija se abrazaron. Entré en la casa y el padre me miró con una mezcla de temor y agradecimiento.

- Gra...Gracias - dijo - gracias.

- Me senté en una silla junto a la mesa e indiqué a la mujer que se sentara frente a mí.

- Bien señora - dije - Necesito saber porqué tiene ese colgante.

- ¿El colgante? - dijo la mujer - es una herencia de familia.

Me quedé pensativo, mirando aquella joya hecha con un diente de Nefresto "El Redentor Oscuro".

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Jane buscó consuelo en el vino, no aclararía sus ideas pero al menos calentaría sus entrañas y adormecería su cerebro.

Pidió a Julián que le sirviera una copa, por algún motivo  él tampoco podía conciliar el sueño. aquella estaba siendo una noche larga para todos.

Su mirada estaba fija en el anillo que portaba en su dedo anular y su mente daba vueltas a las palabras del Viejo. El Dios-Bestia Kane-Hir... cerró los ojos y todos aquellos recuerdos se agolparon en su cabeza.

Su reino, su padre muerto, el traidor de su hermano Tayron y aquellas sombras con las que se alió... recordaba haber visto la sala del trono de su padre convertida en altar de sacrificios para Kane-Hir y sin poderlo evitar sus lágrimas brotaron incontroladas.

Aquello se estaba convirtiendo en una especie de bucle absurdo... y en medio de todo, ella...

Julián la contemplaba sin decir palabra. No sabía qué pensamientos habían asaltado a la princesa y no tenía el remedio para anularlos. Se limitaba a mirarla a la espera de que ella le viera.

 

 

 

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Cuando abrí los ojos Eleazar dormía plácidamente a mi lado; sonreí al contemplar de nuevo su rostro añorado. El sol no había aparecido aún, pero no le faltaría demasiado, pues las estrellas comenzaban a desaparecer en el firmamento.

Me puse en pie con cuidado y me dirigí a la taberna. A pocos metros de la entrada vislumbré a Guillaume, como siempre se había levantado temprano para hacer sus ejercicios matutinos. Me camuflé lo mejor que pude con mis poderes adormecidos, y me acerqué sigilosamente por la espalda.  Sin embargo el fuerte templario se dio la vuelta, y antes de que pudiese reaccionar me había inmovilizado.

-Casi lo logras...-dijo en voz baja pero cortante.

-Lo habría logrado si hubiese querido- mentí descaradamente; entonces me soltó, nos miramos y nos echamos a reír aliviados. Hacía mucho que no me sentía tan a gusto; instintivametne le di un fuerte abrazo. Él abrió mucho los ojos y después de unos segundos me revolvió el pelo sonriente.

-Me has devuelto un buen recuerdo-dijo tranquilo- cuando era más joven trabajaba para tu padre; ¿verdad? Tú siempre andabas a mi al rededor alborotando como una criaturilla salvaje...- Yo asentí devolviéndole su tierna sonrisa.

Entonces callé pensativa para añadir,-¿Qué te apetece desayunar?- él se encogió de hombros. -Bueno, pues haré un poco de todo lo que encuentre- dije extrañamente risueña.

Entré en la taberna seguida de Guillaume. Jane, Julián y Purulento dormían agotados en los sillones que había al fondo. La verdad es que la estancia tenía un aspecto desolador.

-Necesita un buen repaso,- susurré. El templario enarcó una ceja y yo le respondí guiñando un ojo cómplice.

Entonces llamé a mis poderes en desuso y me puse manos a la obra.  Las mesas y las sillas brillaron como recién barnizadas; los desperfectos del suelo y la barra desaparecieron, sustituidos por un brillo impecable, así como los taburetes cojos se pusieron de nuevo firmes a mi orden.  Sonreí impaciente, añadí ribetes dorados aquí y allá, abrí las ventanas de par en par; las cortinas silvaban con la refrescante corriente.  Guillaume silvó entusiasmado.

Los tres durmientes se fueron desperezando. Mientras tanto, hablando animadamente con el templario fui preparando unos jugosos huevos revueltos, tostadas, leche caliente, café; hice algo de pan rápidamente y horneé algunos bollos.... Jane, Julián y Purulento pusieron una mesa para que todos desayunásemos juntos.  Justo cuando  ya colocábamos todo en la mesa Eleazar apareció. Al ver todo el alboroto en su cara se dibujó una gran sonrisa; todos le saludaron con nuevos ánimos y contentos de ver su clara recuperación.

Parecía que mi idea funcionaba, que aquella nueva luz que iluminaba la taberna nos ofrecía algo más de esperanza, y apartaba por un momento los nubarrones que pretendían ensombrecer nuestros corazones.  Finalmente todo estaba listo... entonces me percaté. Una sombra en un rincón, que flotaba pegada al techo. El templario se dio cuenta igual que yo y se puso en guardia. Sin embargo con un gesto le insté para que no hiciera nada y con cautela me acerqué.

-Todavía hay cosas que no consigo unir bien en mi cabeza, pero tú debes ser el vampiro maldito...-dije mirando fijamente aquel lugar del techo; como no sabía si podía hablar alcé mi mano y dejé que la oscuridad aquella la rodeara. Fue como una especie de caricia, yo sonreí comprensiva. A pesar de haber usado ya bastante poder, utilicé un poquito más ofreciéndosela al vampiro. Entonces recuperó su corpulenta figura e hizo una reverencia en agradecimiento.

-Gracias, estoy aquí como ordenaste...-yo asentí.

-Muy bien Ham, por favor únete a nosotros te pondré una copa de vino.-

Así, ante la atenta mirada de mis compañeros finalmente comenzamos a desayunar, y mientras la leche caliente y la comida se iba consumiendo, contamos anécdotas y nos reímos de peleas fallidas. El ánimo y los lazos que nos unían a unos con otros nos proporcionarían la fuerza necesaria para derrotar cualquier obstáculo que se interpusiera.

-Gracias Pil-leí en los mudos labios de Jane.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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Purulento
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Y aquí estamos. Después de llevar unos días sentado en el sofá de la taberna, escudriñando mi libro en busca de conocimiento. En este tiempo en el que han ocurrido tantas cosas, he aprendido a devolver a la vida a pequeños animales, he adoptado uno, que llevo escondido en mi bolsillo de la chaqueta, le he llamado Flick, es un pequeño ratón que encontré muerto en el cobertizo hace unos días, ahora es un pequeño no-muerto con el que me puedo comunicar telepáticamente y al que suelo mandar a vigilar el bosque de noche. Por otra parte, Guillaume ha mejorado mucho su arte de la esgrima de tanto entrenamiento matutino, y Julián... sigue sin errar un disparo, aunque cada vez sus disparos son más potentes.Jane por su parte ha estado muy preocupada por Coon desde su partida, y Ham...podía sentirlo en la taberna aunque no pude verlo hasta que Pil le ayudó esta mañana a recuperar su forma copórea. Y qué decir de Pil y del Viejo, rebosan amor por los poros. Y aquí estamos, ahora con la taberna de nuevo rebosante de vitalidad, todos salvo Coon, desayunando.He de decir que es la primera vez que me siento en familia, que me siento a gusto. Delante de mi, Viejo, que ha recuperado toda su juventud, sobra decir que gracias al amor de Pilpine. Guillaume, ya recuerda más de su pasado, está a su lado sonriente; Jane, mira a Pil agradecida por esta sorpresa y Ham, toma su copita de vino junto a Julián.  Aunque ninguno decimos nada, todos sabemos que esta tranquilidad no durará mucho, y es pues, que debemos disfrutarla.

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

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jane eyre
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Jane miraba alrededor... por fin un poco de tranquilidad. Pil es el alma del grupo y es la única con el poder suficiente para mantenerlos unidos a todos. A todos... Jane suspira. El sheriff se ha sentado entre ella y Ham como si supiera que debe hacer de barrera entre ellos, como si fuera  capaz de mantener separadas las partes irreconciliables de los dos.

¿Y Lucía? Nadie parece echarla de menos ¿Dónde está Lucía? Desaparece cada dos por tres pero ¿porqué nadie parece notarlo?

Un olor intenso a humo entra en la taberna. La tranquilidad no sería durardera y, en el fondo, todos lo sabían. Guillaume es el primero en reaccionar.

Sale fuera para entrar, casi inmediatamente, dando gritos enérgicos:

_¡Fuego, fuego!¡El conertizo está ardiendo!

 

 

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Coon
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 Todos observaban desde la puerta de la Taberna la terrible escena. El techo del cobertizo en llamas se había desplomado sobre Guillaume. Todos se quedaron paralizados unos instantes, como en shock. Pil levantó las manos he intentó usar su poder para extinguir las llamas, pero había empleado demasiada energía ya y se sentía débil. Tampoco el Viejo fue capaz de utilizar sus habilidades. Ham, recién regresado a su cuerpo, tampoco disponía con claridad de sus poderes. Cuando se dispusieron a salir corriendo hacia el cobertizo, vieron como una sombra entraba por la puerta del edificio en llamas y volvía  salir antes de que ellos llegasen, dejando dos cuerpos en el suelo. Uno grande y con una espada al cinto, era Guillaume, el otro más menudo era Lucía. Los dos tenían la cara ennegrecida por el humo y algunas quemaduras en los brazos, las piernas y el torso. 

Cuando el grupo llegó hasta ellos la sombra que les había sacado de aquel lugar había desaparecido sin dejar ningún rastro, excepto una hermosa orquídea blanca junto a los dos cuerpos. Nada más llegar Julián se lanzó sobre ambos compañeros para comprobar si respiraban. 

- Están vivos - dijo Purulento - puedo sentirlo.

- Es cierto - corroboró Julián - aún respiran. Será mejor que los llevemos dentro y les curemos esas heridas.

Dicho y hecho, la comitiva volvió a la Taberna con sus amigos en brazos y los rostros más sombríos que durante el desayuno, devueltos a la fuerza a la realidad. Jane caminaba la última, llevaba en sus manos aquella impoluita Orquídea blanca.

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_Pilpintu_
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No parecía que las heridas fuesen muy graves, sin embargo aquel no era un fuego normal; algo oscuro parecía cernirse tanto sobre Lucía como sobre Guillaume. Ninguno despertaba, a pesar de nuestros cuidados.

-Necesitamos el báculo- dijo Eleazar con determinación, y secundado por todos;- si lo tuviésemos nada de esto habría pasado, la Taberna siempre ha tenido buenas defensas, ¿cómo se iba a incendiar el cobertizo?.-

Julián asintió pensativo, -El problema es que no sabemos dónde empezar a buscar.-

Todos callamos, mientras observábamos pesadumbrados a Guillaume tendido sobre mi cama, moviéndose ansioso como en una pesadilla. Finalmente salimos de la habitación y no sentamos en la mesa todavía sin quitar del desayuno.

-Tiene que haber una forma,-decía Jane rabiosa- no hemos conseguido nada, a parte de más problemas, y ahora Coon tampoco está... Viejo tú debes saber algo, estamos totalmente a oscuras en esto, y más a oscuras vamos a estar en breve como no decidamos algo.-  Todos asentimos y miramos expectantes a Eleazar.

...(...) "y porque era el alma mía, alma de las mariposas" R.D.

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jane eyre
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_ Mira Viejo, todos hemos perdido demasiado en esta historia y no estoy dispuesta a quedarme de brazos cruzados viendo como los nuestros se ven obligados a huir, sufren transformaciones que no logro comprender o mueren. Tú eres el último que viste ese cetro ¿no es cierto?... o te decides a recuperarlo o saldré yo misma a buscarlo aunque sea a ciegas... no pienso sufrir más pérdidas, Viejo... tú quizás te hayas acostumbrado a las despedidas pero yo sigo siendo humana y no voy a desperdiciar mi vida viendo como pierdo todo aquello a lo que me siento unida.

Jane se levantó y subió las escaleras hasta su cuarto ante la mirada perpleja de los que aún no habían presenciado sus muestras de caracter.

La orquídea blanca seguía en su mano. ¿Qué sombra arrojaba flores a su paso?. La imagen del cobertizo ardiendo la llevó hasta Coon, qué lejos le sentía ahora y cuanta falta le hacía sentir su protección en aquellos momentos complicados.

De entre las pocas pertenencias que conservaba de su familia, sacó el libro que le diera Efrenia  y la flor quedó aprisionada entre sus páginas. "Cánticos Primigenios" leyó  acariciando la encuadernación de piel.

La vida te llegará y marcará tu cuerpo

para que el mundo sepa la fuerza que corre por sus venas.

La vida te arrancará nuevos sueños

para reclamar una protección que unirá razas.

Sus marcas te contarán el momento adecuado.

La unión le dio la sangre y la sangre será la unión.

Jane leyó en un susurro la página al azar en la que la orquídea blanca se conservaría y el recuerdo de la buena de efrenia le arrancó una sonrisa que no se reflejó en sus ojos.

Lo guardó todo en la bolsa de viaje y bajó de nuevo a la taberna.

_ Bueno Viejo, tú tienes la última palabra.

 

 

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ViejoBastardo
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-Está bien, Jane, tú ganas... pero ya te lo advierto, no va a ser fácil... y es un vieaje del que tal vez no salgamos todos vivos... otra vez...

El Viejo se sirvió un vaso de vino mientras hablaba.

-¿Recordáis lo que pasó en casa de Fenno? Parece ser que yo mismo escondí el báculo, aunque ahora mismo no alcanzo a saber por qué, y que obligué al herrero a que me borrase ese recuerdo de la memoria. Cuando me dio el trozo de papel con esas notas, los Dioses hablaron de nuevo a través de mí (cosa que, por cierto, odio) y nos mandaron al futuro. Fenno debía quedarse y averiguar algo que nos pusiera en el buen camino, pero no tuvimos ocasión de verlo antes de volver. Aunque eso no significa que no me dijera nada...

-¿Qué quieres decir?- preguntó Jane.

-¿Recordáis los objetos que nos dio mi hijo en su fortaleza? Qué me dio no tiene importancia ahora, lo importante es que fue algo forjado por fenno especialmente para mí, y que tenía un compartimento con esta carta dentro:

 

Hola, viejo amigo.

Es muy posible que ya esté muerto cuando recibas esta misiva. La vida de mi especie es larga, pero no somos inmortales, y creo que el Emperador planea ponerle fin en breve. Te pido, viejo amigo, que no te fíes de él. No sé qué os habrá dicho, aunque puedo imaginarlo, pero no debes creer una sola palabra. Tu hijo no es tu aliado, sino tu enemigo. Me parte el corazón decírtelo.

No me queda mucho tiempo, así que iré directo al grano. No he podido hayar la localización exacta del báculo de ébano, pero sí que he oído hablar de alguien que afirmaba haberlo poseído durante un tiempo. Desgraciadamente no sé en qué época fue, pero sé que tú se lo diste a guardar y luego volviste a por él. Tal vez le dijeras dónde lo llevarías después, o tal vez no, pero me temo que es lo único que tengo. Su nombre, y me sorprendió tanto que confiases en él como seguramente te sorprenda a ti oirlo, era Lukanob. "Lucanob el apestoso", le llamaban, si lo recuerdo bien.

Me despido, Eleazar, rogándote una vez más que no confíes en tu hijo ni en nada de lo que te vaya a decir, y deseándoos a todos la mayor de las suertes, pues la vais a necesitar para evitar este futuro funesto en el que ahora me toca vivir.

Partid con mis mejores esperanzas,

Fenno.

PD: Guarda el objeto que te he entregado, si aprendes a usarlo puede que te salve la vida. Que os la salve a todos.

 

-Lukanob...-comenzó a decir Pilpine.

-"El Apestoso", sí- sentenció el Viejo.

-¿Quién es ese hombre?- preguntó Julián.

-No creo que hombre sea la palabra más adecuada para un ser tan repugnante... ¿en qué diablos estaría pensando al confiarle el báculo? En fin, empacad solo lo necesario, nos vamos a las ciénagas de Ghurn... y tratad de insensibilizar la nariz tanto como podáis...

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Coon
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 El heterogéneo grupo se disponía a partir de la Taberna, solo un par de ellos llevaban mochilas, el resto parecían partir con lo puesto. Las ciénagas de Ghurn no eran un lugar agradable. 

- Será mejor que primero vayamos a Hodren Gate - dijo el Viejo

- ¿A Hodren Gate? - replicó Pilpine - Eso se desvía bastante del trayecto más corto a Ghurn ¿para qué vamos a ir?

- Es que se desvía un poco del camino más común - respondió Eleazar - pero Ghurn está lejos y en Hodren Gate podremos conseguir buenos caballos, no podemos ir hasta Ghurn a pie cargando con Guillaume y Lucía - terminó la frase mirando dos camillas de madera en las que descansaban el templario y Lucía.

Nadie más habló durante un buen rato. El grupo caminó entre el bosque atravesó un par de claros y llegó a un camino poco antes del anochecer. Continuaban su paso por aquel sendero cuando de pronto una sombra salió de la espesura del bosque a una velocidad nada humana justo delante suyo. Guillaume, que apenas llevaba despierto cien metros, bajó de la camilla de un salto y tambaleándose desenvainó su acero, algo que por poco le hizo caer de bruces. Julián levantó sus armas y se disponía a disparar en cuanto hubiera fijado el blanco:

- ¡Alto! Tranquilos soy yo - aquella misteriosa sombra era Fenno. Había cambiado su habitual túnica de seda a modo de vestido por unos pantalones de cuero y una delgada pero resitente cota de maya. Llevaba el pelo recogido en una larga coleta y en el cinturón brillaban seis dagas.

- ¡Fenno! - dijo Jane - ¿que haces aquí?

- ¿Vais a Ghurn verdad? - los ojos de la comitiva les delataron - Voy con vosotros - terminó el Dentari.

- ¿Cómo sabes lo de Ghurn? - pregunto Purulento.

- Es una larga historia amigo, lástima que ahora no tengamos tiempo para charlar - Echó un vistazo a Lucía y Guillaume - Creo que puedo ayudar con eso.

Fenno se acercó a los dos heridos, extrajo un saquito de piel marron claro del interior de su cota y frotó algunos polvos de su contenido en las encías de ambos. En cuestión de segundos las heridas y quemaduras desaparecieron y tanto el templario como la misteriosa maga del tiempo recuperaron un aspecto saludable y sus energías. Todo el grupo, excepto Eleazar, miraba la escena con ojos como platos.

- ¡¿Habéis visto eso?! - dijo Julián asombrado

- Medicina Dentari - dijo el Viejo - ya había visto sus efectos una vez - Eleazar rememoró el castillo de DeMarquise y el trabajo que les llevó a el y a Coon recuperar El Medallón...

- Creo que yo también la había visto - dijo Guillaume - Coon la usó para curar a Karim de una herida, pero no recordaba que fuera tan poderosa...

Todos eran conscientes de que el tiempo apremiaba, así que continuaron el viaje hacia Hodren Gate. Jane no podía dejar de echar furtivas miradas a Fenno, unas miradas claramente interrogatorias.

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Purulento
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Al atardecer llegaron a Hodren Gate. Era una aldea grande y se veía bastante gente paseando pese a que el sol ya se estaba poniendo. Buscaron una posada para descansar y planear lo que harían a la mañana siguiente.  Pasaron la noche en " El susurro del ciervo" una posada bastante modesta, regentada por una señora la mar de simpática y su hija, que trabajaba en ella tocando el piano en el comedor.

Pilpine, Julián y Guillaume dormían arriba, mientras, abajo en el comedor, Purulento hablaba con Ham y el Viejo, y Fenno hablaban un poco mas alejados. Jane por su parte estaba en la barra esperando que le despacharan.

- Fenno cuéntame, ¿qué buscas en Ghurn?- Dijo el Viejo mientras Jane se sentaba junto a ellos en la mesa llevando consigo una jarra de cerveza para el Viejo y un vaso de agua para ella.

-He de comprobar algo, hay....algo que me preocupa...

-¿Cómo supiste que nos dirigimos alli?-  Jane no le quitaba el ojo de encima, desde que se lo habían encontrado, y ahora, quería respuestas.

El impacto del gran libro de Purulento sobre la mesa hizo dar un respingo a Jane, al Viejo y a Fenno.

-No adivináis lo que he encontrado,-dijo ilusionado- un buen mapa.- En ese momento giró el libro para que sus amigos pudiesen ver lo que éste les mostraba.

- Como veis estamos aquí, debemos cruzar este valle, estos dos ríos, podemos pasar por este pueblo a comprar alimentos y luego, a dos días de camino, Ghurn. - Dijo Ham, que había aparecido de repente asustando de nuevo a Fenno, Jane y Viejo.

- ¡DIOS! -Dijo Jane con la mano en el pecho respirando fuertemente- Me vais a matar del susto.

-¡BUENOS DÍAS! - Dijo Pilpine pasando con una silla por detrás de Jane. Quien volvió a dar un respingo.

Purulento, Fenno, Ham y Viejo rompieron a reir a carcajadas.

-¿Hoy os habéis puesto todos de acuerdo para darme sustos?  jajajajajaj rió Jane tan risueña como siempre, aunque con el pulso acelerado.

-Bueno, veo que habéis hecho los deberes.- Dijo Fenno. Purulento y Ham sonrieron.

-Julián, por fin te despiertas, creíamos que dormirías todo el día jejejeje. Dijo Pilpine al verlo bajar las escaleras. En ese momento Julián recordó como un aleteo fugaz el sueño que le acompañaba hacía unos días ya. "Una bala....un disparo....Pilpine...Roxane...sangre..." Como fogonazos vió estas imágenes en su mente. Cerró los ojos un instante, y saludó a sus amigos.

-Buenos días compañeros. Dijo.

Guillaume bajaba tras él saludando con la mano.

Desayunaron y se dispusieron a ir en busca de caballos.

-Purulento y yo buscaremos unos caballos, con sus poderes y mi digamos "persuación" jejeje podremos obtener buenos ejemplares "muy baratos". Dijo Ham.

- Vale, nosotros daremos un paseo para comprar provisiones para el viaje, como vimos en el mapa, será largo. Dijo Pilpine.

Jane a su lado, sonreía, pero en el fondo maldecía el momento en que habían aparecido Purulento y Ham, ya que estaba a punto de saber más cosas acerca de la presencia de Fenno, y tal vez así, supiese algo de Coon, pues algo en su interior le decía que no era coincidencia. ¿una orquídea? ¿Coon sabría que a ella le gustaban o sería una mera coincidencia? ¿Tal vez una señal?. Bueno, no podía culpar a sus amigos, pero quería respuestas.

Guillaume, Julián y el Viejo, fueron a dar un paseo por la ciudad a ver si encontraban alguna pista sobre quien habría incendiado el establo.

-Bueno, no creo que nos sea difícil conseguir seis caballos. Dijo Ham a Purulento que caminaba a su lado mirando los puestos del mercado, admirando los ingredientes y los ungüentos que alli se vendían.

-Querrás decir cinco. Por mí no te preocupes.- Dijo Purulento sonriendo satisfecho.- No necesito comprarme ningun caballo.

-jajajajajajaja es lo más gracioso que has dicho desde que te conozco. Es imposible para alguien de tu constitución aguantar tanto tiempo caminando sin parar. No seas tonto y piensa. Dijo Ham dándole una palmadita en el hombro a Purulento, se sentía mas cercano a él que al resto de los compañeros de la taberna, tal vez porque sus poderes se pareciesen bastante a los suyos.

Estaban ahora en un establo en el que habían bastantes corceles fuertes y sanos. Se acercaron al propietario que era un hombre fuerte y bastante alto.

-¿Queréis comprar uno? jajajaja no me hagáis reir, son los mejores de la región, reyes y príncipes compran aquí sus monturas, son todos pura sangres. No podríais pagar uno ni viviendo mil vidas.

Los ojos de Purulento al igual que los de Ham se volvieron negros como la noche.

-No tenemos intencion de comprarlos. Dijo Purulento sonriendo.

-Tú nos los prestarás, te los devolveremos cuando hayamos acabado con nuestro cometido. Dijo Ham al igual que Purulento, en un tono suave y amigable.

-V..Va..Va..Vale, cojed los que necesitéis. Gracias por vuestra visita, señores. Dijo atónito el dueño del establo.

- Ha sido fácil. Coge 5. Tengo una sorpresa.- Ham se encogió de hombros, y entro en busca de cinco corceles fuertes.

Cuando salió se encontró a Purulento sobre un caballo. Uno muerto. Solo huesos. De sus cuencas oculares un leve humo azul brotaba. Su montura, de cuero negro, rasgada y vieja, tenía un diseño que Ham había visto hacía algunos siglos.

-Veo que vas mejorando con tus poderes Purulento. Dijo Ham sonriendo.

-Es todo gracias al objeto que Devan me entregó aquella noche.

-Si,  ¿recuerdas la leyenda del "Flautista de Hamelin"?. - preguntó el nigromante.

- Sí, bueno... la del pueblo que tenia una plaga de ratas y un flautista con su música se los llevó, y luego como no le pagaron lo acordado, se llevo tambien a los niños...- dijo Ham.- Por cierto, deberías saber que no fue una leyenda. Ocurrió.
-Lo sé .dijo Purulento sacando una flauta de color blanco, fabricada con un hueso largo, y que tenía unas runas grabadas  en el extremo, bañanas en sangre.

-¿CÓMO DIABLOS LA HAS CONSEGUIDO? Dicen que está maldita, que puede embrujar cualquier cosa, dicen que con ella se pueden comandar ejércitos de cualquier cosa que pueda escuchar su música si sabes tocar sus funestas melodías.

-También lo sé, compañero. Pero tranquilo, ésta es una réplica que he fabricado yo con un hueso humano. Sólo puede canalizar mi poder, y solo sirve para comandar criaturas muertas o espíritus. La había probado con Flick, -en ese momento el pequeño ratón-zombie emergió de la chaqueta de Purulento, la verdad es que el pobre era bastante feo, mechones de pelo por un lado, girones de piel por otro, pero si Purulento lo había escogido como mascota por algo sería.- y ahora con este caballo. ves estas runas, llevan mi sangre así que sólo me serviran a mi, aunque alguien la use, al tener mi sangre me serviran a mi.

-Pero....¿y por qué mencionaste lo de Devan? ¿no te dió un objeto a ti también?
-Quería que yo tuviese la flauta maldita, pero no sabía que gracias al libro, yo conocía la historia, es muy peligrosa, yo poseía desde hacía tiempo las partituras de sus canciones, pues un día aparecieron en el libro. Devan debía saberlo, y quería que yo la usase para derrocar a su padre, pero la maldicion de ese objeto no es la de controlar a aquellos que oigan su música, cuentan, que devora tambien sus almas, y que éstas son entregadas al dueño de la flauta, que es aquel que vertiese su sangre en las runas, para activar su poder.

-Ya veo, eres listo nigromante, como no sabías que sangre había en las runas, no te arriesgaste a mezclar la tuya por si esas almas iban a parar a malas mano.Y como puedo ver, te fabricaste una, usando un hueso humano, que como habrás descubierto, ayuda a canalizar y amplificar tu poder de la nigromacia. Cierto es que había escuchado leyendas acerca de su procedencia demoníaca, pero nunca supuse que fuese verdad. -Dijo Ham encogiendose de hombros.

Luego, se subió a un caballo negro de los que había cogido, y pusieron rumbo a la posada con los caballos, pues ya era hora de regresar con sus amigos para continuar el viaje hacia Ghurn.

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

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jane eyre
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Julián decidió esperar en la posada hasta que la chica con poderes sobre el tiempo despertara de su profundo y reparador sueño. Guillaume acompañaría a Pilpine y a Jane hasta el mercado del pueblo para comprar las provisiones.

El intenso olor de las especias llenaba el aire  y la vista se alegraba con los colores de las telas que se exhibian para ser vendidas. El olor de las patatas asadas levantaba los estómagos y los petitos, en contraste con el olor fuerte de los animales que esperaban ser comprados.

Las dos mujeres regateaban y palpaban la calidad de las viandas para ajustar su precio mientras el templario permanecía alerta a cualquier movimiento sospechoso que denotara algún peligro para cualquiera de las damas.

En una esquina apartada, una anciana ciega de pupilas blanquecinas, pregonaba la bondad de sus castañas asadas. Movió su cabeza cuando Jane pasó junto a ella como si, en realidad, pudiera verla.

_ Castañas asadas princesa, en su estado le harán bien.

Jane se volvió  hacia ella al oir el tratamiento de "princesa" y Pil se acercó alertada por lo de "estado". Sin duda, aquellas dos mujeres seguían formando un buen equipo.

_ ¿Cómo me has llamado?

_ Princesa ¿Acaso no lo sois?_ hizo una reverencia ante ella.

_ Por favor..._ se apresuró Jane a incorporarla.

_ Son buenas para vos_ le ofreció un cucurucho de sucio papel lleno de castañas asadas aún calientes _ ayudan a desperatr el apetito.

Jane no tenía ni la menor idea de a lo que se estaba refiriendo la anciana, sin embargo, Pil mantenía una expresión en su rostro que confirmaba que ella sí entendía aquellas palabras.

Jane miró a su amiga pidiendo una explicación.

_ Jane, tú y Coon... ¿estás en cinta, Jane?

La princesa negó con la cabeza encogiendo sus hombros ¿a qué venia aquella pregunta?

La anciana tomó su mano y alzó la manga de su túnica dejando al descibierto la piel de su muñeca. Los ojos de jane no daban crédito a lo que veían.

_ Te juro que eso no estaba...

_ No te preocupes cariño, la naturaleza sigue su propio curso._ la tranquilizó Pilpine _ Enhorabuena, futura mamá.

Aquellas palabras se clavaron en la mente de Jane. Futura mamá, aquello no podía estar pasando.

Observó la marca que había nacido en su muñeca. Una especie de brazalete tatuado, con color de tinta negra desbahída, formaba un círculo decorando su piel con signos que nunca había visto.

_ Cuando llegue el momento, el color recuperará su fuerza original._ Habló la vieja ciega fijando sobre ella sus pupilas blancas_ Su sangre marcará tu cuerpo mes a mes.

Ante el silencio de las dos, la anciana se dio la vuelta y desapareció por uno de las callejones que salían del mercado. Jane quedó enmudecida, la flor, el libro, el poema que apareció al azar (ahora no se lo parecía tanto)... todo daba vueltas en su cabeza.... Y Coon, tan lejos...

 

Pil la ayudó a caminar hasta donde Guillaume, pacientemente, esperaba con la compra.

_ Regresemos_ dijo Pilpine_ Jane necesita descansar, demasiadas emociones_ y sonrió al templario paraq ue, por el momento, no hiciera preguntas.

Cuando llegaron a la posada, un grupo de caballos estaba atado a la puerta, todos menos uno que parecía esperar a su dueño algo alejado de los demás. ¿No tenía carne?... Jane cerró los ojos, definitivamente, cada vez había menos cosas que le sorprendieran.

 

 

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Coon
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 - Asaltalos en Rukopis - dijo Devan - van camino de Ghurn a caballo desde Hodren Gate, no debería costarte interceptarlos. Llevate cien hombres, serán suficientes.

- ¿Malditos Señor? 

- No, será suficiente con soldados normales esta vez.

El General Bale se apresuró a cumplir las órdenes de Devan y reunió un regimiento de cien hombres listos para la batalla. Sus órdenes eran matarlos a todos, sin concesiones, especialmente a la princesa. Bale era un soldado curtido en la guerra, con experiencia en las armas y el combate y un buen estratega. Además a lo largo de todos sus años de servicio había conseguido algunos objetos con propiedades "especiales" como su espada, la temida Barbane o el medallón de Goitier, que le protegía a él y a sus subordinados de casi cualquier tipo de magia. Pero el más importante era el Ojo de Eterea. En apariencia no era más que un ojo de cristal que sustituía al que había perdido años atras en batalla, pero en realidad era un objeto de un poder temible. Le convertía en un mentalista de alto nivel. Muchos tenían el poder de controlar la voluntad de animales o de seres devueltos a la vida por la nigromancia, pero el Ojo le elevaba al nivel de controlar las acciones de un ser humano adulto. Normalmente no necesitaba usar su poder, era su arma secreta para las situaciones peliagudas. 

Montado en su caballo, un robusto animal entrenado para el combate, Bale comenzó la marcha hacia Rukopis.

*******************************************************************************************

Hacía casi dos meses que el heterogéneo grupo había abandonado La Taberna hacia las ciénagas de Ghurn. Habían perdido tres días en Hodren Gate planificando su marcha y casi una semana entre bosques y pueblos porque al mapa de Purulento le daba por modificarse aleatoriamente de cuando en cuando, pero al fín habían llegado a las tierras de Grutt. Solo les quedaba atravesar el bosque de Rukopis, que les llevaría una semana aproximadamente y justo a su salida verían por fin las ciénagas de Ghurn. Todos viajaban montados en los caballos "prestados", marchaban al paso, sin demasiada prisa. Aquel era un terreno vagamente explorado y era prudente medir sus pasos.

Estaban atravesando un claro del bosque cuando el ratón-zombie de Purulento vino chillando desde los árboles a su izquierda. El animalillo subió por la huesuda pierna de la montura del nigromante y este lo cogió con la mano. Parecía hablar telepáticamente con el animal.

- Esto no me gusta - dijo Purulento - creo que tenemos problemas.

El grupo se paró, mirando a su alrededor con aire desconfiado. De pronto un silvido cortó el aire, haciéndose cada vez más fuerte y decenas de flechas comenzaron a caer de todas direcciones.

- Es una emboscada - gritó Guillaume - rápido, al galope. 

Se disponían a seguir el consejo del templario cuando vieron que un grueso de casi cincuenta hombres les cortaba el paso al frente y otros cincuenta rodaban sus flancos y retaguardia, saliendo de entre la espesura. Contemplando el número de sus contrarios, el grupo decidió desmontar. Julián, Jane y Guillaume prepararon sus armas, con un evidente aire de alarma en el rostro.

- Cariño ¿podrías hacerte cargo de esto? - dijo Eleazar despreocupado.

- Claro - respondió Pilpine - será un placer.

Pilpine hizo un gesto y un soldado salió volando por los aires hasta chocar contra un árbol. El mismo gestó mando a otro enemigo contra una roca en el lado opuesto. Todo apuntaba a que aquello sería fácil, porque Pilpine apenas parecía esforzarse. De pronto el mismo gesto no tuvo ningún efecto. Todos, incluido el Viejo, miraron a Pilpine expectante. Parecía concentrada y algunas gotas de sudor resbalaban por su frente.

- No...no puedo - dijo - es como si algo anulara mi poder.

- Dejazme probar - pidió Lucía. Los ojos de la joven se encendieron en un brillante tono verde, pero tampoco hubo efecto alguno, el tiempo siguió su curso normal - yo tampoco...mi poder no funciona.

Fue entonces cuando Eleazar se percató del único enemigo montado a caballo y más concretamente en el objeto que llevaba incrustado en su cota.

- Es inútil - dijo - ese es Bale El Tuerto. Lleva el medallón de Goitier. La magia no nos servirá esta vez.

- Entonces tendremos que usar las armas - dijo Fenno - espero que no se os haya olvidado pelear. 

Eleazar desenvainó su espada y se acercó a sus compañeros, listo para combatir. 

- Creo que esta batalla es para mi - dijo Julián, y acto seguido comenzó a disparar a diestro y siniestro, abatiendo enemigos en cada disparo. Para su tranquilidad, comprobó que en esta ocasión no volvían a levantarse. Cerca de veinte soldados habían caído cuando Bale se paró frente a Julián y mirándole fijamente dijo:

- Vas meterte una de esas armas en la boca - Julián introdujo el cañón de una de las pistolas en su boca - ahora vas a arrojar la otra al suelo - Julián arrojó la otra al suelo - y ahora vas a caminar en círculos por este claro sin intervenir en la batalla. Si alguien, amigo o enemigo te toca, dispararás el arma en tu garganta. - Julián comenzó a caminar alrededor del claro, ignorando a sus compañeros, que luchaban en una batalla de siete contra ochenta, ya que Lucía se había retirado intentando ocultarse, pues no tenía armas ni sabía usarlas.

Eleazar manejaba la espada con su destreza habitual y algo más de vigor por los años recuperados, Guillaume era un espadachín diestro, Ham era fuerte como correspondía a los suyos y usaba las manos. Pilpine combatía con una larga vara metálica y Purlento usaba notablemente una espada corta. Jane y Fenno usaban las dagas.  El combate era evidentemente duro y aunque resistían bien, la diferencia de número acabaría imponiéndose si no podían usar su magia. Eleazar se percató de la situación de Julián y volvió a fijarse en Bale, que por el momento solo observaba la batalla.

- Maldita sea - dijo - cuidado amigos, no miréis a los ojos a Bale, tiene el Ojo de Eterea, podría controlar vuestras mentes. 

Fenno era muy hábil con las dagas y había abatido a unos cuantos contrarios ya, pero la diferencia de número seguía siendo demasiado grande. Jane, aunque no tan experta, se mostraba también capaz con ellas y había conseguido rechazar varios ataques y acabar con un par de enemigos. El resto hacían lo propio, con suerte quizás aquello no terminara mal después de todo. 

Jane acababa de abatir a un contrario cuando Bale se plantó delante de ella, con la espada Barbane en la mano. Esa espada maldita que solo inflingía heridas mortales. 

- Ya es hora de acabar con el juegecito - dijo Bale y acometió contra Jane.

La princesa de defencía con las dagas de los mandobles de su oponente, pero la habilidad y experiencia de Bale y la diferencia de fuerza física entre ambos terminaron decantando el combate en favor del General. Las dagas de Jane volaron por el aire y ella cayó al suelo de espaldas. Bale la apuntaba con la espada y la miraba fijamente. Los compañeros de la princesa se dieron cuenta, pero cada uno de ellos trataba de defenderse de diez contrarios de forma simultanea. 

- No es nada personal Princesa - dijo Bale - si de mi dependiera, tendría cosas mucho más interesantes que hacer con una mujer tan hermosa, pero el trabajo es trabajo. 

Bale levantó su espada, dispuesto a dar el golpe de gracia. Jane miraba la hoja con una mezcla de miedo y resignación y con el pensamiento divido entre el momento de su inminente muerte y algún recuerdo que no era dificil adivinar. La hoja de Barbane cortaba el aire hacia Jane, todo estaba decidido. La princesa entrecerró los ojos para recibir el golpe cuando una sombra apareció en su cambo de visión y detuvo la espada de Bale con otro acero. 

El extraño era un hombre envuelto en una capa negra. Luchaba con fiereza y mucha habilidad. Tras repeler el que hubiera sido el golpe mortal para Jane emprenció un ataque feroz contra su adversario, pero sin descuidar la sensated en el uso de la espada. En unos segundos Barbane voló por los aires escapando de la mano del general. Desde su posición en el suelo Jane no distinguía al hombre bajo la capa, solo acertaba a ver un brillo dorado que destelleaba como el fuego desde dónde deberían estar sus ojos. Desarmado, Bale retrocedió unos pasos, algo que el misterioso espadachín aprovechó para empujarle y embiarle contra el suelo. 

- Vas a atravesarte con tu propia espada - dijo Bale desde el suelo, mirando fijamente a su adversario, aplicando el poder del Ojo de Eterea. 

- No - respondió una voz gutural y en nada humana - no lo creo. 

Dicho esto el misterioso hombre atravesó con su espada el pecho de Bale, partiendo el medallón de Goitier en dos. No tardó en lanzarse al ataque y abatir un enemigo tras otro, lanzándolos por los aires varios metros sin esfuerzo aparente.

- Vamos Pilpine - dijo de nuevo esa voz - tu poder ya funcionará.

Los ojos de Pilpine se volvieron de un morado brillante y decenas de destellos salieron de su cuerpo, impactando contra todos los enemigos que seguían en píe, dejándoles inconscientes o muertos en el acto. 

Terminada la batalla, todos miraban intrigados al encapuchado. Jane se levantó y se acercó a el con la pregunta en los ojos.

 - ¿Coon...? - dijo casi en un susurro.

El desconocido negó con la cabeza. 

- No - dijo ahora con una voz que comenzaba a sonar humana - Pero me envía él - terminó la frase quitándose la capucha. La exclamación de Pilpine, Jane, Guillaume y el Viejo fué unánime:

- ¡Karim!

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Coon
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 - Bale a muerto - dijo Devan arrodillado frente al trono de su abuelo - ese joven arcano, Karim, lo ha matado.

- Suponía que acabarían con él - dijo Richard - confiaba demasiado en sus objetos mágicos. No me preocupa, además confiaba en que ese joven arcano apareciera de nuevo. Estoy seguro de que sabe dónde esta Coon, su mente nos guiará hasta él.

- ¿Porque te preocupa tanto Coon? - preguntó Devan - ni siquiera es rival para mi.

- Jajajaja - rió Richard - eres todavía muy joven e insensato Devan. Coon no sabe hasta dónde llega su poder.Es cierto que yo podría vencerle, pero si despertara todo su poder sería un obstáculo muy molesto. No es un arcano normal - continuó - desciende de El. Es el linaje más puro. Hace años tuve un combate con su padre, posiblemente el combate más temible que he tenido nunca, más incluso que cuando Pilpine "me venció". Fue una lucha atroz y aunque vencí, también pude haber perdido - dijo estas palabras acariciando su mano izquierda, hecha de acero, con la derecha. 

- ¿Porqué has usado ese tono cuando has hablado de tu combate con Pilpine?¿Y quién diantres es El?

- Pilpine me venció apenas un par de semanas después de que luchara contra El. No estaba ni de lejos recuperado. Hay quien dice que El descendía de Khane-Ir. Pero muy pocos, realmente muy pocos saben que El era Khane-Ir. No como lo cuentan las leyendas, eso son solo cuentos. Pero se inspiraron en El, en sus años de adolescencia, los más sangrientos sin duda. Nuestros años de juventud. Te hablo de Nefresto "El Redentor Oscuro". El padre de Coon. En su día, pensé que le había matado, pero hace algunos años que ya no estoy tan seguro. He escuchado historias de un hombre solitario al que le falta la mano izquierda, que viaja por el mundo envuelto en una capa negra sin que nadie sepa su nombre. Si realmente es el y Coon lo encuentra...No quiero decir que Nefresto sea a día de hoy un problema, en nuestra batalla el perdió sin duda mucho más que yo y no creo que todos los siglos de la Tierra bastaran para devolverle su antigua fuerza, pero si enseña a Coon cómo alcanzar su verdadero potencial...Pero eso no sucederá. Capturaremos al tal Karim y me lo traeréis aquí para que pueda explorar su mente. Envía a Dafne y Burton. Y haz saber a Lucanob el Apestoso que si no les retiene lo suficiente lo pagará con su vida.

Devan abandonó aquella sala pensativo. Si su abuelo pensaba enviar a Dafne y Burton juntos es que la cosa era seria de verdad. De vuelta en las cuevas-cuartel, Devan lo preparó todo para que ambos Generales pudieran partir a Ghurn con un regimiento de sesenta malditos cada uno. Esta vez no podían fallar.

 

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granrafo
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-¡preparaos a morir escoriaaaa!,¡¡¡¡Nadie le destruye un cargamento de mercancias a Zurdrojt y sale ileso de esta!!!!-Zurdrojt luchaba como un fanático con sus dos hachas de mano contra unos 30 hombres, encima de lo que quedaba de su caravana de mercancías.A su alrededor, se encontraban 30 bandidos y al parecer delante había un hombre que les guiaba, era un hombre que portaba un parche en el ojo, de pelo moreno oscuro y que practicaba una especie de magia muy extraña.En ese momento le intentó lanzar un hechizo a Zurdrojt, pero no pasó nada"Pero porque mi magia no funciona"se preguntó el mago bandido.En ese momento Zurdrojt dijo:

-¡¡¡¡¡¿Tan pequeño soy?!!!! ,¡No ves que soy un enano a mi no me afectan esos trucos de mago del tres al cuarto!-

dicho esto se llevo a seis hombres por delante de dos tajos de hacha mientras cantaba una alegre canción parecía como si la lucha le divirtiese y aún así, no estaba del todo contento por la perdida de su cargamento.

A lo lejos apareció un grupo

Guillaume observó al enano y dijo:

-Mirad allí hay una especie de hombre bajo y barbudo peleandose solo contra unos bandidos ,deberíamos ayudarle.

-No hara falta-dijo Purulento-Parece que se maneja bién

En ese momento Zurdrojt acabo con 15 más y los otros 9 salieron corriendo como perritos falderos con su lider delante.

-¡¡¡¡EEEEE!!!! ,¡¡¡¡Volved aquí maldita panda de hijos de ogro!!!!

dicho esto Zurdrojt se puso a examinar la mercancía y recuperó todo lo que pudo poniendolo en una de las maletas de carga de la única mula que le había sobrevivido.La mayoría del cargamento era oro y cerveza, y unas pocas mercancías "Mientras mi oro este bien el negocio ira bién".

Entonces el grupo se le acercó con Guillaume a la cabeza a caballo que le preguntó:

-Buenos dias estooo...¿ qué eres?

-De buenos nada ¿no has visto que me han destrozado el cargamento? y además estoy harto de que me hagan la misma pregunta si vale que haya pocos enanos y parezcamos de leyeda, ¡¡¡¡pero aun así existimos!!!!

-Perdón si te he ofendido amigo

-No soy tu amigo

-¿Eres un poco cabezón no?

-S¡ y me gusta, es una de las virtudes que me hace llevar bién el dinero

-¿Qué te pasa para estar así?

-Que me han destrozado dos caravanas de oro y estoy en la peor de mis situaciones económicas,si mis ancestros me vieran me matarían.Necesitaría viajar mucho para poder vender tanto.

-Creo que tengo la solución para tu problema

-OOO ahora eres un ángel celestial de esos-dijo con sarcasmo

-Bueno, si no te interesa

El enano reflexionó

-¡¡¡Si si si!!! dime dime cualquier cosa que pueda solucionarme esta ruina, por favor sere bueno ,¡Necesito dinero y los banqueros no son muy generosos!

-La solucion sería que viajaras con nosotros como compañero ,así, tú que eres mercader podrías vender tus mercancias por todo el mundo y con tus dotes mercantiles podrías encargarte de conseguirnos lo que necesitemos.

Entonces, monedas de oro aparecieron en los ojos del enano

-¡¡¡¡¡Perfecto amigo!!!! ¿cuándo empezamos la marcha? aaa y por cierto, me llamo Zurdrojt

-Un placer yo Guillaume, y el viaje ya estaba en marcha coje tu mula y siguenos-

-estooo... bonitos caballos ¿podríais cargar algunas de mis provisiones?

-Claro que si-dijo con un tono desesperado

A partir de ahí el grupo siguio el viaje con Zurdrojt en mula y los demas a caballo la frase mas frecuente era"¡¡¡Esperadme!!!" y así el grupo creció, y ya disponía de mercader propio.

Panchicicimo XD

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ViejoBastardo
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-No me gusta.

-¿El qué, Viejo?- inquirió Guillaume.

-El enano. No me gusta. La Taberna no lo ha escogido como al resto de nosotros. No debería estar aquí.

-Sí, bueno, porque últimamente la Taberna atina mucho a la hora de escoger a la gente...

-Quizá no -dijo el Viejo mirando de reojo a Ham-, pero eso no es excusa para invitar al primero que pasa a unirse a nosotros.

-Confía en mí, Viejo -contestó el templario tranquilamente-, hay algo en él que me hace pensar que este es su lugar. y si no, bueno... por muy diestro que sea con esas hachas, yo lo soy más con la espada...

El Viejo sonrió. Eso le parecía suficiente. De momento.

 

De vuelta en la posada, él y su mujer, Pilpine, repasaban lo que habría que hacer al llegar a Ghurn.

-¿De verdad te fías del apestoso? -preguntó ella.

-Ni en un millón de años, amor, pero me fío de Fenno, y si él nos mandó a buscarle será por algo. Lo que no consigo entender es cómo fui capaz de entregarle el báculo, aunque fuera por un tiempo. Esta amnesia empieza a molestarme mucho.

-Si hiciste que Fenno te borrara la memoria, estoy segura de que tenías un buen motivo para no querer saber dónde escondiste el báculo. De todos modos, ahora lo necesitamos. Ni siquiera con mi poder actual estoy segura de poder vencer a mi padre sin él. No sin la ayuda de Nefresto.

-Nefresto pagó con su vida el enfrentarse a Ojosgrises -meditó el Viejo-. Esa vez nos salvó a todos, pero creo que ahora me alegro de que su hijo no esté aquí para cometer la misa estupidez.

-Yo también, amor. No podría soportar ver morir a mi ahijado... otra vez.

El Viejo Bastardo acarició el cabello de su mujer y la besó en la frente. Tenía razón. ya perdieron una vez a Coon, y lo último que podrían soportar es volver a pasar por lo mismo.

Iba a decir algo, pero un olor familiar a azufre le hizo levantarse.

-¿Oléis eso?

-¿El qué? -dijo Jane- yo no huelo nada.

-Yo sí -murmuró purulento- conozco este olor... es como...

El Viejo lo comprendió de nuevo. Que sólo él y el nigromante lo reconocieran era la última y funesta señal que necesitaba.  Se apresuró a gritar órdenes a su mujer.

-¡Debéis encontrar el báculo, Pil! ¡Es vuestra única oportunidad de detener a Ojosgrises y salvar el pellejo! Si soy capaz volveré a unirme a vosotros, si no... sólo recuerda que siempre te amé.

Con estas palabras el Viejo estallo en llamas y no quedó nada de él.

 

Despertó en un árido paraje, ante él una puerta gigante con una inscripción: "Abandonad toda esperanza quienes aquí os aventuréis". Estaba en el infierno. Otra vez.

Ya está a la venta La Taberna de Bloody Mary en la colección A Sangre de Saco de Huesos.

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Purulento
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En ese mismo instante, Purulento cayó al suelo, desplomado. Su libro se abrió de par en par, y en él se podía leer " Tranquilos, voy a ayudar a Viejo, cuidad de mi cuerpo mientras tanto."

-¡Maldito insensato! -Dijo Pil al leer estas notas en el libro.

Acto seguido, Flick salió de entre las ropas del nigromante, y se puso a corretear a su alrededor.

-Bueno, si ese pequeño ratoncillo está "vivo" y su caballo se tiene en pie, significa que no está muerto, aunque haya ido a ayudar a mi marido.- Dijo Pilpine, mientras preparaba una cama para Purulento.

-¿Se puede saber que haces aquí?- Dijo Viejo sorprendido al ver a su compañero aparecer a su lado.- ¿También te han invocado aquí?

-No, he venido a ayudarte, no se que pasa, pero creo que necesitaras ayuda, desde la última vez que estuve aqui, he estado practicando, y he aprendido a desdoblarme. Como Pil, sólo que dado la naturaleza de mis poderes, siempre vengo a parar aquí jejejeje.- Dijo Purulento en tono cómico mientras se acariciaba la nuca sonriendo.

-Pero esto es el infierno, si te atrapan....ya vendiste tu alma varias veces, y tus recuerdos, y quién sabe que mas cosas, si te echan la mano encima, no creo que puedas volver. Dijo el Viejo preocupado por su amigo.

-jajajaj tranquilo, cada noche vengo por aquí, conozco el lugar, los demonios, y los espíritus que habitan el infierno, no ven a los nigromantes como comida, sino como una "puerta" por la que salir al mundo, ellos nos ofrecen poder, para vencer a nuestros enemigos o salvar a gente, y a cambio nosotros los sacamos de aquí. Ven sigueme, hay una "taberna" no muy lejos de aquí, conozco al tabernero, es otro nigromante llamado Turk. El nos dirá qué está pasando y puede que incluso sepa quién te ha traido. Dijo Purulento pasando a través de aquellas enormes y ancestrales puertas.

-¿Así que te paseas por en infierno como si nada? ¿Te parecerá normal no? ¿Por qué no lo habías ni tan siquiera mencionado?- Dijo Viejo meintras seguía  a Purulento.

A su alrededor, almas en pena, esa zona no era como Viejo recordaba, estaban en una especie de mercado de almas, los demonios mayores vendían almas a otros demonios de menor grado. Las caras de horror y pánico de aquellos que habían sido engañados por demonios y ahora servían de productos comerciales, adornaban los puestos de ventas, era realmente deprimente.

-Supongo que porque nunca lo preguntaste. Además, no quería que comenzaceis a desconfiar de mí, yo aquí no corro peligro, dado que mi alma sigue en mi cuerpo, esto es solo una proyeccion astral, un desdoblamiento como los de Pilpine, bueno, casi, porque ella cuando se desdoblaba, lo hacía con su esencia. Pero en cambio tú, estás en cuerpo y alma aquí. Te desintegraste amigo, delante de todos.- Dijo Purulento.

-Por cierto es aquí - y empujando la puerta, entraron a aquella taberna infernal, "Sesos y tuéatanos", rezaba en el cartel.

 

Y Así Purulento y Viejo, ahora en el infierno, buscaban respuestas mientras sus amigos seguían pensando qué hacer ahora que dos de sus compañeros no estaban.

" En vida fui una cosa fétida llena de enfermedades.Una vez muerto, no he cambiado mucho."

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jane eyre
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Jane y Pilpintu se miraron tranquilamente. Aquello era un secreto a voces: al ViejoBastardo se le hbía acabado su tiempo entre los vivos... otra vez.

Julián no lograba acostumbrarse a aquellos giros bruscos que tomaban los acontecimientos.

_ ¿Y ahora?

 Pil sonrió.

_ Ahora volvemos a ser uno menos, hasta que pueda regresar_ pero la tranquilidad de la mujer no sirvió para quitar la sorpresa del rostro del sheriff.

_ ¿Regresar? ¿De dónde?

_ Del infierno, Julián, del infierno_ le explicó Jane_ El último demonio al que  el Viejo vendió su alma se la ha llevado, eso es todo, no es la primera vez que le sucede... y, conociéndolo, tampoco será la última. Quizás esta vez se lo pongan más difícil, pero volverá, seguro que lo consigue de nuevo.

Aquello era más de lo que su cabeza podía soportar ¿porqué aquella maldita lo había elegido a él? ¿qué pintaba en medio de aquel grupo tan extraño? Julián se sentía totalmente fuera de lugar, no acbaba de sentirse cómodo entre aquella gente y sus rarezas.

Jane lo miraba fijamente y, por un momento, tuvo la certeza de que la princesa podía leer lo que estaba pensando, pero todo era más sencillo que sus cavilaciones.

_ Yo también he pasado por esto ¿sabes?. La primera vez que llegué a la Taberna sólo quería descansar una noche... nada más y sin embargo hoy formo parte de ella. Magia, templarios, demonios, Arcanos... nada de eso tenía algo que ver conmigo... durante mucho tiempo no entendí nada y me daba un miedo atroz lo que estaba viviendo y sintiendo... Acabarás acostumbrándote Julián. Encontrarás tu sitio, confía en mí.

Julián tomó la mano de la princesa y la piel de su muñeca quedó al descubierto. Tres círculos  formados por signos entrelazados subian por su brazo. Un nuevo giro hizo que todos miraran al libro de Purulento.

_ Me temo que somos dos menos_ dijo Julián con aire de resignación.

 

 

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granrafo
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Zurdrojt acababa de beberse la última jarra de cerveza que le quedaba y ya solo le quedaba un tonel de cerveza,"Maldita sea casi no queda cerveza".

De repente Julian se le acercó y le preguntó:

-Hola amigo ,¿te queda algo de cerveza?

Zurdrojt se le quedo mirando a los ojos con agresividad

-¡¡¡¡¿Te crees que vas a tocar mi cerveza?,antes preferiría perder todo mi oro!!!!

-Vale tranquilo solo es ceveza

-¿Qué solo es cerveza?,amigo esto es cerveza enana no creo que halla algo mejor en el mundo

Julian lo miró con cara extraña y dijo:

-No creo que hhalla tanta diferencia de la común

-No quieras saber mi última experiencia en una taberna humana

-¿Qué te paso?

-Pues que llegue y pedi una cerveza, entonces a los 5 minutos estaba delante de mi esa cerveza.Dios mío estaba rancia ardiendo y encima sabía a algo asquerosamente malo.

-¿Y qué hiciste?

-Le dije al camarero que pedi cerveza, no meado de perro a la vomité y más tarde salí a golpes de la taberna y acabe peleandome en la plaza del pueblo contra tres borrachos.

-Umm interesante, ¿entonces me das cerveza?

-Ni en tus sueños, pero todavía me queda meado de perro a la vomité

-¿Eso es cerveza humana?

-si,la llaman adormecedora de ogros pero creo que tenían que haberle puesto envenenadora en vez de endormecedora

-Pasame una

-Toma-le lanzó una cerveza y se la bebió casi entera-La primera vez que veo a alguien beber tan rápido esa basura.

-No eres muy majo ¿verdad?

-Depende de lo que entiendas por majo.Aaa por cierto ¿no huele un poco a muerto por aqui?

Entonces todos le dirijeron una mirada y dijo

-¿A que vienen esas caras ni que se hubiera muerto alguien importante?

-El viejo te parece poco importante-dijo Jane

-Ups...losiento,los enanos honramos mucho a los muertos.Pero para quitar el olor lo mejor sería meter las cenizas en un bonito cuenco que tengo por aqui-el enano saco una vasija bien enjoyada y lustrosa

-Si los enanos al final vais a ser majos-dijo Julian

-Eso depende de lo que me ofrezcas por la vasija-el enano se rió-era broma podeis meterlas dentro , eso si como alguien me la quiera comprar lo meto en una jarra de cerveza de barro.

Entonces todos pensaron como sería la antigua sociedad enana.

-Algún día podrías hablarnos de la historia de los enanos y su decadencia-dijo Julian

El enano le lanzó una mirada furtiva lo que Julian le dijo le dolió

-¡¡¡¡¡¡¡Los enanos nunca hemos estado en decadencia somos una raza ancestral y todavía tenemos el orgullo de tiempos pasados asi que no vuelvas a decir eso de los enanos!!!!!!!!

Dicho esto el enano se retiró al lado de su mula y se puso a pensar y a contar dinero mientras fumaba en pipa, para relajarse.

Panchicicimo XD

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jane eyre
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Jane se acercó a Julián y susrró en su oido.

_ No me fio de él, busca la excusa que quieras pero no metas las cenizas del Viejo en esa urna.

Julián miraba el objeto que tenía entre las manos. De un color bronce enmohecido, el briilo de las joyas que llevaba incrustadas, se veía realzado por el contraste con el fondo. Unos extraños caracteres rodeaban cada piedra.

_ ¿No te parece extraño que llevara encima, justo, una urna para cenizas? y precisamente en el momento oportuno.

_ Es comerciante, Jane, no veo dónde está lo extraño.

_ Llámame paranoica si quieres, pero no me da confianza. Esa urna puede tener algún conjuro que impida regresar al Viejo mientras sus cenizas estén ahí dentro... cosas más raras hemos visto y lo sabes.

Julián seguía observando la urna sin ver nada sospechoso.

_ Al menos, deja que PIlpine la vea primero_ suplicó la princesa con la mirada.

 

 

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Julián Castro
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El enano, a fin de cuentas, le caía bien de un modo extraño. Su cabezonería, su lenguaje incorrecto y bastante vulgar y sus modales no le daban muy buena imagen, era cierto, sobre todo de alguien del que se podía confiar, pero había algo en él, una chispa que hiciera que simpatizara de algún modo misterioso e indescifrable. Bueno, vale, había que reconocer que la manera en la que había llegado y se había aclopado al grupo había sido un poco brusca, pero su manejo del hacha podría serles de ayuda, y si Guillaume se había fiado de él, él también se fiaría.

Lo que te no terminaba de entender era la fijación de Jane en él. No podía dejar de pensar que Jane estaba demasiado paranoica; no la culpaba, comprendia el estrés que le producía todo el viaje, los acontecimientos tan recientes que la habían afectado directamente, y sobre todo, la desaparición de Coon. La urna no parecía sospechosa, él no sentía nada raro en ella, y el pobre enano era un mercader que a fin de cuentas no sabía nada del drama de Viejo y la había ofrecido con toda la buena intención del mundo. Sin embargo, atendiendo a la suplicante mirada de la princesa, Julián accedió a que Pilpine le echara un vistazo.

-Déjame ver.-dijo la maga, a cuya poderosa presencia, que emanaba energía por todos los poros, Julián no terminaba de acomodarse. Sobre todo por el hecho de que cada vez que se estaba cerca de ella, la bala que llevaba colgada en el cuello por debajo de su camisa se calentaba hasta que la piel le ardía.
El sheriff le ofreció la vasija y ella la tomó con las dos manos, girándolo, acariciando las runas inscritas en ella. Cuando se asomó a la boca de la urna, un grito que no era para nada humano salió de su interior, y una especie de sombra pareció atacar a la tabernera, que estaba desprevenida. Ésta la soltó con un grito de terror, y se echó para atrás, buscando con la mirada algo que no estaba allí, sin dejar de chillar. Enseguida, Jane y Guillaume acudieron en su ayuda, intentando calmarla sin éxito. Ham, decidido, apartó a ambos y cogió a la histérica mujer por los hombros. Apoyó una mano en su frente con brusquedad, y al echarla para atrás de repente, una especia de humo pareció emerger de la frente de Pil. Ésta poco a poco fue calmándose en los brazos de Jane, pero tenía el rostro como si fuera un cádaver y no podía ni hablar.

-¡¿Qué era eso!?-exclamó Julián, enfurecido, apuntando con su revólver directamente a la cabeza del enano.-¿¡Qué coño le intentabas hacer a Pilpine, hijo de puta!? ¡Dime! ¿Quién eres y quién te envía?

Guillaume bajó el arma del sheriff con su espada rápidamente. Y Julián sabía que tenía razón para hacerlo. Sölo con echar un vistazo a la carra aterrorizada de aquel ser, en contraposición con la bravuconería de la que hacía gala escasos minutos antes bastaban para saber que él no sabía nada de lo que haría la urna, ni tenía nada que ver.

-¿De dónde la has sacado, hijo?-preguntó Fenno.

-Me, me la vendió un anciano por un precio tirado, señor-dijo el enano-pero no, yo no, no sabía...

-Tranquilo, hijo, no tienes la culpa. Muy pocos podrían adivinar que ésta no es una vasija normal.

-¿Sabes lo que es?-preguntó Julián.

-Tengo una ligera idea, Julián, y también a quién perteneció alguna vez... Lo que no consigo comprender es como ha llegado hasta nosotros, la creía perdida...

Fenno parecía hundirse en sus propias cavilaciones. De repente pareció despertar de su letargo. Se acercó a Pilpine, que no dejaba de aferrarse a su amiga, como si fuera una niña que acaba de tener una pesadilla.

-Decidme, dama, ¿qué es lo que habéis visto?

"La mayor locura del hombre es pretender estar cuerdo..." www.loslibrosgrises.blogspot.com

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Coon
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  - Ahora...ahora no Fenno - dijo Pilpine - Estoy cansada y quiero reflexionar sobre algunas cosas. Mañana hablaremos de ello.

- Como queráis - respondió el Dentari.

Efectivamente era tarde, de modo que el heterogéneo grupo decidió retirarse a dormir. Llevaban varios días en aquella posada, un pequeño establecimiento justo a las afueras del bosque de Rukopis, al pie de los montes de Grimanel. Apenas a tres días de viaje se encontraban las ciénagas de Ghurn, tan malolientes que si el viento soplaba de levante podían olerse desde allí. Aunque ninguno lo hubiera admitido (y quizás ni siquiera se hubieran percatado) todos estaban exhaustos por el viaje y la reciente batalla en el bosque. A pesar de ello, Jane no dejaba de darle vueltas a la cabeza. La desaparición del Viejo y el incidente con esa vasija y especialmente la creciente certeza de que estaba en cinta no le habían permitido hablar con Karim. “No soy Coon, pero me envía él” había dicho el joven arcano. Casi contra su voluntad, el sueño venció finalmente a la princesa, que descansaba junto a Pilpine, que dormía plácidamente a pesar de lo que había sucedido unos instantes antes. Pero más sorprendente aún era la placidez con la que Guillaume y Julián descansaban, arrullados por los atronadores ronquidos de su nuevo compañero enano.

Por la mañana bajaron a desayunar. Como de costumbre el comedor estaba casi repleto. Había una aldea cerca de allí y los comerciantes de viaje que salían o volvían al poblado solían detenerse en aquel local, famoso por sus huevos rotos con tocino de muflón y termitas crujientes. Precisamente era este el plato que Julián y el barbudo enano devoraban como si no hubieran comido en meses.

-         ¿Cómo podéis comeros eso? – preguntó Jane

-         Edta, rgico – respondió Julián con la boca llena

-         No es un buen estofado enano, pero he de reconocer que este mejunje tiene buen sabor – dijo el comerciante.

Jane negó con la cabeza, poniendo los ojos en blanco. Después se acabo su café y subió a la planta de arriba, dispuesta a hablar largo y tendido con Karim

-         Karim – dijo nada más entrar en el salón superior – tengo que hablar contigo.

-         Lo imaginaba – respondió Karim – adelante, te contaré todo lo que quieras saber.

Jane y Karim comenzaron una conversación que aventuraba ocupar varias horas. Mientras, en la habitación contigua Fenno, Guillaume y Pilpine velaban el cuerpo ausente de Purulento y comentaban el incidente con la vasija de la noche anterior.No pasó mucho tiempo hasta que Julián se unió a esta conversación, intrigado por lo que había salido de aquel recipiente. El enano, fiel a sus costumbres, había pedido ya el segundo desayuno y una jarra de la mejor cerveza del lugar.

      -    Así que fuiste tú quien dejó la orquídea junto al granero... ¿Y dices que te encontraste con Coon en Lomdenburgo?¿Y estaba buscando al mismo hombre que te crió? Ese tal, Nefrén.

-         Si, así es – respondió Karim – supongo que a estas alturas ya hará tiempo que lo habrá encontrado. Hace semanas que nos separamos.

-         Ya veo. – dijo la princesa - ¿y no sabes en que dirección iba?

-         Pues...- de pronto un fuerte estruendo llegó desde el comedor inferior, interrumpiendo su conversación.

Jane y Karim salieron al pasillo al mismo tiempo que sus compañeros, mirando hacia las escaleras. El enano subía por ellas con una jarra de cerveza en la mano y riendo a carcajadas.

-         Lo que os estáis perdiendo amigos – dijo – ahí abajo hay un tipo luchando con otros cinco o seis y les está dando la paliza más grande que he visto nunca, ¡sin tan siquiera sacar la espada! ¡Jajajaja! Vaya, con el grandote que viene ahora podría tener problemas, lleva un hacha enorme – dijo el enano mientras miraba hacia abajo desde la mitad de la escalera - ¡Por las barbas de Gormin, menudo manejo del acero! Esa espada negra debe ser un arma muy ligera o el un tipo muy hábil.

-         ¿Una espada negra? – dijo Jane

-         Como la sangre de los orcos señorita – respondió el barbudo mercader.

Jane miró a Karim con ojos de urgente interrogación. El joven arcano aspiró fuertemente por la nariz un par de veces y asintió con la cabeza.

-         Es él, seguro..

Jane se precipitó escaleras abajo empujando al enano en su camino y vio como una capa negra salía por la puerta, que se cerraba después. Sin aliento, corrió al exterior de la posada, pero no vio a nadie, solo alcanzó a escuchar los cascos de un caballo que se alejaban. Al darse la vuelta para regresar al interior algo llamó su atención: sobre la repisa de la ventana descansaba una preciosa orquídea negra y al lado, una pequeña nota:

“Blanco y negro, igual que el anillo. No estás sola.” 

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