Dación en pago
Miguel, el más pequeño, había sacado la pajita más corta, para alegría de sus hermanos. Su madre, en cambio, lloraba al pensar en aquella única vía de pagar su deuda.
Dación en pago
Miguel, el más pequeño, había sacado la pajita más corta, para alegría de sus hermanos. Su madre, en cambio, lloraba al pensar en aquella única vía de pagar su deuda.
Después de 20 años de poder, dinero y mujeres, llego a hora de pagar mi deuda. Me encanta mi vida, así que le propuse a mi benefactor un nuevo trato: un año de prórroga por cada nuevo cliente conseguido. Solo necesito publicitar el pacto y la curiosidad hará lo demás.
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Medio lleno
Sin trabajo, sin guitarra, sin dinero, sin amigos, sin casa, sin perro, sin hijos, sin abrigo, sin mujer. Pero, por lo demás, muy bien.
Volando vengo, vengo.
Bien igual a mal
Delirio Semen: A ver, tu micro está bien.
Devota hedionda: Bien… ¿Solo bien?
D.S: Bien es mejor que mal.
D.h: Desde luego, mal es peor que bien, y muy bien es mejor que bien.
D.S: Cierto
D.h: ¿Entonces?
D.S: Pues eso, bien.
D.h: O sea, mal.
La postguerra
Finalizada la contienda, nos volvimos a reunir en la casa del teniente Smith y le hicimos recordar solo hasta el alba.
Petonet, beso. Cariño, carinyet...
Restaurante “Amanecer”
–Camarero, ¿qué es este desastre de ensalada que me ha traído?
–Lo que usted pidió, señor: ensalada con la saña. Y me he ensañado con ella, mire: los tomates destrozados, la lechuga hecha unos zorros y la cebolla, irreconocible.
–Le he dicho “con lasagna”, imbécil.
–Ah.
Vaaayaaa... Se me adelantó Dr. Zyo.
La palabra es Ah.
Los caminos del Humor son inescrutables...
Vaaayaaa... Se me adelantó Dr. Zyo.
La palabra es Ah.
Lo siento, Barón Esdrújulo. A mí se me adelantó Loro Bilingüe por unos segundos y me ha tocado cambiar algo el micro.
Por cierto, no te lo vas a creer, pero esta misma semana estuve escribiendo un diálogo para una historieta de humor donde uno de los protagonistas es un francés al que también le he hecho hablar con la "g", y tu micro me lo ha recordado enseguida.
La palabra es Ah.
¿Por qué Ah? ¿No sería albornoz?
¿Por qué Ah? ¿No sería albornoz?
Porque el Barón ha escrito sobre alba y se le había adelantado Dr. Ziyo
La palabra es Ah.
¡Juro ante Dios que no escatimaré esfuerzos para saciar mi haaaambre!
Trucos
—Ah… —clamó el público en la sala abarrotada.
El mago se estiró como si una fuerza poderosa lo estuviera aplastando. Luego la galera lo absorbió. Los conejos aplaudieron al mismo tiempo. El de smoking miró a su sensual acompañante y le dijo:
—Los trucos clásicos nunca pierden su encanto.
ENCANTAMIENTO
La ilusión con la que empecé el taller de encantador de serpientes desapareció bajo toneladas de decepción: el profesor no era indio; en vez de flautas tocábamos silbatos; y la cobra era un calcetín agujereado. Pero desde el principio, la bella profesora no dejó de guiñarme el ojo.
Los caminos del Humor son inescrutables...
Ley del Talión
Ya no queda nada de esa criatura sombría que golpeabais con crueldad en el orfanato. Las marcas de vuestras vejaciones ya no están en mi piel. Ahora soy una niñera dulce que se afana en cuidar a vuestros hijos. Pensé que me reconoceríais. Lástima.
Lotería
Manuel felicitó al dueño del bar con sus ojos a punto de estallar. Esta vez, al no tener trabajo, no le había comprado el décimo como cada año. Entonces Antonio le entregó un sobre con el café. Al abrirlo, descubrió una cuenta con las deudas pendientes del último mes.
Regla
Le vino el “mes” de repente y manchó sus pantalones blancos a la vista de todos.
Se moría de vergüenza. Pensó: “tierra trágame”.
Murió arrollada por el tren en las vías del metro.
Pronombres personales
Se difuminan en la marea que sale del metro. Hace un momento, eran casi un nosotros. El hombre trajeado y la mujer del Apalabrados los han mantenido en un él y una ella, interponiéndose en el repetido juego de miradas.
Dos torpes ellos, temerosos de entrelazar un nosotros.
Letripedia
El ascensor
Tú venga a beber cerveza y que no te sube. Yo venga a mirar el calendario y que no me baja.
Volando vengo, vengo.
Se me adelantaron, parece que no puedo borrar los post, solo editarlos.
La ultima palabra es baja.
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Se me adelantaron, parece que no puedo borrar los post, solo editarlos.
La ultima palabra es baja.
Ya sentimos haber tropezado Jean, no nos tengas rencor.
Baja
Volando vengo, vengo.
Hermanos
Procuramos jugar siempre en voz baja. Cantamos en voz baja. Reímos en voz baja. Nos contamos secretos en voz baja. Jugamos al escondite en voz baja. Y cuando papá y mamá consiguen dormir, salimos al patio y gritamos como cuando estábamos vivos.
Breve. Intenso.
Creyentes
De repente, el suelo se abrió en dos. Las olas del mar se tornaron gigantes. Las campanas de las iglesias repicaban a muerto. Y un ejército de ángeles, comandados por cuatro jinetes negros, recorrió el mundo haciendo prisioneros como recoge la Biblia. Desde entonces, ningún cristiano puebla la Tierra.
Petonet, beso. Cariño, carinyet...
Aficionados
No se dejó enterrar vivo y lo matamos antes.
In media res
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Volando vengo, vengo.
MIERDA DE VIDA
Le era imposible recordar su primera identidad de tantas veces que se había reencarnado: cabra; espárrago; pelícano; Mozart; lechuza; palmera...
En la vida actual como escarabajo pelotero, mientras rodaba por la calurosa sabana africana su bolita de estiércol, pensó que sólo importaba el "aquí" y el "ahora".
Los caminos del Humor son inescrutables...
Consejos
Vive el ahora, le decía su psicólogo. Ella no le hacía caso. ¿Cómo olvidar el pasado y no temer el futuro?
Ya que le pagaba una fortuna, decidió intentarlo. Quitó las pilas de todos los relojes, destrozó todos los calendarios y se encerró con las persianas bajas. Tampoco funcionó.
Letripedia
Sex machine
«Ay, ay, ay», los gemidos que emitía el Amante Infalible no eran de placer. Su ritmo decaía en cada embestida, hasta que se apagó. Irritada, Soledad se lo quitó de encima y acabó con la sesión placentera ella sola. Horas después, se marchaba de compras al centro comercial.
Petonet, beso. Cariño, carinyet...
Terror en el Centro Comercial
Sin aviso cerraron las puertas del centro comercial, las escaleras mecánicas dejaron de funcionar y la música ambiental se cortó. Los parlantes avisaron que nadie podría salir sin haber comprado previamente un producto. Obviamente productos al doble del precio normal.
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Hartazgo
Desde pequeño había escuchado que no era normal. Se sentía marginado, desplazado.
Un día decidió que ya estaba harto. Salió a la calle y comenzó a disparar con sus cuatro brazos.
Éxtasis
Era raro y desprendía un sorprendente olor a mar. Su rostro era inexpresivo, su mirada casi vacua, pero tenía algo irresistible: cuando a oscuras la llevaba a la cama y comenzaba a amarla, parecía tener mil brazos. Ella se dejaba hacer, para acabar siempre gritando su nombre
—¡Cthulhu!
Al servicio de Su Majestad
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Calles
Le cuento un secreto. No lo difunda. Acérquese… Me dieron el nombre de una cárcel apenas morí... Perdón, dije cárcel. Fue una calle lo que se me dio.