Fénix
“¡Frena, cariño!”
El recuerdo nublaba su mente; las lágrimas, sus ojos. Sostenía la fotografía de su mujer bajo una bruma de remordimientos y humo de cigarrillo.
Los bomberos determinaron que una colilla causó el incendio. Del piso no pudieron salvar casi nada. Solo la fotografía de una pareja besándose.
Fénix
Un buen micro. A Pavi le parece que todo está muy bien hurdido. La frase incial capta la atención. La segunda desarrolla. La tercera da la estocada. Quizás a Pavi le hubiera gustado que esta fuera un poco más sobrecogedora. Lo cual no quiere decir que la imagen no sea hermosa, y que las sensaciones tras el punto y final sean tan tristes como extrañamente apacibles.
Reinserción también le ha gustado a Pavi. Los micros sobre maltratos sufren una estigmatización que Pavi no considera del todo justa. Por eso a Pavi le gusta poner atención en cómo se cuenta, aparte de en lo que cuenta. La aproximación que Cuevasdevelasco hace al tema no es de una originalidad abrumadora, pero tampoco de las más vistas, y eso contenta a Pavi. La pega es que da la sensación de que el micro hubiera ganado mucho si el punto final fuera tras "comprobarlo" (y añadiendo algún detalle más para que el lector encajase las piezas). A partir de ahí, a Pavi le suena demasiado explicativo, y el impacto de ese balazo en la entrepierna se diluye.
Pavi vota por Fénix.
Fénix
El reencuentro en la fotografía me parece una gran idea. También me ha gustado que esté contado en tres tiempos: el flashback, que con tan solo dos palabras te aporta la información necesaria; el momento atormentado del protagonista y el desenlace, con ese incendio intencionado o fortuito que lo transforma todo en cenizas menos el testigo de su reencuentro.
Reinserción
A partir del apunte que ya no era una niña nos hacemos una idea del drama que se esconde detrás de ese tiro en la entrepierna y todo cobra sentido. Esos matices me gustan porque, a partir de ahí, se puede deducir dónde ha pasado ese hombre los últimos veinte años y por qué.
Creo que a ambos micros les falta un poco de trabajo, quizás afinarlos más. Me voy a quedar con Fénix porque creo que está mejor estructurado y me ha resultado muy evocadora la imagen final.
Ambos micros me han gustado.
Fénix
Hay micros que te estremecen al leerlos. Tal vez es la forma de contarlo, la manera de sufrir del protagonista y el desenlace escogido, el que hace que uno piense que hay tragedias que no pueden superarse ; y que hay amores que necesitan reencontrarse, aún después de la muerte.
Reinserción
Es obvio que la reinserción no tiene significado para quien sufrió los daños, y que el miedo cerval de quien sufrió los abusos en esta historia, busca una garantía. Un micro duro, contundente y bien encajado en el tema. Tal vez hubiera dejado la segunda frase para el final. Le hubiera dado más fuerza al relato.
Mi voto es para "Fénix". Aunque me han parecido buenos micros los dos, éste tiene un trasfondo que me ha cautivado.
Grande es mi alegría. Mi saco de cuentos ha dejado satisfecho a tres degustadores exquisitos, y eso es siempre placentero. A mi compañero de batalla le deseo la mejor de las suertes en su próximo combate. Quizás el destino quiera que nos volvamos a encontrar.
Y ahora, con una pipa en mi mano, y siempre al lado del fuego, me dispongo a ojear el resto de batallas que se han dado, y a opinar en aquellas a las que me dé permiso Morfeo.
Fénix tiene un título que nos habla del fuego que encontraremos luego, y además de ese resurgir tras el fuego, necesario para el reencuentro al que hace referencia el tema del desafío. Dentro del contenido del micro, nos cuenta una historia pasada que lastra una vida presente y sin futuro. Un gran micro, lleno de matices y detalles.
Reinserción es más simple, pero también directo y desgarrador. Es fácil empatizar con Carmen y su historia está contada entera entre líneas. Muy buena réplica.
Ambos son muy buenos. Me ha gustado algo más Fénix.
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Reinserción
Después de veinte años volvió al pueblo asegurando que era un hombre nuevo. Un disparo en la entrepierna bastó para que nadie pudiera comprobarlo. Carmen, que ya no era una niña, prefirió asegurarse con hechos, y no con palabras huecas, de que al fin podría empezar una vida nueva.