Colorín, colorado
Érase una vez un lobo que se comió tres cerditos y a una niña de rojo en un bosque con enanitos explotados como leñadores y bellas durmientes que nunca despertaron. Los príncipes se perdieron en el laberinto de baldosas amarillas mientras las madrastras alimentaban a las felices perdices.
¿Cuentos? ¡Puaj!
-Había una vez un niño que odiaba los cuentos. Se tomaba a broma al lobo feroz, no se creía las andanzas de Pulgarcito, se aburría con los siete enanitos y tenía planeado cargarse a todas las personas felices que comieran perdices... -y mi hijo se durmió.