El quimérico inquilino

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Crítica de la película de Roman Polansky

Confieso que siento debilidad por el cine de la primera etapa de Polansky. El baile de los vampiros o La semilla del diablo son verdaderas obras maestras del género, que vistas hoy día no han perdido su fuerza visual o su efecto, sea este terrorífico o no. En el caso de El baile de los vampiros, quizás Polansky buscaba más la parodia vampírica (cuarenta décadas antes de que este monstruo clásico se convirtiera en el hazmerreír, de la mano de sagas de sobra conocidas), pero yo vi esa película en Alemania, siendo un crío de ocho años, y lo pasé muy mal, sin siquiera entender ni una palabra de los diálogos.

El quimérico inquilino marca para mí un antes y un después. Realizada en los primeros tiempos del exilio francés del cineasta, mantiene las señas de identidad de su cine de los 60 y 70, pero vendría a suponer su última película en esa línea.

En este film, adaptación milimétrica de la novela de Roland Topor, el propio Polansky interpreta al personaje principal; un joven que alquila un apartamento y comienza progresivamente a obsesionarse con una extraña conspiración perpetrada por sus vecinos, que parecen estar dispuestos a forzar su salida de la vivienda. Sus pesquisas sobre la anterior inquilina, que se arrojó por la ventana y permanece ingresada de gravedad en un hospital, le llevarán a convencerse de que algo traman los siniestros habitantes del edificio.

La estética, así como el argumento, es deudora de La semilla del diablo, y juega con los mismos mecanismos para generar desasosiego. Pero, al contrario que en el film protagonizado por Mia Farrow, aquí no hay elementos sobrenaturales. Durante todo el metraje, se mantiene la duda de si lo que sucede al protagonista es cierto, o se trata simplemente de una paranoia que va creciendo. Polansky nos hace sufrir, porque ¿quién no ha tenido alguna vez una riña con un vecino?, ¿quién puede decir que nunca le han mirado mal en el rellano? He ahí su mayor logro, al ponernos en una situación claustrofóbica que, si bien desde fuera parece fácil de solventar, nos hace empatizar con el personaje, y la sensación de opresión se vuelve insoportable.

Lo que a priori puede resultar chochante es que el propio director protagonice la película, pero esto se acaba convirtiendo en un acierto, ya que, a pesar de sus claras limitaciones como intérprete, aprovecha su físico poco agraciado, casi caricaturesco, y su aspecto débil, física y psicológicamente. No se puede más que sentir lástima por lo que le sucede, sea real o no.

Pero la gran baza de esta película son las secuencias de absoluta paranoia, que degeneran en auténtica pesadilla, y que vistas hoy día no han perdido un ápice de su efecto, y ya fueron imitadas hasta la saciedad (recientemente, en la película Habitación 1408, basada en un relato de Stephen King).

El final, pese a que también existen multitud de films actuales que han explotado ideas similares, no deja de ser perfecto, ya que convierte la acción que se ha desarrollado desde el inicio en un terrible bucle sin final.

 

LO MEJOR: su atmósfera claustrofóbica y opresiva, de la que parece que no hay escapatoria, a pesar de que cualquiera, en una situación similar, podría pensar que es muy sencillo ponerle fin. Las secuencias de paranoia dan verdadero mal rollo.

LO PEOR: la versión doblada es terrible, las voces no pegan con los intérpretes, e incluso están mal encajados los diálogos, como si el audio estuviese descompensado. De obligado visionado en V.O.

 

Darío Vilas

www.h-horror.com

 

AÑO 1976

PAÍS Francia

DIRECTOR Roman Polanski

GUIÓN Roman Polanski & Gérard Brach (basdo en la novela de Roland Topor)

MÚSICA Philippe Sarde

FOTOGRAFÍA Sven Nykvist

REPARTO Isabelle Adjani, Roman Polanski, Shelley Winters, Melvyn Douglas, Jo Van Fleet, Bernard Fresson, Lila Kedrova, Claude Dauphin

PRODUCTORA Marianne Productions

 

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Patapalo
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Me apunto la película. Soy un gran fan de "El baile de los vampiros" y entiendo perfectamente tu primer párrafo. Creo que es una parodia tan buena porque domina a la perfección los mecanismos del género.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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xulio_eston
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Creo que tú la disfrutarás especialmente, Patapalo, al poder hacerlo en su versión original en francés sin necesidad de subtítulos. Es del tipo de "terror" (entrecomillado porque no sé si es exactamente su género) que te gusta, más psicológico que físico.

 

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