Aviso: esto es un tostón de divagaciones de los que hago de vez en cuando.
Es un tema que me acosa, me preocupa y me altera a partes iguales. No puedo evitarlo: no me gusta ver tanta concentración de españolismo. No me gusta porque viene asociada con dos cosas: una, la tirria irracional que demuestran una y otra vez los sectores más cavernarios de los medios españolistas hacia nosotros, los catalanes nacionalistas; dos, con banderas franquistas y saludos romanos.
Vi ambas cosas durante el partido de la final del mundial, en Plaza España. 70.000 personas, dicen esos que cuentan gente. Muchos de ellos eran turistas con camisetas de la selección. Muchos otros eran gente que gusta del fútbol, con sus banderas y sus camisetas. Algunos eran fachas que hacían el saludo franquista a la cámara. Supongo que les debía corroer el interior hacerlo a Puyol, Xavi, Busquets o Capdevila, todo ellos catalanistas declarados, que aun así (como si tuviese que ser de otro modo) sudaron y sufrieron para lograr que España fuese campeona del mundo.
Eso no detuvo a un energúmeno de gritarme a un amigo y a mí un "¡hablad en español!" cuando comentábamos una jugada. Amarga discusión la que siguió, aunque se añadió un grupo que nos apoyó mientras le decíamos que si no le gustaba oír catalán, que se fuese a Madrid. Supongo que el personaje en cuestión creyó que era una blasfemia mancillar un momento de unidad nacional como aquel con hablas provincianas y sediciosas.
¿Y los catalanes, ese millón y pico, que el día anterior gritaban "independència" en el centro de Barcelona? ¿Salieron con sus coches a ondeas banderas españolas y a gritar "yo soy español, español, español"? ¿Estaban, como yo, incómodos entre tanta Rojigualda (nunca he visto tantas juntas) y tanto despliegue de fachas (como tampoco he visto nunca)?
Estoy seguro que la mayoría se sentía dividido entre el "es medio Barça ganando el mundial codo con codo con lo mejor del fútbol español, esto merece una celebración" y el "esto no es exactamente lo que yo entiendo por España Plural".
¿Qué cuenta más? ¿Realmente el fútbol unió al país? ¿O los que gritaban "Independència" no lo celebraron, y los que lo celebraron no estaban el sábado allí, defendiendo el derecho de autodeterminación?
Lo confieso: me confunde el estado de las cosas. El nacionalismo, de entrada, es una construcción artificial, uno de los peores inventos que nos legó el siglo XIX. Ensalzar las diferencias en lugar de las similitudes y poner el odio al vecino como pilar de una ideología es una aberración. Sin embargo, la mayoría somos hijos del nacionalismo. Los nacionalistas españoles no suelen reconocerse nacionalistas porque ven esta idea como algo de provincias que quieren la secesión, y España no es ninguna provincia.
Pero mis conocidos franceses demuestran su nacionalismo al no entender que el Rosellón lo pueblan catalanes, o que hay vascos en una pequeña porción del sur de la Gascuña. Para ellos todo es Francia. De Bretaña, Occitania y demás naciones con fallidos intentos de nacionalismo, no quieren ni oír a hablar. Ignoran la riquísima historia del Mediodía francés, tan diferente del norte, e ignoran que el Rosellón fue parte de Cataluña desde... bueno, desde que Cataluña es Cataluña. De Salses a Tortosa, dicen las Cortes de 1214.
El nacionalismo lo tenemos casi todos muy dentro, especialmente quienes, como yo, se han criado imbuidos en él. Aquí, en Cataluña, la nación es de gran importancia. La lengua es el pilar de la nación, y muchos no ven justo que, tras el agravio y el daño que supuso la dictadura franquista, el catalán tenga que seguir tirando sin poder corregirlo. Después de todo, ¿quién tiene dificultades por crecer sabiendo dos lenguas, especialmente dos que son tan parecidas?
El sábado, un millón de catalanes salió a la calle para decir que estamos hartos de Intereconomía, de Telemadrid, de los fachas, de que se rían de nuestro acento, de que nos ninguneen, de que los fósiles del franquismo sigan teniendo sus resortes, de que España siga queriendo ser la España del XIX, o incluso la de Franco.
El domingo, España ganó el mundial y Barcelona se llenó de españolismo. Yo estaba confuso. Este mismo texto es confuso y poco coherente porque no tengo nada claro el qué pensar, el cómo seguir adelante con mis ideas. No puedo evitar mi nacionalismo, no puedo alejarlo de mí porque forma parte de mí. Sólo por hablar catalán ya me convierto en defensor de mi lengua y mi cultura, la cual algunos querrían ver languidecer y morir, como sin duda acabará sucediéndole. Algunos ríen de mi acento. De los gallegos o los aragoneses también se ríen, pero a mí me prejuzgan secesionista. Por suerte, tengo amistades en muchos sitios de España y la primera impresión no dejó huella, pero poco a poco me va calando un hondo sentimiento de "pues iros a la porra y dejadnos en paz con nuestra lengua y nuestras costumbres, si tanto os digusta".
Bien, ¿qué pensáis? Este es un post para que divaguemos un poco sobre lo que significa el nacionalismo, a dónde puede llevar y si el siglo XXI aún arrastrará este pesado lastre que amo y odio a partes iguales.
Podría haberlo dicho desde el principio, pero prefería ordenarme las ideas. Y no lo he conseguido.
Andronicus dixit
Sacas a relucir constantemente la presencia de "fachas" ¿Realmente estaban allí? ¿O al menos en número tal como el que reflejas?¿No eran quizás simplemente gente orgullosa de ser española a la que tu visión nacionalista interpretó de otra manera? Solo lo digo para que hagas memoría, igual es cierto que estaban allí, o a lo mejor solo viste fantasmas.
Yo no entiendo los nacionalismos. Un nacionalismo implica el sentimiento de un grupo más o menos reducido de personas sobre una porción de tierra y una frontera y/o una cultura. Un nacionalismo implica discrepacias, conflictos, guerras. Un nacionalismo es defender el independentismo y la secesión (si, la secesión aunque te molesten que en ella te engloben, porque para ser tu propia nación, has de secesionarte de las demás) en contra del pluralismo y la unidad. Ni Cataluña, ni País Vasco, ni España, ni Francia, ni Portugal, ni Alemania...Ni Europa, ni Asia, ni África o América. El Mundo es lo único que debería existir, y las culturas deberían ser plurales, ser ciudadanos de la Tierra.
Las naciones solo deberían ser unos colores que se defienden en un deporte, para que este siga existiendo. Políticamente, socialmente, económicamente, son un cancer y por eso estoy en contra de todos y cada uno de los nacionalismos que existan. Cuando digo que Cataluña no debería independizarse no lo digo por españolismo, lo digo por unidad, porque su separación sería un territorio divido más y un paso más alejándose de mi utopía. También digo que les den la independencia total, sin federaciones, sin tratos. Una nación única y soberana por si mismos...porque se que así tarde o temprano habrían de volver a la unidad.
Si tu sales a la calle a celebrar la victoria con una Senyera, yo no tengo porqué verte como un independentista antiespañol. Si yo salgo con una rojigualda, tampoco deberías verme como un cavernista, españolista y facha. Pero aquí cada uno mira con sus propia lupa, y así nos va.