Olvidas que fueron las instituciones locales y las clases acomodadas a las que representaban los primeros en sentirse encantados por la ausencia del rey y las que más ahínco demostraron en oponerse a las medidas modernizadoras que favorecían en otros lugares los reyes fuertes. Ser virrey de Cataluña no era un cargo fácil y suponía una diplomacia extraordinaria. Mientras los miembros de la Diputación se lucraban, faltaban recursos para combatir el bandolerismo endémico, por poner un ejemplo. Es difícil ver en esas clases acomodadas a las víctimas de la unión dinástica cuando les encantó el poder refugiarse bajo el ala de Castilla. Lo que los acomodados querían era pagar el mínimo de impuestos y tener la mayor autonomía y poder y lo consiguieron. Otra cosa es que a largo plazo se perjudicaran a sí mismas por su miopía, perdiendo relevancia en el comercio con Italia o sufriendo el bandolerismo, pero no fueron víctimas más que de sí mismas. Desde luego Castilla no podía aceptar que Cataluña no proporcionase soldados y recursos para defender Italia y que encima monopolizase el comercio.
A largo plazo hubiera sido mejor que Cataluña se integrase y contribuyese en el proyecto imperial como cualquier otra región pero prefirió refugiarse en la comodidad bajo el ala castellana y evitar las inevitables molestias de la modernización.
Por otra parte la Corona de Aragón tenía unos gravísimos problemas internos y externos. Sólo un cambio profundo que hubiera supuesto el reforzamiento de la corona en detrimento de fueros e instituciones locales podrían haberlo hecho un estado viable. Debía sentirse muy pesimista Fernando cuando comprobaba que era imposible crear en Aragón un cuerpo como las Lanzas de Castilla para combatir el bandolerismo o que la Diputación de Barcelona regateaba recursos para defender el mismísimo Rosellón. La unión dinástica fue un magnífico negocio. Es cierto que la élite catalana cometió un error refugiándose en el inmovilismo bajo el ala castellana pero no fue víctima más que de su propia resistencia al cambio.
En cuanto a la influencia franca en Cataluña, es evidente que existió pero el reino franco empezó a descomponerse poco después de la reconquista de la Marca Hispánica. Cataluña participó de la Reconquista aunque estuviera a caballo entre Francia y España. De hecho después de la invasión musulmana, dos fueron los núcleos preferidos por los refugiados visigodos: Asturias y la Septimania, la provincia visigoda que hoy es el Languedoc.
Es que esto ya se dio. Cataluña siempre fue más franca que hispánica, sólo hay que mirar sus rasgos culturales, su lengua (que pertenece al grupo galo-romance, no al ibero-romance, y es hermana gemela del occitano), su heráldica (de clara tradición franca), su feudalización al más básico estilo del Mediodía francés, mientras Castilla conservaba su peculiar feudalismo vago, la falta de autoridad central del Rey, sometido al poder de las Cortes y las Instituciones de la Tierra, rasgo semejante a la falta de autoridad real en Occitania...
La unión con Aragón acercó la nobleza catalana al conjunto hispánico, pero conservó su carácter diferencial. Como ya te he dicho, no es el Reino visigodo de Toledo lo que recordaban y rememoraban los nobles catalanes, sino los Barones de la Fama que llegaron con Otger Cataló en tiempos de Carlomagno (es un mito, pero como dices, los mitos influyen).
¿Polonia-Lituania? ¿Inglaterra-Escocia? ¿Hungría-Croacia? No hay muchos ejemplos, pero la unión de coronas no es un hecho meramente hispánico ni un ejemplo de cómo existía una unidad nacional española, como pretendes hacer ver.
Y eso de los resultados satisfactorios, habría que ver para quién. Para Castilla, seguro, pero para Aragón, no tanto. Carlos V se hizo amigo de los genoveses y les concedió beneficios comerciales que arruinaron a los mercaderes catalanes y destruyeron su dominio del Mediterráneo occidental.
Como el Rey de Aragón ya no residía en Barcelona, los problemas de la Corona de Aragón no solían solucionarse. En su lugar, el sistema de virreyes dio lugar a una burocracia corrupta y poco eficaz que sólo agravó el problema. Además, como Cataluña sin la boyancia de su comercio no era nada, porque de recursos iba escasa y sus tierras eran pobres y montañosas, los nobles fueron emprobreciéndose y las casas nobiliarias fueron absorbidas por grandes linajes castellanos. Los Medina-Sidonia absorbieron a los Montcada, los Medinaceli heredaron las fabulosas riquezas y tierras de los Duques de Cardona (los Reyes de Cataluña)...
Es algo elemental: cuando el que se supone que es la pirámide del sistema político e institucional está ausente, en Valladolid o Madrid; cuando el hombre que debe ocuparse de que todo vaya bien y que se defiendan los intereses de la Corona de Aragón no está ni se interesa demasiado por Aragón, nadie resuleve los problemas, empiezan a suceder cosas raras (como que la Generalitat, órgano encargado de hacer cumplir al Rey los dictados de las Cortes, entre otras cosas, se convierte en el gobierno fáctico).
Lo cual no significa que a la Corona de Aragón le hubiese ido mejor sin Castilla. Es decir, bajo la corona de Aragón había Aragón, Cataluña, Valencia, Mallorca, Sicilia, Nápoles y Cerdeña, además de Orán, Tlemcen y Bugía después de que las conquistase Fernando el Católico. Hay posibilidades, pero ni los Trastámara, con su puño de hierro, consiguieron solucionar la distancia institucional que separaba los distintos reinos de la Corona de Aragón, tan separados que ni siquiera se ayudaron entre sí cuando las Germanías, la Revuelta de los Segadors... con un reino así, no habríamos ido a ninguna parte, creo yo.
Andronicus dixit
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