Bueno, pues tengo que entregar un trabajo que ya comenté acerca de cuando considero que la republica perdio la guerra: en los 6 primeros meses, en la campaña del norte o en el ebro. Como ya dije me decante por la primera opcion pero, independientemente de eso, no se, me parecia que un trabajo como este necesitaba una introduccion un tanto compleja pues joder, es casi como especular que habria pasado si... Y bueno, como yo no tengo ni zorra de metodologia de la historia, porque aun no he dado nada, os pongo lo que es la introduccion que hecho para que bueno, veais que os parece y por si he cometido algun error de conceptos o lo que sea. Vamos que que os parece y eso.
Consideraciones previas
Preguntarse por cuál fue el momento clave en que la República perdió la guerra es una tarea compleja. El momento en que la balanza se declinó hacia el bando insurgente no se puede determinar de manera científica, no hay datos –al menos por ahora- que puedan decirnos que en tal o cual momento en la España republicana la población perdió la fe en la victoria, en que Negrín o Largo Caballero decidieron que ya estaba todo perdido. No hay un método estadístico por el cual se pueda establecer una relación que coteje el material bélico y que determine mediante métodos numéricos cuál era más efectivo en proporción a su cantidad y procedencia, no hay un método antropológico o sociológico que pueda establecer qué tropas eran más aguerridas o más valientes, no hay nada, ningún procedimiento que pueda establecer objetiva y tajantemente en qué momento la guerra se decantó hacia uno u otro bando. Parece por tanto que nos estamos enfrentando a una “historia especulativa”, una “historia virtual” o una historia del “¿qué hubiese pasado si…”.[1] Nada más lejos de la realidad. Como observó en su momento E. H. Carr, “la objetividad en la historia no puede ser una objetividad del dato, sino de la relación, de la relación entre dato e interpretación”.[2] En cualquier hecho histórico que se precie intervienen numerosos factores, condicionantes –humanos, políticos, etc.- que pueden adecuarlo en mayor o menor medida. Ni podemos recurrir al concepto de verdad absoluta en la Guerra Civil española, ni podemos recurrir al concepto de verdad absoluta en la historia. Como bien dijo Carr: “el historiador no trabaja con absolutos de ninguna clase”.[3] Y eso es lo que aquí nos proponemos. No vamos a hacer un artículo del “Por qué la República perdió la guerra en los seis primeros meses”, sino un artículo en que basándonos en datos fehacientes, establecidos por autores consagrados y, eventualmente, y como no puede ser de otra forma en un proyecto de tal calibre, en opiniones y consideraciones personales, estableceremos una argumentación razonada y lógica de por qué la República vio condicionado su razón de ser, su existencia futura y su devenir bélico en los primeros compases de la guerra por una serie de factores, políticos, logísticos, materiales, económicos y bélicos. Cualquier otro alumno, historiador o individuo podrá opinar lo contrario. Podrá considerar que la República aún contaba con material bélico y personal suficiente en el verano de 1938, que las tropas nacionales estaban agotadas y que una victoria en el Ebro quizá hubiera abierto la veda diplomática internacional, o quizá otra persona pueda reflexionar que después de la campaña del Norte, a finales de 1937, los republicanos estaban deshechos, los ánimos por los suelos y que el Día del Juicio y de la derrota inminente no tardaría en llegar. Y sus opiniones seguirán siendo igual de válidas que las mías, y viceversa. No existe realmente una verdad histórica, aunque sí su ámbito, en equilibro entre el hecho y la interpretación, entre el hecho y el valor. He aquí el resultado.
[1] Santos Juliá, en este sentido, especula sobre el origen de la guerra civil recurriendo a este tipo de historia. el párrafo es largo pero merece la pena. “Es precio recordar que la guerra civil pudo no haber ocurrido si en dos ocasiones decisivas de la historia política española del siglo XX unos sujetos, perfectamente identificables, hubieran tomado las decisiones a las que estaban obligados por juramento personal y corporativo […]. Dicho de otra forma, ni era necesario que la Monarquía constitucional diera paso en 1923 a una dictadura militar,, ni fue inevitable que un golpe militar desencadenara en 1936 una guerra civil. En la primera ocasión, nada impedía que la monarquía liberal evolucionara, a la manera británica, hacia una monarquía democrática, con la paulatina incorporación del partido socialista a las instituciones parlamentarias; en la segunda, no era en absoluto imposible que la República española siguiera el rumbo de la francesa, con la formación a finales de 1936 de un gobierno republicano-socialista sostenido en el Parlamento por el partido comunista; “España sin guerra civil. ¿Qué hubiera pasado sin la rebelión militar de julio de 1936?”, en N. Fergusson (Ed.), Historia virtual. ¿Qué hubiera pasado si…, pág. 16.
[2] E. H. Carr, ¿Qué es la historia? pág. 162.
[3] Ibídem.
No sé xdd yo es que estoy en verano ya FAGAS. Pero bueno, como introducción y eso no está mal, usas un estilo bastante distinto del mío al escribir y me resulta algo raro, pero eso ya es cosa de cada cual.