¡Aficionados del comic y el videojuego, alegraos! ¡Existe un juego a vuestra medida y se llama Batman: Arkham Asylum!
Las adaptaciones del cine al videojuego suelen ser meras operaciones financieras con las que las empresas sanean sus cuentas por medio de la ley del mínimo esfuerzo. Aprovechándose de la persona no conocedora del mundo del videojuego se les vende un producto descuidado, mecánico y de una mediocridad pasmosa amparándose en la vitola de éxito que ha acompañado en las carteleras a la película homónima. Hay tantos ejemplos como taquillazos.
Por ello, los temblores volvieron a aparecer cuando poco tiempo después de la película The Dark Knight empezó a hablarse de un juego basado en el hombre murciélago. El motivo era doble: si hay algo más sospechoso que un juego basado en una película, es un juego basado en un cómic. Conforme pasaron los meses aparecieron las primeras imágenes del proyecto, dotadas del estilo hiperrealista -y feísta- tan frecuente en los juegos basados en el motor gráfico Unreal Engine 3, y los primeros detalles de la producción: el argumento corría a cargo de Paul Dini, el alma mater de la emblemática Batman the Animated Series, y el semidesconocido estudio Rocksteady era el encargado de la realización.
Desde esta sensación generalizada de inquietud en sus inicios hasta el reconocimiento como mejor juego del año 2009 en numerosas publicaciones hay un largo camino, pero también razones de sobra para semejante cambio.
Batman: Arkham Asylum comienza tras una captura más del Joker. Batman escolta un convoy que lleva preso a su archienemigo al psiquiátrico de Arkham, cuna de las más aterradoras historias de Gotham y residencia habitual de sociópatas de todo tipo. Allí le espera el comisario Gordon junto con un fuerte dispositivo policial. Sin previo aviso (aunque era de esperar), el Joker es liberado, Gordon, secuestrado, y Batman se ve en la tesitura de adentrarse por sí solo en las tripas del manicomio, con todos los presos liberados y campando a sus anchas junto con numerosos mercenarios del Joker que han hecho de Arkham un fortín inexpugnable para la policía.
El primer detalle que salta a la vista es que el juego es fruto de una planificación pensada desde el cariño y el conocimiento del personaje. Así, aunque el videojuego aparece tras The Dark Knight, lo cierto es que su influencia directa y obvia desde el propio título es la novela gráfica Arkham Asylum, de Dave McKean y Grant Morrison. En ella, Batman, encerrado en un Arkham tomado por el Joker, tenía que luchar por sobrevivir mientras, en paralelo, se narraba la siniestra historia del fundador del centro.
Con este argumento, Rocksteady plantea un juego que bebe de diferentes planteamientos, desde el sigilo de Metal Gear hasta el beat'em up más clásico pasando por el sandbox de Grand Theft Auto; una decisión que no podía ser más acertada dada la naturaleza del personaje. Fiel a su esencia, Batman tendrá que valerse de la oscuridad, el silencio y sus gadgets para coger por sorpresa a sus enemigos, ya que un enfrentamiento contra oponentes armados conllevará siempre resultados fatales. Habrá, por tanto, que subirse a las paredes con el batarang y esperar a que las víctimas se acerquen para noquearles por sorpresa, o planear desde las alturas y golpear con rapidez (con combos sencillos pero muy espectaculares) para que no tengan posibilidad de reacción, o quizás ir colocando explosivos en lugares estratégicos que se detonarán cuando sea más ventajoso para nuestro protagonista. Conforme vayamos acabando uno a uno con nuestros enemigos, sus compañeros irán asustándose más y más y será más fácil acabar con ellos. Como puede verse, existe una variedad muy amplia de acciones para avanzar en el juego.
Paralelamente a la trama principal existen varias misiones secundarias más vinculadas a la exploración pura y dura: retos planteados por Enigma, archivos que desbloquean ilustraciones y diseños del juego, grabaciones de los internos de Arkham, etc. Se logra satisfacer así la faceta completista del moderno jugador de videojuegos, hambriento de estrellas en el Mario 64, estandartes en el Assassin's Creed u orbes en el Crackdown, entre muchos otros ejemplos.
Como colofón a todo lo dicho, nos toparemos de cuando en cuando con algunos de los villanos más característicos de Batman, que le pondrán en aprietos más difíciles de lo habitual. Son especialmente espectaculares los enfrentamientos con Croc, que acerca al juego al género del survival horror, y, sobre todo, con el Espantapájaros, que tiene las apariciones más espectaculares y originales que se hayan visto en un videojuego en mucho tiempo.
Batman: Arkham Asylum, digámoslo ya, es un gran juego que consigue la cuadratura del círculo: ni los aficionados al cómic, ni los aficionados a los videojuegos se sienten estafados, sino todo lo contrario. Y lo consigue, además, arriesgando en el diseño de la acción (me remito, aun a riesgo de sonar repetitivo, a las inolvidables apariciones del Espantapájaros) y en el aspecto técnico. No os lo perdáis.
Vaya, qué pinta más buena tiene el juego. Conozco el cómic, que me parecio sobresaliente, y si el juego consigue captar la atmósfera, ya es un magnífico punto a favor. Intentaré echarle un ojo.
Muy bueno el artículo.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.