Vuelven los casacas rojas

Como cierre del año 1990, Playmobil trajo, cómo no, una nueva versión de los primeros antagonistas de nuestros adorables y adorados piratas.

Al igual que los que vimos en la caja Playmobil 3544, la caja 3795 (también editada como 3054) nos trae un pequeño destacamento de casacas rojas. En realidad, todos los cambios respecto a su predecesora son meramente “técnicos”: las pecheras han sido sustituidas por correas cruzadas, los soldados llevan ahora botas, botones, galones y cuellos, encontramos bigotes y pecas que les dan un toque más personalizado, tenemos uno de los cañones de nueva generación —con sus endemoniadas bolas perfectamente esféricas—, etc.

El que más cambios ha sufrido es el capitán, que cambia el sombrero de dos puntas por un tricornio e incorpora un lucido capote, peluca empolvada y unas horribles borlas en los zapatos que dejan bien claro que este no va a ir muy lejos tras las ratas portuarias —bien, bien, todos sabemos quiénes son los auténticos héroes...—.

De hecho, más que un nuevo lanzamiento, estamos ante una remodelación de la primera y la segunda generación de clics. Y cumple con tanto acierto los estándares que aun a día de hoy siguen pudiendo adquirirse los mismos soldados y el mismo capitán en la web de la compañía: las cajas 7675 y 7676, concretamente. Los británicos, ese gran clásico del Caribe...

No deja de ser llamativo que fueran estos, y no los españoles, los primeros adversarios de los piratas. Supongo que se debe a que en el imaginario popular, gracias a tantas novelas y películas, nos hemos acostumbrado a una visión anglosajona del universo en general y de la historia en particular. Playmobil tardaría todavía un tiempo en acercanos posibilidades alternativas que no decepcionarían en absoluto. Entre tanto, los británicos cerraban con sus mosquetes y sus bayonetas un año que sentaría las bases de todas las colecciones futuras, el mayor cambio desde las manos giratorias y las ropas estampadas.