The wicker man: la original y el remake
The wicker man es una desconocida película de 1973 que se ha convertido en algunos ámbitos en una especie de película de culto. En 2006 se rodó el remake, que como viene siendo habitual en los tiempos que corren, no aporta nada. Comparemos las dos películas.
Es ya algo normal ver cómo se hacen remakes, revisitaciones, readaptaciones de antiguas películas, la mayoría de los casos innecesarias y achacadas a la falta de ideas de los grandes estudios. Yo no sé si será la falta de ideas, o simplemente el afán de recaudación fácil y rápida la razón causante de esto, pero aunque parezca ya un tópico, hay casos alarmantes de la inutilidad de los remakes, como el caso que nos ocupa.
Allá por 1973, Robin Hardy (con guión de Anthony Shaffer) rodó The wicker man, con Edward Woodward en el rol protagonista y con un inmenso Chistopher Lee (aquí un hombre a un pelucón pegado) en el papel de Lord Summerisle, el responsable de la comunidad donde se ambienta la historia. En la película original se cuenta el tipo de vida que lleva una población en una isla británica, a donde llega un policía para investigar la desaparición de una niña en dicho lugar. Esta película juega un poco con el contraste entre, por un lado, el puritanismo y la devoción cristiana a la que se aferra el agente, y por otro los ritos lascivos, la libertad sexual, el abandono total del catolicismo y el culto a otros dioses por parte de los lugareños.
La investigación se lleva a cabo poco a poco, con interés, con misterio, y el policía en vez de encontrar cooperación entre sus habitantes, lo único que encuentra son más preguntas, más problemas, y respuestas contradictorias y evasivas, lo que le hace llegar a la desesperación. Nadie parece querer ayudarle y todo apunta a que allí se oculta algo. Esto hace que la ambientación de la película esté muy conseguida. Se nos muestra una especie de secta con sus propios cultos, y nos da la sensación de que los habitantes de la comunidad están jugando no sólo con el policía, sino también con nosotros, hasta que consigamos encajar las piezas. Durante la trama se intercalan piezas musicales folklóricas y rituales que no hacen sino infundar más misterio sobre esta gente y nos deja la sensación de que no nos gustaría estar a nosotros rodeados de semejantes tarados. Cuando descubrimos lo que realmente sucede, llegamos a la parte final, con una última escena desgarradora y apoteósica. En principio considerada una cinta de terror de serie B, con el paso del tiempo su reconocimiento ha ido en aumento y hoy en día está considerada una película de culto dentro del cine británico, aunque en España nunca fue estrenada.
En 2006 Neil Labute ha sido el encargado de volver a rodar esta película, haciendo una versión más moderna y actualizada (es un decir) que sólo funciona medianamente en el caso de no haber visto la original. En esta película, se han trastocado algunas cosas, como el comienzo, que está algo más desarrollado en la versión actual, y añade una motivación extra al personaje del policía (interpretado correctamente por el pluriempleado Nicolas Cage), al verse involucrado por motivos personales en el caso. Evidentemente, en Hollywood no pueden hacer un remake de una película extranjera ambientada en su país de origen sin que en su propia versión no estemos en EEUU. Eso es amor a los colores, sí señor. Así, en esta versión, la isla se halla en el Pacífico, pero perteneciendo a los yanquis.
Una vez que el investigador llega a la isla, el filme básicamente es una copia plano a plano, secuencia a secuencia y escena a escena de la versión de 1973, con lo que su aportación al cine es nula. Aunque se introducen algunos matices, y es que en esta versión el modo de vida de la población se basa en la de las abejas, y en este sentido, las mujeres son las que llevan la voz cantante y los hombres son relegados a trabajar como zánganos y a no tener opinión, ni voz, no voto. O sea, son como una cosa boba. No sé si este aspecto es cosa del director, que ha sido tachado en varios círculos como misógino, pero lo cierto es que no había ninguna necesidad de cambiar esto. Bueno, es que en realidad no había ninguna necesidad de rodar esta película. Todo el tema de los cánticos, los ritos, los cultos, etc., ha sido o eliminado o desaprovechado, y se ha suprimido el componente más sexual y degenerado que impregnaba la cinta original.
Pero lo cierto es que con todo, si no se ha visto la película vieja, la cinta se deja ver. Un manejo de la intriga más o menos aceptable, aunque tampoco va a hacer que nos peguemos al sillón, y una historia que sigue teniendo sus incógnitas y misterios hace que uno pase el rato sin demasiados sobresaltos. La escena con la que acaba la versión antigua es un calco en esta película y, aunque sin el mérito de aquélla, sigue resultando bastante espectacular. Pero para que se diferencie un poco y no termine idénticamente, Labute ha metido una escena final con calzador que está absolutamente de sobra, pues lo único que hace es que se relaje la tensión del apoteósico final y uno salga del cine completamente indiferente porque se le ha cortado la tensión.
En resumen, un remake en la que se nos quiere modernizar la historia, pero lo único que se consigue es hacer una vulgar copia con la particular visión de su director, que para eso, casi hubiera sido mejor que nos la hubiera mostrado en otra película distinta, que ésta ya estaba hecha.
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Tiene buena pinta, la verdad. Supongo que la película inspiró a Clive Barker un relato bizarrísimo que tenía adaptado a cómic en la serie Tapping the vein, a juzgar por los hombres de paja gigantes... Me tiene intrigado.
Un artículo muy entretenido, y un triste pero acertado análisis.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.