De los demonios de la mente, la angustia de nacer mujer y un puñado de guisantes
Reseña de la atípica y cruda obra de Javier Cosnava, con la cuál Dibbuks ha abierto su línea de novelas
Cuando uno se encuentra con un título tan exuberante no puede dejar de preguntarse si estará justificado o será en gran parte fachada. En el caso que nos ocupa no hay duda: la obra queda muy bien encauzada por el mismo, y es difícil concebir otro más adecuado. Si es atípico encontrarse con una novela corta (apenas 130 páginas) en el circuito comercial, más lo es todavía cuando encierra lo que ésta: una novela histórica con un modo narrativo muy personal y un cierre tan abracadabrante como perturbador.
Javier Cosnava nos adentra en la sociedad del siglo XIX del Imperio Austrohúngaro sin piedad alguna. El lado sobre el que centra su mirada es uno que no resulta muy agradable de revolver, aunque, como dice el autor, es bien necesario, pues hay que hacer memoria: se trata del sometimiento de la mujer al hombre, sea éste progenitor, amo o marido. Nos presenta así un retrato sórdido e implacable, en el que, a través de los ojos de un niño maltratado, vamos digiriendo las consecuencias que se gestan a raíz de determinados usos y prácticas.
La narración no escatima en situaciones violentas, viles ni perversas. No es, a pesar de todo, un libro de horror, sino un libro histórico sobre horrores, con lo desestabilizante que resulta la diferencia. La prosa no busca recrearse en los ambientes, sino que es más bien expositiva, lo que no quita un ápice de crudeza al conjunto, y sí que da un aire bastante insólito a la narración: el cruce de contemporáneo en el narrador y fidelidad histórica -se huye patentemente de todo anacronismo- genera una mezcla muy potente.
El libro no sólo es una incursión en la época como generalidad, sino que se concentra, a través de licencias literarias, por supuesto, en personajes concretos que, hasta el final, no se desvelan totalmente. El cierre, por ello, es todavía más impactante.
La novela está ejecutada a conciencia y si bien se percibe, hasta cierto punto, que Cosnava tiende al lenguaje gráfico, su prosa no desmerece en De los demonios de la mente, la angustia de nacer mujer y un puñado de guisantes gracias a su carácter propio y la fluidez que alcanza: si la novela es corta, más corta se hace todavía por el modo en el que engancha. Asimismo, la declaración de Dibbuks de que es una obra singular y valiente no es gratuita. Me permito añadir que no es una lectura para todos los estómagos, aunque se crean habituados a los horrores. La realidad, como se suele decir, supera la ficción.
Autor
Javier Cosnava es el guionista de Un buen hombre, publicado por Glénat, y Mi heroina, obra que contó con las ilustraciones de Toni Carbos y que fue publicada por Dibbuks, editorial que abrió su línea de novela para albergar ésta De los demonios de la mente, la angustia de nacer mujer y un puñado de guisantes.
Sinopsis
La vida de un niño maltratado por su madre se va adentrando por senderos siniestros que nos desvelan el papel obligado de la mujer en el siglo XIX.
Edición
De los demonios de la mente, la angustia de nacer mujer y un puñado de guisantes
Javier Cosnava
Dibbuks, 2009
Rústica con solapas
Conclusión
De los demonios de la mente, la angustia de nacer mujer y un puñado de guisantes es una novela que suscitará, sin remedio, valoraciones morales. Tiene todos los elementos, ya que trata un tema doloroso y, al mismo tiempo, desde una óptica muy dura. No obstante, sería injusto que quedara eclipsado el conjunto sólo por el fondo: no es una novela gratuita ni populista, al menos en mi opinión y a juzgar por cómo ha buscado un registro propio y por cómo ha cuidado la tramoya y sus vínculos.
Cabe resaltar que, a pesar de focalizarse sin piedad sobre lo más sórdido de este sometimiento entre sexos, Cosnava no se resigna a presentar personajes planos, sino que desarrolla con viveza la psique de principales y secundarios. Como digo, una lectura no apta para todo el mundo, pero realizada a conciencia.
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