La ciudadela asediada
Reseña de la película documental de Philippe Calderon
La ciudadela asediada (La citadelle assiégée en el original) es un documental sobre el conflicto entre una colonia de hormigas y una de termitas presentado con los recursos propios de la narración cinematográfica. De hecho, es una obra que se puede ver tanto como una película como a modo de reportaje de naturaleza.
Esto se debe a que la voz narradora personifica en cierta medida a los protagonistas de la historia —los insectos— como si nos encontráramos en una contienda épica propia de un mundo de fantasía. De esta manera, las hormigas se desplazan en hordas y amenazan el precario equilibrio del imperio de las termitas. El juego de cámara refuerza esta perspectiva, presentándonos los hormigueros y termiteros como gigantescos palacios llenos de laberínticas estancias, y a los insectos en primer plano, seres individuales aun sumidos en la colectividad.
El propio ritmo narrativo responde a los cánones del subgénero de la fantasía épica, desde el arranque con el baile nupcial y el exilio / éxodo de las hormigas hacia nuevos territorios hasta el final apoteósico, con batalla campal incluida y resolución en el último instante cuando las fuerzas de la naturaleza, esa deidad omnipresente, terminan de inclinar la balanza.
De esta manera, podemos decir que La ciudadela asediada tiene un doble interés: por un lado, el divulgativo, puesto que nos muestra muchos de los entresijos de la existencia de estos insectos eusociales, aunque no se haga desde un punto de vista técnico; de otro lado, el narrativo, ya que la historia se puede disfrutar como una epopeya más... solo que protagonizada por hormigas y termitas, no por seres humanos o fantásticos.
Este interesante planteamiento viene además ejecutado con mucho acierto. Una banda sonora envolvente y llena de carisma nos conduce a través de emboscadas, batallas, sacrificios épicos, desafíos geográficos y climáticos... en fin, de todos los elementos propios de la lucha por la supervivencia. Además, no se escatiman situaciones llamativas y de gran belleza estética, como el rapaz que se posa sobre el hormiguero o el encuentro de la marabunta con depredadores de todo tipo. La calidad del metraje, durante el cual uno no deja de preguntarse cómo han conseguido realizar determinadas tomas, hace el resto.
En definitiva, La ciudadela asediada es una propuesta original que hará las delicias de los amantes de los insectos y llamará la atención de los aficionados a la épica distinta.
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