Copy/paste de un crítico de cine al que leo desde los 12 años:
Sé que no toda la gente aprecia el parsimonioso estilo y profundos temas (algunos dirían "pretenciosos") que adornan las películas del director japonés Mamoru Oshii, pero a mi me regocija la existencia de un cineasta que consistentemente nos ofrece escenas de asombrosa belleza visual y vibrante acción, pero siempre supeditadas a las ideas que pretende expresar. Creo que no hay otro director contemporáneo que combine las herramientas del más espectacular cine moderno con monólogos filosóficos, elucubraciones metafísicas y análisis de la conciencia, el alma y todo lo demás. Cierto, en más de una ocasión Oshii deja que su ambición artística se ponga en el camino de su responsabilidad narrativa... en otras palabras, no parece importarle que sus películas parezcan impenetrables, siempre y cuando funcionen como foro para exponer sus cuestionamientos sobre la condición humana en sus más complejos aspectos.
De hecho, parece que con cada nueva obra Oshii se aleja más de la narrativa "normal", pues del humor y acción de la saga Patlabor pasó a las reflexiones espirituales de Ghost in the Shell y Ghost in the Shell: Innocence; luego a la crítica sistemática de la realidad ontológica en Avalon (su única obra no animada); y de ahí al estudio de la función y límites de la memoria en la construcción de la identidad humana, en su nueva cinta The Sky Crawlers.
La historia se ubica en un ambiguo mundo alternativo, similar a la Tierra actual, pero con marcadas diferencias sociales y tecnológicas. En medio de una guerra entre dos corporaciones encontramos un escuadrón de pilotos bajo las órdenes de la intensa pero callada Comandante Kusanagi (voz de Rinko Kikuchi), quien recibe con frialdad a Yuichi Kannami (voz de Ryo Kase), un nuevo recluta que reemplaza a otro piloto misteriosamente desaparecido. Entonces, junto con Yuichi, vamos conociendo las dinámicas entre los pilotos, mecánicos y variados visitantes del escuadrón, a lo largo de lánguidas escenas de oblicuo significado y ambigua intención. Interrumpiendo ocasionalmente el drama personal presenciamos también espectaculares batallas aéreas en las que los extraños aviones de diseño "retro" que usa el escuadrón de Kusanagi se enfrentan a un temido piloto estrella que sólo deja a su paso muerte y destrucción. Kusanagi parece estar obsesionada con ese misterioso as del cielo, y Yuichi sospecha que hay algo más detrás de ese curioso interés.
En manos de otro director, The Sky Crawlers pondría más atención a las causas y consecuencias del conflicto bélico que retrata la película. Pero Oshii no quiere perder el tiempo en algo tan convencional, y a pesar de mostrarnos impactantes escenas de combate aéreo, el auténtico melodrama se desarrolla en tierra, impulsado por lacónicas conversaciones y monólogos que poco a poco pintan una ambigua imagen de la función de la guerra, la identidad de los combatientes y su curiosa condición que les impide envejecer. Pero, como casi siempre ocurre en las películas de este director, no hay respuestas fáciles ni soluciones simples a las preguntas que plantean los personajes. Más que darnos una lección filosófica, Oshii pretende iniciar la discusión y alimentar nuestra imaginación para que cada espectador encuentre por su cuenta la enseñanza que oculta el libreto.
Quien no esté interesado en participar en ese ejercicio intelectual, encontrará una película de irregular ritmo y tono. Por cada impresionante secuencia de batalla aérea, hay largos minutos de sucintas conversaciones, significativas miradas y emociones reprimidas. La primera hora se siente particularmente cansada, pues aún faltan muchos datos para empezar a comprender la trama; los últimos treinta minutos contienen el nudo dramático y temático de la historia, por no mencionar una épica batalla de impactante belleza; pero no niego que el camino sea difícil, y habrá que tener inusitada paciencia para llegar al ambiguo pero satisfactorio final.
Para estudiosos de la animación, The Sky Crawlers será un delicioso muestrario de diseño, color y movimiento. El detalle de los aviones y escenarios tridimensionales contrasta fuertemente con la sencillez (¿o simpleza?) de los personajes animados a mano por el método tradicional, sin duda para enfatizar la diferencia entre la compleja tecnología de este alegórico mundo futuro y la cándida vida emocional de los protagonistas. No es una cinta fácil, y quienes encontraron aburridas las previas obras de Mamoru Oshii sin duda tendrán amplias razones para pensar lo mismo de The Sky Crawlers. En lo personal me hubiera gustado ver contenido más sustancioso, o al menos mejor distribuido, pero de cualquier modo me gustó la película y puedo recomendarla para quien considere al "anime" como algo más que robots gigantes, chicas en uniforme escolar y seductores vampiros. Titanes como Oshii muestran que la flexibilidad del medio ofrece posibilidades insospechadas de complejidad narrativa y emocional. Creo que esta no es su mejor obra, pero aún así representa una experiencia memorable.
Fuente: Imagen en Negativo.
dios..que parrafada tan gafapasta ...
odio cuando comienza la gente a decir un poco de palabras recien aprendidas de una revista de filosofia que encontro en la casa de sutia, par aluego decir "en otraspalabras" como si lo fuera a decir de forma mas sensilla, y seguir con las palabras gafapasta
joer..
se llama "STEAMPUNK"... ¬¬...
es bueno ver otro tipo de obras aqui en un foro de M&A..ademas de la misma shit de naruto y bleach..y dragon ball