El ángel cojo

Magníficos diálogos. Construyes con ellos no solo a los personajes, sino toda la historia y el escenario. En mi opinión, es uno de los elementos más difíciles de conseguir, sobre todo en relatos cortos, así que me descubro. La trama presentada es muy ingeniosa. No me esperaba otro ángel en la convocatoria, pero es verdad que tienen tendencia a mezclarse con las historias de aparecidos. Me ha gustado también el modo de contar sin ser explícito.

Al mismo tiempo, ese modo de entrever ha hecho que el final se me escurriera un poco entre los dedos. No sé cómo explicarlo: para mí está claro, se cuenta lo que se tiene que contar, encaja con lo que se venía visulmbrando, pero quizás me falta un punto de intensidad. Si lo piensas, en realidad sí es terrible la reacción, el abandonarse a la bebida. Es muy humana. Pero llega de un modo tan suave...

Por cierto, magnífica la cinética del relato. El baile, la cojera, la presencia ausente. Estéticamente muy logrado.

Gracias por compartirlo.

Historia que se lee con rapidez gracias a unos diálogos muy naturales.

El resto de la narración está en presente de indicativo y en segunda persona, lo último creo que no está justificado, pero como es tan poco texto, no tiene demasiada importancia, y son preferencias personales.

Me encanta el final que solo se intuye, aunque es obvio. También la forma de hablar de Tere, que imagino que está construida a propósito, y nos da una imagen de una persona más bien «simple», quizás por ello, crédula e impresionable. 

En cuanto a la protagonista a la que se dirige el narrador, también está bien delineada, como la aversión hacia Luisa (ojos de sapo) que luego comprenderemos.

Para ser tan corto, tener una estructura tan sencilla, lo tiene todo. Lo he disfrutado mucho, gracias.

Valoración: 4,2 estrellas.

Por algún prejuicio personal he empezado viendo un hombre como protagonista y debido a este hecho los primeros diálogos no me encajaban, quizás un pequeño detalle femenino podría ayudar a ubicarnos en ese inicio a los que vamos justos de comprensión lectora a cierta hora del día.

He releído el relato entero tratando de encontrar esa segunda lectura, pero no lo he logrado. No sé qué papel juega el alcoholismo de la protagonista. Tengo la sensación de que la temática fantasmal se emplea como un deus ex para la revelación. El ángel que pierde un ala debe ser un elemento especular de la mujer que personalmente no termino de emparejar cuando al principio del relato aparece planeando y al final cayendo en barrena.

No descarto en absoluto que sea una torpeza mía no ver el encaje coral de estos elementos.

Hay dos porqué que deberían ser por qué y algún espacio tras una raya de diálogo diría como únicos errores ortográficos.

3,5 estrellas

Me ha descolocado al principio el uso de la segunda persona. No es mi preferida, desde luego. Pero el relato está muy bien escrito y fluye que da gusto. Los diálogos en especial aportan toda la información que tienen que aportar sin dejar de ser naturales, muy vivos. En general todo en este relato está colocado con precisión, no sobra absolutamente nada. Me encanta que la relación sobre la que gire toda la chicha del relato solo se intuya, no haga falta hacerla explícita. Bien reflejada esa pena, esa frustración, esa caída en espiral anímica. Pobres ángeles cojos.

5 estrellacas.

Si alguien ve mi ala por ahí, que me la devuelva, gracias.

Brillante. Un hermoso paseo para las neuronas. El arranque más potente de la convocatoria, sienta las bases y las pistas de lo que luego se desarrollará durante las secuencias dialógicas, de lo más orgánicas. Ese paso danzarín, esa mano al estómago (desapercibida al principio, embarazo y esperanzas truncadas sobre el final). Personajes construidos con precisión quirúrgica, contrastados con excelencia, manejados con la complicidad del lector, que a su vez se lo arrastra de lleno obligándole a ser un personaje, único a quien se le revela la (tu) infidelidad con el bueno de Manolito. Ese paralelismo que se luce a través de la ventana, su futuro viniéndose abajo (me vino a la cabeza una vieja serie de HBO, Ángels of America, aunque en realidad no tiene nada que ver), sin duda merece pasarse del vermucito al whisky. Esa manera magistral y sutil para desenvolver la trama y señalar los momentos claves cuando tocan, esa manera de contar una historia de lo más simple y cómo el fantasma es al mismo tiempo el punto neurálgico del argumento, ya que es el fantasma del padre el que tira el bombazo.

“—No tienes porqué disculparte, tonta”.

“—No sé porqué no dejo de pensar en eso”.

Imperdonable la colocación del sustantivo en lugar de la preposición e interrogativo por separado. Y ojo con los puntos suspensivos y los espacios entre rayas y palabras.

4.9

Todos tenemos nuestras filias y nuestras fobias y yo reconozco que la manera de contar de este autor es una de mis filias desde hace mucho. No solo es envidiable todo lo que es capaz de contar con tan poco, es que además es capaz de meterte un giro como el del ala y que suene con la misma naturalidad que suena el resto del relato. Hace que lo difícil parezca fácil.

No obstante, en este relato me falta algo que no tengo muy claro qué es. El ritmo al llegar el final me parece correcto, no es que se vea precipitado ni nada de eso pero creo que acaba brusco y eso me deja sensación de que no está acabado. Tampoco es que me haya molestado la sutileza del cierre con ese pensar de si lo ve, si se sugestiona, o si el whiski no le hace falta porque ya va fina con el Martini; es más como que me ha faltado una interacción final, que lo que ha visto la afecte de una manera directa para que me quede la sensación de relato terminado y no escena suelta... No sé si consigo explicarme :S

Por eso quizás también me ha chocado la elección de la persona narrativa.

A corregir: una rima “desde el cuello hasta la coronilla. Entonces se levantó de la silla “

*La colleja es para el título porque, aunque suena bien y llama la atención, después de leer el relato creo que se le podría sacar más partido.

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Vale. Esa es la valoración que escribí cuando leí el relato, pero claro, ahora he leído también la valoración de Angelito y aquí ando flipando con la revelación. 

La protagonista es la causante de la infidelidad que le están contando y se entera de que la han dejado a la vez que el lector. Releí ¡¡y los diálogos encajan perfectamente!!! las respuestas antipáticas pillan un sentido más de defensa y entonces llego a la conclusión de que no entendí naaaaaaada. Vale, mi lectora interior me dice: está demasiado sutil, no se ve. Pero respondo: coño, Angelito lo ha visto no estará tan escondido. Y aquí sigo debatiéndome entre aplaudir o usar las manos para fustigarme.

Osea, que todo lo que no me cuadraba, la interacción que me faltaba, ahora está de sobra. El ángel es la metáfora de la relación, pillado-tocado-hundido, y hasta de ella misma.

Eso sí, sigo sin entender porqué se cuenta en segunda persona.

Y ahora me vuelvo al rincor de pensar 

Yo tampoco, la verdad. Donde Angelito ve anhelos de embarazo al tocarse la tripa, yo solo veo la postura del bailar pegados que ella está imaginando.

Puntuación: 3,5 estrellas.

Entonces mando que esté embarazada.

Aborten mandato, repito, aborten mandato.

La primera vez que se pone la mano al estómago, me quedé con que bailaba. La segunda y última vez que lo hace, me quedé con que la idea de un embarazo, porque pensé: "Pa qué esta mina se va a poner a bailar si se le acaba de amargar el día con este quilombo. Si se pone la mano en la panza de nuevo y además camina torpe, tiene que ser porque hay un pibe ahí metido, y la mina contaba con el tipo, pero el tipo se hizo cristiano y la va dejar tirada, y todo mal, carajo, y la mina re triste mirando por la ventana como cae el ángel, metáfora perfecta de cómo se va todo a la mismísima mierda".

Empero, lo que se reproduce es algo así como un baile amargo y deprimido. Bueno.

Ahora bien, no me digan que lo del embarazo no hubiera sido excelance de loreal parís, sí o qué?

Cuando lo mencionaste, por una experiencia personal, pensé que no solo tendrías razón, sino que era increíble que se me hubiera pasado por alto.