Buena explicación, gracias. Siempre he pensado que la descentralización del poder y la existencia de ejercitos privados que eran leales a su financiador y no a Roma (ergo, por la aristocracia o la plutocracia, que a efectos es lo mismo) fue lo que acabó con el imperio. Aunque Marco Aurelio tuvo muy mala suerte con las invasiones bárbaras y las epidemias. A partir de él todo fue cuesta abajo.
Se barajan tantísimas causas, algunas de ellas interrelacionadas, que es difícil establecer un relato concreto. Hay opiniones para todos los gustos. Uno de los profesores más admirados por Novo, sin ir más lejos, opina que la caída del imperio fue culpa del comunismo.
La descentralización del poder en el Bajo Imperio, llevada a cabo en buena medida por la reforma del emperador Diocleciano, fue una medida desesperada para salvar al Imperio de una destrucción que parecía próxima. El siglo III había sido muy duro, con guerras civiles constantes y una inestabilidad brutal. El ejército de finales de la República y del Alto Imperio era potentísimo y garantizaba una supremacía absoluta en Europa y el Mediterráneo, pero también era carísimo de mantener, de hecho el sistema sólo se sostenía por los botines de guerra procedentes de las conquistas.
En cuanto se terminan las conquistas, no te sirve de mucho tener un ejército tan potente si no lo puedes pagar. De ahí la descentralización militar y la transformación de un ejército ofensivo muy eficaz para políticas expansionistas (las legiones) a un ejército defensivo que tiene que mantener el control del territorio a un coste menor. Por eso se crean las tropas fronterizas (limitanei) donde se irán integrando muchos pueblos bárbaros que se "federan" (foederati) y defienden las fronteras (limes) de los bárbaros que llegan después. Al mismo tiempo se mantiene un núcleo duro de tropas de élite en regiones estratégicas (el norte de Italia, por ejemplo) desde donde se podrían enviar con cierta celeridad a cualquier frontera donde hicieran falta.
La idea era muy buena, pero las reformas administrativas apenas sobrevivieron al propio Diocleciano (que de hecho abdicó) y por otra parte yo personalmente dudo que ningún estado con la extensión y las limitaciones logísticas del Imperio en aquella época hubiese podido sobrevivir a la tremebunda oleada de invasiones desde oriente en los siglos IV y V.
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