El elegido
“Abrigo negro, zapatos enlodados. Otra vez ella”, piensas, “ahora en este bar de mala muerte.” La mujer saluda con una risa muda. “Te esquivé en Malasaña, dejé atrás en Montera”, acusas sin palabras. Ella ejecuta un paso desgarbado, fija en ti los ojos claros. Por fin comprendes.
—¿Vienes?
Lentejas
Proviene del quinto, seguro. Se me desbordan las lágrimas mientras recónditos recuerdos me atropellan sin piedad. Cojo un salero vacío y bajo al rellano. El aroma se filtra desde el B. Llamo. Abre un delantal exquisito que abraza a una mujer morena. Olvido la sal y pido su mano.
Pa que me bebas poquito a poco