Criatura de Dios

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Dr. Ziyo
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En el exterior, la luna llena exhibe un brillo rabioso. En la habitación, sábanas empapadas de sangre, gritos y una vida en juego. Una figura de gran tamaño se cierne sobre la mujer que yace en la cama, inmóvil, llorosa y suplicante. Un solitario candelabro ilumina la escena con una tríada de pequeñas lenguas flamígeras.

–¡Basta, por Dios! ¡Basta! –grita la mujer entre temblores.

Encadena su súplica con un alarido estremecedor. La figura corpulenta no parece escuchar sus palabras, agarra sus rodillas y le separa las piernas con sorprendente fuerza.

–¡Ahora, Sonsoles! ¡Empuja con todas tus ganas! ¡AHORA!

Sacando fuerzas que creía que ya no tenía, Sonsoles aprieta las mandíbulas, empuja hasta que cree que se va a partir en dos y lanza otro potente alarido. Un sonido acuoso y un repentino y vigoroso llanto anuncian la buena nueva. El bebé ha nacido.

Sonsoles se derrumba sobre la cama y llora con una mezcla de alivio y de alegría, pero también con una enorme sensación de triunfo. Araceli, la comadrona, sostiene al recién nacido entre sus enormes brazos con infinita ternura mientras le limpia la suciedad de la piel y le susurra palabras cariñosas para aplacar su llanto. Parece mentira que una mujer de esas dimensiones sea capaz de mostrar tanta delicadeza. Con más de ciento noventa centímetros de altura y casi ciento veinte kilos de peso, se puede decir que Araceli es una gran comadrona, en todos los sentidos. Para muchos es la mejor de toda la provincia de Lugo. A sus sesenta y ocho años de edad, lleva más de cincuenta dedicándose a traer niños a este mundo miserable. Dicen de ella que es capaz de predecir con un margen de dos días, arriba o abajo, cuando una criatura abandonará el vientre de su madre. A Sonsoles le predijo hace unas pocas semanas que su niño se adelantaría un mes. Y así ha sido. Araceli le ha explicado que la luna llena suele provocar que se adelanten los partos, aunque desconoce la razón. Para ella son misterios de la Madre Naturaleza; ella es sólo un instrumento, dice.

La comadrona entrega el bebé a su madre, que lo acoge con una sonrisa entre feliz y exhausta. En ese momento se escucha un trasiego rápido de pies y un hombre vestido con humildes ropas de campesino entra apresurado en la estancia. Se trata de Augusto, el marido de Sonsoles.

–¿Ya? –pregunta nervioso y con gesto serio mientras retuerce entre sus manos el ajado sombrero que hace unos segundos descansaba sobre su cabeza.

--Adelante, Augusto. Ahí tienes a tu hijo... y a tu mujer. Los dos en muy buen estado –contesta Araceli con los brazos cruzados sobre el generoso pecho y una sonrisa satisfecha.

El marido se acerca a la cama y contempla a su mujer con cariño y luego a aquella pequeña criatura que acaba de venir al mundo. Cruza una mirada con Sonsoles y le coge la mano libre –la otra sujeta al niño contra su pecho– entre las suyas. En los ojos de Augusto no hay alegría, sino una dolorosa mezcla de resignación y tristeza.

Cierta noche –ocho meses atrás– en la cual la luna llena ocupaba como hoy su lugar en el firmamento y mostraba un desconcertante halo rojizo, un desconocido atacó por la espalda a Sonsoles cuando caminaba de regreso a su casa a través de los campos. La derribó y ella quedó sin sentido en el suelo. No pudo ver a su atacante en ningún momento. Sólo pudo escuchar, antes de perder el conocimiento, el sonido exagerado de una respiración ronca que hedía de manera espantosa. El desconocido la violó y a consecuencia de ello Sonsoles quedó embarazada. Augusto y ella llevaban más de una década casados, ansiando tener unos hijos que no llegaban, pues Dios parecía tener otros planes para ellos, o ellos así lo pensaban. Al enterarse de la noticia quedaron muy afectados. Ambos eran fervientes cristianos y no se les pasó por la cabeza en ningún momento intentar deshacerse del fruto de aquella violación. Si lo hubieran deseado, no habrían tenido más que visitar a Engracia, la curandera del pueblo, y ella les habría suministrado algún bebedizo con el que interrumpir el embarazo. Esa mujer conocía todas y cada una de las plantas del bosque; y también todos sus secretos. Así pues, Sonsoles continuó portando en su interior la semilla de su misterioso agresor.

Esos ocho meses han bastado para que ella se encariñara poco a poco de ese pequeño que ahora acaba de alumbrar. Para ella es una criatura de Dios. Es cierto que ha llegado hasta ella por caminos equivocados, pero ya se sabe que los caminos del Señor son inescrutables y si esa ha sido Su voluntad, ella no piensa llevarle la contraria.

Augusto no comparte esa ilusión de su mujer. Como hombre de profundas convicciones religiosas y temeroso de Dios sabe que debería aceptar resignado todo lo ocurrido, pero él no ha conseguido hacerlo. Cree con absoluta firmeza que jamás podrá sentir cariño alguno por un niño que no lleva su sangre y por eso, aunque Sonsoles lo ignora, ha rezado con fervor durante noches enteras para que algo pusiera fin a ese embarazo no deseado. Pero con creciente angustia ha tenido que comprobar cómo sus rezos eran ignorados.

***

Pasan los días. El bebé crece al mismo ritmo que la sensación de Augusto de que algo no marcha bien. Intuye un peligro inminente y desconocido. Una rara quemazón interior parece advertirle de que las cosas se van a torcer muy pronto. En ocasiones, mientras trabaja en los campos, se detiene, alza la cabeza inquieto y eleva la mirada al cielo, como si hubiera escuchado algo, tal vez un sonido animal; quizás un aullido. Los montes están cerca y los lobos son los dueños absolutos de aquellos bosques. Augusto no teme a los lobos; los aborrece con todas sus fuerzas. Los considera hijos del diablo. Bestias sanguinarias que merecen morir sin compasión. Se halla intranquilo y alterado por todo ese asunto, pero no comenta nada con su mujer, que apenas tiene ojos ahora para otra cosa que no sea su bebé. El campesino siente la zozobra en su alma y reza cada noche. Le pide al Todopoderoso que le ilumine y le dé fuerzas para los días difíciles que tienen que venir.

***

Hace ya casi un mes que nació el niño. Tras una dura jornada de trabajo, Augusto regresa a casa a pie, como tantas veces. Ya ha oscurecido hace rato y el sol no es más que un recuerdo. En su lugar, la luna ha subido al trono. Y reina majestuosa, plena, vibrante, con un brillo poderoso que hace retroceder las tinieblas, aunque ellas siguen ahí, a la espera de que llegue su momento. El monótono cricrí de los grillos se escucha por doquier en esa tórrida noche de verano. El calor abrasador del día no se ha disipado del todo y Augusto se siente incómodo, aunque no es sólo a causa del calor. Las malas sensaciones que ha venido sintiendo durante ese último mes parecen dispararse esa noche. De manera inconsciente comienza a caminar más deprisa. Algo le urge y no sabe qué es, pero ese algo le asusta. A lo lejos, un agudo aullido rasga la quietud de la noche y el campesino se persigna casi en un acto reflejo.

Se aproxima ya a su casa, que permanece a oscuras, como un borrón negruzco en esa noche de argentífero brillo. ¿Ha temblado la luna? Eso ha creído ver Augusto, que de pronto siente una angustia opresiva e inexplicable.

Llega hasta la puerta de su casa y se queda allí plantado. Tiembla de pies a cabeza. Las malas vibraciones se intensifican y le producen una gran desazón. Algo va mal; muy mal. Los grillos enmudecen de golpe. El aire se aquieta. Los árboles parecen encogerse. Las tinieblas se agitan como si quisieran quitarse de encima el luminoso brillo de la luna. Augusto siente un repentino ramalazo de miedo y todo el vello de su cuerpo se eriza. Musita una plegaria con voz trémula, luego abre la puerta y entra en casa. El corazón le galopa en el pecho mientras un presagio negro como el ala de un cuervo se aposenta en su mente. No se escucha sonido alguno. Parece que no haya nadie. Y ese silencio, ese silencio...

Siente las piernas de plomo y caminar le supone un esfuerzo titánico. Suda a mares, aunque su cuerpo es sacudido por temblores provocados por el miedo. Su respiración se vuelve trabajosa y se da cuenta de que ha empezado a llorar. Se dirige hacia el dormitorio y con una mano temblorosa empuja la puerta entornada. El leve chirrido que emite al abrirse resuena en sus oídos como el grito lejano de alguna bestia. Augusto entra por fin.

El candelabro aparece volcado sobre el aparador y su luz muerta, pero a través de la ventana la luna introduce sus tentáculos luminosos para alumbrar una escena que Augusto contempla con horror y que hace tambalearse su cordura. La mecedora donde Sonsoles se sienta por las noches para amamantar al pequeño está volcada en el suelo. Ella yace a un metro de distancia, boca arriba, inerte. Sus ojos están abiertos de par en par y presentan un brillo que Augusto conoce muy bien; es el que muestran los ojos de las reses cuando son sacrificadas: el brillo apagado de la muerte. De su boca entreabierta surgen regueros gruesos y oscuros que se descuelgan por sus comisuras. El pecho de Sonsoles es una cueva rojiza, un agujero de bordes irregulares y sangrantes. Augusto puede ver el color escarlata con claridad sobrenatural. Un sollozo escapa de su garganta y se siente al borde del desmayo, pero logra permanecer en pie, clavado en su sitio, roto por dentro. Contempla el cadáver de su mujer en silencio mientras derrama lágrimas ardientes.

Entonces se fija en el pequeño bulto que hay tirado en el suelo, justo al otro lado de la cama. Se trata del bebé. Augusto rompe su inmovilidad, agarra el candelabro y prende las velas, que iluminan la escena con una cualidad onírica. Se acerca despacio y contempla al pequeño. Duerme, como sólo pueden dormir los inocentes. Pero Augusto sabe que no es inocente. Lo prueban sus manecitas cubiertas de sangre, al igual que lo prueba el delator cerco rojizo que cubre su boca y su nariz, extendiéndose hasta la barbilla, el cuello y el pecho.

Y sobre todo, sabe que no es inocente porque la visión del cuerpecito del niño ha hecho aflorar de golpe a su memoria un recuerdo perdido en el tiempo; algo que se hallaba soterrado en su subconsciente, sepultado bajo capas de espeso miedo. Una burbuja de dolorosa comprensión ha estallado en su mente en ese mismo instante. Ahora entiende la razón de sus lúgubres presentimientos. Ahora conoce la auténtica naturaleza de ese niño, hijo de un extraño y que jamás debió haber visto la luz. En su infancia había sabido por boca de los más viejos del lugar de ciertos relatos sobre niños lobo. Historias ocurridas mucho antes de que ellos nacieran, que escuchaba sobrecogido por el espanto y que llenaban sus noches de angustiosas pesadillas. Casos extraordinarios de mujeres atacadas por lobishomes, con la única intención de violarlas, y que resultaban preñadas con la simiente de la bestia. Estos niños al parecer heredaban la maldición de su progenitor y la padecían tarde o temprano al hacerse mayores, aunque Augusto no recordaba haber escuchado nunca de ninguno de tan corta edad. De todos modos, sabía que no debía dejarse engañar por su tamaño o apariencia, pues según contaban, la transformación podía hacerles duplicar su estatura y dotarles de impresionante fuerza, así como de temibles garras y poderosos colmillos, cualquiera que fuera su edad. Unas garras y unos colmillos con los cuales el bebé había arrancado de cuajo la vida de Sonsoles.

Augusto se fija con más atención en él y observa que su pequeño estómago está hinchado como un diminuto odre de vino. Una delirante escena se dibuja en su imaginación y trata de apartarla, pero no lo consigue. En ella Sonsoles amamanta al bebé tranquilamente sentada en la mecedora cuando de repente éste se transforma en sus brazos en una horrible bestia. La boca de la criatura es un cepo hambriento que se abre paso hasta el corazón de su madre tras devorar su pecho. Sus garras son garfios afilados que se hunden inmisericordes en su blanda carne. Al campesino se le revuelve el estómago al pensar en su mujer allí sola y aterrorizada, a merced de aquel pequeño monstruo  mientras es devorada viva. Trata de no imaginar sus gritos, pero aun así los escucha con demencial realismo dentro de su cabeza. Todo su ser se estremece de dolor y un nuevo sollozo cargado de infinito sufrimiento escapa de él. Pero el dolor transmuta de inmediato en una oleada de hirviente rabia que abrasa las entrañas de Augusto y se obliga a respirar hondo. Aprieta furioso los puños y las uñas se le clavan en las palmas de las manos. Cierra los ojos con fuerza. Cuando vuelve a abrirlos ha tomado una decisión.

***

A la plateada luz de la luna llena se recorta la silueta del atormentado Augusto, montado a lomos de su vieja mula. Lleva consigo un pequeño paquete dentro de una de las alforjas. Su destino es el monte, el bosque, hogar de los lobos. Allí se deshará de la carga que lleva.

Tras cabalgar durante un tiempo indefinido sumido en funestos pensamientos, Augusto decide que ya ha llegado lo bastante lejos. Se detiene y descabalga de la mula. El bosque lo acoge con fría indiferencia y él decide acabar cuanto antes. Saca de la alforja sin miramientos al bebé –que sigue dormido a pesar del ajetreo– y lo deposita en el suelo, entre la hojarasca reseca y las raíces nudosas de un grupo de grandes árboles. Extrae de su zurrón un gran cuchillo cuya afilada hoja lanza destellos asesinos al aire y se arrodilla junto al pequeño, con la respiración agitada y el cuerpo tembloroso. Las mandíbulas tensas, apretadas; la mirada febril y desquiciada. Sujeta el mango con ambas manos y eleva el cuchillo por encima de su cabeza. En ese momento el niño despierta y los ojos de ambos quedan emparejados. Augusto baja el arma y emite un gemido apagado. Rompe a llorar y lanza gritos desesperados al indiferente bosque. No puede hacerlo. No puede matar al bebé. Al fin y al cabo, es una criatura de Dios.

Augusto monta en su mula y abandona el lugar a todo galope tras dejar allí al niño. Un escalofrío le recorre el cuerpo como una gélida corriente de aire cuando escucha a sus espaldas el aullido espectral de los lobos.

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Bio Jesus
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Poblador desde: 11/07/2014
Puntos: 1514

Otro buen relato Doc, te felicito.
De nuevo lo fías todo al efecto final mientas creas una atmósfera progresivamente opresiva. Aunque esta vez está menos lograda que en Esclavo de la Luna, al menos para mi. Alguna expresión me parece anacronica (este "malas vibraciones") y alguna escena algo mas larga de la cuenta, pero son detalles de poco fuste.
El caso es que me ha llegado menos aunque el final es escalofriante.
!Y, por fin, lobishommes en el Polidori!
Nota: 4,25

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Bio Jesus dijo:
Otro buen relato Doc, te felicito. De nuevo lo fías todo al efecto final mientas creas una atmósfera progresivamente opresiva. Aunque esta vez está menos lograda que en Esclavo de la Luna, al menos para mi. Alguna expresión me parece anacronica (este "malas vibraciones") y alguna escena algo mas larga de la cuenta, pero son detalles de poco fuste. El caso es que me ha llegado menos aunque el final es escalofriante. !Y, por fin, lobishommes en el Polidori! Nota: 4,25

Vaya, tienes razón en esas "malas vibraciones", igual tenía que haber buscado algo parecido, porque eso de las vibraciones suena como algo muy de ahora.

Me alegro de que te haya gustado que salga un lobishome por ahí.blush

Muchas gracias por tus comentarios y tu puntuación.

Y no te cortes en decir qué escenas te parecen demasiado largas, para estudiarlas y ver si se puede hacer algo al respecto. Como he dicho el en OffTopic, he añadido casi quinientas palabras al relato que tenía ya como definitivo.

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kekanaya
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Puntos: 178

Impresionante de principio a fin, desde esa primera escena en la que engañas al lector sobre lo que realmente está ocurriendo a esa última en la que recreas un acontecimiento bíblico y cierras con un desenlace tan típico de la mitología clásica.

En cuanto al estilo y la forma, casi impecable.

Me has dejado con la boca abierta, y te ganas el puesto de mi relato favorito en el concurso.

Evidentemente, cinco estrellas *****

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Puntos: 2776

kekanaya dijo:

Impresionante de principio a fin, desde esa primera escena en la que engañas al lector sobre lo que realmente está ocurriendo a esa última en la que recreas un acontecimiento bíblico y cierras con un desenlace tan típico de la mitología clásica.

En cuanto al estilo y la forma, casi impecable.

Me has dejado con la boca abierta, y te ganas el puesto de mi relato favorito en el concurso.

Evidentemente, cinco estrellas *****

crying Me dejas de una pieza, porque no me esperaba leer unos comentarios así de positivos. Me has alegrado un montón, me alegro de que hayas disfrutado con el relato y me siento orgulloso de que digas que es tu favorito en el concurso, con todos los relatazos que hay por ahí.

Mil gracias por todo, kekanalla.

 

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Patapalo
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Relato admitido a concurso.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

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Puntos: 1514

Dr. Ziyo dijo:

Y no te cortes en decir qué escenas te parecen demasiado largas, para estudiarlas y ver si se puede hacer algo al respecto. Como he dicho el en OffTopic, he añadido casi quinientas palabras al relato que tenía ya como definitivo.

Me da un poco de corte que un mindundi como yo te señale un "fallo" a ti, con lo bien que escribes. Y pongo fallo entre comillas porque no lo es, es una apreciación personal y 100% subjetiva.

En concreto 

Dr. Ziyo dijo:

Hace ya casi un mes que nació el niño. Tras una dura jornada de trabajo, Augusto regresa a casa a pie, como tantas veces. Ya ha oscurecido hace rato y el sol no es más que un recuerdo. En su lugar, la luna ha subido al trono. Y reina majestuosa, plena, vibrante, con un brillo poderoso que hace retroceder las tinieblas, aunque ellas siguen ahí, a la espera de que llegue su momento. El monótono cricrí de los grillos se escucha por doquier en esa tórrida noche de verano. El calor abrasador del día no se ha disipado del todo y Augusto se siente incómodo, aunque no es sólo a causa del calor. Las malas sensaciones que ha venido sintiendo durante ese último mes parecen dispararse esa noche. De manera inconsciente comienza a caminar más deprisa. Algo le urge y no sabe qué es, pero ese algo le asusta. A lo lejos, un agudo aullido rasga la quietud de la noche y el campesino se persigna casi en un acto reflejo.

Se aproxima ya a su casa, que permanece a oscuras, como un borrón negruzco en esa noche de argentífero brillo. ¿Ha temblado la luna? Eso ha creído ver Augusto, que de pronto siente una angustia opresiva e inexplicable.

La inquietud de Augusto es puesta de manifiesto una y otra vez y al final "siente una angustia opresiva e ineplicable". ¿Repentina? Lleva meses sintiendola. Creo que el parrafo tiene información importante (el calor, el aullido) pero se diluye un tanto al repetir varias veces lo de las dudas de Augusto, que recalcas de nuevo en el siguiente parrafo: "malas vibraciones", "desazón", "Algo va mal; muy mal. ", "Augusto siente un repentino ramalazo de miedo", etc.

A mi me hubiera gustado un diálogo entre Sonsoles y Augusto, con las dudas y temores de este y el amor maternal de ella. Y una chispa de  conflicto...

Pero esto es muy subjetivo, mis opiniones son mias y puedes hacer caso omiso de ellas. 

El caso es que es un excelente relato, pero comparar con Esclavo de la luna era inevitable y ese me gusta bastante más.

 

 

 

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
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Bio Jesus dijo:

Dr. Ziyo dijo:

Y no te cortes en decir qué escenas te parecen demasiado largas, para estudiarlas y ver si se puede hacer algo al respecto. Como he dicho el en OffTopic, he añadido casi quinientas palabras al relato que tenía ya como definitivo.

Me da un poco de corte que un mindundi como yo te señale un "fallo" a ti, con lo bien que escribes. Y pongo fallo entre comillas porque no lo es, es una apreciación personal y 100% subjetiva.

En concreto 

Dr. Ziyo dijo:

Hace ya casi un mes que nació el niño. Tras una dura jornada de trabajo, Augusto regresa a casa a pie, como tantas veces. Ya ha oscurecido hace rato y el sol no es más que un recuerdo. En su lugar, la luna ha subido al trono. Y reina majestuosa, plena, vibrante, con un brillo poderoso que hace retroceder las tinieblas, aunque ellas siguen ahí, a la espera de que llegue su momento. El monótono cricrí de los grillos se escucha por doquier en esa tórrida noche de verano. El calor abrasador del día no se ha disipado del todo y Augusto se siente incómodo, aunque no es sólo a causa del calor. Las malas sensaciones que ha venido sintiendo durante ese último mes parecen dispararse esa noche. De manera inconsciente comienza a caminar más deprisa. Algo le urge y no sabe qué es, pero ese algo le asusta. A lo lejos, un agudo aullido rasga la quietud de la noche y el campesino se persigna casi en un acto reflejo.

Se aproxima ya a su casa, que permanece a oscuras, como un borrón negruzco en esa noche de argentífero brillo. ¿Ha temblado la luna? Eso ha creído ver Augusto, que de pronto siente una angustia opresiva e inexplicable.

La inquietud de Augusto es puesta de manifiesto una y otra vez y al final "siente una angustia opresiva e ineplicable". ¿Repentina? Lleva meses sintiendola. Creo que el parrafo tiene información importante (el calor, el aullido) pero se diluye un tanto al repetir varias veces lo de las dudas de Augusto, que recalcas de nuevo en el siguiente parrafo: "malas vibraciones", "desazón", "Algo va mal; muy mal. ", "Augusto siente un repentino ramalazo de miedo", etc.

A mi me hubiera gustado un diálogo entre Sonsoles y Augusto, con las dudas y temores de este y el amor maternal de ella. Y una chispa de  conflicto...

Pero esto es muy subjetivo, mis opiniones son mias y puedes hacer caso omiso de ellas. 

El caso es que es un excelente relato, pero comparar con Esclavo de la luna era inevitable y ese me gusta bastante más.

Gracias por aclararme tu comentario, Bio Jesus. Y gracias por decirme eso de que escribo bien; intentarlo, lo intento. ;) Por cierto, no creo que seas ningún mindundi en esto de escribir, y mucho menos después de haber escrito ese U-1313.

El caso es que para mí no es lo mismo esa inquietud de Augusto que la angustia posterior; digamos que lo primero es un mal presagio, y lo segundo es más una sensación física, como una presión en el pecho o algo así.

He leído lo que dices de que insisto mucho en las dudas e inquietud de Augusto, pero para mí es importante reflejarlo así. Aunque esto es subjetivo, como bien dices, igual que lo  del diálogo, que ni se me pasó por la cabeza, la verdad.

En cuanto a las opiniones, yo creo que todas se tienen en cuenta, por lo general. Luego te quedas con lo que más te aporte o lo que veas más acertado, ¿no?

Sí, sé que era inevitable comparar con Esclavo de la luna, y cuando presente mi tercer relato, será inevitable comparar con los otros dos. blush

Gracias de nuevo.

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Mzime
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Un buen relato, con buenas formas y bien llevado, que quizá se hace un poco moroso en el intervalo que describe la anticipación del desenlace, tan centrado en los malos presagios del padrastro que parecen querer centrar todo el foco de atención. Me quedó la duda de si la transformación es en licántropo maduro o no. Supongo que no, eso me genera dudas en cuanto al ataque. También me generó dudas el hecho de que, en el mismo plenilunio, el padre lo halle sin transformar, pero... Todo es, como ya he dicho en otros casos, problema de licencia poética del autor y sentido de la maravilla del lector. Y este último unos lo tenemos más débil que otros. 

En todo caso, un buen trabajo, no demasiado novedoso, pero buen trabajo. Cuatro estrellas, por mi parte

"Si quieres llegar rápido camina solo, pero si quieres llegar lejos camina acompañado", (proverbio masái)..

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Olethros
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Puntos: 352

En cuanto a forma, un texto bastante limpio. Presenta rimas evitables (por ejemplo, "acuoso" y "vigoroso"), repeticiones cercanas también evitables (por ejemplo, "ellos", "caminos", "calor") y uso de pronombres que se pueden obviar porque el contexto lo permite y se obtendría mayor agilidad narrativa (por ejemplo, "...sabe que debería aceptar resignado todo lo ocurrido, pero él no ha conseguido hacerlo" o "le limpia la suciedad de la piel y le susurra palabras cariñosas para aplacar su llanto"). Ofrece situaciones problemáticas respecto al uso de las comas ("...sabía que no debía dejarse engañar por su tamaño o apariencia, pues según contaban, la transformación podía..."). El uso de la "y" es muy frecuente e invita, en aras de una narrativa más cuidada, sustituirla por alguna otra opción de vez en cuando.

En cuanto al estilo, el texto es más problemático. Tras un comienzo muy interesante porque sugiere algo distinto a lo que realmente es (y lo hace con mucho éxito), el texto se va "emborronando" poco a poco. Primero, el momento "pesos y medidas" que rompe el tono y las derivas con un hachazo ("Con más de ciento noventa centímetros de altura y casi ciento veinte kilos de peso, se puede..."). A continuación, sobrecarga narrativa porque se repite lo mismo sin avanzar (se indica que "Se trata de Augusto, el marido de Sonsoles", a continuación se dice "Adelante, Augusto. Ahí tienes a tu hijo... y a tu mujer", pero de inmediato se vuelve a insistir con  "El marido se acerca a la cama y contempla a su mujer"). La sobrecarga llega para quedarse cuando se presenta el pasaje en el que una y otra vez, tras otra, tras otra, de diferentes formas pero diciendo lo mismo en realidad, se indica la angustia de Augusto camino de su casa. El texto pasa de "mostrar" con acierto a "decir" de forma directa y con insistencia artificiosa. Por otro lado, el uso del guion para incisos en este tipo de narrativa "oral" es demasiado "visual" en sus resultados y quizá, al menos a ojos de este lector, invite al uso de la coma.

En cuanto al fondo, trama dentro de los márgenes conocidos de la temática y sin sorpresas ni giros destacados en la misma.

Mi calificación es 3,75 estrellas. 

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.

Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP

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torpeyvago
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Estimado Dr.:

Me descubro ante tamaño relato. Me ha gustado... todo.

Sólo algunas pegas nimias, de muy fácil solución, o simplemente subjetivas, con lo que puede obviarlas sin más. Algún DDT escapado en forma de doble guion, o de repetición de «ignorar/ignorado». Demasiada insistencia en lo de los principios creyentes —creo que se podría haber resumido algo esa parte— y algún «pues» que, subjetivamente, no me gusta. Algún lugar demasiado transitado como «negro como ala de cuervo».

Nada comparado con la sensación brutal del inicio que me lo he creído completamente, lo poco predecible del final, y el largo pero emocionante camino que ha sido toda la narración. Mi más sincera enhorabuena.

Y, con admiración, un cuatro y tres cuartos (4,75).

 

 

___________________________________________________________

En un lugar de La Mancha de cuyo nombre me acuerdo perfectamente...

https://historiasmalditas.wordpress.com/

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Hedrigall
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Puntos: 1132

Un relato perturbador y bien escrito. Su primera parte peca de morosidad en el avance de la trama, en especial debido a la insistencia o repetición. La llegada de Augusto a la casa, por ejemplo: la tensión se construye bien con la descripción de la atmósfera, las sensaciones ominosas... pero se insiste en ello de más y la tensión flaquea, intuimos que va a pasar algo pero no termina de llegar. En otro ejemplo, el ultimo párrafo de esa escena: cuando Augusto contempla el estómago hinchado del bebé. La descripción anterior ya nos ha presentado la imagen de su mujer con el pecho abierto y el niño con sangre en manos y boca; el lector ya sabe qué ha sucedido. Pero se vuelve a repetir de nuevo, esta vez con una carga descriptiva en las emociones de Augusto al imaginar el ataque.

La historia renuncia a la sorpresa y me parece un acierto hacer hincapié (con menos repeticiones) en la respuesta emocional de Augusto, bien delineado en ese aspecto desde el inicio hasta el final

También he sufrido algo de incredulidad con el ataque de un bebé de un mes de edad; la luna llena lo ha transformado, eso puede llegar a explicar su ferocidad y cómo ha podido matar a su madre. Pero cuando Augusto llega la noche no ha terminado y la luna llena sigue en el cielo; ¿el bebé se transforma y vuelve a forma humana a voluntad? En todo caso, es una escena perturbadora y chocante. El giro de la violación bestial como alternativa a la clásica mordedura que traspasa la maldición le da originalidad.

 

2.5 estrellas

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Puntos: 2776

torpeyvago dijo:

Estimado Dr.:

Me descubro ante tamaño relato. Me ha gustado... todo.

Sólo algunas pegas nimias, de muy fácil solución, o simplemente subjetivas, con lo que puede obviarlas sin más. Algún DDT escapado en forma de doble guion, o de repetición de «ignorar/ignorado». Demasiada insistencia en lo de los principios creyentes —creo que se podría haber resumido algo esa parte— y algún «pues» que, subjetivamente, no me gusta. Algún lugar demasiado transitado como «negro como ala de cuervo».

Nada comparado con la sensación brutal del inicio que me lo he creído completamente, lo poco predecible del final, y el largo pero emocionante camino que ha sido toda la narración. Mi más sincera enhorabuena.

Y, con admiración, un cuatro y tres cuartos (4,75).

Tomo nota de sus apreciaciones, don torpeyvago. Eso del lugar demasiado transitado me ha dolido especialmente porque esa frase (toda entera) me gustaba y no me di cuenta de que estaba demasiado leída ya.

Muchísimas gracias por los comentarios y por esa espléndida valoración.

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Olethros dijo:

En cuanto a forma, un texto bastante limpio. Presenta rimas evitables (por ejemplo, "acuoso" y "vigoroso"), repeticiones cercanas también evitables (por ejemplo, "ellos", "caminos", "calor") y uso de pronombres que se pueden obviar porque el contexto lo permite y se obtendría mayor agilidad narrativa (por ejemplo, "...sabe que debería aceptar resignado todo lo ocurrido, pero él no ha conseguido hacerlo" o "le limpia la suciedad de la piel y le susurra palabras cariñosas para aplacar su llanto"). Ofrece situaciones problemáticas respecto al uso de las comas ("...sabía que no debía dejarse engañar por su tamaño o apariencia, pues según contaban, la transformación podía..."). El uso de la "y" es muy frecuente e invita, en aras de una narrativa más cuidada, sustituirla por alguna otra opción de vez en cuando.

En cuanto al estilo, el texto es más problemático. Tras un comienzo muy interesante porque sugiere algo distinto a lo que realmente es (y lo hace con mucho éxito), el texto se va "emborronando" poco a poco. Primero, el momento "pesos y medidas" que rompe el tono y las derivas con un hachazo ("Con más de ciento noventa centímetros de altura y casi ciento veinte kilos de peso, se puede..."). A continuación, sobrecarga narrativa porque se repite lo mismo sin avanzar (se indica que "Se trata de Augusto, el marido de Sonsoles", a continuación se dice "Adelante, Augusto. Ahí tienes a tu hijo... y a tu mujer", pero de inmediato se vuelve a insistir con  "El marido se acerca a la cama y contempla a su mujer"). La sobrecarga llega para quedarse cuando se presenta el pasaje en el que una y otra vez, tras otra, tras otra, de diferentes formas pero diciendo lo mismo en realidad, se indica la angustia de Augusto camino de su casa. El texto pasa de "mostrar" con acierto a "decir" de forma directa y con insistencia artificiosa. Por otro lado, el uso del guion para incisos en este tipo de narrativa "oral" es demasiado "visual" en sus resultados y quizá, al menos a ojos de este lector, invite al uso de la coma.

En cuanto al fondo, trama dentro de los márgenes conocidos de la temática y sin sorpresas ni giros destacados en la misma.

Mi calificación es 3,75 estrellas. 

Gracias por compartirlo y suerte en el concurso.

Gracias a ti por tus siempre extensos y concienzudos comentarios, Olethros.

Como siempre que te leo estoy de acuerdo contigo en algunas cosas y en otras discrepo. En lo del aspecto formal nada que objetar, estoy de acuedo.

Pero en cuanto al apartado del estilo hay cosas que no las comparto. El momento "pesas y medidas" que mencionas; he visto esto mismo escrito en novelas (de autores consagrados) a la hora de definir por ejemplo a un hombre especialmente fuerte o grande y a mí nunca me ha parecido que sobrara a que me cortara la narración. Tal vez podría haberla descrito usando comparaciones como "era una mujer grande y fuerte como un toro", pero en ese momento me pareció acertado escribirlo así.

Lo que comentas de la sobrecarga narrativa no sé qué decir porque realmente no llego a entenderlo, es decir, no lo veo aunque me pongas el ejemplo. Es fallo mío, lo sé.

Parece ser que he insistido demasiado en la angustia de Augusto, según algunos me apuntáis. Es algo que yo no percibo mientras escribo, ya que el relato está repasado no una, sino muchas veces, y no me lo había parecido en ningún momento.

Lo del uso de los guiones y la coma no te lo discuto, yo mismo dudo a veces a la hora de qué aplicar.

Gracias de nuevo por tus comentarios y valoración.

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Dr. Ziyo
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Mzime dijo:

Un buen relato, con buenas formas y bien llevado, que quizá se hace un poco moroso en el intervalo que describe la anticipación del desenlace, tan centrado en los malos presagios del padrastro que parecen querer centrar todo el foco de atención. Me quedó la duda de si la transformación es en licántropo maduro o no. Supongo que no, eso me genera dudas en cuanto al ataque. También me generó dudas el hecho de que, en el mismo plenilunio, el padre lo halle sin transformar, pero... Todo es, como ya he dicho en otros casos, problema de licencia poética del autor y sentido de la maravilla del lector. Y este último unos lo tenemos más débil que otros. 

En todo caso, un buen trabajo, no demasiado novedoso, pero buen trabajo. Cuatro estrellas, por mi parte

Te aclaro algo que comentas, Mzime. La transformación del bebé se explica en el relato cuando se dice que un niño lobo puede llegar a duplicar su tamaño y poseer una fuerza impresionante. Tal vez pueda no parecer suficiente para matar a alguien, pero pensemos en un perro tamaño setter rabioso y enfurecido en nuestros brazos y además, con garras y pillándonos por sorpresa. Creo que sería capaz de destrozarnos sin problemas.

Por otro lado, lo que comentas de que el padre lo encuentre sin transformar, es algo que tal vez debí haber dejado mejor aclarado en el relato, ya que daba por hecho que se entendería que el bebé en el fondo se comporta como cualquier otro bebé, aunque sea una bestia, y una vez calmada su hambre e instintos asesinos se siente satisfecho y revierte su estado para seguir con su sueño plácido de bebé.

Muchas gracias por tu valoración y tus comentarios.

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Hedrigall dijo:

Un relato perturbador y bien escrito. Su primera parte peca de morosidad en el avance de la trama, en especial debido a la insistencia o repetición. La llegada de Augusto a la casa, por ejemplo: la tensión se construye bien con la descripción de la atmósfera, las sensaciones ominosas... pero se insiste en ello de más y la tensión flaquea, intuimos que va a pasar algo pero no termina de llegar. En otro ejemplo, el ultimo párrafo de esa escena: cuando Augusto contempla el estómago hinchado del bebé. La descripción anterior ya nos ha presentado la imagen de su mujer con el pecho abierto y el niño con sangre en manos y boca; el lector ya sabe qué ha sucedido. Pero se vuelve a repetir de nuevo, esta vez con una carga descriptiva en las emociones de Augusto al imaginar el ataque.

La historia renuncia a la sorpresa y me parece un acierto hacer hincapié (con menos repeticiones) en la respuesta emocional de Augusto, bien delineado en ese aspecto desde el inicio hasta el final

También he sufrido algo de incredulidad con el ataque de un bebé de un mes de edad; la luna llena lo ha transformado, eso puede llegar a explicar su ferocidad y cómo ha podido matar a su madre. Pero cuando Augusto llega la noche no ha terminado y la luna llena sigue en el cielo; ¿el bebé se transforma y vuelve a forma humana a voluntad? En todo caso, es una escena perturbadora y chocante. El giro de la violación bestial como alternativa a la clásica mordedura que traspasa la maldición le da originalidad.

 

2.5 estrellas

Hedrigall, eres mi bestia negra, jajajaa.

Bueno, veo que tú también me señalas en que insisto demasiado con las sensaciones. Como ya he explicado, no lo veo así cuando escribo y por eso es algo que se me hace imposible de corregir por ahora.

Qué rabia me da lo del estómago hinchado del bebé. No lo tenía escrito cuando ya había dado el relato por terminado, pero me pareció adecuado comentarlo para introducir la escena donde Augusto se imagina todo lo que ha ocurrido en su ausencia.

En cuanto a lo de que Augusto regresa y el bebé ya es normal otra vez, te digo lo mismo que le he explicado a Mzime. El bebé ha satisfecho su hambre y sus ansias asesinas y ya no precisa continuar transformado. Como a cualquier bebé (porque no deja de serlo) que se ha alimentado bien, le entra el sueño casi de repente y por eso se duerme y vuelve a su estado normal. Esto es algo que di por supuesto que se entendería, pero se ve que debí haberlo aclarado mejor.

En todo caso, gracias por tus comentarios y tu valoración, que espero poder subir algún día con algún otro relato.

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Curro
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Puntos: 1048

Eminente Dr. Ziyo, queda demostrado con esta obra que una de sus especialidades médicas es la relatología. Me quito el sombrero.

¿Fallos? Alguno que otro; como todos los médicos, parece que no presta la debida atención a pequeños síntomas porque cree saber cuál es la enfermedad, y aunque al final el diagnóstico termina siendo acertado, el paciente termina mosqueado porque “ni me ha auscultado siquiera”.

Me estoy perdiendo con mi propia metáfora. En definitiva: que no voy a repetir los fallos gramaticales que ya se han señalado.

Muy bien escrito, sencillo y eficaz. La atmósfera de terror que envuelve al relato es casi tangible, translúcida en grado óptimo para permitir ver a través de ella las pavorosas escenas que se desarrollan.

Vale, ya paro.

Me ha gustado mucho de principio a fin. Yo no creo que se repita demasiadas veces que el hombre está muy agobiado y con la mosca detrás de la oreja, veo necesario intentar contagiar al lector con los justificados temores del protagonista y me parece que se logra con eficacia. ¿El final? Brutal, así de simple. ¿Previsible? Sin duda, pero ¿qué importa? Se da al lector la satisfacción de confirmar sus sospechas, privando la cruenta escena de toda censura y añadiendo al pedido de entrañas sangrientas dos tazas extra a las que, como no, invita la casa.

¿La pega? Que este relato sufre claramente del síndrome de la sorpresa temática. La convocatoria va de hombres-lobo, tendrán que salir hombres-lobo, se da a entender que el hijo es un hombre-lobo y al final… ¡¡el hijo es un hombre-lobo!! Si no fuera por esto, me habría quedado boquiabierto y no solo horrorizado. Un giro inesperado habría sido, no sé…, ¿Qué el hombre-lobo fuera el padre y se comiera al niño?

No obstante, querido doctor, me ha parecido un relato correcto y meritorio, así que le doy cuatro estrellas. Mi más sincera enhorabuena

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Curro dijo:

Eminente Dr. Ziyo, queda demostrado con esta obra que una de sus especialidades médicas es la relatología. Me quito el sombrero.

¿Fallos? Alguno que otro; como todos los médicos, parece que no presta la debida atención a pequeños síntomas porque cree saber cuál es la enfermedad, y aunque al final el diagnóstico termina siendo acertado, el paciente termina mosqueado porque “ni me ha auscultado siquiera”.

Me estoy perdiendo con mi propia metáfora. En definitiva: que no voy a repetir los fallos gramaticales que ya se han señalado.

Muy bien escrito, sencillo y eficaz. La atmósfera de terror que envuelve al relato es casi tangible, translúcida en grado óptimo para permitir ver a través de ella las pavorosas escenas que se desarrollan.

Vale, ya paro.

Me ha gustado mucho de principio a fin. Yo no creo que se repita demasiadas veces que el hombre está muy agobiado y con la mosca detrás de la oreja, veo necesario intentar contagiar al lector con los justificados temores del protagonista y me parece que se logra con eficacia. ¿El final? Brutal, así de simple. ¿Previsible? Sin duda, pero ¿qué importa? Se da al lector la satisfacción de confirmar sus sospechas, privando la cruenta escena de toda censura y añadiendo al pedido de entrañas sangrientas dos tazas extra a las que, como no, invita la casa.

¿La pega? Que este relato sufre claramente del síndrome de la sorpresa temática. La convocatoria va de hombres-lobo, tendrán que salir hombres-lobo, se da a entender que el hijo es un hombre-lobo y al final… ¡¡el hijo es un hombre-lobo!! Si no fuera por esto, me habría quedado boquiabierto y no solo horrorizado. Un giro inesperado habría sido, no sé…, ¿Qué el hombre-lobo fuera el padre y se comiera al niño?

No obstante, querido doctor, me ha parecido un relato correcto y meritorio, así que le doy cuatro estrellas. Mi más sincera enhorabuena

Muy agradecido por tus palabras, Curro, y por tu valoración.

Celebro especialmente que me digas que no notas que se repita demasiado lo del agobio de Augusto y que además entiendas la idea con la que lo hago.

Respecto al final, no me importa si son previsibles o no, me importa que me convenzan y que me impacten.

Está claro que en un certamen sobre licantropía pocas sorpresas pueden haber con respecto a la naturaleza del "malo" y en mi caso tampoco pensaba que fuera una gran sorpresa, lo único que esperaba es que se viera como algo original el que un bebé recién nacido pueda ser un hombre lobo capaz de asesinar al que sea.

Lo dicho muchas gracias, y no dudes en pedirme cualquier tipo de sustancia que se te ocurra, que si está en mi mano y en mi botiquín, te la serviré. no

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Bote
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Puntos: 1477

Pues nada, un bebé lobo. No hay mucho que comentar, he tenido que mirar la wiki para saber qué eran exactamente los lobishomes y me ha rechinado un poco el final. Por nada en concreto, es un final correcto que te deja con la duda de si el bebé es lobo de verdad o ha sido abandonado a merced de los que aúllan por ahí, pero me hubiera gustado una pelea entre ambos. Ay, no sé, ¿no hubiera molado? El  bebé lobo transformado, mordiendo y arañando al pobre de Augusto... Nada, cosas mías.

5 estrellas

Mírame a los ojos...

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Guillenc
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Poblador desde: 29/01/2017
Puntos: 5

Lo primero felicitarte por el relato, me encanta la historia que creas, la atmosfera, los matices...

Lo único a reseñar que con la primera escena creas tal atmosfera que luego acabo viendo el final un poco "descafeinado", pero exceptuando eso lo único que tengo que decirte es... ¡Enhorabuena!

Mi valoración 4.75 estrellas

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Guillenc dijo:

Lo primero felicitarte por el relato, me encanta la historia que creas, la atmosfera, los matices...

Lo único a reseñar que con la primera escena creas tal atmosfera que luego acabo viendo el final un poco "descafeinado", pero exceptuando eso lo único que tengo que decirte es... ¡Enhorabuena!

Mi valoración 4.75 estrellas

Muchas gracias por todo, Guillenc, por tus felicitaciones, por tu comentario y por tu valoración. yes

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Buen relato, lo del bebé-lobo impactante.Tonterías mías, en ese ambiente, una mecedora canta un poco y siendo en Lugo décadas ha, Sonsoles y Araceli me parecen unos nombres muy raros, tampoco es que tuvieran que llamarse Carmucha y Peregrina, pero suenan poco galegos. Tres estrellas y media:

***'

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Germinal
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Poblador desde: 08/03/2016
Puntos: 1307

Si tengo que destacar algo en este relato es lo visual que resulta. Me ha gustado mucho y te felicito.

4,5 estrellas

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Ligeia dijo:

Buen relato, lo del bebé-lobo impactante.Tonterías mías, en ese ambiente, una mecedora canta un poco y siendo en Lugo décadas ha, Sonsoles y Araceli me parecen unos nombres muy raros, tampoco es que tuvieran que llamarse Carmucha y Peregrina, pero suenan poco galegos. Tres estrellas y media:

***'

La verdad es que no me paré demasiado a pensar si los nombres sonaban o no gallegos. Lo que me ha chocado ha sido lo de la mecedora. Nunca hubiera pensado que un mueble de ese tipo no casara en ese ambiente.

Gracias por tus valoraciones y puntuación, Ligeia.

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Germinal dijo:

Si tengo que destacar algo en este relato es lo visual que resulta. Me ha gustado mucho y te felicito.

4,5 estrellas

Pues muchísimas gracias, Germinal. yes

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Ligeia
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Poblador desde: 03/12/2013
Puntos: 1152

Dr. Ziyo dijo:

 Lo que me ha chocado ha sido lo de la mecedora. Nunca hubiera pensado que un mueble de ese tipo no casara en ese ambiente.

 

Me parece que es bastante anglosajona y no es un mueble demasiado antiguo. En un interior campesino galego no la busques. Si vieras los bancos, sillas y taburetes que aun conservamos en el desván, lo entenderías jeje

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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

Ligeia dijo:

Dr. Ziyo dijo:

 Lo que me ha chocado ha sido lo de la mecedora. Nunca hubiera pensado que un mueble de ese tipo no casara en ese ambiente.

 

Me parece que es bastante anglosajona y no es un mueble demasiado antiguo. En un interior campesino galego no la busques. Si vieras los bancos, sillas y taburetes que aun conservamos en el desván, lo entenderías jeje

XD

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Invierno
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Poblador desde: 21/09/2010
Puntos: 903

Lamento decir que no me ha convencido. Por un lado, lo que cuenta: encuentro muy interesante la idea de esa pareja tan devota y la situación a la que se enfrenta; es duro el dilema, los sentimientos encontrados, etc. Quizás, más que ver mordiscos, sangre, y demás, aquí habría preferido que el relato se hubiera centrado en la relación entre ellos durante el embarazo, la paranoia de él en aumento a medida que esa barriga fuese creciendo, alimentada por esas historias sobre monstruos, reales o no, que recuerda.

Por otro lado, y en lo que realmente encuentro más problemas, el cómo lo cuenta: observando el relato de cerca aprecio exceso de adjetivos y, en general, una exageración en el intento por transmitir emociones que al final causa el efecto contrario. Satura e insensibiliza. Obviamente puedo estar equivocado, pero la sensación que me deja es que se ha repasado muchísimas veces, pero de cerca, insisto, sin perspectiva global; retoques frase a frase, aquí y allá, y siempre para subirle intensidad.

Dando un par de pasos atrás, y echándole un vistazo más general al relato, encuentro problemas de ritmo y agilidad, de descompensación en ciertas partes. Hay trozos redundantes, y otros que parecen escritos con prisa, más "contados" que narrados, y encuentro discutible la forma elegida para darnos cierta información importante. Desde esta distancia la impresión que tengo es de que no está tan repasado, y por desgracia pesa bastante.

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IMayayo
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Puntos: 59

Muy buenas. El relato es muy ágil aunque, personalmente, Augusto me ha parecido un "gafe". Tanto temer una cosa que, claro, al final se cumple. 

Me ha gustado tanto la sorpresa inicial que luego me ha decepcionado un poco que no hubiera más sorpresas. El único momento que he sentido algo de "angustia" es cuando describes el estómago hinchado como un odre de vino (a mí me ha gustado porque me viene a la cabeza, sin querer, el episodio de los odres de vino del Quijote, posiblemente de los dibujos :p) y ya pensaba que Augusto podía rajarlo.

En definitiva un relato que me ha gustado, 4,25 estrellas.

Un saludo y suerte

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Dr. Ziyo
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Puntos: 2776

Invierno dijo:

Lamento decir que no me ha convencido. Por un lado, lo que cuenta: encuentro muy interesante la idea de esa pareja tan devota y la situación a la que se enfrenta; es duro el dilema, los sentimientos encontrados, etc. Quizás, más que ver mordiscos, sangre, y demás, aquí habría preferido que el relato se hubiera centrado en la relación entre ellos durante el embarazo, la paranoia de él en aumento a medida que esa barriga fuese creciendo, alimentada por esas historias sobre monstruos, reales o no, que recuerda.

Por otro lado, y en lo que realmente encuentro más problemas, el cómo lo cuenta: observando el relato de cerca aprecio exceso de adjetivos y, en general, una exageración en el intento por transmitir emociones que al final causa el efecto contrario. Satura e insensibiliza. Obviamente puedo estar equivocado, pero la sensación que me deja es que se ha repasado muchísimas veces, pero de cerca, insisto, sin perspectiva global; retoques frase a frase, aquí y allá, y siempre para subirle intensidad.

Dando un par de pasos atrás, y echándole un vistazo más general al relato, encuentro problemas de ritmo y agilidad, de descompensación en ciertas partes. Hay trozos redundantes, y otros que parecen escritos con prisa, más "contados" que narrados, y encuentro discutible la forma elegida para darnos cierta información importante. Desde esta distancia la impresión que tengo es de que no está tan repasado, y por desgracia pesa bastante.

Vaya, siento que no te haya convencido, Invierno.

En una cosa sí tienes razón, se ha repasado muchísimas veces, pero eso es algo que hago con todos los relatos que escribo, algunos más veces que otros.

En mi próximo relato de los Polidori no voy a meter ni un adjetivo, palabra. no

Gracias por tu valoración.

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Dr. Ziyo
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Poblador desde: 30/01/2016
Puntos: 2776

IMayayo dijo:

Muy buenas. El relato es muy ágil aunque, personalmente, Augusto me ha parecido un "gafe". Tanto temer una cosa que, claro, al final se cumple. 

Me ha gustado tanto la sorpresa inicial que luego me ha decepcionado un poco que no hubiera más sorpresas. El único momento que he sentido algo de "angustia" es cuando describes el estómago hinchado como un odre de vino (a mí me ha gustado porque me viene a la cabeza, sin querer, el episodio de los odres de vino del Quijote, posiblemente de los dibujos :p) y ya pensaba que Augusto podía rajarlo.

En definitiva un relato que me ha gustado, 4,25 estrellas.

Un saludo y suerte

Pues muchas gracias por tus comentarios y tu valoración, IMayayo.

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