Yo, zombi
Reseña de la novela de Óscar Urra publicada por Salto de Página
La visión de Óscar Urra del zombi en esta novela es de todo menos ortodoxa, quizás porque trabaja en un terreno intermedio, en el lapso de la transformación, una etapa que muchos autores despachan con cinco minutos argumentales y aún menos tiempo de lectura efectiva. Pero a pesar de transitar por ese territorio en penumbra, es indudable que el monstruo está ahí en toda su esencia, aun con detalles particulares.
Tenemos el cambio de naturaleza del infectado, que sabe que va a volverse contra sus semejantes. También la repulsión sentida por los vivos, que en este caso se hace más sutil pero no menos determinante. Del mismo modo, el carácter gregario juega un papel clave en la trama, así como otros elementos típicos del género, como la deriva hacia un carácter brutal y depredador de la que la pérdida del habla coherente es la antesala.
Sin embargo, Yo, zombi no es una historia Z al uso. No lo es por la perspectiva. No es ya que esté narrada desde el punto de vista de un infectado, sino que ese punto de vista no es una mera transposición, no se trata de un intercambio de posiciones porque el zombi, el auténtico zombi, no es como nos lo habían contado. Es decir, el zombi de Óscar Urra va más allá de lo que los humanos ven en los zombis.
En este sentido, hay paralelismos insoslayables con el Frankenstein de Mary Shelley, y no solo por la evidente marginación del monstruo por parte de la sociedad, sino por el desarrollo visceral y anímico que hace el autor de sus desdichas. Si bien hay homenajes evidentes, como la escena del poblado gitano, es en los intersticios donde la vinculación entre ambas obras es más interesante y sólida.
Quizás por ello consigue engarzar con tanto acierto esta obra con la otra novela clave: La narración de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe. De esta es deudora, en cierto sentido, en aspectos estructurales, incluido el tremendo final que da sentido a toda la historia más allá de la anécdota. No obstante, y aun a pesar de estar ante una novela corta, no terminan ahí las referencias y las fuentes de las que bebe: hay también distopía, retrato social contemporáneo, un gran trabajo de personajes, escenarios tan insospechados como sugerentes, ecos de novela negra...
Con todos estos mimbres, Yo, zombi es una novela absorbente y capaz de sorprender por su profundidad y la sutileza con la que trata el manido tema del monstruo. La prosa es desenfadada y, al mismo tiempo, monta un puzle complejo sin que nos demos cuenta. Más allá del artificio de interpelar al lector, de crear a un narrador / protagonista que se sitúa en plena línea de fuego, de darnos cuerda con ganchos y escenas efectistas, se agazapa un trabajo narrativo de fondo lleno de fuerza de la misma manera que, dentro de cada monstruo, se oculta una naturaleza que va mucho más allá de sus tópicos. Muy recomendable.
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