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A nivel formal, en un texto por lo demás cuidado que evita escrupulosamente las prácticas prohibidas, apuntar un par de cosas: puede que sea correcto pero clienta me suena mal, auto infringido creo que debería ser autoinfligido, un par de verbos (hace, vuelve) tendrían que ir en pasado, hay dos rayas de diálogo olvidadas en un párrafo entrecomillado, un atrapa por atrapo, un hecho por echó y un interrogante perdido.
En cuanto a la Máquina, tal vez se hubiera agradecido algún tipo de explicación seudocientífica de su funcionamiento; hablar de cacerolas igual resulta algo tosco.
La historia es compleja, alambicada en exceso; los cuerpos más parecen hoteles, propietarios y clientes no paran de entrar y salir de ellos. Hay pasajes que me han confundido: Mientras el ascensor se dirigía a la última planta, rebuscó dentro del bolso. Había visto el aspecto que tenían las llaves cuando la vieja entró en el edificio, contaba con que tuviera un juego igual. A ver si me he enterado bien, ¿la mente de Irina recuerda lo que su cuerpo, todavía en posesión de la vieja, ha visto? ¿Cuerpo y mente, aun separados, se comunican de algún modo? No sé si hace falta una aclaración. Para terminar destaco las partes en cursiva, directas y vibrantes, como las mejores del relato.
*** 3 estrellas
Gracias a los dos por los errores señalados, mis relatos nunca están en reposo el tiempo suficiente
En cuanto a la Máquina, tal vez se hubiera agradecido algún tipo de explicación seudocientífica de su funcionamiento; hablar de cacerolas igual resulta algo tosco.
Bueno, mi idea era transmitir una sensación de peli de serie B, de ahí lo tosco de todo lo que rodea a ese fenómeno. Me parecía más interesante así que no empezar a soltar palabras técnicas o nombrar partes del cerebro.
Gracias por comentar!
Eddy, genial aporte. Yo lo he leído como si fuera una historia Pulp de CF. La trama en sí me ha encantado, y los giros de tuerca finales te dejan satisfecho de la lectura.
Solo añadir que la narración la veo muy uniforme, casi taquigráfica. Apenas refleja fuerza, solo sucesos. Los paréntesis en primera persona, aunque los entiendo, me rechinan un poco; pues esperaba que esa falta de sentimientos del narrador en tercera persona se hicieran presentes con más fuerza en la primera persona.
A parte de estos detalles, que no son otra cosa que un tema de gustos, la historia me sumergió en sucesos creíbles a pesar de la ficción. Creo que el personaje que más he sabido apreciar es el de la vieja, lo demás me resultan algo planos. Sobre todo Iván, que resuelve creerse la historia sin muchas más explicaciones por parte de esa mujer decrépita.
Buen trabajo y una apuesta con riesgo que supera el envite con buen resultado y mucha originalidad.
Mi puntuación es de 4 estrellas
Relato admitido a concurso.
(Con el word salen 12 palabras de más, seguramente porque a veces cuenta rayas de diálogo como palabras. Con otros contadores salen 2997).
Gracias por comentar, Salino!
Relato admitido a concurso.
(Con el word salen 12 palabras de más, seguramente porque a veces cuenta rayas de diálogo como palabras. Con otros contadores salen 2997).
Exacto, buen ojo
Y sin forzar, salió así a la primera
Relato bien escrito desde el punto de vista formal y con un acompasado ritmo narrativo. Con el argumento y su resolución he tenido algún problema en los giros y contragiros de la trama, pero sobre todo, en los momentos de la transferencia, puesto que, al final, no sabía quien hablaba en los párrafos en itálica, sobre todo en el primero, puesto que si es Irina en el cuerpo de la vieja, no puede relatar como si viera lo que está haciendo la vieja porque Irina no está allí, y si es la propia Irina que permanece en el cuerpo junto con su ocupante, parece que narra desde un punto de vista "ajeno" al cuerpo y ello induce a confusión... Bueno, no sé, puede que no haya sabido leerlo correctamente y que me haya perderme alguna desatención. La atmósfera es más de SF y poco "fosca", pero la posesión existe, aunque no sea la esperable y esté más cerca de simple transmutación.
En todo cosa, por la facilidad de la escritura, su agilidad y por el entretenimiento que permite, yo le daría 3 estrellas
Me gustó mucho el ritmo del relato. Va directo al grano. No me quedó muy claro el proceso de transferencia. Parece la caricatura de un experimento, con cacerola y todo. El final también parece un poco caricaturesco. La pareja de anti-héroes finales podría llevarse la máquina para usarla cuando se cansen de los cuerpos que tomen más adelante y la historia nunca terminar. Pero cuanto más avance este proceso menos serio se volverá. Me parece que falta trabajo en la descripción del proceso, y tal vez más drama al final. En el sentido de que el proceso se vuelve simple. Y el cambiar de cuerpo como si fuera un juego de realidad virtual, debería tener mayores consecuencias, sobre todo desde lo psicológico.
3 estrellas.
Lo mejor de este relato, para mí, está en la forma tan diferente de reflejar la posesión. Encuentro muy original esa vertiente “práctica” y comercial del tema. Por otra parte, tanto el ritmo como el estilo, una mezcla de acción y futurismo, también me han gustado mucho. Encuentro alguna incongruencia (o falta de explicación) en cuanto al funcionamiento de los cuerpos poseídos. ¿Dónde está la mente de Irina cuando la de la vieja está en su cuerpo? Si permanece en él, pero en estado latente, podría haber registrado inconscientemente las experiencias de su cuerpo poseído, y recordarlas una vez despierta. Pero por el relato uno deduce que la mente de la chica está en el cuerpo de la vieja. ¿Cómo sabe entonces, o cómo ha podido “grabar” las experiencias de su cuerpo poseído? Eso habría que retocarlo. Y con Iván el tema es algo distinto. Resulta un poco confusa la secuencia con él, aunque tampoco veo otra forma de hacerlo. Supongo que, como él ha padecido ya en otras ocasiones el proceso ese de transferencia, asume fácilmente lo ocurrido una vez que Irina se lo cuenta. Sobre eso no tengo pegas. Pero sí sobre que no se sabe cuándo es él o cuándo la mente de Irina en los pensamientos y en las acciones.
Buen relato, aunque como ya han mencionado, en algún momento resulta confuso a qué cuerpo pertenecen los pensamientos y los saltos de unos a otros. Tres estrellas y media:
***´
Encuentro alguna incongruencia (o falta de explicación) en cuanto al funcionamiento de los cuerpos poseídos. ¿Dónde está la mente de Irina cuando la de la vieja está en su cuerpo? Si permanece en él, pero en estado latente, podría haber registrado inconscientemente las experiencias de su cuerpo poseído, y recordarlas una vez despierta. Pero por el relato uno deduce que la mente de la chica está en el cuerpo de la vieja. ¿Cómo sabe entonces, o cómo ha podido “grabar” las experiencias de su cuerpo poseído?
Pues igual no he sabido dejarlo claro, pero eso es precisamente lo que quería dar a entender
...Sí, era cierto que mientras duraba la experiencia no sentía nada. Ni dolor, ni placer, ni miedo, ni alegría… ni odio. Ni siquiera tenía pensamientos, tan solo era una espectadora de lo que otra persona hacía con su cuerpo...
En líneas generales, me ha gustado bastante tu relato. Me parece muy original. Aunque más que posesión, veo una trasnmutación, pero bueno, lo acepto. Tampoco hay que ser muy cerrado con el concepto. Yo, por mi parte, no veo necesaria la explicación pseudociéntifica de dicha trasmutación y con la descripción somera de la máquina, me doy por satisfecho.
Veo un problema a tu relato y es que quieres contarlo todo. Empieza primero siguiendo a la señora Ferrer para pasar luego a Irina. Supongo que es porque, en realidad, más que al alma (o personalidad) el narrador pretende seguir al cuerpo (u hotel, como lo llama Bestia ). Creo que esa elección hace confuso el relato. Además luego la letra en cursiva, para mostrar qué esta haciendo el otro cuerpo, le añade un plus de confusión. Yo me habría centrado más en una personalidad y su reacción con el cuerpo.
No obstante, me has hecho pasar un buen rato: tres estrellas.
Si tuviera que elegir trece relatos entre los presentados al certamen para publicar una antología sobre posesiones, éste entraría en mi lista de quince preseleccionados tras la lectura de todos ellos.
Encaja en el tema de la convocatoria ofreciendo un argumento distinto a los otros relatos y bastante original, está escrito de forma competente pero debería corregir detalles y tiene valor comercial, especialmente por su enfoque de la posesión.
★★★☆☆
Sin embargo competiría con otros catorce relatos por conseguir una de las cinco plazas vacantes en la antología, porque desde mi punto de vista hay ocho fijos entre los presentados al certamen. Me sentaría con el editor para analizar si este relato funciona mejor que otros en la selección final, buscando evitar en lo posible la repetición de temáticas, puntos de vista, esquemas, estilos o ideas en el conjunto de la antología.
Un aporte muy original a la convocatoria, aunque leí hace no mucho una novela que partía de la misma premisa, así que las connotaciones y usos de los cuerpos no me han sorprendido tanto. La ejecución me ha gustado mucho, aunque tengo la impresión de que te ha faltado espacio y has tenido que correr mucho. No hay muchos flecos, pero me parece que hubiera sido conveniente meter a Iván en la trama antes, aunque fuera como mención indirecta. Resulta muy conveniente y el peso narrativo que coge al final es demasiado grande para haber aparecido tan intempestivamente.
En cualquier caso, un relato que se disfruta mucho y que fluye muy bien.
Por cierto, el tema de las posesiones, como ha pasado en algunos relatos más, al límite, pero válido.
Y ya que estamos, y que he visto el gazapo al menos tres veces en el certamen:
infringir
Del lat. infringĕre 'romper'.
1. tr. Quebrantar leyes, órdenes, etc.
infligir
Del lat. infligĕre 'herir', 'golpear'.
1. tr. Causar daño.
2. tr. Imponer un castigo.
Ojo con esto.
Ya, ya, les pasa a algunos esa confusión, es como flanquear y franquear
Bah, un error sin importancia. Eso le puede pasar a cualquiera.
Si hay que cometer un error, tiene que ser uno en condiciones, como yo que he escrito echo (del verbo echar) con hache. Toma ya. Eso sí que es una falta por la que merezco, por lo menos, un exorcismo.
Sí. Yo hice a uno de los personajes salir y cerrar la puerta tras de sí.
XD
Bah, un error sin importancia. Eso le puede pasar a cualquiera.
Si hay que cometer un error, tiene que ser uno en condiciones, como yo que he escrito echo (del verbo echar) con hache. Toma ya. Eso sí que es una falta por la que merezco, por lo menos, un exorcismo.
Yo eso siempre lo achaco a dedazo, no a error de identificación de los verbos. Los errores semánticos, cuando son recurrentes, me preocupan más.
El modo en el que conjugáis por lo general los verbos enfrentar y convulsionar me trae por la calle de la amargura, pero ahí el raro debo de ser yo.
Lo más destacado del relato es su ritmo ágil, aunque coincido con Bestia en la abundancia de giros y vueltas que llevan a confusión en momentos puntuales. Aún así uno se deja llevar por la acción, acertadamente acelerada en esos cambios de voz, lo que lleva a perdonar cualquier inconsistencia en el proceso de trasvase de conciencia (la mente de Irene está presa en su cuerpo, para de repente saltar al cuerpo de la señora Ferrer) y la aparición inesperada del salvador Iván que quizá debería haberse introducido antes.
3 estrellas.
Me gusta la originalidad en la forma de posesión. Quizás no entra mucho en detalles sobre la tecnología (esas cacerolas, esa palanca que se acciona) o sobre la organización que la usa (a todas luces, una organización ilegal), pero la verdad es que eso se acepta de buena gana y se sigue adelante por ver qué pasa con ese cambio de mente y cuerpo, qué hacen los poseedores y qué los poseídos, que siente cada uno... En definitiva, un relato muy interesante de leer, por momentos agobiante y por momentos reflexivo para el lector, porque le da la oportunidad de ponerse en la piel de ambos, el que posee y el que es poseído.
La mayor pega que le veo, y lo que le resta más en mi opinión, es el hecho de que Irina parece ser espectadora de su propia posesión. Es decir, está en su cuerpo mientras la vieja lo maneja. Si esto es así, uno se pregunta ¿cómo es que llega un momento en el que ella está en el cuerpo de la vieja? Nunca se da a entender que la joven ocupe el cuerpo de la vieja mientras dura la posesión, sino más bien que cohabitan. Es algo que se puede solucionar fácilmente dejando claro que Irina y la vieja intercambian cuerpos, pero no es la sensación que da. Lo que se palpa es que ambas se quedan en el cuerpo de Irina.
3 estrellas
Buen relato, con una idea original, aunque a veces es difícil seguir el hilo de quién está realizando la acción en ese momento, como ya se ha dicho por ahí. Tampoco yo necesito explicaciones sobre el funcionamiento de la máquina, pienso que no es lo que importa en el relato, sino las vivencias de los personajes.
El tema de la posesión... buf, no lo veo claro del todo. Es más bien una transferencia de consciencias de doble sentido. Si partimos de la base de que una posesión es que algo ajeno se te mete en el cuerpo y se hace con su control, entonces sí que habría que darlo por admitido, aunque no es lo que yo llamaría posesión pura y dura. Es un caso en que estaríamos al límite. En fin, le doy tres estrellas y tres cuartos.
En cuanto a lo formal, si al autor le parecen cosas de interés, algunos problemillas con el uso de las comas que separan ideas de forma extraña y que tal vez merecerían revisión, el dedazo de "infringido" en lugar de "inflingido" y el de "hecho" en lugar de "echó", el uso de la "y" como recurso quizá demasiado frecuente en las descripciones a la hora de enlazar ideas, o una frase en la que lo dicho y cómo se dice no terminan de encajar bien ("—Iván —gritó Irina—. Qué vas a hacer.", donde la técnica no transmite la tensión que supongo encerrada en el momento).
En cuanto al estilo, hay bastante diferencia entre el manejo de los diálogos y las descripciones. Los primeros son, en general, rápidos, intensos y adaptados a lo que trata de transmitir el texto (al menos a este lector). Las descripciones, en cambio, son algo menos fluidas y no funcionan con la misma naturalidad porque tienden a parecer, en ocasiones, rígidas o atascadas a la hora de manejar asuntos que, en realidad, no son de relevancia para la trama (cómo se baja del coche, el uso del montacargas y cosas de ese tipo).
En cuanto al fondo, hay posesión. El autor prefiere obviar las razones y mecanismos exactos, con razón, ya que la historia quiere contar un evento relacionado con las aplicaciones comerciales y didácticas, desde lo horrible, del fenómeno.
Mi calificación es de 3,25 estrellas.
Ceterum censeo Carthaginem esse delendam... ;oP