Puedes encontrar este relato junto al resto de seleccionados en la convocatoria en la antología Vade Retro, dentro de la colección Bestiario de lo sobrenatural, en el siguiente enlace: https://lektu.com/l/saco-de-huesos/vade-retro/7914
Atrapado en las garras de la maldición
Argumento/trama: Una buena historia, bien urdida, con un argumento coherente.
Personajes: Bien trazados, aunque se queden un poco planos, pero la extensión y la historia no da para mucho más.
Técnica literaria: Muy buena gramática y buena ortografía, apenas cinco o seis faltas, algunas de ellas dedazos y alguna tilde olvidada. Por cierto, el pelo que tenemos sobre la piel, esos pelitos pequeñitos, no son los bellos, por muy monos que sean. Es el vello lo que se pone de punta en algunas ocasiones.
Estructura: lineal, con una presentación, un nudo y un desenlace muy bien hilvanados y bien desarrollados.
Ritmo: bueno, adecuado a lo que narra, manteniendo la tensión cuando toca y aflojándola cuando no lo hace.
Verosimilitud: Consigue suspender mi incredulidad, y consigue que piense que los hechos podrían haber sido así.
Exigencia de las bases: Correcta, noto la posesión y lo veo muy adecuado a la temática.
Valoración final: Buen relato, interesante y bien llevado a cabo, sencillo, sin pretensiones, pero muy efectivo. De momento 4.5 estrellas. Ya veremos como acaba, pero me ha gustado. Es posible que suba luego o que baje por comparación con el resto.
En cuanto a lo formal, además de que se nota mucho el cuidado que ha intentado poner el autor en su texto, llama la atención la decisión de romper, en una única ocasión, su estilo de manejo de los incisos explicativos mediante comas, y hacerlo con las rayas de diálogo en lugar de guiones, en la frase "—un hombrecillo de apenas un metro cuarenta de estatura—". Creo que la decisión y la forma de hacerlo ameritan ser reconsideradas.
Tal vez convendría, si es del interés del autor, evitar aliteraciones como "CONmigo CON", "AL ALcance", "DE DEspertar", "LObo LO", algún que otro adverbio terminado en "-mente" que impide que el autor trabaje más su prosa, igual que los frecuentes gerundios y todavía más los reflexivos, corregir el dedazo de "bellos", los dos "como" en la misma frase que se entienden voluntarios para enfatizar pero que terminan afectados porque, en la siguiente frase, hay otro "como" que no tiene la misma intención, dos "muy" cercanos, tanto como dos "al", o los dos "Audiencia", demasiadas (tal vez, el autor sabrá) "y", hasta en un mismo párrafo e incluso varias en la misma frase (por ejemplo, "Yo lo conocía de haberlo visto en otras ocasiones por ferias y mercados, era un comerciante de telas, y siempre viajaba con su esposa y sus hijas: dos preciosas jovencitas de trece y diecisiete años.")
Aunque hay un manejo discutible de los signos de puntuación muchas veces (por ejemplo, "pues era pequeña y delgada; mirando su blanco cuello."), en el caso concreto de los incisos explicativos hay momentos que, de forma clara, no funcionan bien. Para ilustrar a qué me refiero, comparemos una forma acertada de usarlos ("Alzó la vista por encima del hombro de Tenorio, quien no se molesto en darse la vuelta, y vio la nariz de un guardia que asomaba entre los barrotes.", en la que a ambos lados de las comas se genera una frase con sentido del tipo "Alzó la vista por encima del hombro de Tenorio y vio la nariz de un guardia que asomaba entre los barrotes) con otra que no funciona igual de bien ("—Pasada una semana, vimos un carruaje tirado por dos burros, con un hombre de unos cuarenta años sentado en el pescante", en la que las comas generan a ambos lados, sin querer, una frase que no funciona bien del tipo "Pasada una semana con un hombre de unos cuarenta años sentado en el pescante").
Hay cositas escondidas en el texto que no funcionan o que chirrián, como los grilletes que se "atan" y que no se "aseguran" u otro verbo más apropiado a su naturaleza metálica que no permite nudos ni ataduras, la yugular que luego se indica como arteria y no como la vena que es, el "retrocedí hacia atrás", el decir que se indica una dirección a la niña para que esté a salvo y, en realidad, parece que se indica un lugar y no una dirección, el "amorró" que implica una acción que no parece la misma que realiza el personaje (a no ser que sea un arcaísmo que desconozco para localizar más al lector en el texto, pero que a este lector no le funciona si fuese el caso).
En cuanto al fondo, sin duda hay posesión. El texto sale beneficiado de ser el primero en este concurso en usar la licantropía, un tema nada novedoso en relación al tema de la convocatoria pero que hasta ahora no se había presentado. La atmósfera es suficiente, la trama es suficiente, los personajes son suficientes y el hecho de construirse a partir de un personaje real de la crónica negra española es un plus para mí en este tipo de trabajos; pero, en lo global, no he tenido sorpresas ni he notado nervio o tensión narrativa, sólo exposición.
Mi calificación es de 3,25 estrellas.
Sobre todo, si cambiáis puntuaciones, avisad en un nuevo mensaje, porque voy recopilando ya los votos para avanzar tarea.
Eddy Sega, gracias por mostrarnos tu cuidado trabajo. Creo que es el texto más cuidado que he leído en el certamen. Cierto es que tiene algunos fallos ortotipográficos, pero con la ayuda de los comentarios anteriores y algo más de trabajo quedará un relato muy pulido.
La trama no aspira muy alto, aunque consigue mantenernos en tensión hasta el final. Al fin y al cabo es solo parte de un interrogatorio contado desde la frialdad de la memoria, ninguna acción que podamos ver en directo. Sin embargo es una forma cómoda de narrar manteniendo las acotaciones de palabras exigidas. Buena decisión.
Me gustan los relatos bien documentados. Hasta donde yo sé, todo muy correcto. También añade un plus de realismo a la historia y un trasfondo a los personajes que el lector puede saborear aun sin haber sido descrito. Es otro punto a favor.
Como ya digo, no es un relato con muchas pretensiones. No obstante, está equilibrado y el ritmo fluye con seguridad. Buen trabajo, de nuevo.
A mi parecer el desenlace cumple con su objetivo; aunque es parte de ese 50% de las posibilidades: es o no cierta la historia que narra el preso. Naturalmente el autor ha optado por la que puede generarnos más asombro.
Quizás, por añadir algún comentario que aporte contenido, la transformación debería ser en condiciones especiales, como la clásica luz de la luna llena. Así explicaría que el preso ha podido ocultar la maldición gracias a no salir al patio en noches señaladas, evitando la vista de los guardias. No sé si era la intención del autor explicarlo de esta manera, pero a mí no me quedó claro (puede ser culpa de mi lectura, por supuesto).
También, por dar más redondez al relato, que ya está genial de por sí, yo incluiría una última aparición de Tenorio trayendo la carta de la reina y cerrando el círculo de las visitas.
Como ya digo, buen trabajo.
Mi puntuación es de 3,5 estrellas
Por cierto, el pelo que tenemos sobre la piel, esos pelitos pequeñitos, no son los bellos, por muy monos que sean. Es el vello lo que se pone de punta en algunas ocasiones.
Corregido
¡Gracias por la valoración (y la puntuación )! ¡Un saludo!
...llama la atención la decisión de romper, en una única ocasión, su estilo de manejo de los incisos explicativos mediante comas, y hacerlo con las rayas de diálogo en lugar de guiones, en la frase "—un hombrecillo de apenas un metro cuarenta de estatura—". Creo que la decisión y la forma de hacerlo ameritan ser reconsideradas.
Saludos, Olethros, muchas gracias por la valoración. He usado la raya de diálogo en ese inciso porque, tal y como construyo la frase, quiero que el comentario quede más aislado del resto del texto que con las comas. Luego no entiendo muy bien lo de "en lugar de guiones". ¿Te refieres poner guiones en lugar de las rayas? En ese caso no sería correcto.
El "retrocedió hacia atrás" es un clásico que me importuna de tanto en tanto . Corregido, así como la arteria .
Saludos!
Quizás, por añadir algún comentario que aporte contenido, la transformación debería ser en condiciones especiales, como la clásica luz de la luna llena. Así explicaría que el preso ha podido ocultar la maldición gracias a no salir al patio en noches señaladas, evitando la vista de los guardias. No sé si era la intención del autor explicarlo de esta manera, pero a mí no me quedó claro (puede ser culpa de mi lectura, por supuesto).
Saludos, Salino.
Bueno, según tengo entendido, el ciclo de transformación de Romasanta no tenía nada que ver con la Luna llena. Además yo lo he querido enfocar desde el punto de vista de una maldición que siempre merodeaba sobre él, y que podía "atacarle" en cualquier momento, como un esquizofrénico.
También, por dar más redondez al relato, que ya está genial de por sí, yo incluiría una última aparición de Tenorio trayendo la carta de la reina y cerrando el círculo de las visitas.
Podría ser interesante, aunque, al tratarse de un relato tan corto, no sé hasta qué punto la aparición de Tenorio (habiendo desaparecido pocas líneas atrás) podría restarle fuerza al final.
Muchas gracias por tu valoración, un saludo.
Por cierto, cuando digo "corregido" me refiero al archivo original, no el texto de aquí .
Saludos, Salino.
Bueno, según tengo entendido, el ciclo de transformación de Romasanta no tenía nada que ver con la Luna llena. Además yo lo he querido enfocar desde el punto de vista de una maldición que siempre merodeaba sobre él, y que podía "atacarle" en cualquier momento, como un esquizofrénico.
Gracias por contestarme, Eddy. Te comentaba sobre lo de la luna, pues veo muy extraño que si la transformación ocurre sin una pauta sería muy difícil que los guardias no hubieran sospechado de algo. Recuerda que el lobo le posee, un animal enjaulado no permanecería acostado en su catre. No digo que la opción que yo propongo sea la más oportuna, ni la históricamente correcta. Dudo que Romasanta en realidad fuera un hombrelobo, pero en el relato lo es y por ello podrías añadir algún motivo por el cual no se activara la maldición en su cautiverio. Es un fleco suelto que, como lector, no me quedó claro.
Podría ser interesante, aunque, al tratarse de un relato tan corto, no sé hasta qué punto la aparición de Tenorio (habiendo desaparecido pocas líneas atrás) podría restarle fuerza al final.
Muchas gracias por tu valoración, un saludo.
Pues te explico por qué le resta fuerza. Tenorio se hace un personaje importante en la historia, tal y como lo resuelves solo es utilizado como pretexto para relatar lo ocurrido. Ni determina el juicio, ni va en contra de Romasanta de forma activa, ni a favor… Es un pretexto convertido en personaje. Si le das voz al final, incluso si es testigo de que Romasanta ha conseguido engañar a la reina, se convierte en un pilar importante en la trama. Otro motivo es el equilibrio de la historia. Para lograr esa forma compacta, ese estallido de platillos, lo más normal es que termine la conversación mantenida por ambos personajes en la que se zanjó con un condicional:
“—Oh, sí que puede. Veremos si también quiere. —Y al ver que los guardias se aproximaban, añadió—: Si por mí fuese, yo mismo apretaría la llave que partirá su cuello. Pero como ya le he dicho, soy un hombre justo y, aunque intentaré influir en su decisión lo máximo posible, no mentiré ni tergiversaré nada del interrogatorio.“
Como ya te digo, es un cabo suelto. El relato tal y como está es correcto, yo aporto mi punto de vista. Te soy sincero, recuerdo que me extrañó que Tenorio, contrario de librar al monstruo de su condena, no tuviera unas últimas palabras con él. Pero puede ser porque me gustan los relatos circulares y compactos.
Si has elegido no hacerlo por no alargar más el relato, te recuerdo que aún te quedan unas 500 palabras. Y si es porque el personaje desapareció pocas líneas atrás, te recuerdo que han pasado días de aquello, no líneas.
Eso sí, es tan solo mi opinión y nadie más se ha pronunciado al respecto. En ti está elegir la opción que más te agrada.
Un abrazo
Gracias por contestarme, Eddy. Te comentaba sobre lo de la luna, pues veo muy extraño que si la transformación ocurre sin una pauta sería muy difícil que los guardias no hubieran sospechado de algo. Recuerda que el lobo le posee, un animal enjaulado no permanecería acostado en su catre. No digo que la opción que yo propongo sea la más oportuna, ni la históricamente correcta. Dudo que Romasanta en realidad fuera un hombrelobo, pero en el relato lo es y por ello podrías añadir algún motivo por el cual no se activara la maldición en su cautiverio. Es un fleco suelto que, como lector, no me quedó claro.
No me des las gracias, si acaso debería dártelas yo por emplear tu tiempo en valorar y debatir sobre mi relato
Lo de que en el relato es un hombre lobo no está claro del todo. Es cierto que, al final, el narrador hace alusión a que tiene las patas de lobo, pero lo dice desde el punto de vista de Romasanta, o al menos es lo que yo intenté transmitir. Puede ser que esa parte sea confusa, lo que pretendo hacer llegar al lector es que las “transformaciones” son arbitrarias, de ahí que fuese «…la tercera vez en esa semana que se negaba a hacerlo» (salir al patio), lo que no significa que llevara toda la semana con esa supuesta apariencia.
Pues te explico por qué le resta fuerza. Tenorio se hace un personaje importante en la historia, tal y como lo resuelves solo es utilizado como pretexto para relatar lo ocurrido. Ni determina el juicio, ni va en contra de Romasanta de forma activa, ni a favor… Es un pretexto convertido en personaje. Si le das voz al final, incluso si es testigo de que Romasanta ha conseguido engañar a la reina, se convierte en un pilar importante en la trama. Otro motivo es el equilibrio de la historia. Para lograr esa forma compacta, ese estallido de platillos, lo más normal es que termine la conversación mantenida por ambos personajes en la que se zanjó con un condicional:
“—Oh, sí que puede. Veremos si también quiere. —Y al ver que los guardias se aproximaban, añadió—: Si por mí fuese, yo mismo apretaría la llave que partirá su cuello. Pero como ya le he dicho, soy un hombre justo y, aunque intentaré influir en su decisión lo máximo posible, no mentiré ni tergiversaré nada del interrogatorio.“
Como ya te digo, es un cabo suelto. El relato tal y como está es correcto, yo aporto mi punto de vista. Te soy sincero, recuerdo que me extrañó que Tenorio, contrario de librar al monstruo de su condena, no tuviera unas últimas palabras con él. Pero puede ser porque me gustan los relatos circulares y compactos.
Si has elegido no hacerlo por no alargar más el relato, te recuerdo que aún te quedan unas 500 palabras. Y si es porque el personaje desapareció pocas líneas atrás, te recuerdo que han pasado días de aquello, no líneas.
Eso sí, es tan solo mi opinión y nadie más se ha pronunciado al respecto. En ti está elegir la opción que más te agrada.
Un abrazo
Es interesante lo que propones, supongo que Tenorio desaparece porque el relato se limita a la entrevista. Aunque después esté todo el epílogo, en su momento no creí oportuno volver a enfrentar a los dos personajes. Es una posibilidad a estudiar.
Muchas gracias por las propuestas y el debate
¡Un abrazo!
El título parece el de un culebrón venezolano que pasan a la tarde en la televisión abierta. ¿O era mexicano? No importa. Y ese es el detalle que destaco. El título podría ser de cualquier cosa. La historia de un hombre que odia a su esposa; la de otro que la ama; la de un fanático de un equipo de futbol un domingo de tarde jugando por la permanencia; la de un padre de quintillizos.
Debería ser el sonido de unos pasos el que avanza. O sea, es fino pero los pasos por sí solos no avanzan. Se te fue una l en el del. Creo que en ocaciones se hacen concesiones en función de la economía de la prosa. Aquí un ejemplo. Si en lugar de poner la opinión del narrador "El hombre, un apuesto caballero...", hubieras puesto cómo está vestido, el gesto que tiene de seguridad en sí mismo, fruto de una belleza, bla, bla, quedaría mejor. La prosa sería más rica y mantendrías al narrador neutral (es una sugerencia insignificante).
"que se interponía entre ellos dos", es redundante. Con "que se interponía", ya es suficiente para entender que es entre ellos dos. En el párrafo siguiente, deberías aclarar que es Tenorio el que "Desconocía quién era..." Porque la oración anterior vienes hablando del preso. Confunde.
Otra vez: El sonido de "Unos pasos acercandose".
"lo último que quiero oír es otra de sus carnicerías, pero no tengo más remedio que escucharla si pretendo que mi informe sea lo más fehaciente posible". No parece creíble que un interrogador diga esto. ¿Qué ocurriría si el preso decide dejar de hablar? Si respondiera: "Bueno, sabés qué, las maté, me las comi y ta, nada más. Anotá lo que quieras". Nos quedamos sin cuento.
Muy buen manejo de los diálogos y de la prosa para hacernos despreciar a los protagonistas.
"otros distintos" es otra redundancia. "sin volver la vista atrás en ningún momento", es otra. Sin volver la vista atrás ya es suficiente imagen para que nos demos vuenta del ningún momento. Como también que los otros son distintos. "cerró la puerta con un fuerte golpe tras de sí". Cerró la puerta con un fuerte golpe sería suficiente. No creo que lo hiciera ante sí.
Buena prosa. A pesar de esto: La historia no es nada original, más bien parece la crónica de otra historia. El final no sorprende.
Le doy 2, 5 estrellas
Algunos errores ortotipográficos, ya comentados, ("no se molestó"; "que ese fue un invierno" no "que ese fue en un invierno",etc), algunas construcciones raras como llamar arteria a una vena, ya señaladas por Olethros y, al igual que Molu, también se me hace extraño ese comentario del interrogador que empieza con "lo último que quiero oír".
Luego también me chirriaron cosillas debidas a mi obsesión por la ambientación de época rigurosa jaja pondría la medida de longitud propia de la época y no metros y, sobre todo, llamar carruaje a lo que más bien, tratándose de un mercader y por lo que veo un vehículo cerrado, sería un carromato y los burros se empleaban como animal de carga, no de tiro, creo que sería mejor mulas. No carruaje tirado por burros, sí carromato tirado por mulas.
La narración se sucede de modo correcto y sin tensión, al poco ya sabía que se trataba de Romasanta, un caso que he leído y analizado en profundidad, como escritora gallega de terror, era un caso irresistible jeje a mí si me pareció que la visión de las garras al final es más bien alucinación suya. Tres estrellas:
***
Tengo que reconocer que, quitando unos cuantos micros, aún no había leído nada tuyo y, la verdad. Me has sorprendido muy gratamente. Enhorabuena, tu relato es muy, muy, muy, muy bueno, salvo por dos cosas:
1º.- El título. Tío, un poco de imaginación. Suena a película de serie B. Fíjate si hace desmerecer al relato que, aunque he estado a punto de leerlo antes, no lo he hecho hasta hoy.
2º.- El párrafo final. Desde mi punta de vista, como siempre subjetivo y discutible (aunque sin embargo, se mueve), creo que en el último párrafo estropeas el relato. Para mí, hay una máxima a la hora de escribir que intento tener siempre en cuenta: show, don't tell.
Justo hasta ese momento, me estabas mostrando. Tenía la sensación de que los personajes estaban interactuando delante de mí. Era una relato muy visible, casi plástico y, de pronto, llega esa frase: "Le había costado mucho evitar que el espíritu del lobo lo poseyera para echarlo todo a perder ahora que existía una pequeña posiblidad de conseguir un indulto, según contaba su abogado en la carta que reposaba sobre la mesa".
Para empezar, ya la trocearía: es demasiado larga. Pero, sobre todo, intentaría mostrar, en lugar de contar. Repartiría alusiones a lo largo del relato, del esfuerzo que estaba haciendo para que no le poseyera el lobo. Anticiparía la posibilidad del indulto, en lugar de introducirla casi como un deus ex machina. Y sobre todo, escenificaría, un poco más la conversión en lobo, para añadir un poco más de tensión, si se puede, al relato.
Mi puntuación: tres estrellas y media.
Un relato bien escrito, que te lleva de la mano por toda la historia. Destaco en particular las intervenciones del reo; su forma de narrar lo sucedido es atractiva, entre el fondo de la historia y su hablar cuidado. Para mí el relato da lo mejor de sí en esa parte (casi hasta el final), justo hasta la elipsis que explica como Don Tenorio entrega su informe.
La escena final, que alterna la llegada de la carta y la negativa del reo a salir de la celda, lamento decir que decae un poco. En lo formal, el párrafo de la carta parece insertado a la fuerza en medio de la escena de la celda y la introducción del personaje del Regente y su reacción a la carta creo que es accesorio al relato.
En cuanto al fondo, el final buscado (descubrir ese intento fallido de controlar la maldición para conseguir el indulto) me parece una buena idea para el cierre, pero creo que no queda redondo del todo quizá por una mezcla de todo: el párrafo de la carta insertado en medio de la acción, que desvía la atención de ella; y la primera frase del último párrafo, un pelín larga y que he tenido que releer para captar su significado y lo que implica.
3,5 estrellas
Un relato muy bien escrito. Lo he leído todo de un tirón, salvo la frase: "Pillando desprevenido al conductor" quizá sea yo, pero."pillando" es una palabra que me descoloca en cuanto a que me parece de otra época distinta a la del relato. Pero quizá sea solo una impresión mía, no la tengo en cuenta para la votación.
Sobre la posesión... esto es muy discutible. Por un lado para mí en la maldición del hombre lobo no me parece que haya posesión del espíritu de un lobo, sino más bien una transformación involuntaria en bestia debido a esa maldición. Pero el espíritu sigue siendo el mismo, aunque se comporte como una fuera.
Por otro lado, se podría debatir perfectamente sobre sí la maldición licántropa se produce al invitar al espíritu de un lobo a entrar y habitar el cuerpo de un humano, haciéndose con el poder en las noches de luna llena.
La historia, a pesar de ser una trama sin sorpresas, se disfruta bastante.
Y como única pega, y que me deja un sabor agridulce, sería preguntarme porqué el regente de la audiencia se transforma en hombre lobo. ¿Ya lo era antes o el espíritu del lobo lo posee tras leer esa carta?
3'5 estrellas.
Yo diría que no lo hace, espero, vamos
Gracias por leer y comentar
Yo diría que no lo hace, espero, vamos
Gracias por leer y comentar
Ostras Eddy, ahora estoy sin el ordenador, sino te capturaba el párrafo que me ha liado.
Se dice que el Regente de la audiencia recibe la carta, y que este se sorprende sobremanera al ver el sello real.
En el último párrafo se indica que vuelve a leer la carta, pero que le impiden desplegarla sus peludas garras.
¿No pertenecen esas manos al regente, o me he liado? :$
Yo diría que no lo hace, espero, vamos
Gracias por leer y comentar
Quiero pensar que te has liado jajaja, pero también puede ser que yo no haya sabido explicarlo bien.
Otro buen relato con un uso, que me ha parecido pulcro y limpio, de la lengua y la forma de narrar. Respecto del argumento y su resolución, quizá no sea muy novedoso partir de las declaraciones autoinculpatorias del protagonista de El Bosque del Lobo, pero está bien hecho y resulta interesante pues te obliga a intentar discernir si el licántropo controla a Romasanta en todo tiempo o no y, en su defecto, qué es lo que permite que el poseído llegue a controlar, si es que lo hace, al poseedor. La atmósfera está bien conseguida y es evidente que hay total conexión con el tema concursal, así que cuenta, por mi parte, con una consideración de 4 estrellas.
Un texto correcto que maneja con soltura el cruce de fantástico e histórico. Se manifiesta sobre todo en la contención de las situaciones, más propia del histórico. Me ha faltado originalidad en la historia, porque el suspense de si el protagonista será de verdad un licántropo no es muy potente (sea inspirado o en un caso real o no). La historia hubiera ganado reforzando la relación entre Romasanta y Tenorio, volviendo a Tenorio menos convencional y acaso recuperando al personaje de la niña escapada.
Los hombres lobo han generado un subgénero propio que no coincide con el de la posesión, y eso me impide encajar el relato dentro de la convocatoria, por lo que tendería a no ponerle nota. No obstante, como noto a los demás críticos más abiertos que yo, le pongo 3 estrellas.
Muy buen relato que mantiene el interés (al menos el mío) durante todo su desarrollo. Me gustan los personajes y me resultan muy vívidos los diálogos. Yo no sabía prácticamente nada de Romasanta, así que, para mí, sí sorprende. En cualquier caso, lo haría el hecho de haber sabido utilizar la licantropía desde la óptica de las posesiones. Respecto al lema: tal como está contado el relato, hay posesión. Una criatura ancestral y atávica posee al individuo y le hace comportarse de acuerdo con ella. En el mundo fantástico del relato, el hombre-lobo sería real y el reo solo logra controlarlo alguna vez, supongo que cuando parece imponerse su propia naturaleza humana (humanitaria con la niña) a la naturaleza animal invasora.
De momento, mesarse la barba con parsimonia es propio de psicópatas o de gente trastornada: http://www.ociozero.com/6268/voy-a-mesarme-los-cabellos-que-demonios
Ya perdonaréis que dedique a esto un post. Es que este es un tropiezo muy generalizado.
Una propuesta original. En los concursos temáticos siempre es de agradecer encontrar apuestas distintas dentro del tema. Es lo que muestra que estos son más ricos de lo que pudiera parecer a simple vista. Sí que es verdad que los licántropos tendrán su propio espacio dentro del bestiario, supongo, pero sin duda aquí hay posesión o creencia de posesión, que tanto da.
Me ha gustado el tono opresivo y de época que has conseguido. Los diálogos son verosímiles y permiten entrever lo que ocurrió. Muy bien medida la información y retratados los personajes. Si tiene alguna pega es, a mi parecer, la falta de puntos de tensión, sobre todo cuando ya conoces la historia de Romasanta (para mi sorpresa, fue un asesino histórico bien presente en la convocatoria de Calabazas en el trastero). Así, queda un relato profesional, correcto y que se disfruta aunque no te deje la impronta propia de relatos más arriesgados. En cualquier caso, me lo he pasado muy bien leyéndolo.
ps.- lo de los bellos ya te lo han señalado por ahí, ¿no?
De momento, mesarse la barba con parsimonia es propio de psicópatas o de gente trastornada: http://www.ociozero.com/6268/voy-a-mesarme-los-cabellos-que-demonios
Ya perdonaréis que dedique a esto un post. Es que este es un tropiezo muy generalizado.
Después de este comentario, y tras leerme el artículo, solo se me ocurre...
No sabía lo de mesar. Me recuerda a la palabra "álgido", cuyo descubrimiento me dejó también con la boca abierta.
Perdonado, Eddy. El artículo lo escribí para que dejara huella de cara al futuro. En cualquier caso, creo que hay más gente que lo usa mal que bien.
¿Qué pasa con "álgido", Hedrigal?
Que su significado original se refería a muy frío, usado en concreto como término médico para referirse a una fase del cólera, y Dios sabe cómo acabó desarrollando otra acepción que nada tiene que ver con la temperatura: la de momento crítico de un proceso.
Hasta el punto de que nunca leo esa palabra con su primer y original significado y sólo la leo hasta el abuso para referirse al momento cumbre o punto de inflexión en cualquier proceso físico, social, politico, etc...
No disfruta de esa curiosa paradoja que tiene el verbo mesar, donde el verdadero significado y el uso común que se hace son incompatibles, pero me recordó esta anécdota como ejemplo de mal uso que termina siendo no solo aceptado sino normativizado.
Qué curioso. No conocía el origen de la palabra. La pasa un poco como a Occidente, que viene del verbo matar y en cierto modo lo ha mantenido de un modo poético, pero difícil de percibir en ocasiones.
Si tuviera que elegir trece relatos entre los presentados al certamen para publicar una antología sobre posesiones, éste entraría en mi lista de quince preseleccionados tras la lectura de todos ellos.
Aunque su ajuste al tema de la convocatoria es dudoso por la naturaleza propia de la licantropía, siento que funcionaría bien dentro de la antología porque bajo su manto temático el lector asumirá el fenómeno como una posesión. El argumento es sencillo pero fluye y captura la atención del lector, está bien escrito aunque necesita corregir detalles y tiene el atractivo comercial doble de usar un personaje real de la España negra combinado con los hombres lobo. ¿Y a quién no le gustan las historias de hombres lobo?
★★★☆☆
Sin embargo, competiría con otros catorce relatos por conseguir una de las cinco plazas vacantes en la antología, porque desde mi punto de vista hay ocho fijos entre los presentados al certamen. Me sentaría con el editor para analizar si este relato funciona mejor que otros en la selección final, buscando evitar en lo posible la repetición de temáticas, puntos de vista, esquemas, estilos o ideas en el conjunto de la antología.
Igual que otros, yo también le hubiera cambiado el título, parece sacado de una peli de los setenta de Paul Naschy. Un simple “La maldición”, creo que sería más apropiado. Pero aparte de esto y de esos pequeños fallos que ya se han detallado (como ese “bellos” que te los pone de punta al verlo ) la historia me parece muy lograda, con esa base histórica en la persona de Manuel Blanco Romasanta, el famoso hombre lobo gallego.
Respecto a si existe posesión en este caso, bueno, se puede entender que el hombre es poseído por una fuerza que le transforma y le obliga a matar y que no es capaz de luchar contra ella, aunque también se puede pensar que lo vive todo en su cabeza. Tal vez si existiera una descripción física de Romasanta por parte de alguna víctima en el momento del ataque, se podría asegurar al cien por cien que tal posesión es real. Yo por mi parte la doy como válida y le doy cuatro estrellas.
Relato admitido a concurso.
Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.