Máxima discreción
Reseña del cómic de Alfonso López y Andreu Martín publicado en Panini Noir
Con este cómic, Panini Cómics hace una interesante incursión de en la novela negra nacional. El guión de Andreu Martín nos enseña la cara oculta y sórdida de Barcelona sin necesidad, siquiera, de buscar ambientes extremos. En las páginas de Máxima discreción los protagonistas son gente acomodada, en apariencia anodina, pero se convierten en los personajes ideales gracias a un ingrediente determinante: la avaricia.
En efecto, la mayor parte de los escenarios de este cómic no son los típicos de una historia de novela negra. Priman los apartamentos de clase media alta, los chalés y las oficinas, lo que hace que la trama sea aún más demoledora, por lo accesible. No encontraremos ni los barrios empobrecidos por el narcotráfico ni las plantaciones de origen guardadas por milicias paramilitares, sino un punto intermedio de la cadena. Porque, eso sí, otro ingrediente en Máxima discreción, aunque silencioso, es la droga.
La estructura narrativa de la que se vale Martín es sorprendentemente eficaz. Una apertura original y contundente, apenas un salto en el tiempo para terminar de marcar el cuadro y, a partir de ahí, una espiral descendente en la que todo se va a hacer puñetas a una velocidad de vértigo. La cosa funciona a la perfección gracias al retrato que se hace de los personajes, que si bien no profundiza demasiado en ellos, no lo necesita para darles empaque y que el lector sintonice con su historia.
En este sentido, los dibujos de Alfonso López son una pieza clave. El ilustrador no solo crea unos rostros fácilmente reconocibles, sino que los dota de una gran expresividad. Así, podemos saber sobre ellos y lo que sienten con solo verlos tanto como leyendo los textos de apoyo y los diálogos. Nada parece accesorio.
El tratamiento del color y la perspectiva, con esos trazos vivaces que se entrecruzan sin fundirse, contribuye a dar dinamismo a la historia y fuerza a la narración. En algunos momentos geniales, la propia fisionomía de los personajes se trasmuta dejando al descubierto su naturaleza interior, como en una especie de metáfora visual. Todo un espectáculo que contribuye a la riqueza del cómic.
En conjunto, una obra llena de fuerza y de carácter personal, entretenida y con un trasfondo para reflexionar, que se apoya en los elementos clásicos del género pero que sabe darles un sabor propio, y que viene, además, en una edición muy cuidada.
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