Ronda 2: Cocinillas. Pimienta y Conejo, Mortero y termómetro, dulce (Grupo Escudo) - COMPLETO. ender 3 - Tinta Simpática 0

Yo también creo que es más dulce "Ingrediente secreto". Personalmente, no me gustan nada las chicas playboy. Les falta pelo 

Probablemente no lo he sabido entender, pero Calentura no me sabe a dulce. En cambio, Ingrediente Secreto me ha gustado bastante. En cualquier caso, enhorabuena a ambos

Nos presenta Ingrediente secreto un micro que con la dulzura por antonomasia como protagonista: la sonrisa de un niño (niña en este caso). En este aspecto, está perfectamente direccionado a lo que se le exigía, y ciertamente, una vez leído, deja esa sonrisa dulce en el lector. Sin embargo, no me ha gustado la forma en la que se presenta este fondo, que transmite cierta precipitación. La repetición de “pimienta” tan cerca en el primer párrafo se podría haber evitado y la línea de diálogo me pierde un poco (¿quiere decir que la niña ya sabe que ella “es” el postre? ¿o que le lleve el plato a algún lado? Se me queda un pelín cojo el relato debido a que la sensación al leerlo es algo atropellada.

Calenturas es un relato que me pone cachondo (nunca mejor dicho). Siempre he interpretado la gracia de El Dinosaurio en las múltiples interpretaciones que dan esas 7 palabras (¿Cuándo despertó quién? ¿El hombre? ¿El dinosaurio? ¿Se despertó el dinosaurio y se asombró de que estuviese todavía allí? ¿Fue el hombre el sorprendido? ¿Por qué? ¿Porque lo había soñado y al despertar seguía allí? ¿Porque ya estaba antes?... bueno, freno, que me pierdo…) y me da la sensación de que Calenturas ha intentado hacer eso mismo con su revisión. ¿La conejita estaba antes? ¿Era un sueño? ¿Explotó el termómetro? ¿La conejita? ¿El tío? Si es así, me parecería una idea muy, muy ingeniosa. Sin embargo, me decanto más porque esto es una paja mental mía, y no es lo que el autor ha querido expresar. O sí, vete a saber. Lo que no veo de ninguna de las maneras, es la dulzura.

Es un duelo extraño. Me ha motivado más Calenturas, que, como su título indica, ha hecho que me caliente la cabeza bastante. Pero siguiendo criterios objetivos, basándome en la comprensión del texto y, sobre todo, por su mayor acercamiento al tema, me quedo con el Ingrediente secreto.

Por esta noche ya no puedo comer más, así que me pido una infusión y algo dulce que llevarme a la boca. Me dan a elegir entre Ingrediente secreto y Calenturas. El primero se me presenta en el plato un poco deslavazado, no me acaba de convencer ese “Vacío” tan solo, y después esa interrogativa tan larga. Creo que se podría haber estructurado de otra manera esa parte del micro, ahorrando palabras, a lo mejor, de lo que está haciendo la niña, que se me antoja irrelevante. Me parece que toda la narración fluye a trompicones y, aunque se me ocurren pocas más dulces que la sonrisa de un niño o la libertad (como nos ha recordado María Patatafría), el final parece elegido por casualidad.

Del siguiente plato existen tantas versiones y tan diferentes. Desde luego que un bombón siempre seduce, pero esta vez no sé si ha sido el relleno o que el sabor, de tan conocido, resulta empalagoso, que no ha servido para estimular mis sentidos.

Siento decirlo, pero  no me voy nada satisfecho con estos postres. Mi voto se lo voy a dar a Ingrediente secreto, por ser una historia cuya ternura ha hecho que aprecie su sabor dulce con mayor nitidez.