¡Zas, en toda la boca!
Elegí a un personaje que me gustaba, busqué los materiales, diseñé su correspondiente cosplay, fui a estrenarlo a un Salón del Comic, llegué llena de ilusión, y lo primero que me preguntaron al entrar fue:
—¿De qué vas disfrazada?
La esperanza es lo último que se pierde
A sus ochenta años cosía sin dedal, pinchándose a menudo. Esperaba que alguna de las brujas del asilo cambiase la aguja de su costurero por una encantada y el pinchazo trajera el sueño del que la despertaría su príncipe azul.