─Cualquiera hace una tortilla, pero como las que hacía mi abuela…
Tu abuela había hecho ya tres millones de tortillas cuando tú llegaste, mocoso, y además sabe muy bien cómo te gustan. Doraditas por fuera y cruditas por dentro...
Un buen resumen, y enlaza con lo que comentaba yo de las psicosis que se generan en los autores noveles (y sí, Odín, estoy generalizando: es que, si no, no se puede hablar de nada): se nos vende tanto eso de que si tienes talento es llegar y besar el santo, que a veces se nos olvida que escribir, lo que es escribir, es un oficio.
Que sí, que luego está el ingenio, la fantasía, el sentido artístico con el que naces o la genética, si quieres, pero, como en todo, hay curro. Hasta a Mozart tuvieron que decirle en algún momento qué era un piano.
Así que, en efecto, hay que currar. Puedes subcontratar cosas, muchas, casi todas, pero eso no exime del curro. Luego, cada uno ve lo que quiere poder hacer por sí mismo y lo que no.
Lo que veo claro es que todo repercute en el lector, que para el caso es el que dará su tiempo o su dinero por leer tu obra. Si ese lector, y ahora sí generalizo pues creo que pocas excepciones habrá, comienza a leer tu obra y no le llega el texto, por una mala calidad correctora o de edición, la culpa será del que publicó la obra.
Pongamos el caso de comprar una novela autoeditada: abres tu confianza a un nuevo escritor y apuestas, eso sí, un bajo precio por pasar un rato entretenido. Al recibir la obra resulta que encuentras esto: una imagen descuidada de edición y diseño, una tipografía errónea y llena de faltas ortográficas, imágenes pixeladas, una mala adaptación de soporte (ya sé que es exagerado, pero haberlas…), ¿qué pensarás? Os aseguro de que por tu cabeza no pasará la idea de comprar su próximo libro.
Si te importa la calidad de tu trabajo y que te lean de forma fluída para que se capte lo que quieres decir, tienes que aprender todo lo necesario para ello; aunque cueste 300 € o pasar las tardes aprendiendo gramática u ortografía. Es cuestión de calidad, de profesionalidad y de principios. En eso se diferencia lo bueno de lo malo, ya sea a manos de un lector o de un jurado.
─Cualquiera hace una tortilla, pero como las que hacía mi abuela…
Tu abuela había hecho ya tres millones de tortillas cuando tú llegaste, mocoso, y además sabe muy bien cómo te gustan. Doraditas por fuera y cruditas por dentro...
Si lo que te importa es que no te cueste un duro, pues hazlo tú mismo. Vivímos en la era de la información. Aprende de forma seria y si no sabes por dónde empezar pues pregunta. Si el problema no es el dinero, pues gástatelo que hay gente que come con esto, pero si el problema es tu ego o tus principios, pues mal lo llevas, porque ser escritor depende mucho de tener lectores.
Os dejo aquí mi opinión de novato, con todo el respeto a los novatos y a los otros también.