Claramente nos beneficia, no solo a nosotros sino a toda Europa. Lo opuesto a la postura anti-inflacionaria defendida por Alemania y pocos más es el despilfarro del dinero público y la estafa sistemática de la población por parte de sus dirigentes políticos. De modo que Alemania (junto con el euro) es a día de hoy –nos guste o no– el mejor aliado de la población europea frente a sus caciques despilfarradores a los que solo les interesa sufragar los dispendios de sus mega-estructuras estatales. A costa del contribuyente local y, cuando este ya está del todo exprimido, del alemán.
No mezclemos la velocidad con el tocino.
Al gobierno alemán no le importa el despilfarro sino el déficit público. Sólo les importa que no se gaste más de lo que se ingresa. El que se gaste de forma eficiente o se despilfarre en la Iglesia y putas se la suda, así que no nos cuentes de que los alemanes están preocupados porque los políticos españoles no aprovechan sus recursos con eficiencia.
Tampoco les importa que en la actual coyuntura, en una depresión no vista desde 1945 y metidos en la trampa del ahorro, el desempleo alcance una situación dramática. Necesitamos que el Estado detenga esta carrera hacia el ahorro general. Las empresas no invierten. Los consumidores tienen miedo de gastar. Lo que preocupa a la población europea es el nivel de empleo, no el nivel de gasto público.
Dicho de otra forma: la demanda se hunde y tú pides que el Estado recorte el gasto para deprimir todavía más la demanda. Es absurdo.
No, esto que dices es justo lo que Alemania no quiere que hagamos, así que hagámoslo para oponernos. Mantengamos el gasto y dejemos crecer el déficit hasta que Alemania tenga que elegir entre dejar al BCE hacer su trabajo y echarnos del euro.
y dale con la malvada alemania
La cuestión no es si Merkel es buena o mala. Merkel es una política como otra cualquiera: busca, por un lado, lo mejor para su país en relación con el resto. Y dentro de su país busca lo que todo político: mantener su espacio de poder.
Dejando aparte la comparación entre las políticas de austeridad que han hecho a Alemania ahorrar durante los años de burbuja mientras los demás y especialmente la periferia sur incrementábamos el gasto y nuestros políticos nos sangraban y gastaban a manos llenas, la cuestión importante es si la postura de Alemania nos beneficia o (como cren los que le echan la culpa de nuestros males) nos perjudica.
Claramente nos beneficia, no solo a nosotros sino a toda Europa. Lo opuesto a la postura anti-inflacionaria defendida por Alemania y pocos más es el despilfarro del dinero público y la estafa sistemática de la población por parte de sus dirigentes políticos. De modo que Alemania (junto con el euro) es a día de hoy –nos guste o no– el mejor aliado de la población europea frente a sus caciques despilfarradores a los que solo les interesa sufragar los dispendios de sus mega-estructuras estatales. A costa del contribuyente local y, cuando este ya está del todo exprimido, del alemán.
Pues va a ser que no.
El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes, la virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria - Winston Churchill.