Os cuelgo aquí el mensaje que al parecer Alejo dejó en su FB hace unos días y que me ha llegado a través de la lista de correo de Gigamesh. No tiene desperdicio porque refleja muy bien los problemas que puede tener (que tiene, qué demonios) el mundo editorial - librero. Entiendo que es un mensaje abierto (a juzgar por lo que pone).
"Conforme se reparte la novedad de la edición en cartoné de *Danza de dragones*, nos están empezando a llover reclamaciones furibundas de libreros indignados porque no se les sirven todo los ejemplares que habían pedido.
Es comprensible: en los tiempos que corren, de crisis galopante y caída
generalizada de ventas, a nadie le hace gracia no recibir todo lo que
querría del título que nosotros mismos hemos dicho que «está llamado a ser el libro del año». Cualquier librero que las esté pasando canutas tenderá a quejarse (más o menos amargamente) ante tamaña oportunidad perdida.Ante de entrar a lidiar con los detalles, permitidme que explique qué
tiraje hemos hecho de *Danza *y por qué.La venta acumulada que lleva el libro anterior de la serie, *Festín de
cuervos*, es de algo más de 16.000 ejemplares en cartoné. Ojo: venta a librerías. Una parte apreciable de esa cantidad está aún en el mercado, que la implantación de los títulos de *Canción *es más alta que nunca.Con ese dato, y teniendo en cuenta que esta vez editamos el cartoné antes que la edición en rústica, decidimos hacer 20.000 ejemplares. ¡De la edición de lujo! Es una cantida razonable que minimiza el riesgo financiero y que debería permitir tener abastecida la demanda durante las tres semanas de espera que la separan de la edición en rústica prevista para el 12 de julio.
Pero no. Hay libreros deslumbrados por la demanda que se consideran capaces de vender muchísimo más de lo que hayan podido vender del libro anterior de la saga. El recuento de pedidos y reservas que han recibido nuestros distribuidores ¡supera holgadamente la barrera de los 40.000 ejemplares! Así que se les ha tenido que recortar el pedido y se ha empezado a liar parda. Bueno, tampoco tanto, pero el ruido del que son capaces algunos es más que considerable.
Las instrucciones que hemos dado en nuestra red han sido claras: premiar a aquellos libreros que lleven más tiempo con nosotros y en particular a los que cuenten con el mejor historial de venta de fondo. Vender bestsellers es fácil, sobre todo para las cadenas y las grandes superficies; vender fondo es mucho menos rentable y solo a los verdaderos libreros les preocupa ofrecer ese servicio. Es a estos últimos a quienes queremos primar con nuestra política de ventas, y nuestros distribuidores ofrecen desde hace tiempo diversos incentivos comerciales para ayudarlos.
Por supuesto, en las presentes condiciones, prácticamente nadie recibe todo lo que querría... ni siquiera nosotros: la librería Gigamesh recibe un 25% menos de *Danza *que sus ventas acumuladas de*Festín *en cartoné. Víctor, el encargado, se arriesga a tener que ir andando a Andorra para entregar un ejemplar a un cliente al que le aseguró que no tenía que preocuparse por reservarlo, que en la librería no se agotarían...
Para nuestros distribuidores tampoco ha sido ninguna trivialidad decidir cómo repartían la cuota que tenían asignada, y cada uno ha hecho lo que buenamente ha podido, con más o menos acierto. Y por nuestra parte también hemos cometidos errores, desde luego. El más grave atañe a las aperturas nocturnas, a las que se han apuntado con entusiasmo medio centenar de librerías por todo el país. En algunas zonas no hubo nadie a quien se le ocurriera tener en cuenta el impacto de esa promoción, y hay librerías que apenas tendrán ejemplares para abastecer la demanda con la que se encontrarán al abrir la persiana a las 12 de la noche. También nos han llegado quejas de libreros que han recogido un número de reservas anticipadas superior al número de ejemplares que se les ha asignado finalmente.
A todos los que se encuentren en una situación así les debemos una disculpa enorme. Ellos sí tienen motivos objetivos para protestar, y por nuestra parte haremos lo posible para compensarlos por los incidentes. Si os encontráis en una de esas circunstancias, recopilad los datos de los clientes que no podáis atender y buscaremos alguna fórmula para mitigar su frustración. Algo se nos ocurrirá entre todos. Escribidnos a marketing(arroba)gigamesh(punto)com y os atenderemos cuando pase la vorágine.
Pero hay quejas totalmente injustificadas. Que si somos unos vendidos que solo abastecemos a los comercios grandes. Que si somos unos incompetentes que no conocemos el negocio. Que si no hay derecho de que no se le sirva a todo el mundo tantos ejemplares como les dé la gana pedir... Vamos, que somos más malos que la quina y los responsables últimos de todos sus males.
Hay una pregunta que hago a veces que ha servido para abrirle los ojos a más de uno. El año pasado ya tuvimos que bregar con las consecuencias de nuestra política de trabajar por debajo de demanda, y cuando algún librero me venía indignado diciendo que ya estaba bien de no poder reponer nuestros títulos le decía: «Oye, y tú ¿qué tal vendiste las novelas de Harry Potter». Entornaba los ojos para rememorar y, al momento, se le dilataban las pupilas: de repente caía en la cuenta de que estaba vendiendo mucho mejor a Martin. ¿Por qué? Pues porque nuestra editorial no prima el volumen de venta, sino el historial y por el porcentaje de venta de fondo de cada cliente. Se nos podrá acusar de muchas cosas, pero nunca de dar trato de favor a los gigantes del mercado.
Por lo demás, aviso desde ya que tendremos una repetición de la jugada y la oportunidad de corregir errores cuando salga la edición de tapa blanda dentro de tres semanas. Los pedidos de aquellas librerías que decidan repetir o sumarse a las aperturas nocturnas tendrán que tratarse aparte, y los datos que recabemos mañana deberían ayudar a suavizar asperezas. Espero y confío que en toda la cadena de ventas: desde el librero que hace proyecciones de venta inflacionarias, hasta nosotros, pasando por todos y cada uno de nuestros distribuidores.
La forma en la que estamos gestionando el éxito de ventas de los
libros de *Canción de hielo y fuego* no es en absoluto convencional, y cada uno de nuestros errores repercute en experiencia y aprendizaje para todos. Lo más gratificante es ver la cantidad de friquismo que está destapándose en el ámbito del libro y ver la cantidad de libreros que se están volcando con nosotros. A todos ellos, muchísimas gracias. De todo corazón.Quienes no sean víctima de ninguna de las situaciones más problemáticas y, pese a ello, no se sientan satisfechos con mis explicaciones, pues que chinchen a rabiar todo lo que quieran, que tampoco es tan grave."
Asusta pensar en la capacidad que tiene un señor, solo con su cabeza y un teclado, para crear un fenómeno de esta envergadura. Evidentemente son muchos factores; el trabajo de editores, libreros, traductores, la influencia de la tele...
Pero se está hablando de un producto creado por una única cabeza barbuda que mueve pasiones y auténticas millonadas en todo el mundo. No me atrevo ni a echar el cálculo de cuánto supone dieciseis mil ejemplares, solo de uno de los tomos, solo en tapa dura, solo en castellano, en euros.
No tengo ni idea de si los amigos de Gilgamesh están o no llevándolo correctamente. Desde luego un monstruo de esta envergadura no debe ser fácil de conducir, por mi parte no tengo queja, únicamente que me gustaría que reeditasen "Declara" de Powers, a ser posible en bolsillo.
Creo que estos fenómenos, en época de crisis, deberían hacer reflexionar. Evidentemente la literatura es cultura, entretenimiento, formación y riqueza en el sentido más etéreo. Eso es lo importante, desde luego, pero además... Los escritores pueden llegar a ser un grandísimo negocio. No hay nada más productivo que la creación, en cualquier ámbito. Al contrario que en otras parcelas de las que no merece la pena hablar, a más autores de éxito, mejor para todos. Un escritor, como Martin, se lleva un diez por ciento o por ahí de todo lo mucho que genera su trabajo junto al de otros profesionales como libreros, impresores, distribuidores, editores y demás. Todos se dejan ahí las horas buscando las mejores formas posibles de sacarlo adelante y, con las lógicas discusiones y rencillas, estoy seguro de que se esfuerzan y finalmente llegarán a la mejor solución.
Resulta curioso que desaparezcan concursos, uno detrás de otro y se cierren puertas a nuevos escritores por culpa de la crisis, cuando, seguramente, debería ser al revés; por más que algunas veces no se cumplan las expectativas, la aparición de una sola, no digamos de varias, nuevas figuras, sería algo muy bueno para todos. Es imposible que ocurra si no se promociona y es una pena la pérdida de talento que esto puede suponer.
Quizá los próximos Manu Loureiro o Somoza, en lugar de dedicarse a aporrear teclados y generar, además de buenos ratos a millones de personas, un gran volumen de negocio limpio, creativo y sin pisotear a nadie, al ver la falta de oportunidades, se decida a dedicar su tiempo y capacidad a cualquier otra cosa mucho menos beneficiosa.
Una lástima.
Ferrum ferro acuitur