La invención de un silencio

16 posts / 0 nuevo(s)
Ir al último post
Imagen de Anónimo
Anónimo

La invención de un silencio

RICARD VINYES

07-09.jpgOcurrió a media tarde de un día laborable, cuando un paseo me llevó junto a la iglesia de la Purísima Concepción, ubicada en el encuentro de las calles de Aragó y Roger de Llúria del ensanche de mi ciudad. Crucé la entrada para ver de nuevo su hermoso claustro gótico, dos galerías superpuestas de arcos sostenidos en finas columnas rodeando un jardín cuidado y quieto con acceso a la iglesia, de donde procedía una voz. Entré, y en la penumbra fresca del templo oí a un sacerdote que relataba al público los detalles de la persecución de católicos durante la Guerra Civil. Daba nombres, y contaba martirios. Me senté, y escuché una afirmación importante: “Es muy grave que se quiera silenciar lo que nos sucedió, y sólo podamos hablar de lo que pasó en un bando”. Prosiguió el relato y de tanto en tanto regresaba a la misma frase. La anoté, por eso puedo escribirla hoy.

Crecí a 500 metros de aquella iglesia y nada de lo que oía era nuevo para mí. Pasé la niñez y la adolescencia escuchando relatos vecinales sobre sacerdotes escondidos o diezmados, franquistas fugitivos y reuniones clandestinas de la quinta columna. Supe –como tantos niños de mi barrio y escuela–, los destrozos ocasionados en aquella iglesia, en las Salesas y en tantas otras. Heredé las historias de persecución, checas, violaciones domiciliarias y asesinatos bajo el orden republicano porque estaban presentes en la calle, púlpitos, librerías o cines, de manera ostentosa, con honor y gratificación. Cualquiera, en los años sesenta, conoció los desmanes republicanos hasta el empacho. Sentado en aquel templo escuchaba cómo se construye la invención de un silencio que el tiempo y el interés convierten en lugar común.

Es una lástima que no existan todavía hoy investigaciones solventes sobre la represión republicana. Los libros publicados en la dictadura no sirven, porque carecen del rigor mínimo. Los que están apareciendo en los últimos cinco o seis años resultan decepcionantes: sus autores se limitan a reproducir la Causa General sin ningún tipo de contraste ni aparato crítico. Tan sólo un libro publicado en la lejana fecha de 1961 –con varias reimpresiones, la última en 2000–, y firmado por monseñor Antonio Montero Moreno, constituye una obra sólida y rigurosa.

Pero ese es sólo un aspecto del problema. El otro procede de tratar los déficits ciertos de las garantías constitucionales y derechos civiles republicanos con una perspectiva anacrónica y ahistórica al establecer una llamativa exigencia de perfección constitucional y democrática a la Segunda República, prescindiendo de la realidad de las otras democracias occidentales. Se obvia que las guerras, la Primera o la Segunda mundiales, y sin duda las derivadas de los procesos de descolonización, siempre han modificado y convulsionado las prácticas constitucionales de las democracias consolidadas, expresando sus fallos en la vulneración de derechos. Gran Bretaña, Bélgica, EEUU, Francia… limitaron los derechos constitucionales y modificaron sus procedimientos judiciales, y muchos ciudadanos fueron encarcelados en nombre de la guerra. Si los quebrantos constitucionales de la República no se comparan con las prácticas de las otras democracias en situación de guerra, no sólo el anacronismo resulta evidente, también su idealización y consiguiente manipulación. Así, se prescinde o minimiza que desde mediados de 1937, el Gobierno de la República y el de Catalunya –donde se albergaba el primero– incrementaron el proceso de corrección de los fallos derivados de un Estado en guerra que necesitaba defenderse, como cualquier otro Estado democrático, de las agresiones del fascismo y la reacción conservadora, española o extranjera. Y debía hacerlo, también, utilizando sus servicios de inteligencia y corrigiendo sus excesos. Unas correcciones efectuadas en pleno proceso de degradación democrática derivada del mal signo de la guerra, de la consiguiente inestabilidad política y de la creciente falta de recursos y alimentos. Tanto el Gobierno de la República como el de Catalunya coincidían en el reto de restaurar la autoridad política y los derechos civiles que la dinámica de la guerra habían deteriorado. Un camino que Negrín había iniciado con determinación, y que conllevaba la restauración de la libertad religiosa, puesto que su ausencia era considerada como un defecto ético y político, por lo que ambos gobiernos promovieron un proceso gradual del restablecimiento del culto.

Fue en el primero de julio de 1937 cuando todos los obispos –excepto dos– firmaron la epístola que declaraba el golpe de Estado y la guerra teológicamente justificadas, y reclamaba la aniquilación de la República y sus defensores. Esa actitud de la Iglesia aconsejaba a los dirigentes republicanos tener prudencia en el proceso de normalización del culto. Además, la jerarquía católica siempre se opuso a la normalización religiosa, convencida de que la situación de ilegalidad tensaba la situación creando un martirologio que consolidaba la desafección a la República. Ese es el motivo por el cual el vicario capitular de Barcelona, monseñor Torrents, máxima autoridad eclesiástica de la ciudad, se opuso siempre al restablecimiento de la normalidad religiosa amenazando con retirar la licencia a aquellos sacerdotes que aceptasen celebrar actos públicos de culto católico, por lo que cabe preguntarse el grado de responsabilidad de la jerarquía eclesiástica en la persecución de sus propios creyentes. Algo que sí está en silencio.

Ricard Vinyes es historiador

 

Imagen de solharis
solharis
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 21906

Nota histórica: no es la calle de Roger de Llúria sino que su verdadero nombre fue Roger de Lauria. El pseudónimo es resultado de la catalanización nacionalista de los apellidos de algunos de los más famosos almogávares por su origen extranjero.

Imagen de Patapalo
Patapalo
Desconectado
Poblador desde: 25/01/2009
Puntos: 209184

Es interesante este tema. Confieso que el único libro que he leído sobre la Guerra Civil estaba escrito por un norteamericano. Ahora no recuerdo el nombre. Intentaré solucionar esta carencia, porque es un tema que considero importante.

Parte de la sabiduría consiste en saber ignorar algunas cosas.

Imagen de solharis
solharis
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 21906

Me parece que esto debería estar en el foro de Historia pero en fin. 

Sobre los crímenes de guerra en la zona republicana haría dos recomendaciones:

Especialmente interesante para conocer la manipulación informativa en el lado republicano. 

Interesante porque trata sobre la lucha contra los desertores en ambos bandos. Impresiona la desmoralización y falta de motivación de la soldadesca. 

Imagen de Anónimo
natxo (no verificado)

Llevaría un poco de ojo con los libros de esa editorial. Son del ala derecha de la derecha. Colaron una traducción mal hecha a propósito del cónsul Schlayer hablando de Paracuellos...

Como dice Vinyes los testimonios de la época son válidos, pero no son historiografía, sino fuentes, a las que someter a crítica. Los hechos durante el franquismo se están discutiendo sin cesar.

 

PD Lo he puesto en política, tb lo iba a copiar en historia. Es política pq hace referencia al tema de la memoria: el lamento del cura es producto de un desconocimiento y también ejemplo del uso político de la memoria, en este caso del clero y los derechistas por extensión.

Imagen de Cordelia
Cordelia
Desconectado
Poblador desde: 25/03/2010
Puntos: 307

 
El nombre del almirante con el tiempo ha recibido diferentes
modificaciones : el cronista Bernardo Desclot, que era de su tiempo,
le llama Roger de Lluria ; Muntaner le denomina Roger de
Luria; el aragonés Gerónimo de Zurita, Roger de Lauria, y el
analista Felíu de la Peña, Roger de Lluria, al ígual que Desclot ;
pero no era éste su nombre originario, sino el de ROGER DE LORIA que era el de la ciudad de la Basilicata que le vió nacer durante el año 1250.

¿Que se anda revolviendo, Joe?...los martinis y las faldas, como siempre...

Imagen de Anónimo
natxo (no verificado)

Al igual que a Ramon Llull lo llaman Raimundo, o a Alacant la llamaron Alicante, a London, Londres, y qué. No lo veo un apunte histórico para señalar el ultranacionalismo. Yo oigo Raimundo Llullio y me duelen los oídos, pero era correcto en el castellano de la época, tengo entendido.

Imagen de solharis
solharis
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 21906

Llevaría un poco de ojo con los libros de esa editorial. Son del ala derecha de la derecha. Colaron una traducción mal hecha a propósito del cónsul Schlayer hablando de Paracuellos...

He leído el libro de Schlayer pero el de Kornblough me gusta más aunque sea menos conocido. Por cierto, explica lo de la traducción.

Imagen de Anónimo
natxo (no verificado)

A ver, lo primero, que esas dos fuentes creo que son de derechas. Schlayer más aún, pro-nazi. Así que no son estudios serios con conocimiento de la situación global, todos los factores, actores, y deben hacérsele críticas como a cualquier fuente.

En cuanto a las traducciones, en un congreso al que fuí hace años, una conferencia sobre el revisionismo esa editorial y ese libro salieron. Decía en el caso de la edición de Altera, más o menos que creía probable de Carrillo supiera lo de Paracuellos. La traducción real que manejaba el conferenciante era algo como que creía probable que Carrillo dijera la verdad y NO supiera lo de Paracuellos. Algo así, no recuerdo la situación literalmente. El caso es que era verosímil que en un estado algo caótico y habiendo sido nombrado uno o dos días escasos antes de los asesinatos, Carrillo no ordenara nada, sino más bien al contrario, se encargó de poner orden a los asesinatos indiscriminados.

Sin quitar por ello responsabilidad al PCE de gran parte de los crímenes de guerra en toda España, aunque hoy lo hayan olvidado. 

Imagen de Andronicus
Andronicus
Desconectado
Poblador desde: 30/01/2009
Puntos: 1472

Nota histórica: no es la calle de Roger de Llúria sino que su verdadero nombre fue Roger de Lauria. El pseudónimo es resultado de la catalanización nacionalista de los apellidos de algunos de los más famosos almogávares por su origen extranjero.

La calle se llama Roger de Llúria, independientemente del verdadero nombre del personaje. Bien llamáis Jaime el Conquistador a Jaume I, ¿no?

Si nos ponemos quiquillosos con esas tonterías, tendríamos que llamarlo Jacme, que es como él mismo se hacía llamar, tal y como aparece en su Libro de los Hechos. ¿O es que decís London en lugar de Londres, o Al-Qahira en vez de El Cairo?

Y para el caso, Roger de Llúria no era almogávar. Roger de Flor (Rutger von Blom) sí lo era, y aunque nació en Bríndisi, era hijo del halconero alemán de Federico II.

El nombre del almirante con el tiempo ha recibido diferentes
modificaciones : el cronista Bernardo Desclot, que era de su tiempo,
le llama Roger de Lluria ; Muntaner le denomina Roger de
Luria; el aragonés Gerónimo de Zurita, Roger de Lauria, y el
analista Felíu de la Peña, Roger de Lluria, al ígual que Desclot ;
pero no era éste su nombre originario, sino el de ROGER DE LORIA que era el de la ciudad de la Basilicata que le vió nacer durante el año 1250.

Bravo, a eso se le llama eficacia.

Por cierto, su nombre era Ruggiero di Lauria. Su ciudad, que era además su señorío, se llama Lauria, no Loria. Y en catalán, Lauria es Llúria. Así que llamar a Ruggiero de Lauria "Roger de Llúria" no es ninguna catalanización nacionalista de los apellidos (por otra parte, tampoco es un apellido). Os estáis inventando un problema donde no lo hay. Dejad de decir "Enrique VIII", "Catalina la Grande" o "Mahoma" y entonces tendrá sentido esta pataleta.

Andronicus dixit.

 

Imagen de Anónimo
natxo (no verificado)

Suscribo.

Es más, donde sí hubo nacionalización absurda de topónimos fue durante el franquismo.

Imagen de solharis
solharis
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 21906

Triste lo de la traducción de Schlayer. Le hace un flaco favor a un testimonio tan interesante. 

Pero me parece que esta discusión se ha desviado demasiado de un tema tan interesante como el papel de la Iglesia en la guerra y el posterior régimen franquista. ¿Mi opinión? No creo que sea tan sencillo como quieren hacernos creer por una parte y la otra. Inmediatamente asociamos el anticlericalismo a la guerra pero sus raíces son muy anteriores.

En realidad esto había ocurrido, aunque a menor escala, durante aquella primera gran guerra civil que fue la Primera Guerra Carlista. Ocurrida casi un siglo antes ya anticipó muchas de las desgracias que podrían suceder en una gran guerra civil. Los asesinatos de sacerdotes y quemas de templos ya se habían producido entonces, en el campo liberal, y también la llamada del clero a la guerra por las sagradas tradiciones entre los carlistas. Antes de la guerra civil ese desencuentro estaba servido y lo ocurrido sólo sorprendió por la dimensión que alcanzó.

Unos dicen que los sacerdotes fueron perseguidos como respuesta a su discurso legitimador del golpe y los otros que ese discurso fue la respuesta natural a una persecución feroz. No creo que haya una relación lineal tan simple. Estos procesos llevan tiemp y suelen ser relaciones circulares y me parece que esto no es más que debatir sobre si fue antes la gallina o el huevo.

Imagen de Anónimo
natxo (no verificado)

Los golpistas no hablaron tanto de lo clerical. Los tradicionalistas tal vez, pero ni militares ni fascistas lo consideraron principal. La típica seudoestadística de Calvo Sotelo se dio en cualquier década anterior, los enfrentamientos anticlericalistas y clericales en la puerta de iglesias ya se daban en los 20. Fue la iglesia la que dejando de lado lo de la otra mejilla se sumó con gran alegría al golpe. "Plebiscito armado", concepto triste y brutal donde los haya. Lejos de calmar los ánimos de un bando republicano que después del primer momento trató de respetar la libertad religiosa (y quiso restablecer y normalizar el culto una vez pasada la gran violencia primera) la postura de la iglesia comprometió aún más a los católicos y los situó más con la reacción. Los golpistas, al ver ese apoyo, dijeron, 'coño, palante con la iglesia'. Y la actuación de la iglesia como agente parapolicial de la represión injustificable y revanchista de posguerra, salvo casos contados que les honran, es para pedir perdón, no tanto para exigir un recuerdo hoy que ya se dio machaconamente durante 40 años de dictadura. Yo destacaría esa actuación por encima incluso de la que tuvieron durante la guerra. Leer la Iglesia de Franco de Julián Casanova. O Morir, matar, sobrevivir, del mismo y otros autores, queda bien claro que la Iglesia tiene pocos motivos para 'recordar' de nuevo, como si alguna vez se olvidaran las placas conmemorativas de sus iglesias o las misas a franco en el valle de los caídos.

De todas maneras la animadversión de la iglesia hacia la republica fue nada más llegar ésta. No le dieron tiempo ni a dar los primeros pasos. Y su animadversión posterior es justificable desde nuestro punto de vista actual sólo hasta cierto punto. Los politicos republicanos tuvieron algun ramalazo anticlerical, pero la mayor parte de medidas fueron las que cualquier estado actual tomaría. La iglesia vió que su cortijo peligraba y se exacerbó más, pero como digo, es como cuando hoy piden castigo divino a Zapatero, en el contexto actual nadie se inmuta, pero entonces era más problemático. Hoysólo una minoría que escucha la cope cree que españa es el infierno. En aquel entonces tenían más fuerza política, yo creo.

Imagen de solharis
solharis
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 21906

Efectivamente nadie esperaba que ocurriera lo que ocurrió pero haces una acusación muy grave porque va más allá de lo político y es personal. Acusas a los sacerdotes de recibir con alegría las muertes de sus compañeros porque eso les ponía en una situación privilegiada dentro del bando rebelde. Para una acusación así debe demostrarse que la Iglesia no actuó por rabia y dolor sino por puro cálculo. Es algo así como decir que los sindicalistas se alegraban cuando los rebeldes asesinaban a sus compañeros porque eso les daba más prestigio internacional.

Los sacerdotes pertenecen a un gremio (y por favor, no empecemos con aquella discusión, que sabes bien a lo que me refiero con esta palabra) muy solidario. Los sacerdotes se educan en unos pocos centros y luego viven en un mundo muy cerrado donde apenas tienen más amistades que las que se forman entre ellos. Al afirmar que recibieron con alegría las muertes de sus compañeros y amigos estás haciendo un juicio que va más allá de lo político porque les pones a un nivel ético a la altura de la mierda y les quitas su humanidad.

¿Cómo te sentirías tú si mañana tus padres se matan en un accidente y tus amigos te llamaran para felicitarte porque vas a heredarles? Éste tipo de acusaciones necesitan pruebas muy firmes porque cualquier ser humano merece el margen de la duda.

Imagen de Anónimo
natxo (no verificado)

Efectivamente nadie esperaba que ocurriera lo que ocurrió pero haces una acusación muy grave porque va más allá de lo político y es personal. Acusas a los sacerdotes de recibir con alegría las muertes de sus compañeros porque eso les ponía en una situación privilegiada dentro del bando rebelde. Para una acusación así debe demostrarse que la Iglesia no actuó por rabia y dolor sino por puro cálculo. Es algo así como decir que los sindicalistas se alegraban cuando los rebeldes asesinaban a sus compañeros porque eso les daba más prestigio internacional.

Fallo mío. He dicho alegría en sentido de demasiada levedad, velocidad soltura, facilidad, con mucho desparpajo. Se abrazaron, se comprometieron hasta las trancas con un ejército golpista y a una dictadura que no creo que haya que decir mucho sobre sus características criminales. Deberían de pedir disculpas por ello antes de sacar sus muertos a la superficie, como si no hubieran sido ya utilizados por el franquismo como refuerzo del recuerdo de la 'victoria' durante 40 años, vuelvo a decir.

Mi acusación es que algunos alentaron el asesinato político, creo que es impepinable. Fueron delatores, sirvieron en la aplicación de la Ley de Responsabilidades Políticas como testigos acerca del comportamiento de los reos, etc. Lo de que se alegraran de las muertes de los suyos ya sería retorcer el argumento, no se alegran de las muertes de los suyos, en todo caso algunos se alegrarían de la decisión viril y patriótica del ejército y de los españoles que en haz apretado salvaron nuestra patria y nuestra civilización de las garras del comunismo en nuestra hora más oscura.

Vamos, yo creo que eso no se desprende de lo que digo, pero si es así disculpas.

Imagen de solharis
solharis
Desconectado
Poblador desde: 26/01/2009
Puntos: 21906

Se acepta la aclaración y retiro lo dicho. 

Tu acusación tiene poco que comentar porque la mayor parte de la Iglesia apoyó activamente al movimiento y le dio un apoyo que éste no esperaba. Tampoco la Iglesia contaba con un martirio que aumentara de esa forma su prestigio en perjuicio del gobierno republicano. 

Pero si sorprendió fue por la dimensión e importancia que alcanzó porque era de esperar y ni la Iglesia hizo nada por reconciliarse con la izquierda ni ésta se interesó hasta que fue demasiado tarde. Era un desencuentro que había empezado un siglo antes y que había servido a ambas partes para conseguir apoyos, así que el interés por resolverlo era más bien escaso aunque siempre hubiera excepciones. Es el tipo de conflictos que tienen poca o ninguna solución.

 OcioZero · Condiciones de uso