Me indigna la estrechez de miras. Justamente todo lo contrario a lo que predica Jodorowsky en su magnífico «Curso acelerado de creatividad», capaz de entender que una persona no está realmente abierta y, por tanto, es sabia, en el momento que no sabe convertirse en cualquier otra persona o cosa, que no sabe empatizarla y, finalmente, aunque no sea esa persona o cosa, no comprende ese otro punto de vista.