La aventura de los hombres danzantes

Imagen de Micromanías

Sobre el tercer caso de El retorno de Sherlock Holmes

Traducido también como La aventura de los bailarines (o Los bailarines a secas) o La aventura de los monigotes, este relato toma su nombre de su elemento más innovador y original: una serie de dibujos esquemáticos que están en el centro del misterio que habrá de resolver Sherlock Holmes y que el propio lector puede contemplar en el relato, lo que no es baladí, pues es un modo original de invitarle a entrar en la propia historia y ser partícipe de la resolución, lo que puede redundar en una mayor admiración por la capacidad de deducción del detective.

La aventura de los hombres danzantes - Sherlock Holmes - El regreso de Sherlock Holmes
 

La aventura de los hombres danzantes - El regreso de Sherlock HolmesEl problema es que, actualmente, para aquellos que hayan disfrutado ya con algunos juegos de enigmas, este elemento diferencial tiene poco que aportar: el descifrado de códigos tan sencillos debió de resultar sorprendente en la época (fue publicado en 1903), e incluso habría muchos lectores que no pensarían siquiera que pudiera haber un código tras el mismo, pero a día de hoy, sobre todo para un público aficionado a las historias detectivescas y la deducción, poco puede aportar.

Por suerte, el resto funciona bien. La narración es muy entretenida, el ritmo es sostenido (aunque algo desesperante que Holmes no se desplace antes a la casa de su cliente) y tanto los escenarios como los personajes, aunque someramente, están bien trazados, por lo que es una lectura agradable.

El esquema nos trae reminiscencias, curiosamente, del primer caso, Estudio en escarlata, con una historia paralela y secretos nefandos que comunican la trama con ecos de los Estados Unidos. Por fortuna, Arthur Conan Doyle no se empantana con descripciones innecesarias y la narración resta ágil. En particular, el cierre funciona muy bien, con un punto de dramatismo a veces ausente en algunos de sus relatos.

A día de hoy, La aventura de los hombres danzantes tiene más de curiosidad histórica y muestra del ingenio del autor que de relato funcional, pero no por ello se disfruta menos.

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