Órbita decadente

Relato ganador ex aequo del reto 01 (La primera vez), por Bote

No voy a hablar de los susurros. Tampoco voy a describir el miedo que siento.

Lo que quiero narrar es el final, porque es donde me encuentro ahora.

Por lo menos me queda la ventana. Desde la ventana veo mi mundo. Tan azul. A veces me conforto pensando que alguien desde ahí abajo mira hacia arriba y me ve pasar, pequeño y luminoso. Imagino a un niño levantando el dedo, señalando un punto brillante que se mueve frente al negro tapiz de la noche. Dice algo como esto: “Mira papá, una estrella fugaz”. También imagino al padre contestándole que eso, que yo, no es, soy, una estrella fugaz, que debo ser un satélite reflejando el brillo del Sol. Me gusta memorar esto una y otra vez, me llena de algo parecido a la alegría.

Pero no voy a hablar de los susurros de la estática.

Aunque lo llene todo.

A través de la venta veo mi mundo, pero me gusta pensar que es el mundo el que me ve a mí. Ese es el final, lo que quiero contar.

Lo que pretendo contar.

Es un final bonito el ser una estrella fugaz en la mente de un niño.

Mi primer final.

Nunca imaginé que volvería a una Tierra muerta, pero no importa, porque no voy a tocar el suelo. Lo he preparado todo para ello. Entraré de espaldas y así las losetas de cerámica no podrán protegerme del roce mortal de la atmósfera.

Me uniré a los susurros.