17 vivir, revivir, sobrevivir
Reseña del cómic autobiográfico de Álex Santaló publicado por eVolution Cómics
Al igual que ocurre con su título, 17 vivir, revivir, sobrevivir cuenta mucho en muy poco espacio. Esa capacidad de síntesis, de condensar sin perder la esencia, es la primera cosa que me ha impactado de este cómic.
Por supuesto, está el tema, ese elefante en mitad de la habitación al que todo el mundo evita mirar o al que nos referimos de soslayo, como si por no darle demasiado protagonismo nos fuéramos a librar de sus garras. Hablo del cáncer, claro, porque 17 vivir, revivir, sobrevivir cuenta la experiencia de una persona que ha superado nada menos que dos cánceres. Y que, además, es artista, lo que nos ha permitido disfrutar de su experiencia de ese modo mágico capaz de llegar no solo al intelecto, sino también al corazón.
Cuando me planteaba la reseña, he pasado por una fase de negación. Pensaba abrir diciendo que a pesar de no haber vivido el cáncer en primera persona, pero me he dado cuenta de que me equivocaba. No, no he padecido un cáncer, pero sí gente muy cercana, mucha más de la que recordaba, y me he dado cuenta de que, en realidad, es una enfermedad tan común que raro será el que no haya convivido con ella. No es un terror abstracto, sino esa lotería macabra que todo el mundo teme llevarse a casa. Y es precisamente por ello por lo que cuesta hablar de ella: no se la menciona no vaya a ser que llamemos su atención.
Álex Santaló no padece ese miedo. O quizás sí, pero, acostumbrado a padecer, ha sabido imponerse a él para construir un relato sencillo pero lleno de emoción. En él hay algo más que sentirse identificado con las frikadas compartidas, partidas de rol y referencias comiqueras y peliculeras: 17 vivir, revivir, sobrevivir tiene la gracia de abrir ventanas a la realidad en momentos tan precisos que basta una viñeta para dar vida a un personaje y mostrar sus vínculos con los otros. Y basta ese vistazo para compartir la emoción con esa sintonía tan propia de los seres humanos.
Se agradece también que, a pesar de ser seguramente una de las pocas personas con bagaje vital para darlos, no vaya sentando cátedra o dando consejos. Bien al contrario, mantiene con entereza una primera persona, una subjetividad, que no ha tenido que ser sencilla. Da la impresión de que si ha publicado este cómic es por compartir su vivencia, su experiencia vital, sin más pretensión que decir: esto fue así para mí y esto fue lo que me dio fuerzas. Puede haber una salida al final del túnel.
El resultado es un cómic honesto y valiente, lleno de una llana sinceridad que se te gana desde el principio y te lleva por toda una montaña rusa de emociones: sonrisas, auténticas carcajadas, angustia, simpatía y, al menos en mi caso, auténtica emoción que te hace asomar lágrimas en los ojos. En definitiva, 17 vivir, revivir, sobrevivir es una apuesta llena de valor realizada de un modo sobresaliente.
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